Google Groups no longer supports new Usenet posts or subscriptions. Historical content remains viewable.
Dismiss

(IVÁN): YESHUA (JESUCRISTO) DICE: DENLES USTEDES DE COMER:

4 views
Skip to first unread message

valarezo

unread,
Aug 11, 2010, 10:02:56 PM8/11/10
to

Sábado, 07 de agosto, año 2010 de Nuestro Salvador Jesucristo,
Guayaquil, Ecuador – Iberoamérica


(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)

(QUITO LUZ DE AMÉRICA: Felices Fiestas por el Bicentenario del Primer
Grito de Independencia desde Quito para todo el Ecuador y el resto de
nuestra América libre. Le damos gracias a nuestro Padre celestial por
habernos dado hijos libertadores, los cuales lucharon por nuestra
libertad personal, para que nuestras familias vivan por siempre en
paz, felices, protegidas y prosperas para alcanzar nuevas victorias
jamás celebradas aún para futuras generaciones. Por ello, celebramos
con mucho amor el Bicentenario del Primer Grito de Independencia del
Ecuador desde Quito para las naciones hermanas, para que todos vivamos
nuestras vidas bendecidas desde el cielo delante de nuestro Padre
celestial, siempre amando por siempre en nuestros corazones su nombre
santo y salvador. Y este nombre glorioso y sumamente todopoderoso de
nuestro primer libertador es nuestro Señor Jesucristo, para que los
dones del Espíritu Santo siempre nos acompañen en cada paso de
nuestras vidas por la tierra y hasta que entremos a nuestra nueva vida
infinita del cielo, para seguir amando la paz, la verdad y la justicia
que enriquece a nuestro Padre celestial y a su Hijo amado, ¡nuestro
Señor y salvador Jesucristo! ¡Felices Fiestas ecuatorianas a todos, en
estos días, dentro y fuera de nuestras tierras!

CONDOLENCIAS A ESPAÑOLAS DESAPARECIDAS EN MÉJICO. Nuestras
condolencias son para las familias de las cuatro jóvenes que se
ahogaron en Méjico, cuando cruzaban en bote un río agitado por lluvias
copiosas y sorprendentemente abundantes. Estas jóvenes están en la
presencia santísima de nuestro Padre celestial, por todo lo que
nuestro Señor Jesucristo hizo por ellas sobre la cima santa de
Jerusalén, en Israel, para bien eterno de sus almas vivientes para la
nueva eternidad celestial. Ellas gozan con los ángeles a cada hora de
la rica presencia santísima de nuestro Padre celestial, porque nuestro
Señor Jesucristo se las presenta cómo sus hijas legitimas, gracias a
la sangre salvadora del holocausto continuo del cielo, para que
continúen sus nuevas vidas infinitas en sus nuevas moradas eternas, de
La Nueva Jerusalén santa y gloriosa del cielo. ¡Amén!)


YESHUA (JESUCRISTO) DICE: DENLES USTEDES DE COMER:

La gente seguía a nuestro Señor Jesucristo por donde él iba predicando
el evangelio eterno de perdón, salud del cuerpo y salvación infinita
del alma viviente de cada hombre, mujer, niño y niña de todo Israel y
de las naciones. Al ver nuestro Rabino Yeshua jaMashíax de cómo las
multitudes se agolpaban de entre los pueblos y aldeas de Israel, para
seguirlo por donde sea que él fuera haciendo milagros y echando a los
demonios al infierno, entonces él sentía misericordia por ellos,
porque el día atardecía y no había dónde beber agua ni comer nada de
nada.

