Evangelio Diario Meditado

9 views
Skip to first unread message

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jun 27, 2013, 11:37:52 AM6/27/13
to osmth-ve
La verdadera sabiduria
Mateo 7, 21-29. Tiempo Ordinario. Si construyes en roca firme, tendrás tu casa bien sólida en los días de tempestad. 
Autor: P José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21-29


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina. Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.

Oración introductoria

Señor, me acerco a Ti en esta oración para construir mi vida sobre la roca firme de tu amor. No permitas que me conforme con invocar tu nombre con los brazos cruzados, mis ojos cerrados y mis oídos tapados. Tengo sed de Ti, de encontrarme contigo, de dejarme guiar por Ti en esta meditación.

Petición

Padre Santo, dame el don de construir mi vida sobre la roca firme de tu amor. 

Meditación del Papa

Jesús mismo reprende a sus discípulos: "¿Por qué me llamáis: ¡Señor, Señor!, y no hacéis lo que digo?". Y recurriendo a la imagen de la construcción de la casa, añade: "El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra... se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida". Queridos amigos, construid vuestra casa sobre roca, como el hombre que "cavó y ahondó". Intentad también vosotros acoger cada día la Palabra de Cristo. Escuchadle como al verdadero Amigo con quien compartir el camino de vuestra vida. Con Él a vuestro lado seréis capaces de afrontar con valentía y esperanza las dificultades, los problemas, también las desilusiones y los fracasos. Continuamente se os presentarán propuestas más fáciles, pero vosotros mismos os daréis cuenta de que se revelan como engañosas, no dan serenidad ni alegría. Sólo la Palabra de Dios nos muestra la auténtica senda, sólo la fe que nos ha sido transmitida es la luz que ilumina el camino. Benedicto XVI, Mensaje para la XXVI Jornada de la Juventud, 2011.

Reflexión

Nuestro Señor sabía algo de arquitectura, porque si alguien intenta construir en roca firme, tendrá su casa bien sólida en los días de tempestad, y si una persona quiere construir en arena no le durará su morada en pie.

Además si es verdad en la vida terrena, ¿cuanto más lo será para la vida espiritual?. En el alma los cimientos son las palabras que Cristo nos ha dejado. Por eso tenemos que leer con frecuencia el evangelio, que es en donde se recogen todas las palabras del Señor. En ellos encontraremos las fuerzas necesarias para ser fieles y tener una casa espiritual bien fundada en Cristo.

Así busquemos vivir siempre con el evangelio en la mano para cimentar bien nuestra vida y vivir fieles a Dios, siendo así ejemplo para todos nuestros hermanos.

Diálogo con Cristo

Jesús, contigo cada día es una bella oportunidad para hacer crecer mi amor por Ti y a los demás. Ayúdame a darte un «sí» en cada momento de mi vida, viviendo con la conciencia de que me creaste para ser santo y que la santidad no es sino una respuesta de amor, en cada momento del día, en lo pequeño y en lo grande.

--


___________________________
Sor+ Edith Bohorquez
Priorato Templario de Venezuela

Twitter: @osmth_ve

"Non nobis, Domine, non nobis, Domine, non nobis, Sed nomine tuo da Gloriam"

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jun 26, 2013, 11:49:02 AM6/26/13
to osmth-ve
Por sus frutos los conoceréis
Mateo 7, 15-20. Tiempo Ordinario. Estar cerca de la Eucaristía, apacigua nuestros miedos, transforma la tristeza en alegría, y convierte el odio en Amor. 
Autor: Gustavo Velázquez | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 15-20

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.

Oración introductoria

Jesús, Tú nos hablas hoy de los malos profetas, pero al mismo tiempo nos hablas de nosotros. Dices que al árbol se le conoce por sus frutos, por sus obras. Que no es suficiente con ver su tronco o su follaje para conocerlo, sino que necesitamos recurrir a sus frutos: como cuando buscaste higos en la higuera. Por eso, deseo unirme a ti, para que Tú produzcas en mí frutos de amor y de entrega.

Petición

Jesús, concédeme unirme a tu Eucaristía, para que circule tu savia por mis venas, y así pueda dar frutos que salten hasta la vida eterna.

