¿Cómo está la relación del Gobierno de Cristina con la Cuba de Raúl Castro? /Emilio Marín en diario La Arena 12/6

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Sergio Ortiz

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Jun 12, 2008, 5:39:55 PM6/12/08
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editoriales

 

SE HARÁ EL VIII ENCUENTRO NACIONAL DE SOLIDARIDAD CON CUBA

¿Cómo está la relación del Gobierno de Cristina con la Cuba de Raúl Castro?

 

El vínculo entre los dos países alternó momentos buenos y regulares, dentro de una relación que política y comercialmente mejoró desde 2003. Ahora hay nuevos presidentes en Argentina y en Cuba.

EMILIO MARÍN

 

El fin de semana próximo, coincidiendo con el 80º natalicio de Ernesto Che Guevara, sesionará en Rosario el encuentro del Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba (MASCUBA). Será el octavo de la serie, que se hace cada año con dos o tres centenares de delegados de ese movimiento de todo el país e invitados especiales, entre ellos la embajada de Cuba en Buenos Aires y del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap).

Como se festejará el natalicio del mítico guerrillero, vendrán más delegaciones solidarias de Venezuela, Bolivia y otros países latinoamericanos. La delegación cubana estará reforzada por los hijos de Guevara y algunos dirigentes. El sábado 14  se inaugurará el primer monumento al Che, en un predio donado por la municipalidad. El uruguayo Daniel Viglietti y el cubano Vicente Feliú aportarán su música a un momento de gran convocatoria y emoción.

En esos encuentros de solidaridad se suelen abordar temas como la denuncia del bloqueo estadounidense, las gestiones por la libertad de los Cinco Cubanos presos en Estados Unidos, los proyectos solidarios como la Escuela Latinoamericana de Medicina (Elam) y las operaciones oftalmológicas, etc.

En las cinco comisiones en que deliberarán los delegados e invitados nacionales y extranjeros, seguramente esos tópicos estarán a la orden del día. Un punto de gran interés será reforzar la campaña por la libertad de los jóvenes encarcelados en EE UU, que a principios de mes vieron confirmada la mayor parte de sus condenas por un fallo de un tribunal de Atlanta.

En estos eventos también se puede pulsar la relación política entre los dos países, que desde 2003 mejoró notablemente respecto a los tiempos de Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde. El entonces presidente Fidel Castro llamó “lamebotas yanqui” a De la Rúa, luego que la delegación de la Alianza votara en Ginebra en contra de La Habana por supuesta violación de los derechos humanos. Esa fue la “sugerencia” de Washington que los gobiernos obsecuentes acataron como una orden.

Aún con esa mejoría apreciable en política y en el comercio bilateral, en la época kirchnerista no todo fue como caminar sobre pétalos de rosas. Hubo varias espinas y algunas todavía pinchan. Entre 2004 y 2005, con el entonces canciller Rafael Bielsa, Néstor Kirchner apremió a Fidel Castro con una campaña desmedida para que la médica contrarrevolucionaria Hilda Molina pudiera venir a Buenos Aires. Cuba dijo que era un asunto interno y la situación se puso tirante cuando Molina y su madre se pretendieron asilar en la embajada argentina en La Habana. La maniobra terminó en fracaso, cambios en el Palacio San Martín y un ambiente lleno de dudas.

 

Tiempo bueno, mejorando

Parafraseando a Nadia, la comentarista del tiempo en Canal 7, se podría decir que de esa relación tormentosa, repetida en julio de 2006 cuando Kirchner entregó una segunda carta a Castro durante la reunión del Mercosur, se ha pasado a otra, de “tiempo bueno, mejorando”.

Esa apreciación vale para el caso Molina. Cuba no aceptó que saliera esta acusada de recibir dinero del agente de la CIA Frank Calzón (ver libro “Los disidentes”, de Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez) y hacer falsas acusaciones a la medicina cubana para montar campañas a favor del bloqueo a la isla. Tal disposición no debe haber sido del agrado de Kirchner y de su mujer, empeñados como estaban en una gestión supuestamente “humanitaria”.

El flamante gobierno de Raúl Castro, electo a fines de febrero pasado, permitió que la madre de Molina, Hilda Morejón, pudiera embarcar para Buenos Aires.

Cristina Fernández manifestó el 21 de  mayo: “valoro enormemente el gesto de Cuba que a través de su presidente Raúl Castro permitió que la señora Morejón pueda estar junto a su familia”.

Desde el punto de vista kirchnerista quizás se piense que Raúl es diferente a su hermano Fidel. En una de esas, los cubanos creen que Cristina fue más discreta que su marido, quien entregó a la prensa las dos cartas a Fidel al mismo tiempo que a éste.

