912/21 - El emirato talibán y la nueva realidad geopolítica (Pepe Escobar)

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Aug 16, 2021, 8:01:20 PM8/16/21
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RGE 912/21

El emirato talibán y la nueva realidad geopolítica

PEPE ESCOBAR, ANALISTA INTERNACIONAL DE ASIA TIMES

16/8/21

Al final, el momento de Saigón sucedió más rápido de lo que esperaban los “expertos” en inteligencia occidental. Los acontecimientos son para un anal histórico : cuatro días frenéticos que concluyeron con el triunfo de una guerra relámpago desarrollado por una guerrilla campesina. Todo al estilo afgano: mucha persuasión, muchos acuerdos tribales, cero columnas de tanques, mínima pérdida de sangre.

El 12 de agosto preparó el escenario, con la captura casi simultánea de Ghazni, Kandahar y Herat. El 13 de agosto, los talibanes estaban a solo 50 kilómetros de Kabul. El 14 de agosto comenzó con el asedio de Maidan Shahr, la puerta de entrada a Kabul.

Ismail Khan, el legendario León de Herat, llegó a un acuerdo de autoconservación y los talibanes lo enviaron como mensajero a Kabul: el presidente Ashraf Ghani debía retirarse.

El sábado, los talibanes tomaron Jalalabad y aislaron Kabul desde el este hasta la frontera afgana-pakistaní en Torkham, puerta de entrada al paso de Khyber. Por la noche, el mariscal Dostum huía con un grupo de militares a Uzbekistán a través del Puente de la Amistad en Termez; horas más tarde los talibanes se apoderaron del palacio de Dostum al estilo Tony Montana.

A primera hora de la mañana del 15 de agosto, todo lo que le quedaba a la administración de Kabul era el valle de Panjshi -una fortaleza en lo alto de las montañas-, y unos cuantos Hazaras dispersos: no hay nada en esas hermosas tierras centrales, excepto Bamiyán.

Hace exactamente 20 años, estaba en Bazarak preparándome para entrevistar al León del Panjshir , el comandante Masoud, que estaba preparando una contraofensiva contra … los talibanes. La historia se repite, pero, con un giro radical. Esta vez he tenido acceso a un video que explica cómo los talibanes aplican la estrategia de las células dormidas de las guerrillas, estas ya estaban en el Panjshir.

Luego, a media mañana del domingo, todo el mundo ha visto la recreación del “momento de Saigón” con un helicóptero Chinook sobrevolando el techo de la embajada estadounidense en Kabul.

La guerra terminó

El mismo domingo, el portavoz talibán Mohammad Naeem proclamó: «La guerra ha terminado en Afganistán», y agregó que pronto se anunciaría el nuevo gobierno.

Los hechos sobre el terreno son mucho más complicados. Desde el domingo por la tarde se han llevado a cabo intensas negociaciones. Los talibanes estaban dispuestos a anunciar la proclamación oficial del Emirato Islámico de Afganistán en su versión 2.0 ( fue 1.0 desde 1996 a 2001). El anuncio oficial se haría dentro del palacio presidencial.

Sin embargo, lo que quedaba del Equipo Ghani se negaba a transferir el poder a un consejo coordinador, que de facto establecerá la transición. Lo que quieren los talibanes es una transición fluida: ahora el país será el Emirato Islámico de Afganistán.

El lunes, una señal del compromiso la dio el portavoz de los talibanes, Suhail Shaheen. El nuevo gobierno incluirá a funcionarios no talibanes. Se refería a una próxima «administración de transición», probablemente codirigida por el líder político talibán Mullah Baradar y Ali Ahmad Jalali, un exministro de asuntos internos que también fue, en el pasado, un empleado de Voice of America.

Al final, no hubo Batalla por Kabul. Miles de talibanes ya estaban dentro de la capital, organizados en células durmientes. El grueso de sus fuerzas permaneció en las afueras. Una proclama oficial de los talibanes les ordenó no entrar en la ciudad, que debería ser capturada sin luchar, para evitar bajas civiles.

Los talibanes avanzaron desde el oeste, pero «avanzar” en este contexto, significaba conectarse con las células durmientes de Kabul, que para entonces ya estaban completamente activas. Tácticamente, Kabul fue rodeada en un movimiento de «anaconda» desde el norte, sur y oeste y, con la captura de Jalalabad, aislado desde el este.

En algún momento de la semana pasada, un servicio de inteligencia de alto nivel debió susurrarle al comando talibán que los estadounidenses iban a «evacuar». Podría haber sido la inteligencia de Pakistán, incluso la inteligencia turca, con Erdogan jugando su característico doble juego en la OTAN.

La caballería de rescate estadounidense no solo llegó tarde, sino que también se vio atrapada en un típico error estratégico, ya que si bombardeaba lo haría sobre sus propios activos dentro de Kabul. Este horrible momento se agravó cuando la base militar de Bagram (el Valhalla de la OTAN en Afganistán durante casi 20 años) fue finalmente capturada por los talibanes.