Meditación del Papa

Nosotros celebramos la Eucaristía sabiendo que su precio fue la muerte del Hijo - el sacrificio de su vida, que en ella está presente. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, nosotros anunciamos la muerte del Señor hasta que Él vuelva, dice san Pablo (cfr Co 11,26). Pero también sabemos que de esta muerte brota la vida, porque Jesús la ha transformado en un gesto de entrega, en un acto de amor, dándole de esta forma su sentido más profundo: el amor ha vencido a la muerte. En la santa Eucaristía Él, desde la cruz, nos atrae a todos hacia Sí (Jn 12,32) y hace que nos convirtamos en los sarmientos de la vid que es Él mismo. Si permanecemos unidos a Él, entonces también nosotros produciremos frutos, y entonces ya no saldrá de nosotros el vinagre de la autosuficiencia, del descontento de Dios y de su creación, sino el vino bueno de la alegría en Dios y del amor al prójimo. Benedicto XVI, 23 de octubre 2005.

Reflexión 

La unión frecuente con Cristo Eucarístico cambia forzosamente nuestra forma de pensar y de actuar. Porque, o comulgando su Cuerpo, nos convertimos, o permaneciendo en nuestras malas costumbres, dejamos de comulgarlo.
Cuando recibimos la Eucaristía, Dios nos asimila en sí mismo, nos transforma en sus sarmientos, en extensiones de su amor a los hombres. Los frutos producidos de esta ventajosa unión, son increíbles. Porque apacigua nuestros miedos, transforma nuestras tristezas en alegría, y convierte nuestros odios en Amor.

Propósito

Buscaré comulgar con mayor frecuencia, y, en la comunión del próximo domingo, le diré: "Concédeme nunca más apartarme de ti".

Diálogo con Cristo

Jesús, Tú eres la Vid en la que quiero insertarme para dar buenos frutos. Sé que por mis propias fuerzas, puedo poco; pero que unido a ti, lo puedo todo. No me deseches nunca de tu Corazón, antes bien, concédeme ser fiel a tu presencia en mi vida. "Concédeme vivir siempre tus mandamientos y no permitas que me separe de ti".


El efecto propio de este sacramento es la conversión del hombre en Cristo, para que diga con el Apóstol: Vivo, no yo, sino que Cristo vive en mí
(Santo Tomás, Coment. IV al Libro de las Sentencias, d. 12, q. 2, a. 1)

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jun 28, 2013, 11:33:21 AM6/28/13
to osmth-ve
La curación de un leproso
Mateo 8, 1-4. Tiempo Ordinario. Cristo nos consuela en nuestros sufrimientos, basta confiar en Él, nuestro Padre misericordioso que quiere nuestra felicidad. 
Autor: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 8, 1-4

Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio. 

Oración introductoria

Señor, yo creo en ti y en tu amor. Si quieres puedes convertir este momento de oración en una experiencia de amor que transforme toda mi vida; sé que lo puedes hacer y humildemente te suplico que lo hagas.

Petición

Jesús, cúrame de todo eso que me aparta del camino del bien porque quiero vivir en todo, y sobre todo, tu caridad.

Meditación del Papa

El domingo pasado vimos que Jesús, en su vida pública sanó a muchos enfermos, revelando que Dios quiere para el hombre la vida y la vida en abundancia. El evangelio de este domingo nos muestra a Jesús en contacto con una forma de enfermedad considerada en ese momento como la más seria, tanto que volvía a la persona "impura" y la excluía de las relaciones sociales: hablamos de la lepra. Una ley especial reservaba a los sacerdotes la tarea de declarar a la persona leprosa, es decir impura; y también correspondía al sacerdote declarar la curación y readmitir al enfermo sanado a la vida normal. Mientras Jesús estaba predicando en las aldeas de Galilea, un leproso se le acercó y le dijo: "Si quieres, puedes limpiarme". Jesús no evade el contacto con este hombre, sino, impulsado por una íntima participación de su condición, extiende su mano y le toca --superando la prohibición legal--, y le dice: "Quiero, queda limpio.". (Benedicto XVI, 12 de febrero de 2012).

Reflexión

No hay duda que la vida de los hombres está llena de sufrimientos más o menos visibles, físicos, mentales, morales. El leproso del evangelio de hoy es una de estas miserias.

Aunque los hombres se afanen por buscar las riquezas y finjan vivir en un mundo inmortal, los signos de la muerte que cada hombre lleva en sí mismo son inevitables. Los encontramos en cada paso de nuestra vida. Drogas, matrimonios deshechos, suicidios, abusos, enfermedades y un sin fin de desgracias que hasta el hombre más famoso, más rico, más sabio y más sano conoce personalmente. Para muchas personas muchas de estas realidades son hechos de cada día. Sin embargo, ellas mismas saben que a pesar de ello se debe ir adelante en la vida lo mejor posible. 