En momentos, nuestro Señor Jesucristo se encontraba cómo de costumbre
con multitudes de gentes, hebreas y gentiles, que no tenían ningún
rumbo propio sino sólo el de él para seguirlo paso a paso a donde
fuera, consiguientemente, sentía misericordia por ellos y sano a cada
uno de los que estaban enfermos, para que regresaran a sus hogares
sanos, gozos y felices. Pero aunque nuestro Señor Jesucristo los
sanaba uno a uno con los poderes sobrenaturales del nombre santo de
nuestro Padre celestial, el cual habita en perfecta santidad y gloria
infinita en su corazón y por toda su sangre santísima y salvadora del
alma viviente del hombre, pues aún más le seguían para ver en dónde
terminaba su camino.

Y el cansancio, el hambre y la sed de todas estas gentes era tan
grande ya, que los discípulos le decían al Señor Jesucristo: ¿Por qué
no despides a estas gentes?, para que regresen a sus hogares y así
puedan descansar, comer y beber. Puesto que vemos que muy pronto,
aunque ya sanaste a todos los enfermos de entre todos ellos, en
cualquier momento van a comenzar a desmayarse por el camino, y
entonces que haremos con ellos postrados en la tierra; nuestros
enemigos nos culparían de cualquier desgracia que les pase—Señor, no
es bueno que sigamos así con ellos. Entonces nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax les contesta, diciéndoles así: Denles ustedes de comer y
beber. Anden, que esperan, denles de comer y beber.

(Aquí, nuestro Señor Jesucristo les estaba manifestando a sus
discípulos que él mismo ya les había dado poderes y autoridades
sobrenaturales, no sólo para salvar el alma viviente del hombre, sino
también para sanarlos, liberarlos del enemigo y alimentarlos con
alimentos del cielo en todos los lugares de Israel y hasta en los
lugares más recónditos de la tierra. Efectivamente, nuestro Señor
Jesucristo insistía en que la multitud no tenía por qué irse de él,
devuelta a sus tierras para comer, beber y descansar— (nuestro Señor
Jesucristo quería que se quedaran con él, porque no había ninguna
necesidad de alejarse de él y de sus santas enseñanzas, para redimir a
Israel y las naciones de su hambre y sed espiritual.)

Además, los discípulos, en vez de darse cuenta de lo que nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax les enseñaba, entonces le respondieron para
asegurarle, de que en estas tierras secas y áridas no hay manera de
darles agua de beber ni comida para comer, porque no hay ríos ni lagos
ni menos árboles ni plantas ni mucho menos animales para alimentarlos.
Tampoco hay tiendas cercanas ni haciendas para comprar comida ni
aguas, para satisfacer a tanta gente; es más si hubiera tiendas o
haciendas para comprar comida y bebida para todos ellos, son tantos,
que no podríamos jamás satisfacerlos.

Esto es imposible, no podemos alimentar a tanta gente en todas estas
tierras muertas. Y aunque hubiera comida y bebida para comprar, de
dónde vamos a sacar tanta plata para adquirir todos estos alimentos;
no podemos hacer nada por ellos; no tenemos plata para tantos gastos
Señor Jesucristo, le decían a él sus discípulos. Pero nuestro Señor
Jesucristo insistía en quedarse con todos ellos, a pesar de todo y la
poca fe de sus discípulos.

Al oír estas palabras del Rabino Yeshua jaMashíax, entonces sin
esperar más los discípulos acomodaban a todas las gentes con sus niños
y niñas por grupos pequeños, por todos los lados del lugar; y la gente
sentada por doquier con sus hijos cubría la hierba de la tierra, por
lo cual sólo se veía mucha gente y nada de tierra. Y las muchedumbres
sentadas en grupos no decían ni una sola palabra, sino que sus miradas
estaban centradas en el rostro del Rabino Yeshua jaMashíax, para ver
que iba a decir o hacer en el nombre santísimo de nuestro Padre
celestial, ya que los había hecho sentarse en muchos grupos por todos
lados de tierras sin señal de vida alguna.