Esto llevó a Estados Unidos y a la OTAN a literalmente suplicar a los talibanes que les permitieran evacuar por aire todo lo que tenían en Kabul. Un hecho geopolítico que afecta mortalmente la credibilidad de los militares estadounidenses.

Ghani contra Baradar

La apresurada huida de Ghani es material de “una historia contada por un idiota”, sin el patetismo del genial Shakespeare. El meollo de todo el asunto fue una reunión de último minuto entre el ex presidente Hamid Karzai y el eterno rival de Ghani, Abdullah Abdullah.

Discutieron en detalle a quién iban a negociar con los talibanes y quienes para estaban preparados para una posible batalla por Kabul, esto último una línea roja, supuestamente inamovible de la OTAN. .

Entonces, Ghani desapareció del palacio presidencial sin siquiera dirigirse a los posibles negociadores. Con su esposa, su jefa de personal y asesora de seguridad nacional, escapó a Tashkent, la capital de Uzbekistán. Unas horas más tarde, los talibanes ingresaron al palacio presidencial.

Al comentar sobre la fuga de Ghani, Abdullah Abdullah no se anduvo con rodeos: «Dios lo hará responsable». Ghani, un antropólogo con un doctorado de Columbia, es uno de esos casos clásicos de emigrados a Occidente que “olvidan” todo sobre sus tierra original.

Ghani es un pastún que actuó como un arrogante neoyorquino. O peor aún, un pashtún titulado, que a menudo demonizaba a los talibanes, que son abrumadoramente pashtunes..

Una derrota que puede servir de ejemplo

Geopolíticamente, lo que importa ahora es cómo los talibanes han escrito un guión completamente nuevo, mostrando como en las tierras del Islam, y también en el Sur Global, se puede derrotar al imperio aparentemente invencible de Estados Unidos y la OTAN.

Los talibanes lo hicieron con fe islámica, paciencia infinita y fuerza de voluntad; con aproximadamente 78.000 combatientes, 60.000 de ellos activos, muchos de ellos con un entrenamiento militar mínimo, sin respaldo de ningún estado (Vietnam tenía China y a la URSS). Los talibanes derrotaron al tío San sin contar con los cientos de miles de millones de dólares que inyectó yankilandia, sin fuerza aérea y sin tecnología de punta.

Confiaban solo en sus Kalashnikovs, granadas propulsadas por cohetes y camionetas Toyota, antes de capturar los drones y helicópteros estadounidenses.

El líder talibán Mullah Baradar ha sido extremadamente cauteloso. El lunes dijo: «Es demasiado pronto para decir cómo nos haremos cargo de la gobernanza». En primer lugar, los talibanes quieren «que las fuerzas extranjeras se vayan antes de que comience la reestructuración».

Baradar es un personaje interesante. Nació y creció en Kandahar. Ahí es donde los talibanes en 1994, tomaron la ciudad casi sin luchar y luego, equipados con tanques, armas pesadas y mucho dinero en efectivo (para sobornar a los comandantes locales)capturaron Kabul hace casi 25 años, el 27 de septiembre de 1996. Anteriormente, el Mullah Baradar luchó en la yihad de la década de 1980 contra la URSS, y tal vez lo hizo, codo con codo con Mullah Omar..

Después del bombardeo y la ocupación estadounidenses -posteriores al 11 de septiembre- el mulá Baradar y un pequeño grupo de talibanes enviaron una propuesta al entonces presidente Hamid Karzai sobre un posible acuerdo que permitiría a los talibanes reconocer al nuevo régimen. Karzai, bajo la presión de Washington, lo rechazó.

Baradar fue de hecho arrestado en Pakistán en 2010 y mantenido bajo custodia. Lo crea o no, una intervención estadounidense lo llevó a la libertad en 2018. Luego se mudó a Qatar. Y ahí fue nombrado jefe de la oficina política de los talibanes y supervisó la firma, el año pasado, del acuerdo de retirada estadounidense.

Baradar será el nuevo gobernante en Kabul, pero es importante tener en cuenta que está bajo la autoridad del líder supremo religioso, Haibatullah Akhundzada. Este Lider Supremo, en realidad será el guía espiritual del nuevo Emirato Islámico de Afganistán.

Cuidado con un ejército guerrillero campesino

El colapso del Ejército Nacional Afgano (ANA) fue inevitable. Fueron “educados” a la manera militar estadounidense: tecnología masiva, poder y, casi cero inteligencia terrestre local.

Al contrario, estrategia talibán trata de acuerdos con jefes ancianos tribales y conexiones familiares extendidas: un enfoque de guerrilla campesina, similar a la estrategia de los comunistas en Vietnam. Estuvieron esperando el momento oportuno durante años, simplemente se dedicaron ha construir conexiones y células durmientes.

A las tropas afganas, que no habían recibido un salario durante meses, los talibanes le pagaron para que no combatieran. Y el hecho que no atacaran a las tropas estadounidenses desde febrero de 2020 les valió un respeto adicional: una cuestión de honor, esencial en el código pashtunwali.

