Mi nombre es Andrea Suárez estudiante del doctorado en Diseño, Arte y Ciencia de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, magíster en Comunicación – Educación de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y Administradora de Empresas, interesada en el desarrollo de la educación como eje transformador de sociedades.
Para iniciar, les comparto el conversatorio que se desarrolló el pasado 7 de abril en el marco del Seminario DAC, un espacio en el que tuvimos como invitada a la artista académica Giselle Beiguelman quien compartió con nosotros su postura crítica sobre la Inteligencia Artificial (IA) desde una perspectiva que entrelaza arte, tecnología y patrimonio biocultural.
Giselle a través de sus obras "Botánica Tiránica" y "Venenosas, Nocivas e Suspeitas" https://youtu.be/-Wcac0PlyOE?t=1561 visibiliza los sesgos en los sistemas de IA y denuncia cómo ciertas plantas, saberes y figuras artistas y científicas mujeres han sido históricamente estigmatizadas o invisibilizadas. En estas instalaciones, combina herramientas tecnológicas con saberes botánicos y trabajos de mujeres borradas por la historia, generando una crítica al colonialismo y a las hegemonías presentes en el conocimiento científico y artístico. Bajo esta mirada, Giselle establece conexiones con el pensamiento feminista y las ideas de Donna Haraway sobre las especies compañeras, proponiendo una visión alternativa en la que las máquinas no sean vistas como subordinadas al ser humano, sino como compañeras de creación, partiendo precisamente del aprendizaje reciproco que ha desarrollado con la inteligencia artificial para crear sus obras.
Esta idea me llama la atención teniendo en cuenta el comportamiento que las personas hemos tenido al usar la IA para desarrollar tareas operativas e incluso aquellas que requieren un desarrollo más complejo a partir de los datos, de ahí hemos debatido sobre los problemas que de ese uso se derivan, por ejemplo los derechos de autor y la contaminación, en ese sentido pienso que es la oportunidad para que reflexionemos sobre nuestra relación no solo con la tecnología sino con la naturaleza ¿Será que es el momento de trabajar conjuntamente con las máquinas en los problemas que tanto nos aquejan? ¿Es posible una realidad alternativa como la apuesta del solar punk en las que se desarrollan sociedades ecocentristas?
Para ver el trabajo maravilloso de Giselle, les comparto los enlaces de sus obras: