Google Groups no longer supports new Usenet posts or subscriptions. Historical content remains viewable.
Dismiss

(IVÁN): NUESTRO DIOS LUCHA INCANSABLE POR LOS QUE LE ALABAN:

7 views
Skip to first unread message

valarezo

unread,
Oct 13, 2010, 8:19:35 PM10/13/10
to
Sábado, 09 de octubre, año 2010 de Nuestro Salvador Jesucristo,
Guayaquil, Ecuador - Iberoamérica


(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

(INDEPENDENCIA DE GUAYAQUIL 2010: Felicidades a todas nuestras
familias guayaquileños en su día de 190 años de Independencia. Le
damos gracia a nuestro Padre celestial en el nombre todopoderoso de su
Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, por habernos liberado del yugo
opresor para traernos hasta estos nuevos días de prosperidad para
alcanzar mejores calidades de vida en nuestras tierras y así también
en la eternidad de nuestra nueva vida infinita.

En estos días en que tenemos libertad de amar a nuestro Padre
celestial y su palabra antigua y sumamente saludable para nuestras
almas, para que nos proteja y prospere en ese amor antiguo e
infinitamente sagrado para nuestro diario vivir delante de su
presencia gloriosa en la tierra y así también en su nuevo reino
angelical, pues lo alabamos grandemente a él. En su nuevo reino
angelical, como La Nueva Jerusalén santísima del cielo, por ejemplo,
en donde todos nosotros, como naciones y sus familias libres,
volveremos a amar a nuestro Padre celestial, como nunca, como en el
día que despertamos en sus manos santas que nos acariciaba mientras
nos formaba, o como sólo su Hijo amado le ama grandemente para
servirle fielmente.

Felices Fiestas de Guayaquil en estos días del cumplimiento de 190
años de Independencia les deseamos a todos nuestros hermanos y
hermanas, dentro del país y fuera de él también.

Además, muchas felicidades a todo Perú también, en estos días, por
haber recibido el Premio Nobel de Literatura 2010, por uno de sus
hijos, Mario Vargas Llosa, la nueva felicidad de muchos en todo el
mundo hispano hablante y hasta para generaciones venideras, sin duda
alguna. ¡Felicidades!)

NUESTRO DIOS LUCHA INCANSABLE POR LOS QUE LE ALABAN:

Levántense todos ya, bendigan el nombre santísimo de nuestro Padre
celestial desde la eternidad y hasta la eternidad, porque él es bueno
y grande en misericordia y verdad para con cada uno de nosotros de
todas las familias de las naciones. Por lo tanto, sea el nombre santo
de nuestra salvación infinita exaltado más que toda bendición y
alabanza, en la tierra y así también en el cielo, como en La Nueva
Jerusalén santa y gloriosa del más allá, por ejemplo.

Porque nuestro Padre celestial nos ha dado de la misma vida gloriosa
de su Hijo amado, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para que lo
alabemos por siempre en la tierra con los hombres de buena fe y de
buena voluntad para que postreramente sigamos rindiéndole glorias y
honras a su nombre santo en su nuevo reino angelical, para la
eternidad. Alabemos a nuestro Padre celestial y su nombre santísimo,
porque él es digno de toda bendición, gloria, honra y santidad
infinita; por lo tanto, honremos a nuestro Padre celestial con
nuestras vidas, dándole todo nuestro amor infinito con cada una de
nuestras alabanzas a su nombre bendito, por medio de su Hijo amado,
¡nuestro Padre fuerte de nuestra salvación infinita!

Porque alabando a nuestro Padre celestial es que realmente no
solamente estamos haciendo muy alegre el corazón de nuestro Dios, sino
que también su Espíritu Santo con sus dones sobrenaturales comienza a
actuar a favor de nosotros, para derrotar al enemigo de nuestras almas
vivientes en sus propias mentiras y trampas malvadas, sin duda alguna.
Es decir, también que cada vez que nosotros alabamos a nuestro Padre
celestial, entonces él mismo se pone a trabajar por cada uno de
nosotros, no importando jamás en donde estemos en toda la tierra o en
que condición nos encontremos, porque para él no hay nada imposible si
tan sólo creemos en su Jesucristo.

Además, nuestro Padre celestial es un Dios que le gusta siempre
trabajar para él bien eterno de los demás; él no le gusta estar
desocupado, sino siempre obrando sus grandes maravillas de milagros y
de prodigios en los cielos y en la tierra, también, porque la fe de
los que aman a su Hijo amado lo sorprende grandemente cada vez más.
Así es, a nuestro Padre celestial le sorprende mucho cuando nosotros
creemos en nuestros corazones para alabar con nuestros labios el
nombre sagrado de su Hijo amado, por lo tanto a él se le hace así
fácil amarnos de la misma manera sagrada que siempre ha amado a su
Hijo Jesucristo, para empezar a bendecirnos grandemente en todo
momento.

Por ello, si deseas llamar la atención de un Dios todopoderoso en los
cielos con sus ángeles y así también en la tierra con todos los
hombres, mujeres, niños y niñas de todas las familias de las naciones,
entonces lo único que tienes que hacer es creer en tu corazón y
confesar el nombre bendito de su Rabino Yeshua jaMashíax. En la medida
en que, sólo de esta manera muchas cosas gloriosas van a comenzar a
tomar lugar en tu vida, para bien eterno de muchos de los tuyos y
hasta aún de los que jamás has conocido también en todos los lugares
más recónditos de toda la tierra, sin duda alguna.

En vista de que, cuando nuestro Padre celestial comienza a recibir
nuestra fe y alabanza gloriosa del nombre sagrado de su Hijo
Jesucristo, entonces sus bendiciones comienzan a descender como lluvia
copiosa en todos los lugares en donde vivimos, para bendecirnos a cada
uno de nosotros y hasta nuestras amistades y gentes que jamás hemos
visto, por ejemplo. Porque cuando nuestro Padre celestial
verdaderamente bendice a sus hijos e hijas en todos los lugares de las
naciones, no importando jamás la distancia, entonces hay lluvia de
bendiciones para muchos, para que sean perdonados de sus pecados, sus
cuerpos sanados y sus almas redimidas infinitamente para el nuevo
reino angelical del más allá, en donde la felicidad reina por
siempre.

