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Cuba en el Mundo - Testimonios
"...."Luego me entregaron al cuidado de una familia estadounidense en
Orlando, que no hablaba español, y yo no hablaba inglés. Eran momentos
de hacer una vida nueva, con una cultura distinta. Aprendí el idioma y
las costumbres estadounidenses, y gracias a todo eso pude
desarrollarme en este país"..."
Agencias/Noticuba Internacional
Martes, 30 de diciembre del 2008
Ernesto Carballo recuerda la noche ventosa que dejó La Habana en un
bote de pescadores y regresa con la memoria a sus primeras horas de
exiliado cubano en Miami: "Cuántas cosas han cambiado aquí y no hemos
visto nada nuevo en Cuba en 50 años de revolución".
Carballo, empleado en una inmobiliaria, llegó a los cayos de Florida
en abril de 1961 con otras 15 personas y en unas horas ya estaba
deambulando por la ahora mítica "Calle Ocho" y por otras que, con los
años y a fuerza de la llegada incesante de cubanos, se convertirían en
la Pequeña Habana.
"Había un solo restaurante cubano, se llamaba 'La Cubanita'. Y a las 9
de la noche Miami era una ciudad fantasma, todo el mundo estaba en su
casa", dijo a la agencia AFP.
Eran años de un fuerte racismo en el sur de Estados Unidos.
"En los ómnibus los negros tenían que ir al fondo y los blancos
adelante. Y en las carreteras cuando uno viajaba veía los servicios
sanitarios con letreros que decían "no colored". Las personas 'de
color' no podían usar esos baños, no se les permitía el acceso".
Ese mismo año llegó de Cuba Melquíades Martínez, un niño cubano que
viajó sólo desde la isla en uno de los vuelos de la llamada operación
Peter Pan, el programa con participación de entidades religiosas que
trajó a Estados Unidos unos 14.000 menores no acompañados por sus
padres.
Actual senador republicano, Mel Martínez se convertiría tras un largo
camino en el primer hispano en llegar a la Cámara alta y en presidir
su partido.
"Llegué a Miami sin mi familia, estaba muy triste, muy sólo. Cuando
llegó el vuelo agruparon a todos los niños que viajaban solos y nos
llevaron a un sitio a pasar la noche. Serían como las 6 de la tarde y
me dormí en un catrecito, como un niño huérfano", contó Martínez a la
AFP.
"Luego me entregaron al cuidado de una familia estadounidense en
Orlando, que no hablaba español, y yo no hablaba inglés. Eran momentos
de hacer una vida nueva, con una cultura distinta. Aprendí el idioma y
las costumbres estadounidenses, y gracias a todo eso pude
desarrollarme en este país".
Martínez debió esperar 4 años para reencontrarse con su familia.
"Finalmente pude reunirme con mis padres, que llegaron en los llamados
'Vuelos de la Libertad' en 1966".
Los vuelos salían dos veces al día de Varadero a Miami. Entre 1965 y
1973 ese programa de reasentamiento de refugiados cubanos, financiado
por Estados Unidos, trajo de la isla a 265.000 exiliados que, junto a
otros miles que siguieron llegando en décadas posteriores, cambiaron
para siempre la fisonomía de la ciudad.
En la actualidad, alrededor de un millón de cubanos viven en la
península de Florida, la enorme mayoría, unos 800.000, en el área de
Miami.
En el primer Vuelo de la Libertad, el 1 de diciembre de 1965 en un
avión de PanAm, vino José Añorga, hoy con 70 años, que aún conserva el
recorte de la foto que apareció en el Miami Herald, donde se lo ve
sonriente junto a su esposa con un bebé en brazos.
"Es un recuerdo que está muy vivo en mi mente. Ese día comenzamos con
mi familia una nueva vida, pero como todos los que llegamos al exilio,
nunca nos olvidamos de Cuba", dijo Añorga.
Los grupos de exiliados que llegaron durante la primera década de la
revolución castrista eran llevados a una antigua torre en el centro de
Miami donde se había montado un centro de atención a refugiados
cubanos, allí se registraban a los recién llegados y les daban las
primeras orientaciones antes de incorporarse a la vida de Miami.