Al momento, los discípulos le dicen al Señor Jesucristo, las gentes
están sentadas en sus grupos pequeños, y esperan en silencio y con
gran reverencia en ti, para ver que vas a hacer ésta vez por ellos;
además, estamos seguros que esta vez van a hacer todo lo que les
ordenes para bien de sus vidas, sin duda alguna. Entonces nuestro
Señor Jesucristo les pregunta a sus discípulos: ¿cuántos panes y peces
dicen que tienen en sus canastas?

Cinco panes y dos peces, le contestaron sus discípulos. Mirando al
cielo, nuestro Señor Jesucristo los bendijo delante de nuestro Padre
celestial, dándole las gracias por lo que había de hacer en aquel
momento por tanta gente, para gloria y honra eterna de su nombre
grandioso e infinitamente todopoderoso en el cielo y por toda la
tierra y para toda la eternidad venidera.

Y mientras daba gracias a nuestro Padre celestial que está en el cielo
por los alimentos, entonces nuestro Señor Jesucristo les dice a sus
discípulos: Ahora cojan estos panes con sus peces y repártanselos a
las multitudes, sin que nadie se quede sin su porción. Inmediatamente
los discípulos cogieron los panes y los peces, partiéndolos en
pedacillos se los repartían a las multitudes según sus grupos de cien,
de cincuenta y de diez.

Los discípulos terminaron de repartir los pedazos de comida por todos
lados y así aún sobraba para seguir dándoles panes y peces a las
gentes hambrientas y sedientas—aquí, y hasta los animales comieron
también colmando así sus estómagos vacíos y paladares sedientos. Sin
duda alguna, esto fue la gloria de nuestro Padre celestial manifestada
a través de su Rabino Yeshua jaMashíax que alimentaba a tanta gente
con tan solo unos cuantos panecillos y pescadillos.

Pero la gente nunca se da cuenta de nada, sino que seguían comiendo en
grandes cantidades y hasta no poder más, y, aún así, sobro mucho en
las canastas de los discípulos del Señor Jesucristo, y de todo lo que
sobro se lo guardaron para comérselos después ellos mismos. Ya que los
alimentos estuvieron abundantes y muy ricos, por cierto, cómo una
comida de la cual jamás habían participado todos ellos hasta aquel día
en tierras sin vida alguna y lejanas a sus hogares de siempre.

En realidad, la gloria de nuestro Padre celestial manifestada a través
de su Rabino Yeshua jaMashíax fue tan maravillosa que ni aún los
discípulos entendieron nada de todo lo que ocurrió con tanta gente
hambrienta y sedienta en momentos milagrosos, en tierras áridas y sin
lugar en dónde comprar pan ni agua para satisfacerlos a todos y hasta
sus animales también. Atónitos los discípulos, solo les quedaban
obedecer exactamente lo que nuestro Señor Jesucristo les había
ordenado hacer, para que la gloria de nuestro Padre celestial se
manifestara grandemente en todos los presentes y así el Espíritu Santo
del Evangelio eterno llegase a más corazones y almas de Israel, para
perdón, salud, prosperidad, protección y salvación divina de las
naciones.

Justamente, éste es el evangelio eterno y con poderes sobrenaturales,
el cual nuestro Padre celestial nos entrega a nosotros, tal cual cómo
se los entrega inicialmente a sus hijos de la antigüedad, por ejemplo,
cómo los que atravesaron el desierto para entrar a tierra escogida por
Dios mismo, para alimentarnos grandemente cada día que tengamos hambre
y sed de vida eterna. En la medida en que, el interés primordial de
nuestro Padre celestial de enviar inicialmente a su Hijo amado al
mundo, no era, en realidad, para darle de comer ni de beber a nadie
del fruto de la tierra, sino todo lo contrario, y esto es del fruto de
vida y de salud infinita de la vida eterna del cielo.