Por eso, Jesús pone en sus manos este elenco de desdichas y lo transforma en gracias y en bendiciones. Realiza milagros para que veamos que es capaz de darnos una vida que no sólo es sufrimiento sino que también hay consuelos físicos y morales que, son más profundos porque tocan el alma misma. Para esto ha venido a esta vida, para traernos un reino de amor y unión. 

Basta que nosotros usemos correctamente nuestra libertad para que se realicen todas las gracias que Cristo quiere darnos. Basta confiar en Él, en su palabra que nos habla del Padre misericordioso e interesado por nuestra felicidad.

Diálogo con Cristo

Señor, yo creo en Ti, en la abundancia y gratuidad de tu amor. Dame la gracia de corresponderte con un corazón benigno y sincero, que cure la vida de los demás con mis palabras, mis acciones y mi testimonio. Ayúdame a vivir en tu luz para experimentar la alegría de sanación que viene con tu amistad.

Propósito

Orar con la ilusión y con la confianza de creer, y saber, que Dios me dará todo lo que necesito. 

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jun 29, 2013, 11:57:33 AM6/29/13
to osmth-ve

A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos
Mateo 16, 13-19. Solemnidad de San Pedro y San Pablo. Ellos encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra. 

Autor: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19


Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». 

Oración introductoria

Cristo, san Pedro y san Pablo, y muchos otros, dieron su vida porque creían en el amor, en la locura de tu amor que te llevó al extremo de morir en la cruz. Dame la gracia de comprender, en esta oración, que debo buscar vivir, transmitir y ser testigo de ese amor.

Petición

Dios mío, que este tiempo de oración sea una expresión de mi amor. 

Meditación del Papa

Pedro responde: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Acto seguido, Jesús pronuncia la declaración solemne que define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (...). A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos". Las tres metáforas que utiliza Jesús son en sí muy claras: Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; tendrá las llaves del reino de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca oportuno; por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o prohibir lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo. Siempre es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Así queda descrito con imágenes muy plásticas lo que la reflexión sucesiva calificará con el término: "primado de jurisdicción". Benedicto XVI, 7 de junio de 2006.

Reflexión 

Cristo pregunta a sus apóstoles: ¿quién dice la gente que soy yo? Pone esta pregunta sólo después de haber llevado a término su misión de enseñar lo que el Padre le ha dicho. Podría decirse que el caso ya está expuesto y ahora llega el momento de pronunciar el juicio. Sin embargo, la gente que ha visto y oído todas las pruebas necesarias para reconocerlo como Mesías, no termina por comprender sus signos. Es como si un velo cubriera sus ojos y les impidiese dar una respuesta segura y convincente: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo."

Para Pedro, al igual que para Pablo tiempo después, Cristo fue un auténtico enigma difícil de descifrar. Por ejemplo, ¿qué pensaría Pedro al ver a su maestro caminando sobre las aguas? O ¿cuáles sentimientos fluirían es su corazón cuando escucha de Cristo "sobre ti edificaré mi Iglesia" y más tarde le dice "apártate de mí Satanás." 

Este misterio sobre Cristo lo comprenderíamos mejor con los ojos de la fe que nos da el Padre. Mientras la fe no sea le oxígeno de nuestra vida, no seremos capaces de reconocer a Cristo como el Mesías. Por esto Cristo le dice a Pedro "dichoso Tú, Pedro, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre sino mi Padre que está en el cielo." 

El don de la fe se lo dona el Padre a Pedro no por mérito de Pedro ni por sus cualidades personales -era pescador- sino por su propia bondad Dios. Es el don más precioso, el de reconocer a Dios como Mesías, como la auténtica luz que guiará nuestros pasos hacia la felicidad eterna. Y gracias a la fe Pedro y Pablo encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra. 

Propósito

Haré una oración especial por el Papa Francisco, pidiendo a Dios lo ilumine y lo fortalezca en su misión.

Diálogo con Cristo

Señor, siendo fiel a la Iglesia, estoy seguro que te soy fiel. Estar en comunión con el Papa es estar en comunión contigo. Por eso hoy te quiero confirmar mi amor y mi deseo de caminar siempre al paso de la Iglesia, sin poner límites a mi servicio ni a mi amor.

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jun 30, 2013, 11:36:59 AM6/30/13
to osmth-ve
Jesús, ¿Radical o intolerante?
Lucas 9, 51-62. Tiempo Ordinario. Cristo conoce muy bien el corazón de los hombres y sabe lo que puede pedirnos. 
Autor: P . Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 51-62 

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?. Pero volviéndose, les reprendió y dijo: No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos. Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, uno le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. A otro dijo: Sígueme. Él respondió: Déjame ir primero a enterrar a mi padre. Le respondió: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios. También otro le dijo: Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa. Le dijo Jesús: Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios. 

