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Reseña del concierto Duelo al Anochecer

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JuanCarlPR

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Feb 12, 2001, 2:15:52 PM2/12/01
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Duelo al anochecer
Anfiteatro Tito Puente
San Juan, Puerto Rico
Por Juan Carlos Ortega
La Revista Boricua

Parece que existe un nuevo rey sonero en la salsa, cuando Domingo Quiñones
logró arrebatarle el privilegiado cetro al Cano Estremera, el autoproclamado
dueño del soneo, en una electrizante noche salsera en San Juan.

El Anfiteatro Tito Puente se quedó pequeño para los miles de salseros que
fueron testigos del llamado duelo de soneros entre el Cano Estremera, Domingo
Quiñones, Lalo Rodríguez y José Alberto 'El Canario'.

A las 8:00 de la noche ya no cabía un alma más en el anfiteatro, que tiene
capacidad para 6,000 personas pero habían muchas más. Una hora después
comenzó la salsa, con la animación de Nestor Galán, locutor de WZNT-FM,
Z-93, organizadora del evento.

Abrió el espectáculo Rafael De Jesús, quien no estaba anunciado. La voz de
este señor no ha desmejorado con el tiempo y de inmediato puso a gozar a los
presentes con Soy candela y el clásico De patitas. Como muestra de que su voz
se mantiene tan potente como hace 20 años, repitió el sostenido que hizo en
la grabación original de la canción, dedicándoselo según él a los que
decían que aquel largo tono había sido modificado electrónicamente para
hacerlo lucir bien. Lo repitió dos veces sin que le flaqueara la voz. Su
participación encendió muy bien los ánimos de los salseros, quienes corearon
toda la canción.

Para iniciar la primera parte del tan esperado duelo presentaron a Lalo
Rodríguez, quien cantó Devórame otra vez acompañado de casi toda la
concurrencia. A tono con lo que hace en otras presentaciones, no faltaron los
movimientos corporales que describían sus soneos, rayando en la vulgaridad.
Aún así, lo peor vino más tarde.

Lalo arrancó grandes aplausos del público al aclarar que él es "el verdadero
y original" Canario. Luego cantó Mi ritmo llegó y mientras su ritmo llegó,
se le fue su voz. Lalo ya no está para cantar en esos tonos por mucho rato y
esa canción requiere un gran esfuerzo vocal que él no pudo completar. Se le
salieron varios gallos y pronto comenzó a flaquearle la voz, aunque en
ocasiones logró buenos altos registros.

Le siguió el turno al Canario, quien no tardó en aclarar que Lalo es el
Canario de Puerto Rico y el es el Canario del mundo. Por eso tampoco tardó en
surgir un buen abucheo para él.

Su primera canción fue El as de la salsa, con buenos mambos. En ese momento
cayó la primera llovizna, como presagio de lo que venía pronto. Su segunda
canción fue La paella, en homenaje a Machito. Contó con la participación
del pianista Isidro Infante y la orquesta sonó regia en el mambo, uno de los
pocos y el mejor de la noche, pero la gente se ocupó mas en tratar de
guarecerse como podían de la lluvia.

El Canario es otro de los cantantes que se mantiene al tope de su capacidad
vocal a pesar de los años que lleva cantando y allí lo demostró. Tampoco
perdió tiempo en tirar algunas indirectas a sus soneros competidores, en
anticipación al duelo.

Le llegó el turno al Cano Estremera, sin duda la atracción principal de la
noche. Como tal, fue recibido con gritos de "¡Cano!, ¡Cano!, ¡Cano!".

No se hicieron esperar sus pasos de comediante, donde no faltan las alusiones
al uso de drogas y hasta sacó un pañuelo lleno de algo que debía parecer
marihuana. Después de una demasiado larga introducción hablada, por fin
comenzó a cantar… "allá viene el toro, déjalo que venga"…

No hay que justificar la calidad del Cano en el soneo. Dio muestras de por que
sigue siendo uno de los grandes de todos los tiempos en ese difícil arte
ofreciendo una excelente demostración de soneos dirigidos a sus contrincantes.

