La guerra de Ucrania y las presiones de la OTAN han provocado en todos los países de nuestro entorno, un incremento del gasto militar, la ruptura de las cadenas de suministro tradicionales, y el brutal incremento de los costes energéticos alternativos, arrastrando a Europa a una profunda depresión industrial. Esta situación,en la que los principales beneficiarios son los dos imperios en lucha, está provocando el rearme de los Estados, con el consiguiente incremento del gasto militar, acompañado de una reducción del gasto social, lo que está acelerando aún más el deterioro de los “servicios públicos”.