Oración introductoria

Sagrado Corazón de Jesús, no hay camino más corto y más seguro para alcanzar la felicidad que el conocer, venerar, agradecer y alabar tu sacratísimo corazón. Dame un amor ardiente y personal a tu divino corazón, y nunca dejes que anteponga mi egoísmo o mis apegos terrenales a tu santa voluntad. 

Petición

Jesús, conviérteme en un apóstol apasionado de tu Reino.

Meditación del Papa

Cristo mismo le dice: "Sígueme", pidiéndole un corte radical con los vínculos familiares. Estas exigencias pueden parecer demasiado duras, pero en realidad expresan la novedad y la prioridad absoluta del reino de Dios, que se hace presente en la Persona misma de Jesucristo. En última instancia, se trata de la radicalidad debida al Amor de Dios, al cual Jesús mismo es el primero en obedecer. Quien renuncia a todo, incluso a sí mismo, para seguir a Jesús, entra en una nueva dimensión de la libertad, que san Pablo define como "caminar según el Espíritu". "Para ser libres nos libertó Cristo" -escribe el Apóstol- y explica que esta nueva forma de libertad que Cristo nos consiguió consiste en estar "los unos al servicio de los otros". Libertad y amor coinciden. Por el contrario, obedecer al propio egoísmo conduce a rivalidades y conflictos.

Queridos amigos, está llegando a su fin el mes de junio, caracterizado por la devoción al Sagrado Corazón de Cristo. Precisamente en la fiesta del Sagrado Corazón renovamos con los sacerdotes del mundo entero nuestro compromiso de santificación. Hoy quiero invitar a todos a contemplar el misterio del Corazón divino-humano del Señor Jesús, para beber de la fuente misma del Amor de Dios. Quien fija su mirada en ese Corazón atravesado y siempre abierto por amor a nosotros, siente la verdad de esta invocación: "Sé tú, Señor, mi único bien", y está dispuesto a dejarlo todo para seguir al Señor. ¡Oh María, que correspondiste sin reservas a la llamada divina, ruega por nosotros! (Benedicto XVI, 27 de junio de 2010).

Reflexión

Creo que nunca se había hablado tanto de "tolerancia" como en nuestros días. Aunque, si hemos de ser sinceros, aún hoy se cometen bastantes atropellos en muchos rincones del planeta a causa de la intolerancia religiosa, étnica, cultural, económica o social. Pero, no voy a entrar en este tema. Lo que se me ha hecho curioso es que en el Evangelio de este domingo, Jesús se nos presenta, extrañamente, casi como un "intolerante"...

Lucas nos narra el caso de tres jóvenes que pudieron ser discípulos de Jesús, y que quedaron en vocaciones frustradas por la respuesta dada por el Señor. Quien no lo conoce, podría tildarlo de duro, tajante, e incluso de intolerante. Ciertamente, desconcertante.

Mientras Jesús iba de camino, le salió al encuentro uno, que le dijo: "Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas". Parecía estar bien dispuesto y preparado para seguir a Jesús. Y, sin embargo, nos da la impresión de que nuestro Señor lo desanima: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos -le responde- pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Era como decirle que se lo pensara muy bien, que no era fácil su seguimiento, que habría muchas dificultades y renuncias, y que no cualquiera podía ir por ese camino. Pero, ¿no hubiese sido mejor que lo entusiasmara y le ofreciera una palabra de aliento? Seguramente, al oír una respuesta tal, aquel muchacho se habrá echado para atrás.

Enseguida se encuentra con otro, y lo invita Él personalmente: "Sígueme". Es aquí Jesús quien toma la iniciativa. El joven le pide un poco de prórroga: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre". Jesús no condena los funerales. Obviamente, no es que el padre de este muchacho acabara de morir y tuviera que celebrarse un sepelio. No. Estas palabras significan otra cosa muy diversa: éste quería permanecer entre sus seres queridos hasta que sus padres murieran y entonces, después de sepultarlos, podría ser su discípulo.

Por supuesto que Jesús no admite dilaciones: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios". La respuesta nos puede sonar bastante confusa. Los orientales son muy coloridos en su hablar y usan un lenguaje rico de imágenes. La palabra "muertos" cobra aquí un doble significado: a los primeros a los que se refiere Jesús son los muertos no en sentido físico, sino figurado -es decir, aquellos que no pertenecen al Reino, los muertos en su espíritu- y son los deben enterrar a los que ya han partido de este mundo, a los difuntos en el sentido real del término.

