Evangelio Diario Meditado

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Arcarius OSMTH Ve

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May 8, 2013, 1:17:45 PM5/8/13
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El Espíritu Santo es la vida del cristiano
San Juan 16, 12-15. Pascua. El Espíritu es el don que Jesús pide al
Padre para nosotros, que nos ha obtenido con su Resurrección y
Ascensión.
Autor: H. Edgar Suárez | Fuente: Catholic.net


Evangelio del santo Evangelio según San Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tendría que decirles
muchas cosas más, pero no podrían entenderlas ahora. Cuando venga el
espíritu de la verdad, los iluminará para que puedan entender la
verdad completa. El no hablará por su cuenta, sino que dirá únicamente
lo que ha oído, y les anunciará las cosas venideras. El me
glorificará, porque todo lo que les dé a conocer, lo recibirá de mí.
Todo lo que tiene el padre, también es mío; por eso les he dicho que
todo lo que el Espíritu les dé a conocer, lo recibirá de mí.

Oración Introductoria

Señor mío, gracias por darme al Espíritu Santo. Tú me conoces muy bien
y sabes que muchas cosas que me suceden no las entiendo y busco
explicaciones. Jesús, yo quiero ser templo del Espíritu Santo.

Petición

Señor Jesús, que el Espíritu Santo me consuele y me haga ver las cosas
como Tú las ves, con mucha fe. Te pido Señor, que me des el don de la
amistad con el Espíritu Santo. Él es el dulce huésped de mi alma, que
me guía, me consuela y me da fuerzas para no abandonar el camino del
bien.

Meditación del Papa

En la celebración solemne de Pentecostés se nos invita a profesar
nuestra fe en la presencia y en la acción del Espíritu Santo y a
invocar su efusión sobre nosotros, sobre la Iglesia y sobre el mundo
entero. Por tanto, hagamos nuestra, y con especial intensidad, la
invocación de la Iglesia: Veni, Sancte Spiritus! ¡Ven Espíritu Santo!.
Una invocación muy sencilla e inmediata, pero a la vez
extraordinariamente profunda, que brota ante todo del corazón de
Cristo. En efecto, el Espíritu es el don que Jesús pidió y pide
continuamente al Padre para sus amigos; el primer y principal don que
nos ha obtenido con su Resurrección y Ascensión al cielo. Homilía del
Santo Padre Benedicto XVI en la solemnidad de Pentecostés en Roma,
Domingo 23 de mayo de 2010.

Reflexión

El Espíritu Santo es un don que Jesús nos trae después de su
resurrección. Jesucristo nos conoce muy bien y porque nos conoce nos
da este gran regalo. Jesús sabe que nuestra vida en la tierra tiene
sus dificultades, sus momentos de prueba, sus momentos en que parece
que no vemos con claridad a Dios junto a nosotros. Sin embargo, su
Espíritu está dentro de nosotros y Él nos irá guiando para tomar las
decisiones correctas y más prudentes. No dudemos ni tengamos miedo
porque con Él todo lo podemos.
Ahora bien, todo don exige una gran responsabilidad. Cada uno de los
católicos debemos cuidar que nuestro cuerpo y alma estén siempre lo
mejor dignamente posible para que allí habite el Espíritu Santo,
tenemos que cultivar nuestra vida de gracia.
Dios nos ama y no duda nunca en atender a nuestras suplicas. No
obstante, Dios nos quiere fieles y entregados confiadamente a Él.
Ojalá que cada día, Dios ocupe el primer lugar en nuestra casa, en la
oficina y sobre todo en nuestro corazón.

Propósito

Comenzaré mi día pidiendo luz al Espíritu Santo, para que me guíe a lo
largo del día y me ayude a obrar y tomar decisiones correctas y
buenas.

Diálogo con Cristo

Jesús, gracias por este inmenso don. Yo quiero cuidarlo y
acrecentarlo. A partir de ahora viviré con la conciencia de que dentro
de mí está el dulce huésped del ama. ¡Espíritu Santo, amigo mío, ven y
acompáñame siempre!


