1547 / 25 - CUMBRE TRUMP-XI EN BUSAN: UNA TREGUA TÁCTICA EN LA RIVALIDAD COMERCIAL ENTRE ESTADOS UNIDOS Y CHINA ( Ricardo Martins )

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Nov 12, 2025, 1:19:38 AM (3 days ago) Nov 12
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RGE 1547 /25

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CUMBRE TRUMP-XI EN BUSAN: UNA TREGUA TÁCTICA EN LA RIVALIDAD COMERCIAL ENTRE ESTADOS UNIDOS Y CHINA 

Ricardo Martins.


06 de noviembre 2025

Trump abandonó Busan declarando un “éxito total”, pero Xi se llevó la ventaja. Tras las sonrisas y las pausas arancelarias, China convirtió silenciosamente la tregua comercial en un largo juego de control estratégico.


La tan esperada cumbre entre el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping, celebrada al margen de la Cumbre de la APEC en Busan, Corea del Sur, supuso la primera reunión de alto nivel entre ambos líderes desde que Trump volvió a ocupar el cargo.

Aunque la reunión generó titulares optimistas y declaraciones grandilocuentes por parte de Trump, su contenido revela una distensión cautelosa y temporal de las tensiones, más que un avance estratégico.

Principales resultados económicos

Según el Ministerio de Comercio de China (MOFCOM), ambas partes acordaron un paquete de suspensiones recíprocas de un año y ajustes arancelarios destinados a calmar las relaciones comerciales y crear un espacio para nuevas negociaciones:

  • Alivio arancelario de Estados Unidos: Washington acordó cancelar los “aranceles al fentanilo” del 10 % —impuestos sobre las exportaciones químicas y farmacéuticas chinas vinculadas a la crisis de los opioides sintéticos— y suspender durante un año los aranceles recíprocos del 24 % sobre una amplia gama de importaciones chinas, incluidos los productos de Hong Kong y Macao.
  • Respuesta china: Pekín se comprometió a ajustar o suspender sus aranceles de respuesta en consecuencia y a mantener determinadas medidas de exclusión arancelaria, un gesto interpretado como una señal limitada de buena voluntad hacia los exportadores estadounidenses.
  • Control tecnológico y de las exportaciones: Estados Unidos suspenderá durante un año la aplicación de una norma anunciada el 29 de septiembre de 2025, que ampliaba las restricciones de su “lista de entidades” a cualquier empresa participada en al menos un 50 % por una entidad sancionada. China, paralelamente, congelará durante un año sus medidas de control de las exportaciones de tierras raras del 9 de octubre, a la espera de su revisión.
  • Investigaciones industriales: Estados Unidos también suspenderá la aplicación de las investigaciones de la Sección 301 dirigidas a las industrias marítima, logística y naval de China. Pekín suspenderá las contramedidas correspondientes una vez que la moratoria estadounidense entre oficialmente en vigor.
  • Otros acuerdos: Ambas partes acordaron cooperar en la lucha contra las drogas (fentanilo), la expansión del comercio agrícola (comprando de nuevo soja estadounidense) y la resolución de disputas corporativas individuales. Pekín también confirmó los avances en el tratamiento regulatorio de TikTok, mientras que Washington reconoció los compromisos de inversión anteriores realizados en las conversaciones económicas y comerciales de Madrid.

“La cumbre Trump-Xi en Busan es un ejemplo de asimetría diplomática. Trump declaró la victoria; Xi consolidó silenciosamente su control”


La óptica inmediata

Desde la perspectiva estadounidense, Trump presentó la reunión de Busan como un triunfo. A bordo del Air Force One, declaró un éxito de “12 sobre 10”, destacando los recortes arancelarios, un “avance en el tema de la soja” y lo que describió como “una solución sobre las tierras raras”.

El mensaje de la Casa Blanca enmarcó la cumbre como una prueba de la destreza negociadora de Trump: restaurar la equidad y mantener a China ‘bajo control’.

La reacción de Pekín no pudo ser más diferente. Las declaraciones oficiales fueron escasas y tranquilas:

China y Estados Unidos están dispuestos a prosperar juntos”decía la breve nota de Xinhua.

No hubo confirmación alguna de concesiones en materia de tierras raras. El tono de Xi Jinping sugería deliberación, paciencia y búsqueda de la estabilidad, más que concesiones.

El núcleo oculto: las tierras raras y los minerales estratégicos

Detrás de la coreografía diplomática se esconde el verdadero campo de batalla: los minerales estratégicos.

China refina más del 90 % de los elementos de tierras raras del mundo, esenciales para la fabricación de alta tecnología, desde teléfonos inteligentes y turbinas eólicas hasta sistemas de guía de misiles.

En septiembre de 2025, poco antes de la cumbre, Pekín introdujo nuevas normas de concesión de licencias que exigen la autorización de exportación de todos los materiales de tierras raras procesados y enriquecidos por motivos de “seguridad nacional”.

Esta norma otorga a Pekín la capacidad de convertir la cadena de suministro mundial en una “cadena de presión”. Incluso si las tierras raras se extraen en Australia o África, casi siempre se refinan en China.