Y si el enemigo está planeando atacar al pueblo del SEÑOR, entonces,
con tan sólo creer en el corazón y así alabar el nombre sagrado y
salvador de su Hijo amado, nuestro Padre celestial inmediatamente pone
en marcha sus poderes sobrenaturales de su Espíritu Santo para
desbaratar los planes malvados de sus enemigos, para que ningún mal
ocurra jamás. Y estos son poderes sobrenaturales del reino angelical
que están listos para actuar inmediatamente en contra de cualquier
plan malvado del enemigo y vengativo para frustrar a Satanás y así
salvaguardar a sus hijos e hijas, no importando jamás en donde se
encuentren en toda la tierra, por ejemplo; es decir, que invocando al
Señor Jesucristo se evitan siempre muchos males.

Pero si el pueblo del SEÑOR no alaba ni honra el nombre sagrado de su
Hijo amado, entonces nuestro Padre celestial no puede hacer nada,
absolutamente nada, para desbaratar los planes malvados de sus
adversarios, sino que el mal o males continua en su curso macabro para
hacer caer a muchos en desgracia eterna. Por eso es bueno siempre
creer en el corazón para poder alabar con nuestros labios el nombre
sagrado de su Hijo amado, porque solamente él es nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax en el cielo para con los ángeles y así también para con el
hombre del paraíso, de la tierra y de La Nueva Jerusalén santa y
gloriosa del cielo, por ejemplo.

Además, esta es una verdad que es grandemente conocida por la
inmensidad celestial, desde la eternidad y hasta la eternidad, para
que nuestro Padre celestial siempre sea glorificado en la vida de su
Rabino Yeshua jaMashíax, porque solamente él es su Hijo amado, su
Cordero del sacrificio continuo de sangre expiatoria infinita y, a la
vez, sumo sacerdote único. Y cuando digo la inmensidad celestial,
entonces me refiero a las estrellas con sus planetas, lunas de
constelaciones y otras maravillas del universo, por ejemplo, porque
ellos muy bien conocen desde la eternidad las creaciones fantásticas
de nuestro Padre celestial y de su Rabino Yeshua jaMashíax, por lo
tanto por ello alaban a Dios grandemente desde distancias increíbles.

Conjuntamente, todas las cosas creadas por nuestro Padre celestial y
por su Rabino Yeshua jaMashíax, en sí, son para alabar y honrar por
siempre el Espíritu Santo del nombre glorioso y de Los Diez
Mandamientos infinitamente glorificados y cumplidos en la tierra
escogida por Dios mismo para esta gran obra continua en Israel, en
donde nuestro Señor Jesucristo nace para reinar perpetuamente. Por
ello, nuestro Señor Jesucristo no solamente es el Hijo de Dios, sino
que también es el Cordero del sacrificio continuo de sangre expiatoria
para la alabanza santísima de nuestros corazones hacia el Espíritu
Santo del nombre y de los mandamientos infinitamente cumplidos en el
espíritu humano de la humanidad entera, gracias al amor infinito de
nuestro Padre celestial.

Porque por este propósito eterno y celestial nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax nació del vientre virgen de la joven hebrea, para darnos un
nacimiento virgen, para vivir una vida sagrada a los mandamientos de
Moisés, con el fin de cumplirlos y exaltarlos grandemente y para
siempre en la humanidad entera—para decir postreramente por Jesucristo
la humanidad entera cumplió la Ley para siempre. Por lo tanto, cuando
nuestro Rabino Yeshua jaMashíax cumplió cuidadosamente con los
preceptos y decretos de los mandamientos eternos en su vida sagrada y
celebre de Israel, entonces la humanidad entera la cumplió también y,
simultáneamente, la glorifico infinitamente delante de nuestro Padre
celestial para que ya no nos juzgue ni nos condene a la maldición
eterna, por ejemplo.

Por esta razón, nuestro Padre celestial tiene más que poderes y
autoridades sobrenaturales en su nombre santísimo e infinitamente
glorificado en la vida de nuestro Señor Jesucristo, porque sólo su
Jesucristo es el templo constante de su nombre bendito, para
bendecirnos grandemente como si cada uno de nosotros, hebreos o
gentiles, hayamos cumplido por completo con sus mandamientos eternos
para siempre. Por eso, en estos días, cada uno de nosotros tiene un
gran amigo en el reino angelical y delante de nuestro Padre celestial,
para que nuestros pecados sean perdonados por incumplir la Ley y así
también nuestras almas vivientes sanen de los males del enemigo de
nuestras vidas en el paraíso, en la tierra y así igual en la
eternidad.

Por lo tanto, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax es nuestro Príncipe de
nuestras alabanzas y, además, nuestra bendición de cada día para que
no nos falte jamás ningún bien del cielo y de la tierra, para
alimentar nuestro espíritu humano con el Espíritu Santo de la alegría
infinita del corazón santísimo de nuestro Padre celestial. Además,
nuestras alabanzas son mucho más gloriosas que la de los ángeles,
arcángeles, serafines, querubines y demás seres santos del reino
angelical, aunque no lo creas así, porque nuestro espíritu humano de
alabanza celestial nació del Espíritu Santo de nuestro Padre
celestial, para ser como su Hijo amado de pies a cabeza y para siempre
también, en la eternidad.

Por esta razón, nuestro Padre celestial añora a cada hora nuestras
alabanzas de nuestros labios cuando creemos con nuestros corazones en
el nombre sagrado de su Gran Rey Mesías, nuestro Señor Jesucristo,
para que el Espíritu Santo de su sangre expiatoria nos limpie de todo
pecado y así vivamos infinitamente saludables, protegidos y bendecidos
para alabarle grandemente en la eternidad. Presentemente, nuestro
Padre celestial es feliz con sus ángeles celestiales, porque fueron
creados con la santidad perfecta y gloria infinita de su Hijo amado,
pero los hombres, mujeres, niños y niñas de las naciones, empezando
por Israel, fueron creados en su imagen y conforme a su semejanza
celestial, para que sean como su Jesucristo de pies a cabeza
perpetuamente.

Es decir, que los ángeles fueron creados por el Espíritu Santo del
nombre de nuestro Padre celestial y de sus mandamientos infinitamente
glorificados en la vida gloriosa de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax,
pero todos nosotros, en nuestros millares, de todas las razas y
familias, salimos directamente de Dios como Jesucristo mismo, por
ejemplo. Y la única diferencia entre nosotros y nuestro Señor
Jesucristo delante de nuestro Padre celestial es ninguna, porque ante
él somos iguales de pies a cabeza, pero sin el pecado de Satanás y sus
muchas tinieblas mentirosas, con toda seguridad.

