¿Por qué fracasan los países?
Josep M. Vilalta
Justamente este es el título (Why nations fail) del libro que los profesores Daron Acemoglu y James A. Robinson publicaron en 2012. El primero es profesor de economía del MIT y el segundo profesor de política y economía de la Universidad de Harvard. Sus teorías han tenido un impacto notable en los últimos años, gracias a un trabajo ingente de borde de quince años sobre el análisis tanto histórico como económico-político del progreso de los países.
Efectivamente, la pregunta ha sido recurrente a lo largo de la historia de la humanidad: por qué unos países prosperan, tanto en el orden social como en el económico, mientras otros se perpetúan en la pobreza y las desigualdades? ¿Cuáles son las razones que lo explican? El libro comienza con el análisis de un ejemplo paradigmático: la ciudad de Nogales, en México, y su homónima, en Estados Unidos, sólo divididas por una valla que hace de frontera entre los estados. ¿Por que una es próspera y la otra pobre? ¿Por qué en la ciudad mexicana prevalece el clientelismo, la inseguridad y las desigualdades y en la estadounidense la situación es bastante diferente? Acemoglu y Robinson argumentan que lo que hace que unos países prosperen y otros no lo hagan no son ni los recursos naturales, ni su situación geográfica, ni ningún tipo de condicionante cultural o étnico. La principal razón son las instituciones, tanto en su tipo y diseño, como en su calidad y desarrollo. Son las instituciones las que crean incentivos, determinan las políticas públicas y, finalmente, si son instituciones abiertas a la mayoría, facilitan el progreso económico y el bienestar colectivo. O inversamente, si son instituciones controladas por unas élites que ellos llaman extractivas, dificultan el progreso, persiguen principalmente mantener el statu quo de beneficios particulares de las propias élites, y perpetúan la pobreza y las desigualdades. Por supuesto, lo que aquí menciono de forma tanto telegráfica está excelentemente explicado a lo largo de los quince capítulos de un libro apasionante, repleto de estudios históricos y referencias a países tan distantes geográficamente como en el tiempo como China, Inglaterra de los siglos XVII y XVIII, la Venecia histórica, estados africanos como Zimbabwe, Sierra Leona y la RD del Congo, países iberoamericanos como Brasil y Argentina, los Estados Unidos y la España colonial, entre otros. (Para aquellos interesados, pueden encontrar también una versión del libro en castellano Por qué fracasan los paises- publicada por Ediciones Deusto).
Gran Bretaña y Estados Unidos, por ejemplo, pudieron prosperar porque derribaron las élites que controlaban el poder y supieron crear una sociedad donde los derechos políticos estaban mejor salvaguardados, en un sistema político en que el gobierno tenía que rendir cuentas y responder a los ciudadanos, y donde amplias capas de la sociedad podía aprovechar las oportunidades económicas. Pero un ejemplo menos conocido es el de Botswana, el país sudafricano que supo consolidar instituciones políticas y económicas inclusivas después de la independencia y que ha ido forjando un régimen democrático, estable y sin guerras intestinas ni con el exterior.
Como dicen los autores "Al igual que los círculos virtuosos hacen que persistan las instituciones inclusivas, los círculos viciosos crean fuerzas poderosas dirigidas a perpetuar las instituciones extractivas. La historia no determina el destino y los círculos viciosos no son irrompibles (...). Sin embargo, son resistentes. Crean un proceso poderoso de retroalimentación negativa en el que las instituciones políticas extractivas forjan instituciones económicas extractivas que, a su vez, crean la base para la persistencia de instituciones políticas extractivas ".
En nuestro contexto más cercano, algunos analistas han aventurado (no sin parte de razón) en buscar similitudes entre las características de estas élites extractivas y la realidad política y económica de la España actual. César Molinas ha sido uno de ellos (véase, por ejemplo, el artículo Una teoría de la clase política española, El País, 10/09/2012). Molinas afirma que "la clase política española ha desarrollado en las últimas décadas un interés particular, sostenido por un sistema de captura de rentas, que se sitúa por encima del interés general de la nación" y que en estrecha interrelación con las élites económicas los ha conducido a crear varias burbujas (inmobiliaria, de infraestructuras, de bancos y cajas) que han situado al país en una situación límite como la que vivimos hoy en día. Reflexiones y análisis todas interesantes, más aún si lo que pretendemos es construir un nuevo país de progreso y que genere círculos virtuosos.
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Gabriel