Todo buen consejo acerca de la salvación de los hombres viene del
Espíritu Santo Santo Tomás, Sobre el Padrenuestro, l. c., 153


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*Sor+ Edith Bohorquez*
Priorato Templario de Venezuela

Email: arcarius...@gmail.com
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loriam"*

Arcarius OSMTH Ve

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May 10, 2013, 12:56:44 PM5/10/13
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Alegría que nadie les podrá quitar
Juan 16, 20-23. Pascua. Cristo siempre está con nosotros, aunque no lo
veamos, siempre habrá una luz de esperanza en las noches de más grande
inquietud.
Autor: P. José Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net


Del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23

En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el
mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se
convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste,
porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no
se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el
mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y
se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá
quitar. Aquel día no me preguntaréis nada.

Oración introductoria

Señor, creo en Ti, espero y confío en tu gran misericordia y amor, por
eso te suplico que esta oración me lleve a descubrir tu providencia en
todos los sucesos de mi vida.

Petición

Jesús, que no me falte nunca la fe, el amor, la esperanza, para gustar
la verdadera alegría, que nace del amor y de la fidelidad a Ti.

Meditación del Papa

En nuestra oración, debemos permanecer siempre abiertos a la esperanza
y firmes en la fe en Dios. Nuestra historia, aunque marcada a menudo
por el dolor, las inseguridades y momentos de crisis, es una historia
de salvación y de "restablecimiento de la suerte". En Jesús termina
nuestro exilio, toda lágrima se enjuga, en el misterio de su Cruz, de
la muerte transformada en vida, como el grano de trigo que se destruye
en la tierra y se convierte en espiga. También para nosotros este
descubrimiento de que Jesús es la gran alegría del "sí" de Dios, del
restablecimiento de nuestra suerte. [...] Después del gran
descubrimiento de Jesucristo -nuestra vida, camino y verdad- entrando
en el terreno de la fe, en "la tierra de la Fe", encontramos a menudo
una vida oscura, dura difícil, una siembra con lágrimas, pero seguros
de que la luz de Cristo, al final, nos da una gran cosecha. Debemos
aprender esto también en las noches oscuras; no olvidar que la luz
está, que Dios ya está en medio de nuestras vidas y que podemos
sembrar con la gran confianza de que el "sí" de Dios es más fuerte que
todos nosotros. (Benedicto XVI, 13 de octubre de 2011).

Reflexión

¡Cuánta alegría siente una familia al recibir un nuevo miembro! Es una
alegría que llena el alma, pero ¿cuánto dolor se tuvo que sufrir?
Mucho dolor durante algunos minutos u horas, pero ese dolor se ha
transformado en todos en una alegría inmensa.

También, cuando van a operar a una persona, ésta se siente afligida y
no piensa en otra cosa que en lo que le está sucediendo, pero cuando
ha pasado todo, después de esas horas de suspenso, se siente tranquila
y en paz, hasta con una mayor alegría de seguir el camino con vida.

Así es la vida del hombre, los dolores siempre preceden a las
alegrías, y a veces es al revés. Nunca hay un estado perpetuo de
alegría o de dolor, siempre habrá una luz de esperanza en las noches
de más grande inquietud.

Cristo nos quiere prevenir en este pasaje que no estaremos solos por
mucho tiempo, sino que siempre le tendremos a Él cerca, y así nuestro
dolor por la separación se transformará en alegría cuando le veamos de
nuevo. No perdamos la esperanza, Cristo siempre regresará, aunque no
lo veamos. Pidámosle la gracia de darnos mayor confianza en su
palabra, y así esperarle con alegría.

Propósito

Al enfrentar una dificultad, pediré ayuda a Dios en vez de confiar
sólo en mis propias fuerzas.