Porque la verdad es también que nosotros salimos de nuestro Padre
celestial así como su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, pero
nosotros pecamos después como hombres y mujeres delante de nuestro
Padre celestial, más nuestro Señor Jesucristo jamás peco; entonces,
nosotros somos creados cuando nuestro Señor Jesucristo jamás ha sido
creado, sino que siempre ha existido desde siempre. Por ello, el único
que nos puede limpiar de todo pecado, no pudieron ser jamás ángeles o
arcángeles o serafines o querubines, ni nadie más del reino angelical,
sino sólo nuestro Señor Jesucristo, por la vida de él mismo que está
en nosotros, pero manchada con las mentiras de Satanás, para que
muramos y así jamás conozcamos las alabanzas de nuestro Dios.

Por esta razón, nuestro Padre celestial nos ama grandemente así como
ama a su Rabino Yeshua jaMashíax desde la eternidad y hasta la
eternidad, pero sin la mentira de Satanás y de sus malvados, para que
regresemos a su corazón santísimo y a su alma gloriosa y siempre
llenos de su Espíritu Santo para entrar a la eternidad, desde ya.
Visto que, para entrar a la eternidad, entonces tenemos que tener, por
inicio, la perfecta santidad y la gloria infinita de nuestro Rabino
Yeshua jaMashíax y así servir a nuestro Padre celestial, alabando a
cada hora su nombre bendito, para que mejores días vengan al reino de
los cielos y así también al resto de la inmensidad celestial, para
siempre.

Porque la verdad es también que si no servimos a nuestro Padre
celestial, alabando su nombre santísimo por medio de su Hijo amado,
nuestro Señor Jesucristo, entonces no hay bendiciones en el cielo ni
menos en toda la creación ni mucho menos en la tierra, sin duda
alguna. Sin embargo, si servimos a nuestro Padre celestial por medio
de nuestra perfecta alabanza de cada día de nuestros corazones y almas
infinitas, y ésta alabanza nuestra es nuestro Señor Jesucristo y con
su sangre expiatoria de siempre, entonces podremos contar con mejores
días de vida, desde ya, en la tierra y en La Nueva Jerusalén santa y
perfecta del cielo.

Además, ésta es la vida infinita por la cual nuestros corazones, almas
eternas, cuerpos y espíritu humano son compatibles en el paraíso, en
la tierra y en el reino angelical también, sin duda alguna, para vivir
por siempre en el Espíritu Santo de la felicidad de nuestro Dios y de
su nueva Jerusalén santa y gloriosa del cielo. Por eso tenemos que
empezar a alabar a nuestro Padre celestial por medio del Dios de
nuestra alabanza de cada día, y éste es nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax, para que no caigamos en las desgracias terribles de Satanás
y de su malvados de siempre, por ejemplo, para dejar de sufrir más y
así al fin empezar a vivir verdaderamente felices para siempre.

Porque una nación que no alaba a su Dios y Fundador de su vida, en
verdad está destinada, tarde o temprano, a morir la muerte más
terrible y horrenda posible en la tierra y así también en el más allá
como en el infierno y el lago de fuego, por ejemplo, porque la nación
que se olvide de su Dios, muere. Y toda alabanza a nuestro Padre
celestial siempre empieza con un corazón que cree en el Espíritu Santo
del amor de la obra salvadora de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para
que sus labios comiencen a prorrumpir en coros, salmos o exaltaciones
personales de alabanzas de glorias y honras al nombre santísimo de
nuestro Padre celestial.

Aquí es cuando el Espíritu Santo del nombre bendito de nuestro Padre
celestial y así también de sus mandamientos cumplidos y glorificados
ya por la humanidad entera, gracias a nuestro Rabino Yeshua jaMashíax,
nuestro Señor Jesucristo como el Hijo de Dios, entonces nos ayuda
grandemente a alabar a nuestro Dios y a su nombre cada vez más santo,
sin duda alguna. Por lo tanto, nuestro Padre celestial, desde sus
lugares muy santos del reino angelical, siempre mira hacia la tierra
para ver que el nombre salvador de su Hijo amado, nuestro Señor y
salvador Jesucristo, sea exaltado y honrado en los corazones de todos
los hombres, mujeres, niños y niñas de la humanidad entera, para que
sus bendiciones desciendan ya sobre las naciones.

Porque la verdad es que ninguna bendición de nuestro Padre celestial
jamás ha descendido a la vida de las naciones, sin la alabanza debida
a su nombre santísimo, el cual habita en perfecta santidad celestial y
antigua en el corazón y en la sangre expiatoria progresiva a cada hora
para bendición eterna de su Rabino Yeshua jaMashíax, ¡nuestro Señor
Jesucristo! En la medida en que, sólo nuestro Señor Jesucristo es el
verdadero templo de alabanza de glorias y honras al nombre santísimo
de nuestro Padre celestial, para huestes angelicales en el cielo y así
también en la tierra y en La Nueva Jerusalén santa y gloriosa del
cielo para las naciones y sus familias.

Por esta razón, todo aquel que cree en el Señor Jesucristo y su gracia
infinita para con el hombre, mujer, niño y niña de todas las familias
de la humanidad entera, entonces está verdaderamente creyendo y
confesando alabanzas de glorias y santidades infinitas hacia el nombre
santísimo de nuestro Padre celestial para bien eterno de muchos, para
generaciones futuras también. Por eso nuestro Padre celestial añora
que su Jesucristo sea justamente honrado y alabado en los corazones de
todos sus hijos e hijas de todas las familias de las naciones,
especialmente los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, por
ejemplo, porque de ellos es la alabanza principalmente al nombre santo
de nuestro Padre celestial y de nuestro Señor y salvador Jesucristo.

Por lo tanto, alabar a nuestro Padre celestial y su nombre santísimo,
que habita en perfecta gloria y santidad eterna en el corazón y en la
sangre expiatoria de su Rabino Yeshua jaMashíax, es muy bueno para
todos los que aman la verdad y la justicia infinita entre nuestro Dios
y su Hijo amado, para bien eterno de la humanidad entera. Porque una
vez que el espíritu humano de la humanidad entera empiece realmente a
alabar a su Dios y Fundador de su vida, por medio de su Hijo amado,
entonces nuestro Padre celestial habrá tornado un mundo de pecado en
un paraíso terrenal, en donde sólo se hablara por siempre de las
glorias antiguas entre nuestro Padre celestial y su Jesucristo.

Pues para esto nuestro Padre celestial envió a su Hijo amado al mundo,
para que no solamente nazca del vientre virgen de la hija de David,
para que sea su Rabino Yeshua jaMashíax en el cielo y en la tierra
para miles de generaciones venideras, sino para que sea su alabanza
perpetua entre sus hermanos y hermanas de las naciones.
Anticipadamente, nuestro Padre celestial ya derrotó infinitamente a
Satanás y a cada una de sus mentiras del paraíso en la vida del
hombre; ahora lo que el hombre sólo necesita hacer es creer en su gran
obra triunfante y salvadora para que la tierra vuelva a ser una tierra
gloriosa con cielos infinitamente santos, como el mismo reino
angelical, por ejemplo.