Si hábil y talentoso es, el público siempre lo asocia con poca clase y quedó
demostrado en un momento cuando a petición de el Cano, el coro de la canción
decía: "El toro es usted". El público se sintió en la libertad de
añadirle: "¡Cabrón!" y así estuvieron un buen rato cantando a coro. Son
pocos los cantantes que se prestarían para algo así, pero cuando canta el
Cano, todo se vale. Sólo cantó esa canción, a pesar de los gritos del
público pidiendo otra.

Para cerrar la primera parte, llegó Domingo Quiñones, quien comenzó con
Salsumba, y un gran chubasco. Por ser un sitio al aire libre, el que no llevó
sombrilla se mojó ¡y de que manera! Fue un gran aguacero con viento fuerte
que hizo que casi pasara por desapercibida la participación de Domingo. Aun
así, sus soneos retando a sus rivales fueron excelentes.

Nadie se movió de su sitio y mientras trataban de arreglar el equipo de
sonido que se había mojado, Domingo entretuvo a la gente como pudo cantando
sin instrumentos hasta que regresó el sonido por completo. Cerró su primera
participación con No voy a dejarte ir.

Tras un intermedio y el fin de la lluvia, todo estaba listo para el plato
principal de la noche, el duelo de soneros.

El primer encuentro fue entre Lalo y Domingo, quienes cantaron Planté bandera,
el clásico de Chamaco Ramírez y Tommy Olivencia en los '70. Entre ambos
cantantes se alternaron la introducción y luego empezó el fuego cruzado y
soneado con el coro "también yo tengo derecho".

Como secuela a lo que comentaba antes sobre Lalo, éste debe quedarse cantando
su Devórame otra vez y no meterse más en estas dificultades. Ya para este
momento, apenas podía cantar sin que le salieran gallos y en ocasiones no
lograba terminar su soneo sin quedarse sin aire, por lo que no se le entendía
el final de sus líneas. Además de eso, en muchas ocasiones se quedó sin
rima y más aun, sin tema, que giraba en torno a tener derecho de ser buen
sonero y en ocasiones, a la bandera.

El colmo llegó al final de la controversia, cuando Lalo aparentemente sin
ideas para sonear, se agarró sus genitales ofreciéndoselos a Domingo en
alusión a lo que estaba cantando.

Domingo Quiñones se creció ante los arranques de vulgaridad de Lalo,
contestándole cada uno con magníficos soneos rimados y con mucho sentido.
Muy relajado, le contestó a Lalo: "No te lo toques, que no me interesa" y
"Métetelo bien. En la cabeza". También le advirtió: "Sigues hundiéndote
en tu propia cafrería".

Tras terminar la canción, un sondeo mediante aplausos dio como ganador a
Domingo. A Lalo lo premiaron con igual cantidad de aplausos y abucheos. De
esa, no creo que Lalo vuelva a ese tipo de competencia.

El segundo encuentro de la noche fue el del Cano contra el Canario. Antes de
comenzar la canción, el Cano se llenó la boca diciendo que los soneos de
Domingo estaban ya escritos y que Lalo le ganó la segunda parte de la
controversia cuando Domingo se quedó sin soneos aprendidos de antemano. Eso
de si los soneos de Domingo estaban aprendidos de antemano o escritos, estaba
por verse más adelante.

La canción para el Cano y el Canario fue Soy profesional, la cual popularizó
Justo Betancourt con la Orquesta Borincuba en los '70. El coro va: "Soy de lo
mejor, soy profesional".

Para empezar, el Canario no se sabía la canción, por lo que tuvo que leer sus
partes mientras alternaba en la introducción con el Cano. Ni así logró
quedar bien, porque se equivocó leyéndola. El Cano no perdió tiempo en
atacar soneándole en una ocasión: "No te vuelva' equivocar". El Cano llevó
la mejor parte en un encuentro bastante desigual, además de que era el
favorito indiscutible del espectáculo.

Al terminar, el ganador se jactó preguntando: "¡¿Y ahora quién es el
dueño del soneeeooo, puñ?! Los aplausos y los gritos, le ratificaron la
respuesta que él quería escuchar con gritos de: "¡Cano!, ¡Cano!, ¡Cano!".