Diálogo con Cristo

Señor, lo único que hace triunfar el mal es la desconfianza, el
abatimiento ante los problemas, olvidando que Tú eres el Creador, el
Dueño y Señor de la vida. Por eso puedo vivir la alegría en el dolor,
porque por la fe y la esperanza, sé que todo tiene un sentido y que Tú
nunca me dejas en el sufrimiento, y el mal y la injusticia nunca
tienen la última palabra. ¡Gracias, Padre bueno, por la fidelidad de
tu amor!

Arcarius OSMTH Ve

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May 12, 2013, 12:18:18 PM5/12/13
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La Ascensión del Señor
Lucas 24, 46-53. Solemnidad de La Ascensión Ciclo C. De nosotros depende que este reino sea grande, Jesús nos está esperando. 
Autor: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Lucas 24, 46-53 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Así estaba escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto. Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.

Oración introductoria

Señor, aumenta mi fe y mi amor a Ti y a los demás. Ayúdame a vivir esperando el día en que me introduzcas por la puerta grande del amor, por la puerta del Cielo, más allá de todas mis expectativas. Que esta oración me ayude a seguir esperando con fe y entrega esforzada la llegada de ese día.

Petición

Señor, dame la gracia de confiar siempre en tu Palabra. 

Meditación del Papa

La Ascensión nos dice que en Cristo nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios; así cada vez que rezamos, la tierra se une con el Cielo. Y como el incienso cuando se quema hace subir hacia lo alto su humo suave y perfumado, así cuando elevamos al Señor nuestra fervorosa oración llena de confianza a Cristo, esta atraviesa los cielos y alcanza el Trono de Dios, y es por Él escuchada y satisfecha. En la célebre obra de san Juan de la Cruz, Subida del Monte Carmelo, leemos que para "ver realizados los deseos de nuestro corazón no hay nada mejor que poner la fuerza de nuestra oración en lo que más le gusta a Dios. Entonces Él no nos dará solamente lo que le pedimos, o sea la salvación, sino también lo que Él ve que sea conveniente y bueno para nosotros, aún si no se lo pedimos". Supliquemos a la Virgen María para que nos ayude a contemplar los bienes celestiales que el Señor nos promete, y a volvernos testimonios siempre más creíbles de la vida divina. (Benedicto XVI, 20 de mayo de 2012).

Reflexión

La Ascensión es sin duda un misterio de la vida de Cristo poco meditado. Sin embargo, adquiere especial consideración porque es parte de la resurrección de Cristo. No se entendería la resurrección sin la ascensión. De entre las muchas enseñanzas de la Ascensión podríamos considerar estas dos: Cristo fue levantado de la tierra para atraer a todos hacia Él (Jn 12, 32) y para sentarse a la derecha del Padre, como profesamos en la oración del credo cada domingo o con mayor frecuencia.

La elevación de Cristo en la cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. (Catecismo de la Iglesia Católica no.662) Por ello encontramos en la cruz el inicio de su ascensión. Y todo con este único fin, atraer a todos lo hombres hacia Él. Jesús aceptó subir a la cruz para mantenernos unidos a Él, para que ninguno se perdiera. He aquí la grande y única aspiración de Cristo en la tierra. Su amor a cada hombre incluso por los que se resistirían a creer en Él. Sin embargo, así como aceptó subir a la cruz, sube al cielo para que disfrutemos de su gloria. Como lo hicieron sus apóstoles que después de verlo resucitado lo fueron a adorar al cenáculo. Nosotros, ¿cuándo fue la última vez dirigimos una oración de alabanza, de gloria, de adoración como lo hicieron los apóstoles? 

Por otro lado, que Jesús esté sentado a la derecha del Padre nos quiere decir que a partir de ese momento Cristo inaugura el reino de Dios. Reino que no será destruido jamás. Reino que nunca pasará. Imperio que es eterno. Cada cristiano pertenece a este reino. De nosotros depende que este reino sea grande. Expandiéndolo por medio de la palabra de Cristo; y que sea fuerte en una unión monolítica por medio de la caridad, del perdón de la paciencia. Tal como la respondió Cristo a quienes le crucificaron. 