Finalmente, aparece en escena un tercer joven, que le dice: "Te seguiré, Señor, pero déjame primero despedirme de mi familia". La petición que hace éste a Jesús nos parece muy razonable. ¿Qué tiene de malo que, antes de seguir a Cristo, se despida de sus seres queridos? Cualquiera de nosotros lo hubiera pedido. Más aún, quienes hemos seguido a Cristo por el camino del sacerdocio o de la vida religiosa, lo hemos hecho. El mismo Eliseo le hizo a Elías una idéntica petición cuando éste lo llamó a sucederlo en el ministerio profético. Y Elías se lo permitió (I Re, 19, 91-21).

Sin embargo, las palabras de nuestro Señor vuelven a ser duras y radicales: "El que echa la mano en el arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios". Y también éste queda descartado.

¿No es Jesús un Mesías bastante radical e intolerante? Sin embargo, en este último caso, el Señor no está negando a nadie que "se despida" físicamente de los suyos. De lo que habla es de la actitud interior. Éste todavía estaba demasiado apegado a su familia y los afectos naturales lo tenían como "atado", tanto que no le permiten seguir a Jesús. Son esas personas que jamás se deciden a romper con sus comodidades, sus afectos, sus seguridades, ni son capaces de renunciar a la compañía física de sus seres queridos. Y así frustran una vocación hermosa al seguimiento de Jesús. 

El Señor no es intolerante, pero sí es exigente. Él conoce muy bien el corazón de los hombres y sabe lo que puede pedirnos. Si muchos reyes y generales, a lo largo de la historia, han pedido a sus súbditos o a sus soldados incluso el sacrificio supremo de la propia vida -y tantísimos lo han dado por su rey y por la patria- Jesucristo, el Rey de reyes, también puede pedirlo. Él quiere generosidad, decisión, totalidad en el amor. Las entregas a medias no sirven para nada. Además, el Señor advierte claramente a los que llama y les hace conocer las exigencias de su seguimiento. Quienes quieran alistarse en sus filas, deben ser conscientes de la dificultad de la empresa y de la gravedad de los compromisos que asumen con su decisión. 

Pero, aunque sabe que su seguimiento es costoso, el Señor no engaña a nadie porque quiere entregas libres, conscientes y hechas por amor. No quiere mercenarios, cobardes ni traidores. Cristo exige una opción radical por Él y por su Reino, pues "si alguno quiere seguirlo y no toma su cruz, no es digno de Él" (Lc 9,23). Sus discípulos deben estar dispuestos a entrar por la vía estrecha del Evangelio (Mt 7, 13-14), a perder la vida por Él para salvarla (Lc 9,24), y a caer en tierra y morir para llevar mucho fruto (Jn 12,24). Cristo exige radicalidad, sí, pero nos promete una recompensa eterna y un premio sin comparación: "cien veces más en esta vida y la vida eterna" (Mt 19,29).

Francisco Pizarro, de camino al Perú, se vio ante un peligro inminente, y su tripulación se rebeló y exigió la vuelta. Pero el general se puso en medio de sus hombres, trazó una línea en tierra y les pidió una opción tajante: o seguir con él hasta la victoria, o echar marcha atrás como cobardes. Los pocos valientes que le siguieron fueron los conquistadores del imperio Inca. Hernán Cortés hizo otro tanto con sus tropas: mandó quemar las naves para que nadie pudiera huir. 

Diálogo con Cristo

Sagrado Corazón de Jesús, quiero orar y trabajar para que miles de personas se conviertan también en apóstoles convencidos tuyos, porque no hay nada más grande y hermoso que ser conquistados por tu Evangelio. Pongo a toda mi familia bajo tu protección.

Propósito

Si tantos hombres valientes se han convertido en héroes por un ideal noble, sí, aunque terreno, ¿Cristo no nos puede pedir eso mismo para la aventura más maravillosa y heroica, la de ganar a miles de almas para Dios y para la vida eterna? Muchos hombres y mujeres han sido mártires por el nombre de Cristo. Y nosotros, ¿qué seremos capaz de hacer por Él? 

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jul 2, 2013, 9:39:43 AM7/2/13
to osmth-ve
¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?
Mateo 8,23-27. Tiempo Ordinario. Jesús, tu duermes en la barca de mi alma si y necesito tu ayuda, para confiar en ti, aunque duermas y parezca que "no te enteras de mi vida". 
Autor: Samuel Hurtado | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 8,23-27

Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!». Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?».