Por eso nuestro Señor Jesucristo le enseño al hombre a orar delante de
nuestro Padre celestial, y esto fue realmente mucho antes de
enseñarles cualquier otra cosa. Porque anticipadamente nuestro Señor
Jesucristo les enseñaba a sus discípulos a cada hora de todas sus
cosas santísimas y gloriosas por medio de parábolas, y sin parábolas
no les enseñaba nada de nada; muchas veces ni aún sus apóstoles le
entendían a él, lo que les estaba hablando y enseñando muy
encarecidamente de parte de nuestro Padre celestial, por ejemplo.

Así que, después que nuestro Señor Jesucristo terminaba sus parábolas
entonces sus apóstoles le preguntaban ¿qué era lo que les trataba de
decir con sus narraciones, porque no habían entendido nada? Entonces
él les habría la mente para que entendiesen sus palabras,
volviéndoselas a explicar con palabras más abiertas y claras. Y en
algunas ocasiones, nuestro Señor Jesucristo les decía a sus
discípulos, por ejemplo, si ustedes no entienden lo que les estoy
diciendo de lo terrenal, entonces ¿cómo entenderán lo celestial?

Aquí, entonces, la única manera en que el corazón del hombre va a
entender las palabras o parábolas de nuestro Padre celestial y de su
Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, ya sean estas terrenales o
celestiales, entonces tenemos que estar llenos del Espíritu Santo del
nombre bendito y de los mandamientos infinitamente glorificados por la
sangre del pacto eterno, indiscutiblemente. Porque hay muchas cosas
que se entienden muy bien con el sentido común del espíritu humano del
hombre no importando jamás cuan difíciles sean todas ellas, pero hay
otras cosas mayores en la tierra y así también en el reino celestial
que sólo se las pueden comprender con la llenura del Espíritu Santo de
Dios.

Y el Espíritu Santo de nuestro Padre celestial de su nombre bendito y
de sus mandamientos infinitamente glorificados en la vida y sacrificio
supremo de la sangre expiatoria de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax,
nuestro Señor Jesucristo, viene a nosotros con poder y autoridad para
ayudarnos a entender lo que no conocemos aún. Porque así como nuestro
Señor Jesucristo descendió para nacer y vivir enseñando del Espíritu
Santo de la palabra viva, del nombre bendito y de los mandamientos
sagrados e infinitamente glorificados en todo milagro, maravilla y
prodigio terrenal y celestial, así pues también el Espíritu Santo
viene a nosotros para enseñarnos muchas cosas más, si no todas para
bendición eterna.

Es decir, que la presencia del Espíritu Santo de Dios, en sí, es la
misma presencia de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax para reconciliarnos
con nuestro Padre celestial y así también recibir a cada hora cada una
de las bendiciones de milagros, maravillas y hasta de prodigios
increíbles en nuestras vidas, para vencer grandemente a Satanás y a
sus mentiras infinitamente inhumanas. Entonces el que rechaza el
Espíritu Santo de Dios en su vida, realmente está rechazando
erróneamente a nuestro Señor Jesucristo como el Rabino Yeshua
jaMashíax de nuestro Padre celestial para sus ángeles en el cielo y
para las naciones, empezando por Israel, en toda la vida de la tierra,
por ejemplo; y este rechazo no es nada bueno nunca para nadie.

En otras palabras, el que rechaza el Espíritu Santo de Dios, entonces
está rechazando el nombre bendito de nuestro Padre celestial y así
también los mandamientos infinitamente cumplidos ya en toda la vida de
Israel, por ejemplo, para que al fin la humanidad diga
inequívocamente: He cumplido con el nombre de Dios y sus mandamientos
eternos, para alcanzar bendiciones eternas siempre. Por eso, si el
hombre puede recibir el Espíritu Santo de Dios en su vida, por medio
de la oración y la alabanza, entonces también puede recibir sin ningún
problema al Señor Jesucristo como el Gran Rey Mesías de los ángeles en
el cielo y de las naciones en toda la tierra.

De otra manera, el que recibe al Señor Jesucristo en su vida como el
Hijo de Dios, entonces tampoco debería tener ningún problema en
recibir al Espíritu Santo de Dios y con todos sus dones sobrenaturales
de maravillas, milagros y de prodigios increíbles en la tierra para
con el hombre y en el cielo para con los ángeles, por ejemplo. Por
todo ello, alabando y glorificando a nuestro Padre celestial por medio
de su Hijo amado como nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, es decir, como
Dios manda inicialmente y desde siempre, entonces somos más que
vencedores en la tierra y así también en el paraíso, para vencer por
siempre a cada una de las mentiras crueles y cobardes de Satanás.

Y todo esto es obra santísima de nuestro Padre celestial para con cada
uno de nosotros, en nuestros millares, de todas las razas, familias,
linajes y reinos de las naciones, porque él mismo busca a cada hora
nuestra felicidad infinita, pero siempre por medio del Espíritu Santo
de la alabanza y honra sin respiro de su nombre infinitamente
santísimo. Entonces si hay cosas , que, por una razón u otra, van de
mal en peor o que te falta algún bien o bienes en tu vida o en la vida
de los tuyos, entonces esto significa que aún no has alabado ni
honrado debidamente a nuestro Padre celestial, invocando delante de su
presencia santísima el nombre glorioso de su Jesucristo.

Porque es sólo por medio de la invocación del nombre antiguo de su
Rabino Yeshua jaMashíax como su Hijo amado, o como su Cordero
santísimo del sacrificio continuo de sangre sagrada y expiatoria a
cada hora, es que nuestro Padre celestial recibe alabanzas de glorias
y honras de nosotros, para que entonces seamos oídos en el cielo
concerniente a cualquier cosa. Porque cuando nosotros alabamos a
nuestro Señor Jesucristo en nuestros corazones y con nuestros labios,
entonces estamos honrando grandemente a nuestro Padre celestial para
que seamos oídos en el cielo y hasta en la misma tierra también por
los poderes sobrenaturales de los dones gloriosos de su Espíritu
Santo, para llevar acabo cualquier cosa que deseemos hacer, derrotando
así a Satanás infinitamente.