Diálogo con Cristo 

Jesús, nos has revelado el inmenso amor que el Padre tiene por todos. Ayúdame a nunca dudar de su amor por mí. Ayúdame a responder a su amor con la fidelidad a su voluntad y con la práctica de la caridad exquisita con aquellos que están más cerca de mí.

Propósito

Antes o después de la santa Misa, preferentemente en familia, hacer una visita al Sagrario. 



Conoce más acerca de la Fiesta de la Ascensión


No dejes de rezar la Novena al Espíritu Santo. El domingo 19 de Mayo celebraremos la venida del Espíritu Santo que le llamamos Pentecostés. Pidámosle al Espíritu Santo que nos renueve los frutos y dones que nos concede.


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Sor+ Edith Bohorquez
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May 9, 2013, 12:17:42 PM5/9/13
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La tristeza y el gozo
Juan 16, 16-20. Pascua. Todos los cristianos deberíamos vivir en esa
alegría: Cristo ha resucitado, y está presente entre nosotros.


Del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20


Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a
ver. Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: ¿Qué es
eso que nos dice: Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco
me volveréis a ver y Me voy al Padre? Y decían: ¿Qué es ese "poco"? No
sabemos lo que quiere decir. Se dio cuenta Jesús de que querían
preguntarle y les dijo: ¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he
dicho: Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis
a ver? En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y
el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se
convertirá en gozo.

Oración introductoria

Gracias, Señor, por recordarme que los momentos de confusión, de
dificultad o de tristeza, son momentos para crecer, para amar más,
para centrarme en lo esencial, para crecer en la fe y la confianza.
Fortaléceme Señor, para salir de esta oración más unido a Ti.

Petición

Padre mío, ayúdame a vivir, y a trasmitir a los demás, la alegría de
tu presencia.

Meditación del Papa

Jesús cuando, dirigiéndose a sus discípulos, afirma: "volveré a veros
y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría". Son
palabras que indican una propuesta rebosante de felicidad sin fin, del
gozo de ser colmados por el amor divino para siempre. Plantearse el
futuro definitivo que nos espera a cada uno de nosotros da sentido
pleno a la existencia, porque orienta el proyecto de vida hacia
horizontes no limitados y pasajeros, sino amplios y profundos, que
llevan a amar el mundo, que tanto ha amado Dios, a dedicarse a su
desarrollo, pero siempre con la libertad y el gozo que nacen de la fe
y de la esperanza. Son horizontes que ayudan a no absolutizar la
realidad terrena, sintiendo que Dios nos prepara un horizonte más
grande, y a repetir con san Agustín: "Deseamos juntos la patria
celeste, suspiramos por la patria celeste, sintámonos peregrinos aquí
abajo." Queridos jóvenes, os invito a no olvidar esta perspectiva en
vuestro proyecto de vida: estamos llamados a la eternidad. Dios nos ha
creado para estar con Él, para siempre. Esto os ayudará a dar un
sentido pleno a vuestras opciones y a dar calidad a vuestra
existencia. Benedicto XVI, Mensaje para la XXV Jornada Mundial de la
Juventud, 2010.

Reflexión

Cuando muere un familiar o un amigo, sentimos una enorme tristeza, un
vacío insufrible. Dejamos de verlo. Se crea en la familia, en el lugar
de trabajo, en el club de amigos, un hueco que no sabemos cómo ocupar.
El o ella ya no están con nosotros. Y aunque le necesitemos, ya no lo
vemos...

Algo parecido pasó con Cristo. Murió. Los discípulos se quedaron
"fuera de combate". El mundo, la sociedad, la prensa, los orgullosos y
egoístas, celebraron fiesta. Pero Cristo resucitó. Lo vieron pocos,
muy pocos, y se llenaron de alegría. Todos los cristianos deberíamos
vivir en esa alegría: Cristo ha resucitado, y está presente entre
nosotros.

Cuando nos detenemos en el frenesí de cada día y entramos en una
iglesia, allí lo podemos encontrar. El "mundo" no se da cuenta de
esto, pues todos tienen mucho que hacer, y les falta tiempo para abrir
los ojos de la fe y encontrarse con Cristo. Pero Él está allí. Te
espera, y me espera...