Oración introductoria

Jesucristo, muchas veces no comprendo muchas cosas que me suceden ni sé explicar los problemas que surgen en mi vida diaria. Tú eres Dios, y duermes en la barca de mi alma si yo te soy fiel; por eso necesito tu ayuda, para confiar en ti, aunque duermas y parezca que "no te enteras de mi vida". Dame ese poco de fe que le faltó a los apóstoles, pues aun dormido, Tú eres el Dueño del universo. Oh, Jesús, calma la tempestad de mis tentaciones y de mis dificultades y, entonces, yo podré ver de una manera diferente tu voluntad.

Petición

Dulce Jesús, aunque muchas veces no comprendo las circunstancias que vivo, yo me acojo a ti para ver en todas ellas tu mano amorosa y protectora. Que sepa decir, desde hoy, hágase como quieras, pues la misma tormenta obedece a tu amor.

Meditación del Papa

Cristo presente en medio de nosotros se hace nuestro compañero de viaje en la vida de la Iglesia, que celebra su misterio. 
Esta certeza, queridos hermanos y hermanas, alimentada por la escucha de la Palabra de Dios, debería ayudarnos a ver el mundo de una manera diversa, a interpretar cada uno de los acontecimientos de la vida y de la historia como palabras que Dios nos dirige, como signos de su amor que nos garantizan su cercanía en todas las situaciones; en particular, esta certeza debería prepararnos para acogerlo cuando "de nuevo venga con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin" Benedicto XVI, 30 de noviembre de 2008

Reflexión apostólica

La palabra del Papa, toca uno de los puntos más comunes en la vida: la incertidumbre de lo que nos pasa o pasará. En esto, se distinguen quienes no tienen fe de los creyentes: se preocupan demasiado en qué comerán o ganarán el día de mañana, mientras que el cristiano se prepara para el futuro viviendo rectamente el presente. Dios nos va poniendo en el camino las soluciones; pero sólo las vemos a largo plazo. Es aquí donde entra nuestra fe: hoy, quizá, nos atrapa la estrechez económica o la muerte de un ser querido... sin embargo, Dios lo permite, porque de ello sacará un bien mucho mayor. Y mientras no alcanzamos a ver el "porqué", Cristo nos acompaña y su sola presencia y nuestra oración nos darán la fuerza para llegar a ser felices con Él. 

Propósito

Hoy dedicaré en medio de mis ocupaciones habituales, 10 minutos para hablar con Cristo, pidiéndole el regalo de confiar más en Él.

Diálogo con Cristo

Jesús, desde hoy quiero vivir viendo más allá de lo que veo. Sé que dificultades siempre he de tener y que me enfrentaré con tormentas y con baches en el camino. Pero Tú vas a mi lado. Ojalá no te despierte con mis quejas inútiles. Inútiles, porque Tú sabes lo que me sucede y te propones arreglarlo, y eso desde que moriste por mí. Por supuesto, dame la fe necesaria y la voluntad para resistir en el barco aunque éste se tambalee de aquí a allá. Jesús, no quiero preocuparme excesivamente por el futuro, pues aún no existe. Más bien quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.


Creo, Señor, pero que crea con más firmeza (San Clemente XI, Oraciones)

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jul 1, 2013, 11:09:39 AM7/1/13
to osmth-ve

Condiciones de los seguidores de Jesús
Mateo 8, 18-22. Tiempo Ordinario. Si la cruz no llega a resultarnos fuente de felicidad ¿cómo podemos decir que la creemos redentora? 
Autor: Xavier Caballero | Fuente: Catholic.net


Del santo Evangelio según san Mateo 8, 18-22

Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos». 

Oración introductoria

Señor, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. Teóricamente yo también quiero seguirte, ansío ser fiel a los innumerables dones de tu gracia; pero, bien conoces mi debilidad, mis apegos... Hoy me pongo de rodillas ante Ti y te suplico me des la luz y la fuerza de tu Espíritu Santo. 

Petición

Ven, Espíritu Santo, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad

Meditación del Papa

Quien lee atentamente el texto descubre que las Bienaventuranzas son como una velada biografía interior de Jesús, como un retrato de su figura. Él, que no tiene donde reclinar la cabeza, es el auténtico pobre; El, que puede decir de sí mismo: Venid a mí, porque soy sencillo y humilde de corazón, es el realmente humilde; Él es verdaderamente puro de corazón y por eso contempla a Dios sin cesar. Es constructor de paz, es aquel que sufre por amor de Dios: en las Bienaventuranzas se manifiesta el misterio de Cristo mismo, y nos llaman a entrar en comunión con Él. Pero precisamente por su oculto carácter cristológico las Bienaventuranzas son señales que indican el camino también a la Iglesia, que debe reconocer en ellas su modelo; orientaciones para el seguimiento que afectan a cada fiel, si bien de modo diferente, según las diversas vocaciones. (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, p. 36).

