Jueves a media tarde, la televisión anunciaba alerta por fuertes vientos. Un ramalazo áspero batió las puertas y postigos, crujió lastimero algún llamador de ángeles de esos que suelen tintinear en la brisa.
Con ese presagio de tormenta —acaso simulacro de sudestada— fuimos llegando a Casa Jaché. Cada cual retornando al Pub desde lugares lejanos, como en esos puertos donde se juntan marineros de todas partes. Así, como en esos bares portuarios, cada nuevo parroquiano fue anunciado por un chiflete de viento colándose puertas adentro.
Ya codo con codo en las mesas de madera, cobijados al calor de la luz tenue y la charla nos olvidamos de las inclemencias del clima, si allá en el Río de la Plata las olas marrones como lomos de leones rompían en la costanera ya no nos importó demasiado.
Abrió la primera ronda de lecturas Juan José Burzi con un cuento inédito que nos transportó de la fría Buenos Aires a la fría Pripiat. Un texto que le puso poesía a las fotos de agonía y óxido de esa ciudad rusa, epicentro de Chernobyl.
Después Eduardo Poggi se sacó el traje de Axolotl y pasó del otro lado del mostrador, como invitado especial, para devolvernos a Buenos Aires, a las simpáticas aventuras de un tallerista non-sancto que no terminan nada bien.
Y de Buenos Aires seguimos el itinerario de Gardel hasta Colombia, pero nosotros sí logramos aterrizar en Cali de la mano de Martín Di Lisio y su fotoficción. La pregunta fue: ¿Cuántos hombres tiene uno que matar para besar a una caleña?
Hizo falta un recreo para descansar de tanto viaje. Algunos valientes marineros se atrevieron al patiecito de Casa Jaché para acallar sus ansias de tabaco. Habrán fumado en contra del viento, como quien fuma una pipa de espuma de mar en la vorágine tormentosa de un castillo de popa.
Y no paramos de viajar: Juan José Burzi nos llevó otra vez de viaje, pero al abismo del deseo humano, de lo que es posible el placer. Eduardo Poggi a su turno nos llevo junto a un tal Gutiérrez al Mundo de la Vida Diferente, otro mundo tenebroso, o tan tenebroso como el nuestro propio.
Para terminar de recorrer los Siete Mares, Miguel Sardegna nos contó de sus vivencias en Japón y que también, entre los souvenirs de cualquier turista -omiyage, diría él, regalos de viaje-, terminó trayéndose a un insólito japonés que, a la fecha, no para de sacarle fotos.
Así se terminaron las lecturas de esta cuarta picada, pero la sobremesa se extendió hasta bien pasada la medianoche. Los que se animaron a salir del puerto se llevaron consigo las postales de las fotoficciones para contarles a los suyos cuánto viajaron esa noche. Otros, como marineros remolones, nos negamos a enfrentar la alerta de vientos allá afuera, demoramos en comernos ese último quesito que fue el de despedida. Próximo puerto en septiembre: “Quinta Picada”.
Ficha Técnica:
Juan José Burzi leyó “Pripiat”, cuento inédito.
“Cuando las rosas caen”, publicado en 2009 en el libro de cuentos Un dios demasiado pequeño, de la Edulp.
Juan José Burzi (Bs. As., 1976), nació en Lanús. Es Profesor Nacional de Inglés.
Publicó cuentos en diferentes revistas (Oliverio, No-retornable, Aurora Boreal, 150 monos).
Publicó Miedo a la oscuridad (cuentos, Estrada, 2005), El trabajo del fuego (nouvelle, Edulp, 2006, Tres mundos (antología de cuentos, El escriba) y Un dios demasiado pequeño (cuentos, Edulp, 2009).
Es miembro del Grupo Alejandría. Desde 2006 dirige y edita la revista de opinión literaria Los Asesinos Timidos.
Eduardo Poggi leyó La trampa (formó parte de los 10 mejores en el último concurso de elaleph.com), y La madriguera (fue publicado en brevesnotanbreves.blogspot.com en enero2010).
Eduardo integra el círculo de escritores “La abadía de Carfax” donde escribe horror y fantasía porque le provoca un goce creativo superior al de la literatura realista. Los sitios web Axxón, Breves No Tan Breves editado (BNTB) por Sergio Gaut Vel Hartman, elaleph, Literarea y Revista Axolotl han publicado algunos de sus cuentos, pinturas y notas sobre plástica.
Su última publicación ha sido el cuento “Tahití” en el suplemento cultura del diario Perfil (Feb2010). Escribió la novela Razones de un homicidio y el libro de cuentos Un año después, ambos inéditos.
A partir de 2010 colabora con una columna en Revista Axolotl donde explora los puntos de contacto entre las artes plásticas y la literatura.
Miguel Sardegna leyó la fotoficción Costumbre japonesa, y Martín Di Lisio leyó la fotoficción Cantarle a Gardel.