Las
medicinas ancestrales fueron las primeras y las que perduran, sin
castigar el cuerpo ni someterlo a químicos que conllevan un desgaste
importante en el ritmo de vida y en la felicidad de la persona.
La
sanación chamánica va a la raíz del problema, lo saca a la luz y se
hace una limpieza energética del campo luminoso antes de que llegue al
plano físico. La sanación se llama “Iluminación”.
ILUMINACIÓN: Es una sanación profunda para hacer de los problemas una fuente de poder. Se realiza en un espacio sagrado que, previamente, el chamán lo abre junto con la persona que quiere sanar. Se focaliza un tema a , que dicha persona, con ayuda del chamán, decide cual es.
Una vez decidido el tema, se hace una comprobación de los chakras con
el péndulo y se empieza a trabajar por el primero que esté bloqueado.
Con respiraciones y la llamada de arquetipos o animales de poder, el
chamán, debidamente entrenado y qualificado, la limpieza de energías
tóxicas que están bloqueando a la persona en este momento (miedos,
ansiedad, rabia, etc.). Con ayuda de sonido terapeutico (tambor, maraca o flauta) y una relajación después , se ilumina el chakra. La persona se siente más liviana, feliz y enérgica.
Arquetipos
En
la cosmovisión andina, cada una de las 4 direcciones (Sur, Oeste,
Norte, Este) están vinculadas con un animal de poder arquetípico que
representa e determinados valores. Cada uno de estos animales además
irradia una vibración de energía diferente y nos ayuda en determinadas
circunstancias de nuestra vida. Serpiente (Sur): La serpiente
(Sachamama) nos enseña a dejar atrás nuestro pasado, lo que ya no nos
sirve, lo que no necesitamos, de una sola vez, como lo hace ella al
mudar de piel, Alberto Villoldo dice que “la serpiente simboliza el
conocimiento, la sexualidad y la sanación”. La invocamos cuando
necesitamos sanar, desapegarnos de situaciones, personas, relaciones que
no nos hacen bien. Está asociada al cuerpo físico y al Ukhu Pacha
(“mundo de abajo”).
Jaguar
(Oeste); El jaguar (Otorongo) nos enseña a caminar con gracia y
belleza, sin miedo y sin enemigos, y a dar el salto hacia la próxima
vida cuando llega el momento oportuno. Dice Villoldo “el jaguar implica
la transformación súbita, vida y muerte (…) ayuda a desmembrar aquello
que debe morir con el fin de que algo nuevo pueda nacer”. Está asociado a
la mente y al Kay Pacha (“mundo del medio”). Colibrí (Norte): El
colibrí (Q´enti) nos enseña a obtener sabiduría de cada experiencia,
tanto buena como mala, y a que tenemos la capacidad de cambiar de
dirección en nuestro vuelo cuando le deseamos. Según Villoldo
“representa el coraje que se requiere para embarcarse en un viaje épico”
(cada año los colibríes migran de Brasil a Canadá, un viaje
aparentemente imposible para aves de su tamaño). “La energía del colibrí
nos impulsa a ese viaje épico que nos llevará de vuelta a nuestro
origen, donde nació nuestro espíritu”. El colibrí está asociado al alma y
al Hanaq Pacha (“mundo de arriba”). Cóndor y Águila (Este): El
Cóndor (Kuntur) y el Aguila nos otorgan el poder de la visión. Nos
enseñan a elevarnos hacia las alturas para poder ver el todo, sin que
los pequeños detalles de nuestra vida nos detengan o interfieran en
nuestra misión. Villoldo afirma que “las energías del águila nos ayudan a
encontrar la visión directriz de nuestra vida. Los ojos del cóndor ven
el pasado y el futuro, y nos ayudan a saber de dónde venimos y en qué
nos vamos a convertir”. Estos animales están asociados al mundo del
espíritu y representan el poder autotrascendente de la naturaleza.