Reflexión

El riesgo es parte sustancial de la condición humana. No se puede en este mundo hacer nada serio sin exponerse, con frecuencia, al fracaso. Y, desde luego, la única manera de no equivocarse nunca - es decir, de equivocarse siempre - es renunciar a toda aventura por pura cobardía. Sí, estamos por el riesgo y contra la seguridad. Estamos con la audacia frente a la comodidad. Creemos más humano el atrevimiento que la renuncia sistemática al combate. 

El evangelio de hoy es uno de esos que solemos calificar como sólo para gente intrépida. El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza....Todo un riesgo. Cuando nos acercamos a este pasaje podemos caer en el error de pensar que se refiere sólo a los llamados al sacerdocio, a la vida consagrada, etc. Y sin embargo, nos interpela a todos como cristianos. Forma parte de nuestra vocación. La vocación no es un lujo de elegidos ni un sueño de quiméricos. Todos llevan dentro encendida una estrella. A veces, la estrella es tan clara que mucha gente no la ve. Y es que una de las cosas importantes de la vida es la de descubrir cuál es metaluego, buscarla como una mezcla, a partes iguales, de ilusión y realismo. Sígueme, deja a los muertos sepultar a los muertos». Sólo con realismo nos quedaremos a ras de tierra. Sólo con ilusión nos romperemos las narices. No siempre es fácil. Pero, ¿es que puede ser un sacrificio amar a Alguien? 

Con frecuencia hay que tomar la cruz; pero si la cruz no llega a resultarnos fuente de felicidad ¿cómo podemos decir que la creemos redentora? Somos cristianos. Nuestra vocación está unida a la de Cristo. 

Repitamos hoy y hagamos vida en nuestro interior, la oración de J. H. Newman:

«Amado Señor, enséñanos a sufrir contigo; haz que el sufrir por amor a ti, sea dulce para nosotros, y santifica con tus méritos todos nuestros sufrimientos. A ti, Jesús, fuerza y sostén del universo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén»

Propósito

Ante el Santísimo Sacramento, revisar mi vida: ¿qué me pide Dios que no he querido darle?

Diálogo con Cristo 

Señor, el ambiente y los medios de comunicación buscan imponer un estilo de vida donde lo práctico y el bienestar ocupan el primer lugar. Seguirte, comprometer la vida al ideal del Evangelio, es ir contra corriente. Así es, y así ha sido siempre. No permitas que me engañe, que busque evadir mis responsabilidades. Ayúdame a saber vivir mi misión, identificándome plenamente con el ideal que me propone tu Evangelio.

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jul 3, 2013, 11:37:39 AM7/3/13
to osmth-ve
Dichosos los que no han visto y han creído
Juan 20, 24-29. Fiesta de Santo Tomás. La bencidión de la fe es también para nosotros, los que estamos a más de dos mil años de distancia de los apóstoles. 
Autor: P José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Juan 20, 24-29


Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré». Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».

Oración introductoria

Señor Jesús, cuánto me parezco a Tomás. Quiero respuestas inmediatas a mis peticiones. Quiero experimentar tu presencia en la oración, sin ponerme humildemente en tu presencia, sin guardar el silencio, interior y exterior, sin estar atento ni ser dócil a tus inspiraciones. Mi pobre actitud quiere cambiar, con tu gracia, lo puedo lograr. 

Petición

¡Señor mío y Dios mío! Aumenta mi fe.

Meditación del Papa

Él, está vinculada a la fe de la Iglesia: no somos creyentes aislados, sino que, mediante el Bautismo, somos miembros de esta gran familia, y es la fe profesada por la Iglesia la que asegura nuestra fe personal. El Credo que proclamamos cada domingo en la Eucaristía nos protege precisamente del peligro de creer en un Dios que no es el que Jesús nos ha revelado: En aquel momento Jesús exclama: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto". Pensaba en el camino de la Iglesia, fundada sobre la fe de los testigos oculares: los Apóstoles. Comprendemos ahora que nuestra fe personal en Cristo, nacida del diálogo con "Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros". Agradezcamos siempre al Señor el don de la Iglesia; ella nos hace progresar con seguridad en la fe, que nos da la verdadera vida. Benedicto XVI, Mensaje para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud, 2011.

Reflexión

"Dichosos aquellos que crean sin haber visto". Parece mentira que uno de los elegidos del Señor, no crea la palabra de los apóstoles, sino que al contrario busque creer solamente por los signos sensibles. 

Tomás parece una persona de nuestro tiempo porque solamente cree aquello que le presenten los sentidos.