Propósito

Vivir hoy intensamente la caridad, como si fuera hoy mi último día.

Diálogo con Cristo

Jesús, Tú me enseñas que el amor produce alegría y paz. Y, sólo puedo
realizarme en el amor, en la entrega generosa y confiada a los demás.
Ayúdame a hacer esta misma experiencia cada día, porque me has creado
para recibir y dar amor.


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May 15, 2013, 12:16:39 PM5/15/13
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Jesús ruega por los discípulos
Juan 17, 11-19. ¡Cuánto necesita el mundo en estos días de la unidad en la oración! No hay unidad donde no hay amor, no hay unidad donde no está Dios. 
Autor: Salvador Nuño | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Juan 17, 11-19


Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad.

Oración introductoria

Señor, gracias por este tiempo que puedo dedicar a la oración. Aunque no soy del mundo, las cosas pasajeras ejercen una fuerte atracción, pero creo y espero en Ti, porque eres fiel a tus promesas, por eso te pido la gracia de que me reveles la verdad sobre mi vida en esta oración. 

Petición

Señor, concédeme no tener en la vida otra tarea, otra ocupación, otra ilusión que ser santificado en la verdad.

Meditación del Papa

Sabemos que al final -como vio claramente san Ignacio de Loyola- el único patrón verdadero con el cual se puede medir toda realidad humana es la Cruz y su mensaje de amor inmerecido que triunfa sobre el mal, el pecado y la muerte, que crea vida nueva y alegría perpetua. La Cruz revela que únicamente nos encontramos a nosotros mismos cuando entregamos nuestras vidas, acogemos el amor de Dios como don gratuito y actuamos para llevar a todo hombre y mujer a la belleza del amor y a la luz de la verdad que salvan al mundo.
En esta verdad -el misterio de la fe- es en la que hemos sido consagrados, y en esta verdad es en la que estamos llamados a crecer, con la ayuda de la gracia de Dios, en fidelidad cotidiana a su palabra, en la comunión vivificante de la Iglesia. Y, sin embargo, qué difícil es este camino de consagración. Exige una continua conversión, un morir sacrificial a sí mismos que es la condición para pertenecer plenamente a Dios, una transformación de la mente y del corazón que conduce a la verdadera libertad y a una nueva amplitud de miras. Benedicto XVI, 19 de julio de 2008.

Reflexión

¡Qué intimidad tan profunda revelan las palabras de Jesús para con su Padre! Son las últimas palabras, la oración que da comienzo a su pasión.

San Juan nos hace participes de la visión de su corazón, que se dirige a su Padre en la cena de despedida: su petición la hace por los suyos, sus discípulos, los continuadores de su misión: Padre mío: que sean uno, como tú y yo.

¡Qué unidad más fuerte, más compacta puede haber, como la de la Trinidad: identificación de divinidad, de voluntad, unión en el Amor!

Ut Unum sint. ¡Cuánto necesita el mundo en estos días de esta unidad! 

No hay unidad donde no hay amor, no hay unidad donde no está Dios. Cuánta guerra, cuánto odio, cuánta incomprensión, cuánto rencor, aun en la tierra donde vivió el príncipe de la paz, donde Dios encarnado dirigió a su Padre este deseo: presérvalos del mal. 

Este mensaje proclamado por Cristo es el que los apóstoles han transmitido al mundo. 
Ellos son los testimonios de la verdad, de la paz, del perdón; la paz que el mundo NO TIENE, ni puede dar; más aún los ha odiado porque no son del mundo.

A nosotros los cristianos nos corresponde ser continuadores de esa misión: de hacer vida el nombre que llevamos: Cristianos, seguidores de Cristo, otros cristos, constructores, príncipes de la paz.

Propósito

Hacer un examen de conciencia para ver cómo puedo dar mayor gloria a Dios con los dones que me ha dado. 

