Mientras Twitter (o “X”, el parque de diversiones de Musk para reaccionarios) se ha convertido en un refugio para la extrema derecha, el genocidio en Palestina ha avanzado con la complicidad del silencio mediático. Cada clic, cada scroll, cada segundo que pasas ahí alimenta un sistema que normaliza la desinformación y sofoca la disidencia.
Dejar Twitter no es solo un respiro digital, es un acto de resistencia. Y mejor aún: en lugar de financiar la podredumbre con atención, redirige ese tiempo y dinero a la UNRWA, que sostiene la vida de millones de refugiados palestinos.
🔥 Elige bien dónde pones tu energía. Boicot, resistencia, solidaridad. 🔥