En la medida en que, es sólo Satanás quien trae como siempre mentiras
a nuestras vidas, nos demos cuenta o no, para causarnos problemas,
dificultades, enfermedades y hasta muertes terribles también, pero
nuestro Señor Jesucristo con el Espíritu Santo de Dios hace todo lo
contrario para destruir cualquier mentira amenazadora para derrota
eterna de Satanás. Entonces cada vez que nosotros alabamos a nuestro
Señor Jesucristo delante de nuestro Padre celestial, sin duda le
estamos honrando a él grandemente delante de sus millares de huestes
angelicales para que las mentiras que salieron de Satanás vuelvan a su
lugar eterno, de donde jamás debieron haber salido para hacerle daño a
nadie cobardemente, el infierno candente e infinitamente violento.

Entonces cada vez que invocamos a nuestro Señor Jesucristo como el
Rabino Yeshua jaMashíax de nuestras almas vivientes, pues estamos
honrando a nuestro Padre celestial delante de sus ángeles, y él, en
cambio, nos reconoce como sus retoños, por ejemplo, no tanto delante
de sus huestes angelicales, sino delante de su Hijo amado y de su
Espíritu Santo más que nada. Y esto es gloria infinita para cada uno
de nosotros por todos los lugares de la tierra, porque una bendición
así de nuestro Padre celestial y de su Hijo amado con su Espíritu
Santo y sus huestes angelicales traen a nuestras vidas bendiciones una
tras otra y sin cesar, en esta vida y en la venidera también, sin
duda.

Por eso es bueno alabar a nuestro Padre celestial, en todo momento,
porque no sabes jamás, ni nadie te lo puede asegurar, de cómo nuestro
Padre celestial te va a bendecir a ti, a los tuyos y hasta tus
amistades también cuando él comienza a obrar por ti, maravillas,
milagros y hasta prodigios increíbles para bien eterno de muchos. En
verdad, alabar a nuestro Padre celestial en todo momento, por medio de
su Rabino Yeshua jaMashíax como el Hijo de Dios, o como su Cordero
escogido para su sacrificio de cada día de sangre santa y expiatoria,
trae a nuestras vidas el Espíritu Santo del nombre glorioso de nuestro
Padre celestial y de sus mandamientos infinitamente llenos con
bendiciones eternas.

Bendiciones de las cuales no eran posible jamás para el hombre
alcanzarlas menos gozar de ellas, pero gracias a las oraciones y
alabanzas de muchos en todos los lugares de la tierra, principalmente
de Israel, por ejemplo, es decir, de los siervos y siervas de nuestro
Padre celestial y de su Hijo amado, entonces están hoy con nosotros
para enriquecernos poderosamente. Además, estas son riquezas
increíbles que no se van nunca de nuestras vidas, porque la presencia
santa de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax como nuestra ofrenda continua
de sangre santa y expiatoria ante nuestro Padre celestial nos rodea de
bendiciones sin fin, grandes y pequeñas, como de las que conocemos y
hasta de las que no (conocemos), por ejemplo.

Visto que, cada vez que alabamos a nuestro Padre celestial por medio
de su Hijo Jesucristo, entonces los mismos ángeles que están en el
reino celestial, alabando y honrando grandemente su nombre santísimo,
al vernos hacer lo mismo, pues inmediatamente descienden a nosotros
para enriquecerse ellos también con nuestras alabanzas de glorias y
honras eternas a nuestro Padre celestial. Además, cuando los ángeles
descienden a nosotros, y lo hacen con el permiso de Dios siempre,
entonces somos enriquecidos por sus santidades personales de glorias y
honras infinitas como de las que recibieron ellos mismos de nuestro
Señor Jesucristo como su Rabino personal, en el día de su creación
para servir y alabar grandemente el nombre sagrado de nuestro Padre
celestial.

Porque la verdad es que en el día que nuestro Padre celestial creó a
cada ángel, arcángel, serafín, querubín y demás seres santos del reino
angelical, entonces lo hizo en la santidad y perfección de su Rabino
Yeshua jaMashíax para que le sirvan cada día de sus vidas angelicales
en el cielo y por toda la tierra también, sin duda alguna. Más cuando
a nosotros nos creó nuestro Padre celestial, entonces no solamente lo
hizo con la ayuda idónea de su Espíritu Santo sino que también nos
impartió grandemente de la santidad y perfección de la vida sumamente
prestigiosa de nuestro Señor Jesucristo, para que le amenos así como
su mismo Hijo amado le ama desde la eternidad y hasta la eternidad.

Es decir, que cuando nuestro Padre celestial nos formaba en sus manos
santas en su imagen y conforme a su semejanza celestial, entonces nos
formaba no en la vida de los ángeles sino en la misma vida santa e
infinitamente gloriosa de su Rabino Yeshua jaMashíax, para que seamos
exactamente como él de pies a cabeza y para siempre. Entonces cada vez
que nosotros levantamos nuestras alabanzas hacia nuestro Padre
celestial que está en el cielo, nuestro Dios nos ve en la santidad y
perfección indiscutible de la vida de su Jesucristo para amarnos
grandemente con ese mismo Espíritu Santo de su amor antiguo, el cual
él siempre ha sentido por su unigénito, para enriquecer nuestras vidas
enormemente e infinitamente.

Por todo ello, con nuestro Señor Jesucristo viviendo en nuestros
corazones como el Hijo de Dios o como el Rabino Yeshua jaMashíax de
nuestras almas vivientes, en verdad no perdemos nada sino que
enriquecemos grandemente nuestras vidas con todas sus bendiciones
infinitas del amor antiguo y eterno entre él, su Espíritu Santo y sus
huestes angelicales también, por ejemplo. Pero si rechazamos a nuestro
Señor Jesucristo, por una razón u otra, entonces lo hemos perdido todo
y nada nos podrá liberar de las mentiras malvadas de Satanás y de sus
malvados, en esta vida y en la venidera también, como el infierno y el
lago de fuego, sin duda, en donde los muertos ya no pueden alabar a
Dios jamás.

Y como nuestro Padre celestial verdaderamente nos ama con un amor
infinitamente misericordioso, porque en el día que salimos de su
corazón, de su alma bendita y de sus manos transformadoras, entonces
nos crea un lugar santo y sumamente glorioso como La Nueva Jerusalén
del cielo para seguir sirviéndole en amor, felicidad y alabanzas sin
fin para toda la eternidad venidera. Además, todo esto nuestro Padre
celestial lo hizo con gran amor maravilloso y antiguo en su corazón
santísimo para bien eterno de cada uno de nosotros, en todos los
lugares de la tierra, empezando con Adán y Eva en el paraíso, sin duda
alguna, para que muy pronto entremos a su Nueva Jerusalén celestial a
vivir la felicidad celestial.