Con esos aires de tormenta para los otros tres soneros, comenzó la última
parte del espectáculo; el duelo entre los cuatro, todos contra todos. La
canción fue Ahora sí, de Ismael Miranda con la Orquesta Revelación en los
'70. El cantante Henry Santiago hizo la introducción y entre aplausos y
gritos comenzó el duelo final, con el coro "Ahora sí, vamos a ver quien da
más"…

Domingo fue el primero en atacar al Cano diciéndole que respecto a los
supuestos soneos escritos y aprendidos, se fuera "a llorar pa' maternidad", en
referencia a un dicho puertorriqueño que se dice cuando alguien busca excusas
sin peso para justificar alguna derrota.

Fue una batalla intensa, que dejó al Canario y a Lalo fuera de carrera desde
el mismo principio. El Cano insistía en que Domingo no puede cantar soneos
cortitos y rápidos y que lo único que sabe cantar son versos largos.

Esta parte estuvo un poco desorganizada y en ocasiones quería cantar más de
uno a la vez, o ninguno cantaba.

Todo iba de lo mas bien, pero en menos de nada, comenzó el Cano con sus
diatribas, ofreciéndole a Domingo una "puñalá' de carne". Domingo, ya
cansado de los insultos no perdió tiempo en contestarle que "el que habla
mucho poco hace y la mitad de lo que hace es mierda".

El Canario trataba de hacer que se dedicaran a cantar del tema del coro, pero
la batalla era tan intensa que pronto él y Lalo se retiraron discretamente, y
para la euforia del público, dejando a los contrincantes principales en el
escenario. Ambos volvieron al rato, pero casi no cantaron. Todos los ojos y
oídos eran para el Cano y Domingo.

Fue la mejor controversia de soneos que he escuchado. Fue una lástima que el
estilo del Cano siempre desemboque en tan poca clase al cantar. En uno de sus
soneos hasta le sacó en caro a Domingo "haberlo visto en el punto". Es bien
sabido que Domingo es un ex-adicto y me parece que traer ese punto a la
controversia de soneos fue un golpe bajo e innecesario.

Domingo no necesita quien lo defienda y de inmediato le ripostó que "la gente
del punto también son el pueblo mío".

Al final, un sonoro abucheo del público cuando el Cano trató de volver a
cantar, le indicó que no siguiera con ese estilo y afortunadamente, él lo
entendio. Acto seguido, abandonó el escenario dejando a Domingo cantando solo
y así concediéndole la victoria.

Gritos de "¡Domingo!, ¡Domingo!, ¡Domingo!", no dejaron lugar a dudas de a
quien el público seleccionó como ganador. A preguntas de Nestor Galán,
quedó corroborado.

Ya terminado el concierto, El Cano tomó el microfono y a viva voz le expresó
a Domingo: "Usted es un general".

En términos de estilo al sonear, el Cano sobrepasó y sobrepasa a Domingo. El
Cano usa muchos recursos vocales, palabras cortadas y 'scats' para sonear y en
eso Domingo es más cantante que sonero. Domingo tiene la voz para hacerlo,
pero no es su estilo. En una ocasión el Cano le tiró un soneo con scats y
una rapidez impresionante, lo cual no es nada nuevo en él y domina a la
perfección. Acto seguido, Domingo se lo contestó tambien con scats pero
terminándolo "y nadie te entiende".

En términos de sonear con total sentido del tema, lo cual perdió el Cano en
demasiadas ocasiones, y lo cual demuestra falta de nuevas ideas para seguir
soneando; el uso de rimas consonantes; el uso del vocabulario; la potencia de
la voz; y la improvisación, lo cual Domingo demostró de sobra contra los
repentinos ataques de Lalo Rodríguez y del Cano, Domingo fue el indiscutible
ganador.

Fue un magnífico espectáculo que ni la lluvia logró opacar. La orquesta
dirigida por Elías Lopéz estuvo excelente y los arreglos que hicieron sin
muchos mambos, permitió mantener la atención en los cantantes en todo
momento. El sonido, sin mayores fallas y se escuchó potente y claro en todo
momento. La iluminación pasó inadvertida.

Queda por verse si el Cano está satisfecho con lo que pasó esa noche o si
lanzará un reto a Domingo para una segunda parte.

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