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Red GeoEcon
2025 – Europa estancada
Cada vez se oyen más voces que advierten sobre la senda de descrédito y decadencia de Europa. Este texto lo hace, aunque se discrepe de su crónica confusión entre Europa y la UE. De hecho, la UE es la principal responsable de esta situación. Al ver a las principales figuras de la burocracia autoritaria instalada en Bruselas, a las grandes potencias que las apoyan y a Gran Bretaña decididas no solo a mantener este rumbo de desastre y guerra a cualquier precio, sino a acelerarlo, quizás la palabra "estancamiento" sea demasiado simplista. O la gente se alza contra esta trayectoria, o aparentemente nada detendrá la carrera hacia el abismo.
Al no haber logrado negociar un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia a principios de año y carecer de los medios para permitir que Ucrania prevaleciera militarmente, Europa añadió un año más a su propio declive, así como al sufrimiento de las víctimas de la guerra. La oportunidad que vimos en marzo de presentar una oferta irresistible a Rusia (y Estados Unidos) respecto al Ártico, como salida a la crisis, no se aprovechó (ni siquiera se mencionó).
En cambio, no ocurrió nada. La guerra se prolongó. Estados Unidos se desvinculó… Europa no ganó nada, no hizo nada, no dijo nada, y se encontró cada vez más “sola, enfrentándose a sus propios demonios”. Sigue imponiendo sanciones, legislando, manteniendo el statu quo , probablemente asustada por la perspectiva de la inmensa reforma que le espera después de la guerra y que carece de la capacidad política para llevar a cabo. Y, con cada semana que pasa, Europa pierde terreno importante en un mundo que está cambiando tan rápidamente… sin ella. Sin embargo, nuestro continente estaba bien posicionado en 2021: habiendo negociado con éxito la ventaja estratégica proporcionada por la primera elección de Donald Trump en los Estados Unidos, la inversión extranjera directa (IED) fluía, las empresas tecnológicas estadounidenses invertían en Europa, French Tech estaba conquistando a la gente, el programa ScaleUp estaba dirigiendo la inversión hacia las empresas emergentes europeas (con un crecimiento anual superior al de los Estados Unidos), etc.
Es cierto que la guerra en Ucrania estimuló la inversión en tecnologías (militares) europeas. Sin embargo, la inversión extranjera en la UE ha ido disminuyendo desde 2022 (-5% en 2024). La omnipresencia de Estados Unidos (representado en gran medida por Donald Trump) en los medios occidentales, la persistente incertidumbre geopolítica en Europa y la creciente atención de la UE a su frontera oriental, en detrimento de una mayor implicación global, han desplazado rápidamente al Viejo Continente del radar global. Como resultado, Europa ya no es vista como un socio prioritario por los países africanos, que ahora priorizan a Estados Unidos y China. También ha dejado de ser considerada un actor geopolítico significativo en Oriente Medio. En Asia, los principales actores (India, países de la ASEAN, Japón, Corea del Sur) tienden a buscar múltiples alianzas, reduciendo así automáticamente la influencia unilateral de la UE en comparación con la de China o Estados Unidos.
Esta tendencia no es nueva. El lanzamiento del programa europeo GlobalGateway a finales de 2021 pretendía ralentizar o incluso revertir el proceso. Sin embargo, la iniciativa ahora recibe numerosas críticas y parece haber dañado la imagen global de Europa, en lugar de lo contrario.
En realidad, el principal problema de la UE es una cuestión de percepción (después de la gobernanza, por supuesto). El estado de la tecnología europea es mucho menos sombrío de lo que suele retratarse, pero este hecho tiene dificultades para traducirse en influencia, visibilidad o credibilidad estratégica a nivel global.
Además, la interfaz tecnocrática del continente con el mundo exterior, el provincianismo del ecosistema mediático y las tácticas de captación de atención dominadas por Donald Trump convergen con la impotencia estratégica y política de una Europa debilitada por sus divisiones internas.
Estas mismas divisiones podrían, en otras circunstancias, constituir un enorme valor añadido (diversidad, agilidad, creatividad, etc.) si no fuera por la fantasía última de la Unión, que pretende nivelar las realidades lingüísticas, culturales, legislativas, políticas y geopolíticas de Europa bajo una apisonadora de normas y mandatos.
Después de un año de estancamiento, debemos beber la copa hasta el fondo.
El humillante capítulo sobre Europa en la Estrategia de Seguridad Nacional está en los titulares de todo el mundo, destacando todas las debilidades comúnmente reconocidas tanto dentro como fuera de la UE y sugiriendo que el continente sea colocado bajo la tutela de Estados Unidos para evitar que caiga en un "colapso civilizatorio".
Estados Unidos no abandona a Europa, ni mucho menos. La humilla, la conduce por el camino de Canossa (1) e impone su visión de las nuevas realidades de un mundo multipolar en el que no participará, castigada por no haber evitado la primera guerra de esta nueva configuración geopolítica (la guerra euro-rusa por Ucrania).
El hecho de que Estados Unidos, con sus billones de dólares de deuda pública, su déficit de talento y la pobreza extrema de su sociedad, pueda infligir semejante derrota a la UE dice mucho del fracaso político del proyecto europeo. En cuanto a Rusia, debilitada por esta guerra y permanentemente aislada de Europa, ahora solo tiene a Estados Unidos como representante occidental capaz de limitar su subyugación a China.
Además, acaba de romper con sus antiguos socios europeos al rescindir unilateralmente los acuerdos de cooperación militar y de defensa que la vinculaban con Francia, Portugal y Canadá... Además, como si fuera poco, la UE sigue alejando a China al aplicar las normas antisubvenciones del Reglamento sobre Subvenciones Extranjeras (a pesar de haber sido diseñado en respuesta a la Ley de Control de la Inflación estadounidense) exclusivamente a las empresas chinas.
Mientras tanto, Estados Unidos está inaugurando una era de cooperación multipolar al acordar una "gran reconciliación" entre Estados Unidos y China (para retomar la expresión del GEAB de mayo pasado).
Sin visión, sin legitimidad política, incapaz de reformarse y ahora aislada en el escenario internacional… Europa se prepara para el “camino a Canossa”, pronto obligada a aceptar un tratado de paz que reconoce la derrota de Ucrania (y, por extensión, la suya propia), silenciosa ante los insultos estadounidenses, obligada a abandonar los principios fundamentales del viejo modelo de la llamada gobernanza multilateral, finalmente confrontada con las realidades de un mundo multipolar, endurecidas por 15 años de negación.
Sin embargo, esta paz aún no se ha firmado. Y por sombrío que sea este escenario, sigue siendo el menos desastroso de los que aún se mantienen en juego para 2026. Como escribimos en 2023, ¿debería construirse el mundo multipolar sobre las ruinas de Europa?
Fuente : https://geab.eu/en/magazine/geab-200/
(1) “Camino de Canossa” es una expresión proverbial utilizada para designar una petición humillante o una sumisión forzada a una autoridad superior.