Entonces cada uno de nosotros, en nuestros millares, de todas las
razas, familias, linajes y reinos somos para la eternidad, empezando
desde el paraíso con Adán y Eva, para seguir comiendo y bebiendo del
Espíritu Santo de la alabanza al nombre sagrado de nuestro Padre
celestial y de sus mandamientos infinitamente cumplidos ya por la
humanidad entera, gracias a su Jesucristo. Por eso, debemos de alabar
cada vez que podamos el nombre santísimo de nuestro Padre celestial,
para que las alabanzas que tienen que salir de nuestros corazones,
almas vivientes, corazones eternos y espíritu humano, entonces salgan
para alegrar grandemente e infinitamente el corazón santísimo de
nuestro Padre celestial y de su Rabino Yeshua jaMashíax, ¡nuestro
Señor y salvador Jesucristo!

Porque la verdad es que cuando nuestro Padre celestial se alegra
grandemente en su corazón y alma santísima por causa de nuestras
alabanzas hacia él, en el nombre bendito de su Rabino Yeshua
jaMashíax, entonces sólo piensa en bendecirnos grandemente, de una
manera u otra, para enriquecer nuestro espíritu humano para bien de
todos en todas las naciones, sin duda alguna. Por ello, cuando nuestro
Padre celestial nos concibe en su imagen y conforme a su semejanza
celestial, entonces fue para que alcancemos nuevas glorias y honras de
alabanzas jamás alcanzadas aún ni por los ángeles más gloriosos y
poderosos del reino de los cielos, por ejemplo.

Además, estas son glorias y honras infinitas de alabanzas sin fin, las
cuales no tienen comienzo ni fin, en esta vida y en la venidera de su
Nueva Jerusalén celestial, en donde postreramente encontraremos no
solamente nuestra verdadera vida celestial e infinita, sino que
abrasaremos triunfantemente nuestra vocación eterna, y esto es de
alabanzas interminables con los ángeles santos. Alabanzas hacia
nuestro Padre celestial que están programadas o existen ya en nuestros
corazones y cuerpos de nuestro espíritu humano para levantarlas hacia
el cielo progresivamente, en donde nuestro Dios nos concibe
inicialmente con gran amor antiguo para que le amemos infinitamente
con ese mismo amor eterno, el cual no tiene comienzo ni fin en
nuestras vidas, gracias a Jesucristo, como siempre.

Al mismo tiempo, sólo con nuestras alabanzas y con la ayuda idónea del
Espíritu Santo de Dios crece aun más en nuestras vidas de cada día
éste amor antiguo y eterno entre nuestro Padre celestial y su Rabino
Yeshua jaMashíax, para jamás olvidarlo en esta vida y en la eternidad
también, sin duda alguna. Y esto es de nuestro Señor Jesucristo ser el
Rabino Yeshua jaMashíax como la Shekinah de siempre, como el Cordero
del sacrificio continuo de sangre santa y expiatoria para fin de
nuestros pecados y el comienzo de nuestras nuevas vidas infinitas,
alcanzada únicamente por nuestro salvador personal de siempre, nuestro
Señor Jesucristo, ¡el único sumo sacerdote de Israel y las naciones!

Porque la verdad es que nuestro Rabino Yeshua jaMashíax es la nube
celestial de cada día de nuestras vidas, para protegernos del calor
del día y de las heladas de la noche, para que siempre vivamos
confortablemente alabando y honrando a nuestro Padre celestial y su
nombre santo para que mejores días saludables y alegres lleguen para
quedarnos con nosotros perpetuamente. Por todo ello, nuestro Padre
celestial ha establecido desde la eternidad y hasta la eternidad a su
Hijo amado como nuestra única y perfecta alabanza de glorias y honras
eternas delante de su presencia santísima en la tierra, en el paraíso
y así también en su Nueva Jerusalén celestial, en donde todo es amor y
luz eterna para todas las naciones.

Porque el paraíso y así también la tierra con su tierra prometida,
Israel, nacieron en sus días por amor no tanto a los ángeles fieles,
aunque se lo merecen mucho y así también la Nueva Jerusalén celestial
para las naciones, sino para nuestro Señor Jesucristo y para la
expansión sagrada en la eternidad de su amor antiguo y santísimo en
nosotros. Y éste amor muy santo, por cierto, sólo se puede expandir en
nuestras vidas de cada día y hasta aún más allá de la eternidad
venidera por las alabanzas de nuestros corazones hacia nuestro Padre
celestial y hacia el Espíritu Santo de su nombre victorioso y sus
mandamientos infinitamente cumplidos y glorificados en la sangre
expiatoria del holocausto continuo.

Porque éste sacrificio continuo de nuestro Padre celestial que vive en
el cielo, el cual se llevó acabo sobre el monte santo de Jerusalén
cuando su Cordero escogido fue clavado a los árboles cruzados de Adán
y Eva, entonces fue para alabanza eterna de nuestros corazones y almas
vivientes para su nombre santísimo y de su unigénito, ¡nuestro Rabino
Yeshua jaMashíax! Por esta razón, desde el momento en que nuestras
alabanzas empiezan, ya sea por el hombre, la mujer, el niño y la niña
de todas las familias de las naciones, empezando por Israel, entonces
nuestro Padre celestial empieza a poner emboscadas en contra de cada
una de las artimañas del enemigo, para que la mentira caiga y no
prospere jamás.

Por eso siempre es bueno alabar a nuestro Padre celestial, exaltando
en nuestros corazones y con nuestros labios el nombre sagrado de su
Hijo amado, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para que cuando Satanás
se levante con sus mentiras en contra de nosotros, entonces nuestro
Padre celestial luchara en contra de él y de cada uno de sus engaños
inhumanos. Porque la verdad es que cada vez que Satanás ve al hombre o
a la mujer, los ve de una manera tan inhumana que no se puede explicar
nunca, porque las tinieblas de su inhumanidad en contra de nosotros es
profunda, ya que nos ve como sus enemigos eternos de siempre, y este
es nuestro Padre celestial y su Hijo Jesucristo.

Entonces cada vez que peleamos en contra de Satanás y sus mentiras
inhumanas, en verdad, estamos peleando no en contra de carne ni sangre
sino en contra de potestades profundas de las tinieblas del más allá,
como el mundo de las almas perdidas y su infierno candente e
infinitamente tormentoso, por ejemplo. Y sólo con invocar y alabar el
nombre santísimo de nuestra salvación infinita de cada día, nuestro
Señor Jesucristo, en verdad podemos derrotar a cualquier tiniebla del
más allá para que jamás toque nuestras vidas ni la de los nuestros en
todos los lugares de la tierra, para que entonces sólo haya paz, amor
y protección continua para nosotros.