Además, esto era en sí de darles de comer y beber del fruto del árbol
de la vida, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, porque sólo él es el
fruto de la vida, es decir, que en él hay perdón, salud, protección, y
vida llena de gracia y de misericordia sin fin para cada hombre,
mujer, niño y niña de la humanidad entera. En la medida en que, sólo
éste fruto de vida, en sí le da vida, salud, protección, prosperidad y
felicidad infinita al hombre en la tierra y así también en el nuevo
reino angelical, cómo La Nueva Jerusalén santa y gloriosa del cielo,
en donde todos comen siempre de las manos de Dios, cómo los ángeles,
sin duda alguna.

Además, ésta verdad jamás cambia desde los primeros días de vida del
hombre en el paraíso y hasta en nuestros días, por ejemplo, en toda la
tierra, porque el hombre sigue sintiendo hambre y sed de Dios y de su
Hijo amado, aunque lo nieguen así, dado que sólo ellos tienen en sí
nuestras vidas y nuestro alimento espiritual. Por lo tanto, nuestro
Padre celestial sigue llamando a cada hombre, mujer, niño y niña de
todas las familias de las naciones, para comer y beber de su fruto de
vida, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para que cada uno de ellos
crezca al fin a la estatura real de su Dios y Fundador de sus nuevas
vidas infinitas del cielo.

Porque la verdad es que cada uno de nosotros, en nuestros millares, de
todas las razas, familias, pueblos, ciudades y reinos del mundo tiene
que crecer, por inicio, a la estatura de nuestro Padre celestial con
la ayuda idónea de su Espíritu Santo, por medio de la vida gloriosa y
sumamente santa de su unigénito, ¡nuestro Señor y salvador Jesucristo!
Puesto que, es necesario que cada uno de nosotros crezca día a día
hacia la estatura de nuestro Padre celestial, por la cual nos crea
inicialmente en sus manos santas, para que llevemos su imagen y
conforme a su semejanza celestial servirle eternamente a su nombre
santísimo, en la tierra y así también al fin en La Nueva Jerusalén del
cielo.

Puesto que, nuestro verdadero hogar no está jamás en la tierra en que
vivimos hoy en día, sino en la tierra santa y gloriosa del más allá,
La Nueva Jerusalén del cielo, de donde nuestro Señor Jesucristo
desciende inicialmente algunas veces para levantarnos a ella en
nuestro día o en un futuro no muy lejano a todos sus redimidos. Por lo
tanto, nuestro Padre celestial nos llama para comer y beber del fruto
de la tierra santa del nuevo reino angelical, para regresar a ella con
la carne sagrada, huesos inquebrantables, y sangre sumamente santa y
gloriosa de su Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro árbol de la vida
eterna, para vivir la felicidad celestial, de una vez para siempre.

Y esto seria para retomar nuestras vidas celestiales del paraíso y así
seguir viviendo nuestras vidas infinitas con Él y sus huestes
angelicales, en la nueva eternidad venidera, en donde ya no sufriremos
más hambres y sed en nuestros cuerpos glorificados, glorificados
eternamente y para siempre por la sangre santísima de la vida gloriosa
de nuestro salvador Jesucristo. Porque nuestra carne pecadora, huesos
quebrados con nuestra sangre enferma, de los cuales heredamos
inicialmente de Adán, ya no serán de nuestro cuerpo humano, sino sólo
para el infierno: visto que, recibimos directamente de nuestro Señor
Jesucristo su misma carne sagrada, sus huesos inquebrantables, y su
sangre santísima y llena de vida eterna, para vivir al fin la
felicidad infinita.

Y éste cuerpo santísimo lo heredamos de él mismo, desde el mismo día
en que fue crucificado sobre los árboles cruzado de Adán y Eva sobre
la cima de la roca eterna en las afueras de Jerusalén, para derramar
su sangre santísima y salvadora, para bien eterno de todos nosotros en
Israel y en las naciones, para la eternidad. Aquí, nuestro Padre
celestial nos entrega todo su amor santísimo junto con la vida y el
cuerpo aprobado y glorificado de su Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro
Señor Jesucristo, para que cada uno de nosotros sea hecho igual que
él, en sus manos santísimas de su Espíritu Santo, para ya no morir más
sino vivir perpetuamente para la felicidad celestial.

