Dedicado a la memoria del Sr. Eugenio Cuevas

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Noticuba Internacional

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Dec 31, 2008, 10:20:49 AM12/31/08
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Cuba en el Mundo - Artículos de Opinión

"....compartíamos juntos la alegría que emanaba de sus ocurrencias
jocosas; de la cubanía sin par de un hombre ejemplar, que vivió y
murió soñando con el azul de su lejano cielo, con los verdes palmares
que danzaban con la brisa en sus nostálgicos recuerdos de aquella
patria, que llevaba cual romántico peregrino a todas partes, de
aquella patria que no logró, como ansiaba, volver a ver.."

Por Dinorah C Rivas

Noticuba Internacional

Tampa. FL, 31 de diciembre del 2008

En las agitadas horas de estos días festivos en que hemos celebrado el
nacimiento del Niño Dios, y a pocas horas del fin de un año que se nos
marcha dejando tantas huellas imborrables, hago una pausa, diría yo
espiritual, para perpetuar la memoria de un entrañable amigo que no
estuvo presente en mi hogar en estas fechas de gran significación para
el mundo cristiano y que por más de 20 años, comenzando con la
Nochebuena, ha sido una tradición para su familia y la mía y otros
amigos cercanos que compartíamos juntos la alegría que emanaba de sus
ocurrencias jocosas; de la cubanía sin par de un hombre ejemplar, que
vivió y murió soñando con el azul de su lejano cielo, con los verdes
palmares que danzaban con la brisa en sus nostálgicos recuerdos de
aquella patria, que llevaba cual romántico peregrino a todas partes,
de aquella patria que no logró, como ansiaba, volver a ver; con su
apóstol, al que altamente amó, al que cuando se sentía triste acudía a
su lado para conversar, sentándose en el banco del pequeño parque de
Ybor City, dedicado a José Marti, muy cerca de la estatua de mármol
blanco que según mi amigo, parecía vibrar de amor al rezo de sus
tristezas y añoranzas, de su adoración por Cuba, como sólo sabía
expresar con su verbo y con su pluma, rememorando con magistral estilo
el gozo y la cruz del terruño que tanto amó.

Esta Nochebuena, no ha sido igual. No... Su presencia física no estuvo
entre nosotros y ya, no lo estará más. Sin embargo, hay un lugar que
permanecerá tiernamente ocupado por su inolvidable memoria, por esa
alegría que solo él sabía contagiar y regalar, conquistando por entero
los corazones de los que le rodeábamos.

¡Cuánto te extraño mi viejo y querido amigo Cuevas! Vaya hacia ti mi
eterno cariño, el de toda mi familia y el de los amigos que, como yo,
hoy te recuerdan con gran emoción.
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