La industria de defensa estadounidense está especialmente expuesta: cada avión de combate F-35 requiere aproximadamente 450 kilogramos de componentes de tierras raras. Sin el suministro chino, los costes y los plazos de producción se dispararían.

Por lo tanto, la afirmación de Trump de que la cuestión de las tierras raras estaba ‘resuelta’ se considera útil desde el punto de vista político, pero sin fundamento en la realidad. El decreto chino sobre las licencias de exportación sigue intacto y Estados Unidos no ha confirmado ninguna concesión. La influencia de Pekín se mantiene.

Calendario político y cálculos internos

Desde la perspectiva de Pekín, el periodo de suspensión de un año le da tiempo. China entiende que el calendario político estadounidense, con las elecciones de mitad de mandato y los primeros movimientos de campaña, crea presión para un alivio económico visible.

Las suspensiones arancelarias reducen los precios de las importaciones estadounidenses y alivian las preocupaciones inflacionistas, lo que ayuda políticamente a Trump.

Para China, se trata de concesiones reversibles que pueden restablecerse si las relaciones se deterioran de nuevo.

El cálculo refleja una asimetría de ritmo: Trump necesita titulares; Xi necesita continuidad estratégica.

Por lo tanto, la cumbre se asemeja a un armisticio temporal: un alivio táctico para ambas economías sin alterar la rivalidad estructural.

Implicaciones económicas y geopolíticas más amplias

  • Estabilización comercial: La suspensión de los aranceles y los controles a la exportación ofrece previsibilidad a corto plazo a las empresas de los sectores logístico, marítimo y de alta tecnología. Los mercados respondieron con cautela, pero de forma positiva.
  • Alcance del Sur Global: Los analistas señalan que Pekín profundizará simultáneamente sus lazos comerciales con la ASEAN, África y América Latina, ampliando los acuerdos de libre comercio (ALC) para reducir la presión de Estados Unidos.
  • Autosuficiencia tecnológica: el nuevo Plan Quinquenal de China (2026-2030) hace hincapié en la autosuficiencia tecnológica y el «desarrollo de alta calidad», lo que indica una mayor reducción de las importaciones de tecnología estadounidense y una aceleración de la innovación nacional.
  • Ambigüedad estratégica: la cuidadosa retórica de Xi Jinping (prosperidad mutua, cooperación, respeto) proyecta un liderazgo tranquilo y posiciona a China como un estabilizador responsable en medio de la volatilidad occidental.
  • Dominio de las tierras raras como palanca: la «válvula» de la cadena de suministro sigue en manos de Pekín, lo que subraya la capacidad de China para transformar la interdependencia comercial en influencia estratégica.

Una cumbre de contrastes

La reunión de Busan reveló dos culturas políticas distintas:

-La presidencia teatral estadounidense, ávida de victorias rápidas y cuantificables y de éxitos televisados.

-La política civilizatoria china es tranquila, gradual y con una perspectiva de décadas.

La diplomacia performativa de Trump generó atención, pero pocos logros irreversibles. El silencio de Xi, por el contrario, logró lo contrario: cedió poco, pero se mostró cooperativo.

Evaluación estratégica

En esencia, la cumbre de Busan produjo un alto el fuego táctico de un año en la guerra comercial, no un tratado de paz. Restableció el diálogo, redujo la tensión arancelaria y mejoró la confianza empresarial a corto plazo, pero dejó sin resolver las disputas fundamentales:

(i) la desconexión tecnológica y los controles a la exportación; (ii) la creación de alianzas estadounidenses en torno a minerales críticos (con Australia, Japón y la India); y (iii) las cuestiones de seguridad sobre Taiwán, el mar de la China Meridional y el ciberespionaje.

Como resumió un analista, Trump se marchó entre aplausos; Xi se marchó con ventaja.

Como consecuencias más amplias de la cumbre, señalaría tres puntos:

-Estados Unidos sigue dependiendo en gran medida de los insumos industriales chinos, mientras que China sigue dominando la fabricación intermedia.

-Pekín ha demostrado que puede modular los mercados mundiales sin una confrontación abierta.

-La breve distensión puede ayudar a ambos líderes en sus países: a Trump a proclamar la victoria y a Xi a garantizar la estabilidad, pero la rivalidad subyacente persiste.

Conclusión

La cumbre Trump-Xi en Busan es un ejemplo de asimetría diplomática. Trump declaró la victoria; Xi consolidó silenciosamente su control. Estados Unidos consigue una pausa en la escalada arancelaria, un modesto alivio comercial y una mejora de su imagen política interna.

China gana tiempo, influencia y un dominio continuado en los minerales estratégicos.

Si 2018 marcó el inicio de la guerra comercial, 2025 puede marcar el comienzo de su coexistencia controlada: una tregua dictada no por la confianza, sino por la necesidad.

Traducción nuestra


*Ricardo Martins, doctor en Sociología, especialista en política europea e internacional, así como en geopolítica.

Fuente original: New Eastern Outlook

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