asalariado?

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Murcaf Strember

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Aug 1, 2008, 2:50:56 AM8/1/08
to pulpito
- 30 Caracteriticas de un Buen ministro ò eres asalariado levantado por hombres màs no por Dios, tomado de la 1ra. Carta a Timoteo.

1. Guarda la verdadera doctrina, 1:3.

2. Rechaza la doctrina especulativa, 1:4; 4:7; 6:20.

3. Tener un corazón puro, 1:5.

4. Tener una buena conciencia, 1:5; 1:19.

5. Tener una fe genuina, 1:5; 1:19.

6. Ser fiel a su llamamiento, 1:12.

7. Ser salvo del pecado, 1:15.

8. Ser ejemplo a otros, 1:16; 4:11

9. Militar la buena milicia, 1:18.

10. Orar y dar gracias, 2:1-8.

11. Vivir una vida quieta y en paz, 2:2.

12. Vivir piadosa y honestamente, 2:2.

13. Cumplir con los 16 requisitos de un obispo, 3:2.

14. Vivir como uno que pertenece a Dios, 3:15.

15. Mantener los fundamentales de la verdad, 3:16.

16. Advertir a los hombres de los 7 males del misterio de la iniquidad, 3:16.

17. Enseñar bien a los hermanos, 4:6

18. Mantener la fe y la buena doctrina, 4:6.

19. Ejercer más en la piedad que en lo físico, 4:7-8.

20. Laborar y sufrir reproche para Cristo, 4:10.

21. Ocuparse en la lectura, la exhortación y la doctrina, 4:13.

22. Usar bien sus dones, 4:14.

23. Meditar bien en sus deberes, 4:15-16.

24. Ser justo para todas clases de hombres, 5:1 - 6:21.

25. Mantenerse puro, 5:22

26. Ser contento con la vida,6:6-8.

27. Abstenerse de los deseos carnales, 6:9-11.

28. Seguir el fruto del Espíritu, 6:11.

29. Pelear la buena batalla de la fe y echar mano sobre la vida eterna, 6:12.

30. Vivir una vida irreprensible delante del Dios verdadero y de los hombres, 6:14-19.

Murcaf Strember

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Sep 14, 2008, 3:03:09 PM9/14/08
to pulpito

Es mucho lo que a lo largo de nuestra vida cristiana, hemos oído hablar, enseñar, predicar y exhortar sobre el amor. Con el estandarte de "Dios es amor" flameando al aire, los cristianos hemos apuntado casi con exclusividad a cultivar ese sentir, en obediencia extrema al mandato recibido.

Sin embargo, en mi humilde experiencia eclesiástica, he podido ser testigo, (Y tal vez también protagonista de cualquiera de las dos partes en juego), que eso es una quimera que sólo llega a un nivel de declamación poética, romántica, hipócrita y falsa. Juan es muy claro en su primera carta.

(1 Juan 2: 9-11) = El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

El amor es característico de la luz, mientras que el odio, lo es en igual manera, pero de las tinieblas. Y ambas, lo sabemos muy bien, son enemigas mortales, razón por la cual lo genuino de la relación con Dios se manifiesta en el compañerismo fraternal.

¿Has vivido de cerca o de lejos, en tu propia congregación, alguna vez, uno de esos encontronazos entre hermanos capaces de hacer brotar chispas encendidas de enojo, ira subida de tono y hasta agresiones verbales y físicas? ¿No? ¡Gloria a Dios! ¿Sí? Yo también.

En una ocasión y sin proponérmelo, por estar en el lugar menos indicado en el momento menos debido, me tocó ser testigo presencial, visual y auditivo, de una fuerte discusión entre dos pastores de una misma congregación.

Sin levantar en demasía la voz, un claro síntoma negativo desde el punto de vista del dominio propio, y sin abandonar el tratamiento de "hermano" ante cada palabra o expresión, estos dos buenos muchachos se dijeron las cosas más gruesas y violentas de las que yo tenga memoria.

En un principio, creí que se cuidaban de no pasarse de la raya por causa de mi presencia allí. Después de todo, yo era apenas un pequeño pigmeo dentro de la organización, mientras que ellos tenían ya un nombre hecho y un prestigio legítimamente adquirido.

Sin embargo, a los cinco minutos de discusión, todos los cuidados quedaron a un costado, mi presencia pasó a la indiferencia más concreta y para cada uno de ellos sólo quedó la figura del otro, tal como si fueran dos boxeadores prestos a propinar el golpe que lo dejara fuera de combate al adversario.

No sé, a ciencia cierta, cual era el motivo de la pelea, y casi ni siquiera interesa demasiado, porque a los pocos minutos de reyerta, comenzaron a lanzarse acusaciones que nada tenían que ver con los puntos básicos del inicio del problema. Así concluyen, generalmente, la mayor parte de las discusiones.

El tiempo hizo olvidar el asunto y ambos pastores trabajaron en muchas actividades juntos, pero era más que notorio y evidente que no se podían ni ver el rostro el uno con el otro. Simplemente se soportaban por razones ministeriales, pero amarse, ni por asomo.

Ahora bien; tú lees esto y piensas: ¡Vaya caso! ¿Este hermano cree que a él solo le pasó esto? ¡En todas las iglesias ocurren estas cosas! Y luego, la frase consabida producto de una falsa enseñanza: ¡No existe la iglesia perfecta!

A esto último, hay que aclararlo debidamente, antes que miles de nuevos creyentes se sigan confundiendo. La iglesia del Señor, sí es perfecta. Las congregaciones que los hombres llaman pretenciosamente "iglesias" son las que tienen estos problemas.

¿Por qué? Las causas pueden ser decenas y, si quieres, una para cada tipo de persona, para cada clase de idiosincrasia y hasta para cada estilo de vida cultural conforme a la nación donde suceda. Pero hay una que es fundamental y concisa: no existe el menor indicio de amor.

Allí mismo es donde necesariamente tenemos que retornar al texto. Porque se nos dice que aquel que aún puede aborrecer a su hermano (Y hablo de hermanos reales, no fingidos o simulados, que es otra cosa), todavía está espiritualmente en tinieblas. Y tú sabes muy bien, como yo, que cosa es la tiniebla desde lo espiritual.

Pero luego dice lo que yo creo es la clave de todos esos males que abundan en nuestras congregaciones: que las tinieblas producen ceguera espiritual de alto volumen y, por esa causa, es que las diferencias siguen en pie y no hay reconciliación posible.

Sigamos enseñando que Dios es amor, porque es una verdad; lo es. Sigamos predicando que a partir de ese amor podemos lograrlo todo, cosa que es cierta. Sigamos proclamando que sin amor nada es posible en el Reino de Dios, porque estaremos expresando una verdad contundente.

Pero, por favor, si alguien quiere tomarse un minuto para reflexionar, que luego pueda salir a decirles a los hermanos que la enseñanza, la predicación y la proclamación no bastan, que es menester poner por obra y vivir todo lo que decimos.

La Biblia ha sido leída por un 75 por ciento de la población mundial. De ese porcentaje, sólo un 30 por ciento ha creído que ella contiene la Palabra de Dios. Pero sólo un 5 por ciento, o menos, de esta última suma, al menos ha intentado vivirla. Y todavía no alcanza ese amor para borrar la tiniebla.

Néstor Martínez

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