Del verdurazo a la soberanía alimentaria
“¿Por qué es un tabú tan grande hablar de
reforma agraria, hablar de la tierra en
Argentina?” pregunta Rosalía Pellegrini,
de la coordinación nacional de la Unión de
Trabajadorxs de la Tierra (UTT), empezando el
diálogo. Y contesta: “Porque hay un poder
económico, cultural, dominante que fundó
este país sobre la matanza de pueblos
originarios y en guerra con un sector de la
sociedad. Se quedaron con la tierra y
llevaron adelante un modelo liberal para
pocos en la Argentina. Siguen siendo las
familias que tienen el poder económico hoy,
y que nos gobernaron en los últimos 4 años.
Ese sector de poder impoluto sigue queriendo
arrogarse la representación y síntesis del
campo, pero expresa una estructura agraria
de concentración y especulación, como lo
demostró antes de la cuarentena con el
lockout patronal”.
Los fríos números del Censo Nacional
Agropecuario de 2018 reflejan lo que arde
tierra adentro: desde el año 2002, se perdió
la cuarta parte del total de establecimientos
agropecuarios (EAPs). Desde 1988, el 41,5%.
Mientras la superficie promedio por EAP pasó
de 550 a 690 hectáreas, en la punta de la
pirámide el 1% concentra el 36,4% de la
propiedad cuando, abajo, casi el 55% de los
productores tienen sólo el 2,25% de la tierra.
Y estamos hablando de propiedad… que ya es
decir mucho.
“Hoy el problema alrededor de la tierra es
la presión que ejerce el modelo sojero. Ayer
fue el trigo, anteayer fue la ganadería. La
concentración de la tierra (sea a través de
la propiedad nacional o extranjera, o través
de arrendamientos) obviamente dificulta el
acceso a la tierra para la agricultura
familiar y campesina de los pequeños
productores que, sin embargo, producimos la
mayoría de los alimentos. Así que la lucha
por la tierra en UTT se dio desde el momento
cero, cuando surge la organización”.
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