1349 / 25 - Trump escala su injerencia en América Latina al anunciar el primer acto bélico en la región desde 1989 / RH 1079

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RGE 1349 / 25

Rumbo al Humboldt XXVII ( 1079 )

Trump escala su injerencia en América Latina al anunciar el primer acto bélico en la región desde 1989

Aldana González

05/09/2025

Este martes Trump se jactó de haber hundido un barco venezolano y asesinado a 11 personas, en una operación militar ordenada por él, para evitar supuestamente que un cargamento de droga llegara a costas norteamericanas, después de que el Comando Sur desplegara buques de guerra -una cantidad que no se veía desde 1965 (cuando el Pentágono asaltó Santo Domingo para poner fin a una revolución popular)-, submarinos nucleares y 4.000 marines en las aguas del Caribe frente a Venezuela. Trump también duplicó la recompensa ofrecida a quienes colaborarían para capturar al presidente venezolano Nicolás Maduro. Lo acusa de liderar el Cartel de los Soles -del que no hay evidencias de que exista-. A principio de año también había agregado a su lista de “organizaciones terroristas” a carteles y grupos criminales latinoamericanos.

El uso de Trump de las fake news ya parece ser una manía compulsiva. Sin embargo, la veracidad del hecho no reviste interés porque lo importante es el anuncio por parte de un Presidente de los Estados Unidos de su primera acción bélica en América latina en 35 años y la amenaza de que se apresta a repetirla.

La otra provocación -previa- radica en que la flota del Comando Sur pasó por el Canal de Panamá sin pagar aranceles y con prioridad de paso gracias al memorándum que Trump firmó a principios de año con ese país y que, además, le permite mantener tropas sobre territorio panameño. El canal continúa en disputa debido a que el gobierno norteamericano le exigió a su par panameño y a la empresa hongkonesa que controla los puertos a ambos lados del canal, que se los venda a la norteamericana Black Rock, algo que hasta ahora no fue posible por las acciones de presión de Xi Jinping.

Mentiras

En el video que mostró Trump es imposible reconocer la procedencia del barco, su ubicación o su contenido, lo que al gobierno de Venezuela le bastó para desmentir el hecho y declarar que el mismo fue realizado por IA.

Sin embargo, BBC Verify, un equipo de periodistas de la BBC y otro equipo de Reuters analizaron el video y no identificaron ningún marcador que mostrara que fuera creado utilizando software de inteligencia artificial. La experta Emmanuelle Saliba, directora de GetReal Security, que se especializa en la detección de contenido digital falso, aseguró que su equipo "no vio ninguna evidencia de generación por inteligencia artificial", aunque "no descarta que haya habido manipulación", pues hay partes omitidas o difuminadas en un video que no se sabe ni dónde ni cuándo se filmó.

“La lucha contra el narcotráfico” como excusa para intervenir en América latina no es una innovación de Donald Trump, pero el despliegue del comando Sur evidencia una escalada.

En 1989 los Estados Unidos invadió Panamá con 20 mil marines para derrocar y arrestar al dictador Noriega -que hasta entonces había sido aliado suyo- con la excusa del narcotráfico y estar relacionado con el cartel de Medellín.

En el caso venezolano, el sentido común indicaría que la tripulación del barco en cuestión podría haber sido reducido fácilmente no ya por cualquiera de los destructores que el ejército norteamericano desplegó en el Caribe sino con una simple guardia costera, sin necesidad de matarla, lo que además le hubiera resultado muy útil para conseguir testigos. La operación por si sola viola el derecho internacional.

Por otro lado, en Estados Unidos hay una curva en aumento del consumo de drogas sintéticas que se fabrican en un 100 % en laboratorio, sin ningún componente natural, y que hoy producen 150 muertes por día. Y de la droga que sí se cultiva en América latina, la mayoría se traslada por el Océano Pacífico, no por el mar Caribe, según un informe de la ONU del 2022. Si el interés de Trump por el narcotráfico fuera genuino, debería buscar los laboratorios dentro de su país o reforzar su presencia en sus costas del Pacífico o hacer un control de capitales que se mueven en negro.

Según la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC), Venezuela no es un país productor de cocaína. En el reporte anual publicado en marzo, la misma DEA detalló que el 84 % de la cocaína incautada en EE.UU. proviene de Colombia. En las cuatro páginas de ese reporte dedicadas al tráfico de cocaína no se menciona a Venezuela, dice CNN.

