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Juez santafesino renuncia al “perverso” Poder Judicial: “Se utilizan las prisiones preventivas como herramienta de coerción”
Santiago Banegas tomó esta decisión luego de que la Cámara de Apelaciones revocara un fallo donde había absuelto a un imputado por abuso sexual para sentenciarlo a 14 años. “Se condena más por cuestiones ideológicas y políticas que porque realmente se hayan probados los hechos”, aseguró.
Escribe David Rey
Mientras todo el mundo se pelea por tener la razón y no dar el brazo a torcer, yo pagaría por estar equivocado o haberlo estado. Hace muchos años que sostengo lo mismo: la persecución judicial que comenzó -mediante el circo de la lesa humanidad- contra los miembros de las fuerzas militares y de seguridad que de alguna forma participaron en la guerra de los años 70, será la misma persecución que, tarde o temprano, sufrirán las personas comunes y corrientes. Pues bien, lamentablemente, el tiempo me termina dando la razón.
En realidad, no sólo el tiempo… sino también nada menos que un juez, el juez Santiago Banegas, de la ciudad de Reconquista. Banegas, tras 17 años en el Poder Judicial, acaba de dar un cimbronazo en la justicia santafesina que, a duras penas los medios “importantes” tratan de matizar con una indiferencia preocupante: el hombre acaba de anunciar que el primero de octubre dejará su cargo ante la falta de confianza en el Poder Judicial. En fin, un verdadero escándalo: si a un juez le ocurre esto, entonces, ¿qué nos queda al resto de los mortales?
Según informó SL24, Banegas “llegó al límite cuando debió intervenir en un caso de abuso infantil en el que absolvieron en primera instancia, pero que en la Cámara de Apelación se revirtió la decisión con una sentencia que consideró de «muy mala calidad»”. El juez ha dicho al citado medio que “existe una enorme presión social y mediática que empuja a dictar prisiones preventivas masivas como herramienta de coerción, lo que a su juicio resulta «perverso»”. ¿No nos resulta familiar lo que dice este hombre? En definitiva, lo mismo que con los militares… pero con los civiles comunes y corrientes.
En este sentido, el magistrado indicó a Aire de Santa Fe que, si bien en un principio la prisión preventiva se aplicaba “para lo que tenía que ser, con el correr del tiempo, por cierta presión que se ejerció sobre los fiscales y luego a los jueces, comenzamos a incrementarlas de modo exponencial. Hoy en día tenemos 11 mil presos preventivos contra tres mil que había en 2014”. Para Banegas esta herramienta se está usando para obligar al imputado a “firmar un abreviado, lo cual es sumamente perverso”, algo que, según el juez, se podría mitigar si hubiera juicios por jurado. “Como sistema hemos bajado los estándares de prueba muchísimo, de modo que cualquiera puede resultar condenado con una denuncia y un poco más”, redondeó.
El caso Lebus
Uno de los casos que agotaron la paciencia del juez Santiago Banegas es el que involucra a César Emanuel Lebus, ingeniero agrónomo de 44 años de edad y oriundo de la localidad de Avellaneda. Acaba de ser condenado a 14 años de prisión por una denuncia de abuso sexual formulada por su exesposa, Mónica Gladis Pedrini, quien, en 2021, tras intentar “sin éxito -según confió el imputado- que yo proceda a entregarle mis bienes ”, lo acusó de haber abusado del mayor de sus dos hijos, de entonces siete años de edad. Pero el verdadero calvario no comenzó acá para Lebus. (Leer carta del imputado en Facebook).
Tras un juicio oral que se llevó a cabo en mayo de 2024, por unanimidad el tribunal -integrado por Banegas- dictó la absolución del imputado por falta de elementos que respaldaran la denuncia de la mujer y por presentar características que denotaban la interferencia de un adulto en el relato del menor en la misma cámara Gesell. En resumen, no sólo que el niño no describió haber sido abusado, sino que, reiteradamente, confió que repetía lo que la madre le había dicho que diga. Por si esto fuera poco, el tribunal además entendió que las declaraciones de la psicóloga, Silvana Elisabeth Lucci, rayaban nada menos que el falso testimonio.
Pero estamos en Argentina. Y la fiscalía, por la parte querellante, apeló la sentencia y la Cámara de Apelaciones revirtió el fallo absolutorio. El resultado, 14 años de prisión. Aunque todavía falta la nota de color: y es que la Cámara aceptó que en el relato del menor no había indicios de haber sufrido abuso, no obstante, increíblemente, optó por considerar válidos los argumentos tanto de la madre como de la psicóloga, los mismos que habían sido ya desestimados por inválidos por el anterior tribunal y los mismos que contrastaban con el relato del menor (que en todo momento dijo estar repitiendo lo que su madre le decía).
Actualmente Lebus se encuentra detenido en la Alcaidía de la Unidad Regional IX, en la ciudad de Reconquista.
Lesa humanidad y perspectiva de género
El juez Banegas ha manifestado algo que no sorprendería en absoluto a los miles de militares y policías que han sido arteramente perseguidos durante todos estos años por una justicia corrompida por la política y la ideología: y es que ya hace tiempo que se vienen imponiendo condenas con muy poca prueba, lo que derivó en que muchas personas inocentes estén hoy privadas de su libertad. ¡Que no lo digo yo ni el abogado de un militar detenido, sino nada menos que un juez!
“Hay, por ejemplo, 11 casos de abuso sexual en los cuales los tribunales de primero instancia absolvieron, los de segunda instancia revocaron y condenaron en 10”, contextualizó con un ejemplo Banegas a Aires de Santa Fe. “O los jueces de primera instancia somos sumamente burros y absolvemos mal, o se está condenando más por cuestiones ideológicas y políticas que porque realmente se hayan probados los hechos más allá de toda duda razonable”. Vale destacar que de 23 casos de abusos sexuales en los que Banegas ofició como juez, condenó en 21 y absolvió en dos, pero en ambos casos “la Cámara” apeló y “los dio vuelta”.
“La presunción de inocencia y la perspectiva de género van por carriles distintos”, afirmó Banegas. “La perspectiva de género es una herramienta de valoración probatoria, mientras que la presunción de inocencia es una regla de decisión que implica que cuando ya se valoró la prueba aplicando perspectiva de género, si siguen existiendo dudas hay que absolver. Lo que ocurre en la actualidad es que se utiliza la perspectiva de género como una regla de decisión, y se parte de que el imputado debe probar su inocencia, algo que es casi imposible en la práctica”.
Podríamos entender, finalmente, que los llamados juicios de lesa humanidad (mediante los cuales se violaron absolutamente todas las garantías constitucionales) sirvieron en realidad como un ensayo que posibilita hoy ampliar el prevaricato a toda la esfera civil. Si, pues, una visión torcida e infame de los Derechos Humanos fue el lema incuestionable que permitió desandar el atropello ilegal contra los militares, pues hoy la sacralizada “perspectiva de género” es el mantra que obnubila el pleno discernimiento de la justicia en favor de fomentar la misma persecución, aunque esta vez con el objetivo no circunscrito a un grupo en particular sino a toda la sociedad argentina.
En fin, pagaría por haber estado equivocado cuando, muchos años atrás, comenzaba a insistir con que mi trabajo no consistía en «defender a los militares» sino en hacer lo poco o mucho que se puede hacer para que la injusticia que ellos padecen… termine con ellos, y no que se traslade a la gente común y corriente. Pero hablaba en chino mandarín, entonces, por lo que parece.