Es imposible comprender a los talibanes sin comprender los códigos pashtunwali. Además de los conceptos de honor, hospitalidad y justicia para cualquier delito, el concepto de libertad implica que ningún pastún se inclina ante una autoridad estatal central, en este caso, Kabul. Y de ninguna manera entregarán sus armas.

En pocas palabras, ese es el «secreto» de la guerra relámpago relámpago con una mínima pérdida de sangre, que está provocando un terremoto geopolítico generalizado. Después de Vietnam, este es el segundo país del Sur Global que muestra al mundo entero cómo un imperio puede ser derrotado por un ejército guerrillero campesino.

Y todo eso se logró con un presupuesto proveniente de impuestos locales, ganancias de las exportaciones de opio (no permiten la distribución interna) y la especulación inmobiliaria. En vastas franjas de Afganistán, los talibanes ya estaban, de facto, dirigiendo la seguridad local, los tribunales locales e incluso la distribución de alimentos.

Los talibanes 2021 son un animal completamente diferente en comparación con los talibanes de 2001. No solo están curtidos en la batalla, sino que han tenido mucho tiempo para perfeccionar sus habilidades diplomáticas, que recientemente han sido visibles en Doha y en visitas de alto nivel a Teherán, Moscú y Tianjin.

Saben muy bien que cualquier conexión con los restos de al-Qaeda, ISIS / Daesh, ISIS-Khorasan y el ETIM es contraproducente, como dejaron muy claro sus interlocutores con la Organización de Cooperación de Shanghai.

De todos modos, la unidad interna será extremadamente difícil de lograr. El laberinto tribal afgano es un rompecabezas, casi imposible de descifrar. Lo que los talibanes pueden lograr de manera realista es una confederación flexible de tribus y grupos étnicos bajo un emir talibán, junto con una gestión muy cuidadosa de las relaciones sociales.

Las impresiones iniciales apuntan a una mayor madurez. Los talibanes están otorgando amnistía a los empleados de la ocupación de la OTAN y no interferirán con las actividades comerciales. No habrá una campaña de venganza. Kabul está de vuelta en la economía internacional . Supuestamente no hay histeria masiva en la capital: la histeria es solo una actitud exclusiva de los principales medios angloamericanos. Las embajadas de Rusia y China permanecen abiertas al público.

Zamir Kabulov, el representante especial del Kremlin para Afganistán, ha confirmado que la situación en Kabul, sorprendentemente, es “absolutamente tranquila” a continuación declaró: “No tenemos prisa en lo que respecta al reconocimiento [de los talibanes]. Esperaremos y veremos cómo se comportará el régimen ”.

El nuevo eje del mal

Tony Blinken puede seguir diciendo «estábamos en Afganistán con un propósito primordial: enfrentar a quienes nos atacaron el 11 de septiembre», pero todo analista serio sabe que el propósito geopolítico «primordial» del bombardeo y la ocupación de Afganistán hace casi 20 años fue establecer un punto de apoyo esencial del Imperio con Bases militares en la intersección estratégica de Asia Central y del Sur, posteriormente para completar este escenario bélico ocuparon Irak en el Sudoeste de Asia.

Ahora la «pérdida» de Afganistán debe interpretarse como un reposicionamiento. Se ajusta a la nueva configuración geopolítica, donde la misión principal del Pentágono ya no es la «guerra contra el terror», sino tratar simultáneamente de aislar a Rusia y acosar a China. Se trata de por todos los medios de impedir la expansión de las Nuevas Rutas de la Seda.

La ocupación de naciones más pequeñas ha dejado de ser una prioridad. El Imperio del Caos siempre puede fomentar el caos, y realizar una gran variedad de bombardeos, desde su base CENTCOM en Qatar.

Irán está a punto de unirse como miembro de pleno derecho a la Organización de Cooperación de Shanghai, otro importante cambio en el juego. Incluso antes de restablecer el Emirato Islámico, los talibanes han cultivado cuidadosamente buenas relaciones con los actores clave de Eurasia: Rusia, China, Pakistán, Irán y los paises de Asia Central que están bajo la protección de Rusia. Beijing ya está planeando importantes negocios de tierras raras con los talibanes.

En el frente atlantista, el espectáculo de la auto-recriminación sin parar consumirá miles de horas de sus estrategas militares. Dos décadas, 2 billones de dólares, una debacle de guerra eterna de caos, muerte y destrucción, un Afganistán aún destrozado, una salida literalmente en la oscuridad de la noche, ¿para qué? Los únicos «ganadores» han sido los Señores del complejo Industrial-militar de EEUU.

Sin embargo, toda la trama estadounidense necesita un chivo expiatorio. La OTAN acaba de ser humillada en el cementerio de imperios por un grupo de pastores de cabras, y no por posibles encuentros cercanos con los Khinzal rusos. ¿Qué les queda? Propaganda.

Así que al nuevo chivo expiatorio, el nuevo eje del mal será: El eje Talibán-Pakistán-China. El nuevo gran juego de Eurasia se acaba de recargar.

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