Se sabe que la impresionante flota de Zheng He, llegó hasta África. Y un mapa sugiere que pudo visitar América en 1418. Pero hay más bruma y revisionismo que certezas respecto al gran hito de los Ming
Cuando los océanos aún eran espejos sin nombre; cuando Europa tanteaba los límites de su propio horizonte; cuando el viento era un mensajero de los dioses y no un instrumento de los hombres, un explorador eunuco musulmán que medía casi dos metros se alzó desde el corazón de la China imperial para medir el pulso del mundo. El almirante Zheng He, que así se llamaba este gigantón, dirigía una flota colosal que surcaba los mares en el siglo XV sirviendo al emperador Yongle, tercero de la dinastía Ming, más conocido como Dragón Celestial.
Zheng estuvo al frente de siete expediciones entre 1405 y 1433 a bordo de los baochuan, los «barcos del tesoro», enormes navíos de madera de hasta nueve mástiles y 120 metros de eslora que eclipsaban a las posteriores carabelas ibéricas. Sus flotas recorrieron el Océano Índico, visitaron las costas de Ceilán (la actual Sri Lanka), la Península Arábica, y llegaron hasta los puertos de África Oriental. Su misión, cuentan los historiadores chinos, no era la de un conquistador ni un misionero. No pretendía colonizar sino dar a conocer a otros pueblos el esplendor de la dinastía Ming y obligar a los gobernantes de tierras lejanas a ofrecer tributos a cambio de rutas comerciales.
Rescatamos este 12 de octubre la historia de Zheng porque algunos eruditos contemporáneos y entusiastas revisionistas defienden que el explorador chino personalmente, o al menos algunos de sus capitanes, alcanzaron las costas de América y que esto lo hicieron 71 años antes de la llegada de Cristóbal Colón. Una hipótes, popularizada por primera vez por el escritor y ex comandante de la Armada británica Gavin Menzies, quien publicó a principios de siglo un libro, 1421: El año en el que China descubrió América, en el que presenta una serie de mapas supuestamente dibujados por marineros de la flota de Zheng en el que se aprecia el continente americano.
Menzies sostiene que fue Zheng y no Colón quien se habría anticipado a la globalización, navegando hasta el Nuevo Mundo con un espíritu de diplomacia, no de conquista. Pero la realidad es que hay una corriente dominante de académicos que alega que no existe evidencia arqueológica ni documental convincente que permita vincular las flotas de Zheng con América, y que las crónicas imperiales no citan nada sobre travesías más allá de África.
Las tesis de Menzies aparecen también en otro libro publicado el año pasado (Exploración global china en la era precolombina) por la académica chino-estadounidense Sheng-Wei Wang. «De los siete formidables viajes de Zheng He, con más de 300 barcos y casi 30.000 personas a bordo, se conserva muy poca documentación. A su regreso del último viaje, China había experimentado un cambio hacia una política aislacionista, con un nuevo emperador que había abandonado la exploración marítima, y gran parte del registro histórico de las expediciones de Zheng fue destruido, por lo que continúa siendo un misterio hasta dónde pudieron llegar», señala la autora, que cita varias cartas náuticas que señalarían áreas desconocidas del Caribe antes de la llegada de Colón a Bahamas en 1492, como las dibujadas por el cartógrafo italiano Zuane Pizzigano.
Wang también toma como referencia el primer mapamundi conocido escrito íntegramente en mandarín, publicado en 1602 por el misionero italiano Matteo Ricci, pionero jesuita en China que introdujo el cristianismo y la cultura occidental en la dinastía Ming. Se considera que el mapa de Ricci se inspira en planos originales europeos, pero Wang asegura que, tras analizarlos, llegó a la conclusión de que la fuente original se encontraba en mapas probablemente dibujados por marineros de la flota de Zheng durante sus siete viajes. Uno de los ejemplos que presenta es que Ricci ubica la actual isla de Cabo Bretón, en la costa atlántica de Canadá, dividida en dos por un canal existente que no aparece en ningún mapa europeo antiguo. Su teoría, compartida en otro estudio de un arquitecto y un topógrafo canadiense, es que los chinos habían llegado a la isla en 1433.
Los historiadores chinos cuentan que Zheng He nació lejos del mar, en la provincia de Yunnan, que terminó capturado por los mongoles, quienes castraron al explorador durante su pubertad. Zheng, como tantos otros niños eunucos, terminó sirviendo en la corte imperial de la entonces capital, Nanjing, donde fue ascendiendo hasta convertirse en el consejero principal del emperador. En 1405, se embarcó en el primero de sus siete viajes, llegando a las costas de Vietnam, atravesando el estrecho de Malaca y navegando hacia el oeste a través del Índico. En la cuarta expedición alcanzó el estrecho de Ormuz, en el golfo Pérsico. Los viajes posteriores fueron aún más hacia el oeste, entrando en el Mar Rojo hasta la costa de África Oriental. Luego, según la versión alternativa alejada del consenso historiográfico, la flota habría seguido hasta la desembocadura del río Orinoco (Venezuela) y, más adelante, hasta el estrecho de Magallanes.
El británico Menzies, que pasó 15 años estudiando registros históricos y mapas antiguos, también apuntaba en su libro que los barcos liderados por Zheng llegaron a alcanzar lo que hoy es Australia, 350 años antes de la llegada de la expedición dirigida por el capitán James Cook (1770). Hace una década, un equipo de arqueólogos australianos encontró una moneda de la dinastía Qing que dataron de entre los años 1735 y 1795. El jefe de la excavación manifestó que se trataba de otra prueba más de que los chinos habían tenido contacto con los aborígenes de la región antes de la llegada de los británicos
Sobre el «descubrimiento» de América, en 2006, en la prensa internacional hizo mucho ruido la comparecencia de un abogado chino, Liu Gang, que aseguró haber encontrado en una librería de Shanghai un mapa de 1763 con trazados de los cinco continentes que tenía una anotación en la que aclaraba que era una reproducción de otro mapa de 1418. Muchos expertos internacionales señalaron que aquel mapa era claramente un engaño.
La duda, acentuada por los revisionistas, persiste como una bruma sobre el mar. Sólo hay vestigios de rutas, fragmentos de leyendas y algunos mapas que insinúan una presencia oriental en América antes de 1492. Zheng He fue el almirante que surcó los océanos al frente de flotas más vastas que cualquier sueño europeo de su tiempo. Pero más allá de África, de los confines del Índico, se abre un silencio que muchos dentro y fuera de China continúan pretendiendo llenar: ¿pudo aquel explorador chino alcanzar las orillas de un Nuevo Mundo que Colón aún no había ni soñado? @
-----------------------------------------------------------------------------------------