meditar

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Jeorgina Beltràn

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Aug 27, 2009, 11:30:18 PM8/27/09
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MEDITAR

Hay mucha gente que supone que el propósito de Dios, es que todos nosotros seamos salvos. Y ese es el deseo de Dios, pero no su propósito. El propósito de Dios es recuperar y extender su Reino usurpado por el enemigo. Y para lograrlo, dice que debemos ejercer violencia, que obviamente no es física sino espiritual.
Y una de las formas de hacerlo , es recuperar para la iglesia algunas cosas que les eran propias y el enemigo las invadió, las pervitió y las convirtió en pecado. ¿Ejemplos? La danza es uno. Nació en la iglesia, pero el diablo la invadió, la sensualizó, la sexualizó y hoy la iglesia dice que la danza es pecado.
Quiero referirme al término Meditar. Hacerlo, hoy, es tambalear en los umbrales de la Nueva Era o el esoterismo, tanto con la meditación trascendental, orientalista, de yoga o de otras prácticas similares. Sin embargo, quiero que veas esto y lo entiendas.
Dios es un Dios de propósito, y eso acontece a su pueblo. Malas cosas les suceden a su pueblo, cuando son hechas fuera del propósito de Dios. En Mateo 4: 1, leemos: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
Cuando Dios te habla, es una invitación a confrontar el infierno. Jesús no se fue al desierto sin ser guiado, fue muy sabio. Meditó en una palabra: ("Tú eres mi Hijo") que le dijo Dios Padre. Meditó en esa palabra, cuarenta días, (!!!!) hasta que sea palabra se convirtió en vida, y con ella pudo derrumbar los argumentos de: Si eres Hijo de Dios...
Quiero que te quede muy en claro este concepto: si hay un territorio para poseer, (Y lo hay) entonces es porque hay un enemigo para derrotar. y desalojar de él. La pregunta, entonces, es: ¿Estás caminando en esa dirección o, como tantos, estás perdiendo el tiempo con actividades sociales bien vistas por el paganismo vernáculo?

Néstor.-
escrito por Néstor A. Martinez a las 8:28 PM | 0 comentarios
8/26/2009

ESPIRITU

En Juan 6:63, el Señor dijo: Las palabras que yo os he hablado, son espíritu. Y ese es, lo aceptes o no, coincida con la doctrina de tu denominación o no, un claro indicador de que las palabras de la Biblia no son simples letras: son espíritu.
Podemos añadirle, lo que el mismo Señor dice en Juan 4:24: Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Aquí hay un principio fundamental que destroza todos nuestros conocimientos sobre hermenéutica. Dios es Espíritu. No es un Dios histórico, pre-milenario ni post-milenario. Por tanto, la interpretación más biblica es la espiritual.
Pero hay algo más importante, todavía. Si Dios es Espíritu, y lo es, el hombre, sólo puede acercarse a Él y tocarlo, en espíritu o con su espíritu. Tampoco podemos adorarlo con otro órgano que no sea nuestro espíritu. No podemos adorarlo con nuestra mente, ni con nuestra parte afectiva, ni con nuestra voluntad; es Espíritu.
Hay un texto que ha sido, en parte, traducido de modo deficiente, y por otra parte, interpretado erróneamente. Es el de Colosenses 2:24, donde dice que nuestro culto es voluntario. Entiende que si eso fuera lo que hemos interpretado, la Biblia sería contradictoria en esto, ya que antes nos dice que sólo debemos adorarlo en espíritu y verdad, pero nunca con nuestra voluntad, ya que ella emana de nuestra alma.
Pero lo crucial de todo esto es que, si Jesús ha dicho que sus palabras son espíritu, a nosotros sólo nos queda un camino, si es que deseamos que esas palabras nos bendigan, nos alimenten y nos potencien: leerlas y entenderlas a partir de lo que nos muestra nuestro espíritu. ¿Podemos engañarnos? Sí, pero sólo si en nuestro espíritu no mora el Espíritu Santo de Dios, ya que si Él está allí, como sello y símbolo vivo de nuestra conversión, indefectiblemente nos guiará a toda verdad. ¿Entiendes ahora por qué vemos tanta mentira, hipocresía y error?

Néstor.-
escrito por Néstor A. Martinez a las 8:55 AM | 0 comentarios
8/22/2009

¿Quién Habitaba el Edén?