Sin embargo, quedará para este año o el próximo el caso de la médica convertida en una bolsa de odio contra su país y estandarte de la embajada norteamericana en Buenos Aires desde que la habitaba Lino Gutiérrez, el antecesor de Earl Wayne.

En la medida que este asunto no termine, la parte argentina seguirá con su cuestionable voto de “abstención” cuando el Consejo de los Derechos Humanos de Ginebra, tal la denominación de la vieja Comisión a partir de 2007, trate alguna moción contra Cuba pergeñada por el Departamento de Estado. Lo correcto sería votar por La Habana, que por sus propios méritos fue elegida en 2006 para ese Consejo de 47 miembros, con mandato hasta 2009.

Si el gobierno argentino está realmente preocupado por los derechos humanos relacionados con Cuba, tendría que hacer más hincapié en la eliminación del centro ilegal montado por George Bush en Guantánamo y en el caso de los Cinco cubanos, condenados en conjunto a cuatro condenas perpetuas y 77 años de prisión en EE UU.

 

Viento a favor

El 22 de junio del pasado hubo un hecho decisivo para el vínculo entre los dos países. Cuando aún Daniel Filmus era el ministro de Educación, se firmó el “Protocolo Adicional relativo al Reconocimiento de Certificados, Títulos y Grados Académicos de Educación Superior”. En los hechos vino a destrabar la situación que padecían tres camadas de médicos argentinos recibidos en la Elam y cuyos títulos no estaban habilitados para ejercer la medicina. Fue un largo proceso que culminó bien, con perspectivas halagueñas para los mil argentinos becados en ese centro de estudios creado en 1999.

Este año se graduará la cuarta promoción y como las tres anteriores tendrá su acto público en la Cámara de Diputados, con presencia de las agrupaciones de padres y familiares, MASCUBA, la embajada de Aramís Fuente Hernández y el Grupo de Parlamentarios Amigos de Cuba presidido por el santafecino Jorge Obeid.

Esa resolución también facilitará el ejercicio de su profesión a los jóvenes que se licenciaron en el Instituto Internacional de Educación Física y Deportes.

Una pregunta del movimiento solidario con Cuba es por qué el gobierno argentino paga 80.000 dólares anuales para costear parte de las becas del programa estadounidense Fulbright y no aporta una suma similar o mayor para la Elam, que beneficia a mil futuros médicos nuestros.

Quizás una parte de ese amarretismo pueda deberse al intenso lobby de los colegios médicos y oftalmológicos en contra de las becas en Cuba y de la Operación Milagro, de operaciones gratuitas a la vista. Estas deben realizarse en hospitales montados por Cuba y Venezuela en Bolivia, para sortear la negativa de aquellos profesionales inspirados en el lucro. Hasta principios de 2008 ya eran 18.000 los argentinos beneficiados por esas operaciones de cataratas y carnosidades, que no pagaron ni un peso.

Sangrando por la herida, “La Nación” del 4 de febrero pasado, admitía esa gratuidad y pretendía ver en ella una mera maniobra de Castro: “los gastos de traslado y hospedaje son cubiertos por el gobierno de La Habana, que usa esta ayuda como plataforma de reposicionamiento político en América latina”.

Al compás de ese mejoramiento, el comercio se expandió. Era de sólo 20 millones de dólares en 2002 y ya en 2005 había trepado a 100 millones, que con la firma de varios convenios de venta de alimentos argentinos por medicamentos y vacunas cubanas podría llegar a los 200 millones anuales.

En julio de 2006, en la citada reunión de presidentes del Mercosur en Córdoba, Argentina fue parte de la jugada que amplió el comercio con la isla, aumentando el número de sus productos que no pagarán aranceles en la zona. Lástima que eso fue empañado por la descomedida carta K por Molina.

Argentina votó correctamente desde 1992 en la ONU contra el bloqueo estadounidense. Pero un asunto que debería estudiarse y resolverse es que las empresas Microsoft y Google, radicadas en Argentina, vendan sus productos a la isla socialista. En octubre de 2007 el canciller Felipe Pérez Roque denunció ante la ONU que Google bloquea a Cuba y no deja siquiera bajar por Internet los programas grauitos.

El 8 de junio pasado la presidenta argentina inauguró nuevas oficinas de Google en Puerto Madero, que “se encargará de todas las operaciones de habla hispana de Latinoamérica”, según su director de comunicaciones Alberto Arébalos. ¿Acaso Cuba no queda en Latinoamérica? ¿Por qué esas compañías radicadas en nuestro país, que deberían acatar las leyes nacionales, ponen por delante la ley Helms-Burton de bloqueo a la mayor de las Antillas? Ya que Cristina fue a inaugurar esas oficinas, ¿no puede persuadir y en última instancia obligar a esa compañía a cumplir con nuestras leyes?

 

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