Los sentidos son muy buenos, porque nos ayudan a aprender más cosas, a saborear, oler, contemplar, sentir..., pero en el campo de la vida espiritual, estos nos estorban, como le sucedió a Santo Tomás, que no quería creer hasta no ver ni tocar.

Aquí es donde viene la bendición de Dios para aquellos que sin ver crean. La bencidión de la fe es también para nosotros, los que estamos a dos mil años de distancia de los apóstoles. Para nosotros vendrán las bendiciones de Dios, si creemos en todo lo que Él nos ha prometido. Pidamosle que aumente nuestra fe, para que seamos dignos de recibir tales bendiciones.

Propósito

Ser testigo de la esperanza cristiana en mi familia, en mi grupo de amigos, trabajo o lugar de estudio. 

Diálogo con Cristo

Señor, como a Tomás me pides una fe viva. Una actitud activa, un corazón abierto, una vida mantenida siempre en pie de lucha, perseverante y fiel, aun en medio de las dificultades. Aquí estoy Señor, cuenta conmigo para colaborar en la nueva evangelización.

Arcarius OSMTH Ve

unread,
Jul 5, 2013, 11:46:42 AM7/5/13
to osmth-ve
La vocación de Mateo
Mateo 9, 9-13. Tiempo Ordinario. No necesitan médico los que están sanos sino los que estamos mal. 
Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13

Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores». 

Oración preparatoria

Señor, yo también quiero dejar todo para estar sólo contigo en esta oración. Concédeme desprenderme de todas mis preocupaciones para poder escuchar y ser dócil a las inspiraciones de tu Santo Espíritu. 

Petición

Señor, cúrame de todo aquello que me aleje de cumplir tu voluntad. 

Meditación del Papa

Jesús acoge en el grupo de sus íntimos a un hombre que, según la concepción de Israel en aquel tiempo, era considerado un pecador público. En efecto, Mateo no sólo manejaba dinero considerado impuro por provenir de gente ajena al pueblo de Dios, sino que además colaboraba con una autoridad extranjera, odiosamente ávida, cuyos tributos podían ser establecidos arbitrariamente. Por estos motivos, todos los Evangelios hablan en más de una ocasión de "publicanos y pecadores", de "publicanos y prostitutas". Además, ven en los publicanos un ejemplo de avaricia: sólo aman a los que les aman y mencionan a uno de ellos, Zaqueo, como "jefe de publicanos, y rico", mientras que la opinión popular los tenía por "hombres ladrones, injustos, adúlteros". Ante estas referencias, salta a la vista un dato: Jesús no excluye a nadie de su amistad. Es más, precisamente mientras se encuentra sentado a la mesa en la casa de Mateo-Leví, respondiendo a los que se escandalizaban porque frecuentaba compañías poco recomendables, pronuncia la importante declaración: "No necesitan médico los sanos sino los enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores". Benedicto XVI, 30 de agosto de 2006.

Reflexión

Dios respeta en su integridad al hombre, y cuando llama a un alma a su servicio, en su solemne poder, ni la violenta, ni la atosiga, sino que con paciencia y amor la deja casi andar a la deriva o al vaivén de las circunstancias. No es fácil, por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.

San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador ante los ojos de todo el pueblo. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y vio a un hombre. Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Y le llamó con todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles, de sus íntimos.

Todos hemos recibido la vocación a la vida cristiana. Dios nos ha creado para prestarle un servicio concreto, cada uno de nosotros. Tenemos una misión, comos eslabones de una cadena. Decía el Cardenal Newman: "No me ha creado para nada. Haré bien el trabajo, seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en mi propio lugar si obedezco sus mandamientos. Por tanto confiaré en él quienquiera que yo sea, dondequiera que esté. Nunca me pueden desechar. Si estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle. En la duda, mi duda puede servirle. Si estoy apenado, mi pena puede servirle. Él no hace nada en vano. ¡El sabe lo que hace!"

Propósito

Buscar un acercamiento o tener un acto de caridad con esa persona que «me cuesta» aceptar.

Diálogo con Cristo

Señor, gracias por invitarme a seguirte, a ser tu discípulo y misionero. Ardientemente deseo tener la fe y el amor suficiente para responder con prontitud a tu llamado. Quiero salir de esta oración con la sabiduría, la fuerza y la alegría, que logre contagiar de tu amor a los demás. Siguiendo el ejemplo de María, y por su intercesión, te pido que sea fermento y canal para comunicar tu amor en mi familia, en mi profesión, en el círculo de mis amigos.
Reply all
Reply to author
Forward
0 new messages