Pues para ésta felicidad celestial nuestro Padre celestial nos crea
inicialmente en sus manos santísimas en sus lugares santos del reino
de los cielos, y con la ayuda idónea del Espíritu Santo de su gran
nombre y de sus Diez Mandamientos, para que vivamos al fin convertidos
cada uno de nosotros en su Rabino Yeshua jaMashíax, para su reino
angelical. Porque, de otro modo, no solamente no podemos comer y beber
del fruto de la tierra santa del nuevo reino de los cielos, cómo en el
paraíso con Adán y Eva, por ejemplo, sino que también no podemos vivir
en ella jamás.

Además, nuestro Padre celestial no desea que ninguno de nosotros se
pierda en su pecado y en su maldad eterna de no convertirse, en un
momento de fe y de oración, en la carne, en los huesos
inquebrantables, y en la sangre santísima llena de salud eterna de su
Hijo Jesucristo, sino que lo hagamos ya, y cuanto antes mejor. Y sólo
así cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de las
naciones podrá también convertirse para el SEÑOR, en un momento de fe
y de invocación del nombre santísimo de su Hijo amado, en uno más de
sus hijos legítimos y ciudadanos de una vida mejor y sumamente
gloriosa de su nuevo reino angelical del cielo.

Por eso, nuestro Padre celestial bendice nuestros alimentos y nuestras
aguas cada vez que las levantemos hacia Él, en oración y fe, en el
nombre sagrado de nuestro salvador, su Rabino Yeshua jaMashíax, para
que nos perdone nuestros pecados y sane nuestros cuerpos grandemente,
con poderes y autoridades sobrenaturales del árbol de la vida del
paraíso, ¡nuestro Señor Jesucristo! Por esta razón, también nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax nos enseña a orar delante de nuestro Padre
celestial, para que nuestras oraciones sean oídas siempre por Él—no
importando jamás el día ni la hora ni menos en donde nos encontremos
en toda la tierra.

Y les dijo a sus discípulos, oren siempre así, diciendo: Padre nuestro
que estás en el cielo: Santificado sea tu nombre, venga tu nuevo reino
angelical al mundo, sea hecha tu voluntad, como en el cielo con tus
ángeles y así también en la tierra con todo hombre, mujer, niño y niña
de todas las familias de las naciones. El pan nuestro de cada día,
dánoslo hoy con todas tus bendiciones infinitas de la eternidad.
Perdona nuestros pecados así como nosotros perdonamos a los que pecan
en contra de nosotros, para ser sanados de todos nuestros males,
problemas, enfermedades y hasta dificultades del más allá también. Y
no nos metas en tentación jamás, más bien libéranos siempre de todo
mal del enemigo y de su infierno mortal e infinitamente violento.
Porque tuyo es el poder, el reino de los cielos, la salvación, la
protección, la sanidad, las riquezas y la gloria eterna de amarte, por
los siglos de los siglos. Amén.

(En sí, ésta oración, aunque es corta, en verdad contiene poderes y
autoridades sobrenaturales y sumamente maravillosas para el corazón,
el alma, el cuerpo, vida y el espíritu humano de cada hombre, mujer,
niño y niña de toda la tierra. Por eso, debe ser repetida siempre
delante de nuestro Padre celestial, para que los pecados se vayan con
sus demonios a sus lugares eternos del infierno, y así los problemas,
enfermedades y hasta dificultades escondidas sean suprimidos
eternamente; es decir, que hay mucho poder en ésta oración corta
delante de nuestro Padre celestial, en el nombre de su Jesucristo.)