La construcción de un enemigo tampoco es una innovación de Trump. En el pasado Estados Unidos financió grupos terroristas, por caso Al Qaeda o el Estado Islámico, para debilitar a algún gobierno de otro país o bien para justificar una injerencia en nombre de la democracia. Lo creativo en este caso sería que el “Cartel de los Soles”, según los analistas, realmente no existe. Varios medios pusieron en duda su existencia. Quizás por eso, Trump le adjudicó la propiedad del barco al Tren de Aragua, un grupo criminal venezolano que sí tuvo una existencia constatada. Desde su última asunción al gobierno, Trump deportó y encarceló a decenas de venezolanos acusándolos, sin pruebas, de pertenecer a este grupo que se originó en Venezuela, específicamente en la prisión de Tocorón, ubicada en el estado de Aragua, entre 2009 y 2010.

En el pasado Estados Unidos inventó ataques de terceros contra sí, para justificar una escalada, como ocurrió en 1964 con un enfrentamiento entre barcos de la Armada de los Estados Unidos y Vietnam del Norte en las aguas del golfo de Tonkín, el cual se utilizó para intensificar la participación estadounidense en la guerra de Vietnam. En esa oportunidad también se fraguaron películas, pero para mostrar a los barcos vietnamitas iniciando el fuego.En este caso, inventa o lleva adelante un ataque menor fuera de territorio venezolano, cuando necesita de esa retórica primero, como elemento de presión sobre toda América latina y segundo, como preparación para una escalada de la contienda en todo el mundo-.

Chevron

La razón para evitar o al menos postergar una invasión -además de la falta de condiciones políticas- son las inversiones que mantiene Chevron en Venezuela, que teme que un ataque a las instalaciones petroleras dañe su negocio. El país sudamericano tiene la mayor reserva convencional de petróleo del mundo y la cuarta reserva de gas. Las refinerías de Chevron están preparadas para procesar el crudo extrapesado venezolano, por lo que mantener el flujo es indispensable para las cuentas de la compañía. A principios de año, con las negociaciones de Richard Grenell con Maduro pareció insinuarse un giro de Trump más benevolente hacia el régimen venezolano, funcional a los intereses de Chevron. Sin embargo, la reorientación del imperialismo norteamericano hacia América latina y la retórica belicista precisan del blanco menos respetado por la opinión pública mundial. Tras las denuncias de fraude en las que Maduro no tuvo ni el respaldo de antiguos aliados como Lula, sumado a la crisis humanitaria que sufre el país desde hace años, el objeto de ataque más conveniente es, sin duda, Venezuela. No se trata solamente de una conveniencia electoral o funcional a la derecha de Miami, sino que toda la maniobra responde al nuevo acomodamiento del mapa mundial en función de la guerra.

La respuesta de Maduro

El lunes, el presidente venezolano Nicolás Maduro había advertido que respondería a cualquier acción militar estadounidense con una “lucha armada” y afirmó que ya contaba con 4 millones de milicianos. También señaló a Marcos Rubio -vocero de los gusanos de Miami- como el responsable de querer provocar una guerra en el Caribe y restarle responsabilidad a Donald Trump, al tiempo que ponía sus fuerzas a disposición de una “lucha conjunta” contra el narcotráfico.

Maduro, cuyo régimen provocó una diáspora de 8 millones de personas, un tercio de su población, aspira a tender un puente con Donald Trump. En cuanto a la derecha, el apoyo a una posible invasión -y el llamado reiterado que hicieron a la misma- arruina su popularidad, sobre todo cuando las deportaciones de Trump significaron un ataque directo a los exiliados venezolanos, golpeados una y otra vez por todos los bandos en disputa.

La región

Trump espera imponer condiciones en la región. Rubio emprendió el martes un viaje a México y Ecuador para lograr una mayor injerencia con la excusa del narcotráfico.

El conflicto se amplifica con el respaldo de Guyana y Trinidad y Tobago a la ofensiva de Washington. El presidente guyanés, Irfaan Ali, justificó su apoyo a Guyana en la disputa por el Esequibo, una zona de ciento sesenta mil kilómetros cuadrados rica en petróleo que se disputa con Venezuela y que aspira a explotar Exxon. La primera ministra trinitaria, Kamla Persad-Bissessar, incluso ofreció su territorio como base de operaciones de los Estados Unidos.

Del otro lado, en la cumbre extraordinaria de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), los diez países miembros repudiaron el ataque. Incluso Rusia manifestó su respaldo a Maduro y ya antes China había criticado la presencia del comando Sur en el mar Caribe.

En la reunión del Consejo de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghai -el bloque económico más grande del mundo- Xi Jinping criticó “el comportamiento intimidatorio de otros países”, en obvia alusión a Donald Trump, mientras realizaba la mayor exhibición de armamento que se haya visto en la historia.

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