El pasado 13 de mayo los axolotes cumplimos con un viejo sueño recurrente: invitar autores a amigos para leer en un bar. ¿A quién no lo conmueve una buena historia leída en voz alta? ¿Cómo evitar la gozosa hipnosis que nos recuerda vaya a saber qué historias que nos contaban desde la cuna o las cavernas?
Sucedió a inicios del otoño, una noche destemplada. Nos fuimos amuchando en Casa Jaché alrededor de los lectores. Algunos parroquianos primero tuvieron sed; después, para acompañar la cerveza, pidieron sendas picadas. Qué duda cabe: de Marlow a esta parte no hay mayor magia que escuchar buenas historias a la luz tenue de un bar, compartiendo unas cervezas.
Se trata de una magia que opera de manera sutil. Por ejemplo, antes de aquella noche todos hubiésemos creído que “suspiro de ángel” era una factura vienesa con azúcar impalpable o una frase sacada de un Powerpoint de autoayuda. Todos menos Martín Hain, que nos develó el misterio de esa fracción mínima de alcohol que se evapora de una botella de buen Bourbon.
Después, Nicolás Correa con su lectura árida nos hizo viajar en el tiempo a un camino polvoriento donde solo se atreven los cuchilleros de ley. Algunos estuvimos tentados de cambiar nuestra botella por una buena garrafa de ginebra.
Y como un bar también es sinónimo de jazz, a los axolotes nos tocó improvisar en el escenario. Descubrimos que las fotoficciones exigen, además de ficción y foto, la calidez de una anécdota previa para sumarnos al fogón.
(A propósito: desde el fondo del salón algunos poetas de incógnito reclamaron su derecho a réplica y es por eso que en las próximas picadas escucharemos fotopoemas).
Antes de la medianoche, la picada se fue diluyendo como se diluye entre saludos y remolonamente cualquier reunión entre amigos. Quién va para dónde, por dónde pasa el 55, hablamos en la semana. Nos vemos la próxima.
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Ficha Técnica:
Martín Hain nos leyó “Informe encontrado en un volquete” y “La porción de los ángeles”.
Tiene publicado un libro: “Ascenso y caída de un descubridor de talentos” (cuentos, Tantalia, 2007); y ha obtenido los siguientes premios: 2° premio en el I Concurso Nacional de Cuentos de Fútbol Roberto Santoro, 2° premio en el XVI CONCURSO LITERARIO LEOPOLDO MARECHAL.
Nicolás Correa nos leyó “Disparos en el agua” y “Hombre que llega y no muere”. Cuentos de sus antologías Engranajes de Sangre y Prisiones terrestres respectivamente. También ha publicado la antología Made in China.
Ha obtenido los premios: Al relato corto, cuento; El ultimo lateral derecho. Municipalidad de San Miguel, 2002. Mejor cuento policial, Un tipo con tiempo libre. Premio Sangre Joven, Ministerio de cultura del Paraguay, 2004. 2do puesto con: El Rayo, relato. Premio de la secretaria de Córdoba, 2006.
Miguel Sardegna y Martín di Lisio leyeron “Paitití” y “Europea Medieval”, fotoficciones inspiradas en fotos de Martín Di Lisio.
Se desconoce la cantidad de picadas y cervezas encargadas por los asistentes.
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