Diálogo con Cristo

Señor, dejo en tus manos mis preocupaciones. Ayúdame a confiar en tu providencia, para que la revisión de mis actitudes y comportamiento, me ayude a vivir lo que creo. Sé que Tú estás conmigo, pero frecuentemente se me dificulta compartir mi fe con los demás. Dame la fortaleza para hablar de Ti y de tu amor, especialmente a mi familia. 


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May 16, 2013, 12:00:27 PM5/16/13
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Ruega por todos los creyentes
Juan 17, 20-26. Pascua. Cristo pidió a su Padre que los suyos se distinguieran por la unidad y el amor. 
Autor: P. Vicente Yanes | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26


No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que ma has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.

Oración introductoria

Señor Jesús, en Ti se restaura la unidad perfecta con Dios. Podré participar en ella con el cumplimiento del mandamiento del amor, por eso te pido que envíes a tu Espíritu Santo para que esta oración me una más planamente a Ti y a tu Iglesia. 

Petición

Señor, ayúdame a descubrir qué puedo hacer para trasmitir tu mensaje de amor y unidad a los demás. 

Meditación del Papa

Sabemos que Jesús en su oración durante la Última Cena dirigió también peticiones al Padre, súplicas que contienen al mismo tiempo un llamamiento a sus discípulos de entonces y de todos los tiempos. Quisiera en este momento referirme sólo una súplica que, según Juan, Jesús repitió cuatro veces en su oración sacerdotal. ¡Cuánta angustia debió sentir en su interior! Esta oración sigue siendo de continuo su oración al Padre por nosotros: es la plegaria por la unidad. Jesús dice explícitamente que esta súplica vale no sólo para los discípulos que estaban entonces presentes, sino que apunta a todos los que creerán en él. Pide que todos sean uno "como tú, Padre, en mí, y yo en ti, para que el mundo crea". La unidad de los cristianos sólo se da si los cristianos están íntimamente unidos a él, a Jesús. Fe y amor por Jesús, fe en su ser uno con el Padre y apertura a la unidad con él son esenciales. Esta unidad no es algo solamente interior, místico. Se ha de hacer visible, tan visible que constituya para el mundo la prueba de la misión de Jesús por parte del Padre. Benedicto XVI, 21 de abril de 2011

Reflexión

Nos gustan los "tianguis". Es fácil encontrar de todo y más barato. Pero, curiosamente, somos compradores exigentes. Sometemos a múltiples exámenes los artículos que nos ofrecen. Buscamos el holograma que me asegure que estos lentes son auténticos "Ray Ban" o que este reloj tan llamativo sea "Casio" original, con banco de datos y calculadora para los exámenes...

Y si nos gusta poseer cosas auténticas, más nos agrada encontrar la autenticidad encarnada en las personas con quienes convivimos. No nos gustan las hipocresías, ni los dobleces y las mentiras.

Lo que no es auténtico no convence, ni da pruebas de garantía o confianza. Por eso Cristo pidió a su Padre que los suyos se distinguieran por dos características inequívocas: la unidad y el amor.

Con estos dos rasgos es fácil discernir quién sí es de Cristo, y quien, por el contrario no lo es. ¿Eres verdadero cristiano? Será porque vives el amor y tratas de crear a tu alrededor un ambiente de unidad, a pesar de las diferencias que todos tenemos. Si no... lo serás sólo de nombre. Pero no te preocupes, que para eso se adelantó Jesús rogando por ti. Pídele que te ayude, para que seas un cristiano auténtico según su corazón y no sólo de etiqueta.

Propósito

Fortalecer mi unidad con Dios en la oración, y con mi familia, en el diálogo continuo y fraterno. 

Diálogo con Cristo

Jesucristo, la unidad es la base para vivir el mandamiento de la caridad. Tú esperas que viva como los primeros cristianos, difundiendo mi fe, siendo un solo corazón y una sola alma con los demás. Quiero corresponderte pensando y hablando siempre bien de los demás, y buscando siempre construir, nunca destruir, lo que me lleve a una unidad sincera con los demás.

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