Consejos de Martín Fierro a sus hijos
Hay
hombres que de su cencia
Tienen la cabeza llena;
Hay sabios de todas menas,
Mas digo, sin ser muy ducho:
Es mejor que aprender mucho
El aprender cosas buenas.
Ni
el miedo ni la codicia
Es bueno que a uno lo asalten,
Ansí, no se sobresalten
Por los bienes que perezcan,
Al rico nunca le ofrezcan
Y al pobre jamás le falten.
Bien
lo pasa hasta entre pampas
El que respeta a la gente;
El hombre ha de ser prudente
Para librarse de enojos;
Cauteloso entre los flojos,
Moderado entre valientes.
A
ningún hombre amenacen
Porque naides se acobarda,
Poco en conocerlo tarda
Quien amenaza imprudente,
Que hay un peligro presente
Y otro peligro se aguarda.
Nace
el hombre con la astucia
Que ha de servirle de guía,
Sin ella sucumbiría,
Pero, sigún mi esperencia,
Se vuelve en unos prudencia
Y en los otros picardía.
Muchas
cosas pierde el hombre
Que a veces las vuelve a hallar;
Pero les debo enseñar,
Y es bueno que lo recuerden:
Si la vergüenza se pierde
Jamás se vuelve a encontrar.
Los
hermanos sean unidos,
Porque ésa es la ley primera;
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea,
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de ajuera.
Y
les doy estos consejos
Que me ha costao alquirirlos,
Porque deseo dirijirlos;
Pero no alcanza mi cencia
Hasta darles la prudencia
Que precisan pa seguirlos.
José Hernández nació en los caseríos de Perdriel, en la chacra de su tío Don Juan Manuel de Pueyrredon, el 10 de noviembre de 1834, durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. Educado en el Liceo de San Telmo, en 1846 fue llevado por su padre al sur de la provincia de Buenos Aires, donde se familiarizo con las faenas rurales y las costumbres del gaucho. Con un total de 7.210 versos, Martín Fierro es un poema épico popular que está considerado como una de las grandes obras de la literatura argentina. Fierro narra su vida y lleva a cabo un retrato de la sencillez rural, la independencia y la paz de su espíritu. El gran mérito del autor del Martín Fierro fue llevar a la literatura la vida de un gaucho, contándola en primera persona, con sus propias palabras e imbuido de su espíritu. En él descubrió la encarnación del coraje y la integridad propias de una vida independiente. Para José Hernández, el gaucho era el verdadero representante del carácter argentino, idea que le situó en directa oposición con el curso de los acontecimientos y los intereses políticos de su época.