En nuestras escuelitas bíblicas hemos aprendido y enseñado sobre la Creación, el Edén y Adán de una y mil formas distintas. Todas plenas en fantasías, idealismos, romanticismos y con un colorido conveniente para estimular a los más jóvenes al arte de la pintura. Sin embargo, lo que muy pocos aprendimos y enseñamos, es quien fue en realidad ese misterioso habitante del Edén.
La Biblia cuenta, en Génesis 1:27 y 28, que: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó (Sin alternativas sexuales). Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, (Hagan cosas buenas y procreen); llenad la tierra y sojuzgadla (procreen sin detenerse y tengan poder sobre todo lo existente), y señoread en los peces del mar (Aún sobre tiburones, orcas y ballenas), en las aves de los cielos, (Aún sobre águilas, cóndores y de rapiña), y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra, (Aún sobre leones, tigres, ofidios, elefantes y panteras).
Yo no sé si cada uno de ustedes puede dimensionar la magnitud de la tierra que Dios creó. Es como si el amo de una comarca le pide a uno de sus siervos que le administre dos casas. Él lo basa en la habilidad que ese siervo pueda evidenciar. Pero ningún amo le pediría a un siervo que le administre todas sus casas por una simple razón: ningún hombre puede hacer más allá de su habilidad. Adán no era un hombre cualquiera.
Si lo hubiese sido, Dios jamás le hubiera pedido que hiciera algo fuera de su capacidad. Después de todo, Él lo había creado y Él lo conocía mejor que nadie. Si Dios le pidió todo lo que has leído, es porque Él sabía que Adán tenía el suficiente poder, habilidad y pericia como para lograrlo. Pero Adán no tenía esto por mérito propio; lo tenía porque Dios se lo había dado.
Dios le dice a un hombre, que gobierne toda la tierra. ¿Alguno de nosotros podría hacerlo, hoy? Adán no sólo lo hizo, sino que además tuvo dominio sobre peces, aves y animales de la tierra. Todo se sujetaba a su autoridad delegada.
Eso no es todo. En Génesis 2:19, leemos: Y Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos (Observa: estos animales, al igual que el hombre, fueron formados de la tierra), y las trajo a Adán para que viese como las habría de llamar, y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Está claro: yo no le puse León al León, se lo puso Adán.
Ahora haz una prueba; toma un diccionario con los nombres de todos los animales del planeta, y léelos una, diez, cien veces. ¿Verdad que reconocerías no poder memorizar ni siquiera la mitad de ellos? Pero Adán no sólo pudo memorizarlos, sino que tuvo la inteligencia suficiente como para inventarles a cada uno un nombre distinto.
Esto nos demuestra algo muy puntual: Adán tenía una capacidad racional, una riqueza de alma, mente y entendimiento, capaz de lograr resultados que a nosotros hoy nos resultarían imposibles. ¿Hasta cuando los utilizó? Hasta su caída.
Al ser tentado y pecar en desobediencia, él cayó del ámbito en el cual se movía junto con Dios, y le fueron cortados todos sus privilegios, así como también el usar su inteligencia por causa de la influencia de Satanás en ella.
Allí está, hoy, la imposibilidad por parte del hombre de lograr cosas casi sobrenaturales. Muy específica y esporádicamente, cuando a Dios le place y conviene a los intereses del Reino, usa a hombres para señales y maravillas sobrenaturales, pero de ninguna manera avala a aquellos que andan por la vida canjeando milagros por ofrendas.
Esto es Adán después de la caída. Con poderes de sus almas que aún no conocemos del todo, pero usándolos para beneficio propio o del infierno, y para el Reino de los cielos. Aprende a discernirlos, descubrirlos y confrontarlos.

Néstor Martínez - Rosario-Argentina - Agosto de 2009
escrito por Néstor A. Martinez a las 8:41 AM | 0 comentarios
8/19/2009

PALABRA

Siempre llamó mi atención la escena en donde el centrurión le dice a Jesús que no es necesario que vaya a su casa para sanar a su criado, sino que conque diga La palabra, será suficiente. Allí es donde descubrimos que, así como existe el poder de la Palabra, cosa que vemos y estudiamos en nuestra estadía eclesiástica, así también existe la palabra de poder, cosa que no es tan frecuente ver o aprender dentro de los templos.
En el libro de Números, hay un relato en donde el pueblo dice que no desea hacer algo que Dios manda porque les sobrevendrá desgracia. Desobedecen y, por esa causa, Dios dice que Sea como han dicho. Y así fue.
En el Nuevo Testamento, hay un relato en donde Jesús les dice a sus discípulos que todo aquello que digan, creyendo, les será hecho. Por tanto, ambas cosas nos muestran que el poder de la palabra pronunciada, ya sea para bien o para mal, es muy grande y ata a quien la pronuncia.
Sin embargo, la Palabra de Dios, que nace en el espíritu humano, se forma con la lengua y se habla con la boca, elabora un poder creador y divino que se manifestará en quien lo haga efectivo.
Por todo esto, sólo cabe darnos cuenta que, si el cuerpo de Cristo tomara las verdades y normas enseñadas en la Biblia y las pusiera por obra, esas mismas palabras cambiarían el planeta en menos de veinticuatron horas.
Pero eso todavía no está sucediendo por una sencilla razón: el pueblo de Dios no termina de creerle a Dios y comete pecado de incredulidad, tal como antes lo hizo Israel. Si pudiéramos oír a Jesús, en este tiempo presente, escucharíamos que Él nos dice: He dicho a mi pueblo que pueden tener lo que digan, pero mi pueblo apenas está diciendo lo que tiene...

Néstor.-
escrito por Néstor A. Martinez
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