El desarrollo de la investigación no debe estar desvinculado de la educación y difusión del quehacer científico sino que debe permear hacia la sociedad civil. Una de nuestras principales falencias es que la actividad científica ha estado, en gran medida, encapsulada y desligada de la educación general. La responsabilidad de contribuir en esta área no es privativa del Estado en cuanto al financiamiento y el diseño de programas, sino que también de los propios científicos, quienes debemos comenzar a involucrarnos con mayor intensidad y participar en el diseño de programas de difusión de las ciencias, generando vínculos, a través de nuestro propio quehacer, con el desarrollo de la educación y difusión de la CTI.