Porque nuestra oración y así también nuestra alabanza a cada hora, de
nuestros corazones y almas infinitas delante de nuestro Padre
celestial, es el sacrificio de sangre santa y expiatoria de nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax, para que el mal se vaya de nuestras vidas y
sólo las bendiciones se acerquen para quedarse prosperando entre
nosotros, eternamente y para siempre. Por lo tanto, nuestro Señor
Jesucristo es tu oración de cada día delante de nuestro Padre
celestial y sus huestes angelicales y así también él mismo es nuestra
protección constante y segura, para que los males se vayan de nuestras
vidas y el bien se acerque para quedarse infinitamente con nosotros,
para gloria y honra del nombre de nuestro Padre celestial.

El sacrifico continuo de sangre santa y expiatoria de nuestro Señor
Jesucristo, aunque ascendió al cielo en su día, como después del
tercer día de su resurrección en la tierra escogida de Israel, por
ejemplo, entonces va contigo y los tuyos también por todos lados para
protegerte del mal y hacer que el bien siempre llegue para quedarse
contigo para siempre. Porque para los hebreos fue nuestro Rabino
Yeshua jaMashíax luz de salvación desde lo alto del Sinaí, así pues
también fue la Shekinah sobre sus cabezas como cruz redentora para
cruzar el mar Rojo en seco y vivir los días del desierto con un aire
fresco y protector de los rayos solares y en la noche fue luz y fuego
agradable.

Por lo tanto, lo mismo que nuestro Rabino Yeshua jaMashíax hizo para
Israel como el Ángel del SEÑOR, por ejemplo, cuando viajaba sobre
ellos en su Shekinah en forma de cruz para protegerlos del calor del
día y de las heladas de la noche, pues lo mismo hace por nosotros cada
día y siempre con mayores bendiciones que las antiguas. En verdad,
estamos llamados siempre a invocar a nuestro Señor Jesucristo para que
nuestro Padre celestial nos oiga a cada hora cada una de nuestras
peticiones, oraciones, intercesiones y demás, más también nos llamó a
alabar a su nombre santísimo: porque en su alabanza hay poder de su
Espíritu Santo para nosotros siempre en todos los hogares de las
naciones.

Muchas veces, es mejor alabar el nombre santísimo de nuestro Padre
celestial, además de orar e interceder por otros, por ejemplo, para
que los dones del Espíritu Santo del nombre bendito y de los
mandamientos infinitamente cumplidos se manifiesten en nuestras vidas
con grandes poderes y autoridades especiales, para derrotar al enemigo
y al vengativo en sus mentiras infames. Porque es nuestro Padre
celestial con su Espíritu Santo que desea derrotar a Satanás con sus
mentiras en la vida de los malvados, para que jamás hagan daño a la
obra de sus manos santas sobre todas las naciones; por eso es bueno
alabar a nuestro Dios y su nombre santísimo en la vida de su Sacerdote
celestial, ¡nuestro Señor Jesucristo!

Porque todo aquel que alaba y honra a nuestro Padre celestial por
medio de la invocación del nombre santo de nuestro Señor Jesucristo,
entonces está cumpliendo sobrenaturalmente con toda verdad, amor, paz
y santidad celestial con los ángeles en el cielo y así también con las
naciones, para que las tinieblas desaparezcan por completo ante la
alabanza salvadora, ¡nuestro Señor Jesucristo! Por ello, delante de
nuestro Padre celestial todo aquel que deja de alabar delante de su
presencia santísima el nombre sagrado de su Sacerdote celestial,
nuestro Señor Jesucristo, como su Rabino Yeshua jaMashíax, entonces
peca grandemente para que las bendiciones que le pertenecen
legalmente, no puedan llegar a él o ella para mal de su vida y la de
muchos también.

En nuestros días, el alabar a nuestro Padre celestial y su nombre
santísimo por medio del Espíritu Santo del sacrificio de la sangre
expiatoria de nuestro Señor Jesucristo, el cual se llevó acabo sobre
la puerta sangrienta de Jerusalén, en Israel, entonces enriquecerá
grandemente nuestras vidas en todo momento con sus dones
sobrenaturales para liberarnos de muchos males terribles. Por eso es
bueno decirle a nuestro Padre celestial cuan grande es él en nuestros
corazones y en nuestras vidas de cada día de todas las naciones, para
que su corazón santísimo se alegre mucho con nuestras palabras y con
nuestro buen espíritu de amor hacia él y su Hijo amado, ¡nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax!

Y así las bendiciones de nuestro Padre celestial caerán sobre nuestras
vidas como lluvias copiosas para alimentarnos grandemente nuestro
espíritu humano y así también nuestros cuerpos endebles, para que los
males de Satanás por más que vengan a nuestras vidas no se queden
jamás ni por un momento, sino sólo las bendiciones del cielo para bien
eterno de nuestras almas vivientes. Porque la verdad es que cuando
Satanás ve el Espíritu Santo del sacrificio glorioso de la sangre
expiatoria viva de nuestro Señor Jesucristo viviendo ya en nuestros
corazones, entonces se va con sus males de regreso a su lugar eterno
del más allá, como el infierno o el mundo de los muertos, por ejemplo,
para no volvernos a molestar nunca más.

Por ende, esta es una vida infinitamente feliz para cualquiera que
alaba a nuestro Padre celestial por medio del Espíritu Santo del
nombre bendito de su Rabino Yeshua jaMashíax, su Jesucristo, para que
los rituales del ministerio milagroso del Cordero escogido y así
también del sumo sacerdote del cielo y la tierra no falten jamás en
nuestras vidas de cada día. Aquí es cuando nuestros problemas,
dificultades, enfermedades y hasta muertes terribles del más allá
dejan de operar en nuestras vidas para mal eterno, sino que
desaparecen por completo, abriendo espacio para llenarnos grandemente
de todas clases bendiciones de nuestro Padre celestial, de su
Jesucristo, de su Espíritu Santo y hasta de sus millares de ángeles
del cielo, sin duda alguna.

Entonces nuestras vidas son muy felices con las alabanzas a nuestro
Padre celestial cada vez que invocamos el nombre bendito de nuestro
Señor Jesucristo, para que Satanás se aleje de nuestras vidas con sus
tinieblas y así sólo las bendiciones del cielo se queden con nosotros
para siempre, para bien eterno de nuestras vidas y de los demás, sin
duda alguna. Por todo ello, gocemos todos juntos con nuestro Padre
celestial, porque la verdad es que hay muchas bendiciones bien cerca
de cada uno de todos nosotros, más no terminan de llegar nunca a
nuestras vidas, para descargar sus maravillas de milagros y prodigios,
por culpa de las tinieblas mentirosas de Satanás, como las del paraíso
que heredamos con Adán, por ejemplo.

