Gracias por compartir el artículo. Me ha interesado mucho. Estoy de acuerdo de que el diseño de las monedas complemementarias debe no solo ser preciso en términos de las reglas que establecen su funcionamiento a nivel contable (si pierde valor con el tiempo, cuando y como se crean nuevas unidades monetarias, etc...) pero la clave está en el movimiento que hay detrás y que las monedas simplemente ayudan a lubricar. No me canso estos días de escuchar a gente que se pregunta con que dinero vamos a pagar la subida de las pensiones? Pues bien, como el artículo señala, con dinero recién creado y soberano.
Además para los que creemos difícil la toma del poder político institucionalizado existen oportunidades para llevar esto a cabo desde lo local.
Me gustaría dejar un último comentario acerca de la convertibilidad de las monedas locales. Con esto me refiero a si se pueden compran con euros, o si se pueden cambiar entre ellas como en un mercado de divisas. Creo que los movimientos sociales en general no prestan atención a los cuidados y el voluntariado que hay detrás de cada proyecto activista o transformador, por eso considero que se deben encontrar formas de reconocer y valorar las aportaciones que cada una hace por el movimiento.
En mi moneda local (Landra, Santiago de Compostela) a menudo hay grandes ideas pero poca gente con tiempo y energías para llevarlas a cabo. Puede que seamos demasiado tímidas a la hora de remuner con nuestra propia moneda estas actividades, o que hayamos limitado en exceso la cantidad de moneda que se genera por cada participante (lo que sugiere ampliar los límites de endeudamiento y acumulación). Por otro lado creo que al no percibir ingresos en forma de euros mientras la moneda no sirva para evitar gastarse euros en alguna otra cosa, la capacidad de remunerar el esfuerzo y el trabajo de las activistas, que consideramos imprescindible para que el proxecto integral de Compostela vaya adelante no veremos florecer nuestra microeconomía (no veremos los beneficions de nuestra cooperación) por falta de aceptación y conocimiento de la moneda en la ciudad.
Creemos que mejores plataformas que el CES podrían ayudar y estamos observando movimientos como Semillas (en Madrid) o Faircoop, que desarrollan herramientas más accesibles para este mundillo de las monedas alternativas. También nos falta mucho trabajo de difusión y visibilización de quienes aceptan ya la moneda. Y yo personalmente creo que en momentos de transición debemos mirar a los éxitos de la economía social y solidaria y contemplar combinar el desarrollo de medios de intercambio alternativos con la búsqueda de financiación (en euros) por ejemplo permitiendo comprar con euros hasta un número de unidades monetarias por un valor algo más caro que el aceptarlas a cambio de bienes y servicios. Que os parecen estas soluciones para remunerar el trabajo voluntario con euros?
Gracias por vuestra atención. Un saludo.