Pero con nuestro Señor Jesucristo en nuestras vidas delante de nuestro
Padre celestial no tanto como su Hijo amado, sino engrandecidamente
como su sumo sacerdote celestial y Cordero del sacrificio de sangre
santa y expiatoria continua, entonces su Espíritu Santo aleja a
Satanás y sus males de nuestras vidas con tan sólo su presencia
gloriosa, en el momento de la alabanza. Y así también hay males tan
cerca de salir de nuestras vidas, pero no terminan de desaparecer por
completo porque no hemos alabado a nuestro Padre celestial como se
debe, y esto es de invocar el nombre sagrado de su Hijo amado delante
de su presencia gloriosa en estos días y hasta en estos mismos
instantes, por ejemplo.

Más, en el momento que alabamos a nuestro Padre celestial por medio
del nombre bendito de su Hijo amado, entonces esto males terribles se
desprenden de nuestras vidas para esconderse de Dios y de su Espíritu
Santo en los lugares más lejanos y terribles del infierno, para jamás
volver a nosotros por ninguna razón. Por eso alabemos mucho a nuestro
Padre celestial cada vez que lo podamos hacer así, invocando el nombre
bendito de su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, tal como le gusta
a él y tal como lo ángeles siempre lo han hecho a través de los
tiempos y hasta nuestros días, para que vengan mejores días a nuestras
vidas y a las naciones.

Si, alaba grandemente a nuestro Padre celestial por medio del nombre
ungido por el Espíritu Santo de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax,
porque sólo él es nuestra alabanza perfecta ante nuestro Padre
celestial para solucionar cualquier dificultad y derrotar grandemente
a Satanás en sus propias artimañas malvadas y escondidas de ti. Alaba
a Dios y Satanás será derrotado contundentemente para huir de ti y de
los tuyos también, en estos días y para siempre, para que el Espíritu
Santo de Dios te llene mucho de él y de sus favores gloriosos de
milagros y maravillas infinitas de cada hora.

El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre celestial y de su Jesucristo
es contigo.


¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre!


Dígale al Señor, nuestro Padre celestial, de todo corazón, en el
nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras
almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y
honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el
cielo, también, para siempre, Padre celestial, en el nombre de tu Hijo
amado, nuestro Señor Jesucristo.

LAS MALDICIONES BIBLICAS, para los que obran maldad día y noche,
(Deuteronomio 27: 15-26):

"'¡Maldito el hombre que haga un ídolo tallado o una imagen de
fundición, obra de mano de tallador (lo cual es transgresión a la Ley
perfecta de nuestro Padre celestial), y la tenga en un lugar secreto!'
Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que le reste importancia a su padre o a su madre!' Y
todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que cambie de lugar los limites de propiedad de su
prójimo!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que desvié al ciego de su camino!' Y todo el pueblo
dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que falsee el derecho del extranjero, del huérfano y de
la viuda!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque
descubre la desnudes de su padre!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que tenga contacto sexual con cualquier animal!' Y todo
el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija
de su madre!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que se acueste con su suegra!' Y todo el pueblo dirá:
'¡Amén!'

"'¡Maldito el que a escondidas y a traición hiera de muerte a su
semejante, sin causa alguna!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que acepte soborno para matar a un inocente, sin causa
alguna!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que no cumpla las palabras de esta ley, poniéndolas por
obra en su diario vivir en la tierra!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS

Es por eso que los ídolos han sido desde siempre: un tropiezo a la
verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la
omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad
perfecta del Padre celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto
tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de
pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine,
cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos
con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre
las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a
la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está
aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en
Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los
males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible
de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en
la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo
reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en
día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus
ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada
hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada
palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición
terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada
majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con
todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y
de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su
Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las
naciones!

SÓLO ÉSTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS

Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu
corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la
tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde
los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del
reino de los cielos:

PRIMER MANDAMIENTO: "No tendrás otros dioses delante de mí".

SEGUNO MANDAMIENTO: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás
culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la
maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la
cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia
por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos".

TERCER MANDAMIENTO: "No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios,
porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano".

CUARTO MANDAMIENTO: "Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será
sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el
forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová
hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y
reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y
lo santificó".

QUINTO MANDAMIENTO: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días
se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da".

SEXTO MANDAMIENTO: "No cometerás homicidio".

SEPTIMO MANDAMIENTO: "No cometerás adulterio".

OCTAVO MANDAMIENTO: "No robarás".

NOVENO MANDAMIENTO: "No darás falso testimonio en contra de tu
prójimo".

DECIMO MANDAMIENTO: "No codiciarás la casa de tu prójimo; no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo".

Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y deshazte de todos estos
males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos,
también. Hazlo así y sin más demora alguna, por amor a la Ley santa de
Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos
desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú
no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los
tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de
todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días
de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy.
Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que
sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada
una de sus muchas familias, por toda la tierra.

Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor
Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos
juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia
santa del Padre celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras
almas:

ORACIÓN DEL PERDÓN

Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de
tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu Hijo amado. Venga tu
reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por todos los siglos. Amén.

Porque sí perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial
también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y
la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ".
Juan 14:

NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR.

¡CONFÍA EN JESÚS HOY!

MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE.

YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS
TUYOS, EN EL DÍA DE HOY.

- Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y
su MUERTE.

Disponte a dejar el pecado (arrepiéntete):

Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer
día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu
vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA.

QUIZÁS TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL
SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un
pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su
SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi
pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi
SALVADOR.

¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____?

¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____?

Sí tu respuesta fue Sí, entonces esto es solo el principio de una
nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora:

Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios,
orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El
ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en
un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema
autoridad. Habla de Cristo a los demás.

Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros
cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de
Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su
palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en
gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata
a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con
frecuencia, para ver qué clase de libros están a tu disposición, para
que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios.

Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que
te goces en la verdad del Padre celestial y de su Hijo amado y así
comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre.

El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de
Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es
la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la
tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras
almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: "Vivan
tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y
tranquilidad en tus palacios, Jerusalén". Por causa de mis hermanos y
de mis amigos, diré yo: "Haya paz en ti, siempre Jerusalén". Por causa
de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra:
imploraré por tu bien, por siempre.

El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de
Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que
respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso!
Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de
todo corazón, con su voz tiene que rendirle el hombre: gloria y loor
al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y
como siempre, para la eternidad.


http://www.supercadenacristiana.com/


http:///radiovisioncristiana.com


http://radioalerta.com


0 new messages