Además, quizás sea ésta la oración más usada por nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax delante de nuestro Padre celestial no solamente para pedir
la bendición de los cinco panes y dos peces que se multiplicaron para
alimentar a más de cuatro mil personas y sus animales también, por
ejemplo, sino que la uso siempre para muchas cosas más o todas. Por
eso, nuestro Señor Jesucristo nos deja su oración para que después que
sufra nuestros pecados y sea levantado en el tercer día al cielo,
entonces nosotros la sigamos usando fielmente a cada hora, para
bienestar de nuestras vidas y la de los nuestros también, incluyendo a
nuestras amistades, para que escapen sus pecados y entren a la vida
eterna ya.

Sinceramente, ésta oración le da tanta gloria a nuestro Padre
celestial a través de los tiempos, que mucha gente no solamente a
colmado su hambre y sed, sino que también escaparon sus pecados, para
liberarse de problemas, enfermedades y hasta dificultades terribles y
escondidas del mal eterno y así entrar postreramente al fin a la
gloria infinita del cielo. Por eso, debemos darle gracias a nuestro
Padre celestial que nuestro Señor Jesucristo nos revela, sin reserva
alguna, su oración más intima entre él y nuestro Creador y Fundador de
nuestras vidas terrenales y celestiales con todas sus bendiciones
eternas y sumamente gloriosas de nuestro Padre celestial, ¡el
Todopoderoso!

Y ésta es, por cierto, la nueva vida infinita de La Nueva Jerusalén
gloriosa y santísima del cielo, en donde seguiremos sirviéndole a
nuestro Padre celestial por medio de la oración sobrenatural de su
Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, para alcanzar nuevas bendiciones
sin fin con sus santidades sumamente gloriosas para su nuevo reino
angelical y para su Espíritu Santo. Porque ésta oración, la cual
nuestro Rabino Yeshua jaMashíax nos entrega con tanto amor y fidelidad
en su corazón consagrado, lleno de la santidad infinita del nombre
santísimo de nuestro Padre celestial, para bendición de los ángeles
del cielo y para perdón, salud, prosperidad, protección y salvación
eterna de Israel y las naciones—pues entonces usémosla continuamente y
sin reserva alguna.

Por esta razón, todos pueden usar ésta sagrada oración y todopoderosa
a cada hora del día, para que nuestro Padre celestial oiga y conteste
sus oraciones, peticiones, ruegos, mediaciones y necesidades
personales de los suyos y hasta de sus amistades también en todos los
lugares de la tierra para paz, prosperidad, protección y liberación
del pecado y la muerte eterna. Por ello, todo aquel que desee volver a
nacer no del espíritu de Adán y Eva, por ejemplo, sino del mismo
Espíritu Santo que trae al mundo a nuestro Rabino Yeshua jaMashíax con
el nombre santo de nuestro Padre celestial y el cumplimiento y
glorificación sobrenatural de Los Diez Mandamientos, entonces tiene
que hacer siempre la oración del Señor Jesucristo.

En vista de que, ésta oración de nuestro Señor Jesucristo, no
solamente abre las puertas del cielo y de su Nueva Jerusalén
celestial, sino que también abre sus ventanas de par en par para que
las lluvias de bendiciones sin fin lluevan sobre nosotros, en todos
los lugares de la tierra, para que no nos falte ningún bien jamás.
Consiguientemente, con ésta oración, después de habernos bendecidos
grandemente en todo lo que necesitemos de nuestro Padre celestial y de
sus riquezas celestiales de su árbol de la vida y de su reino
angelical, entonces podemos usarla igual para con los nuestros y hasta
para con nuestras amistades, para que sean bendecidos y protegidos a
cada hora del día.

Y así todos serán saciados sus almas vivientes del hambre de las cosas
santísimas de nuestro Padre celestial y de su árbol de la vida del
paraíso y, además, también colmaran la sed de sus paladares, para que
jamás les falte ningún bien del deseo de sus corazones, en la tierra y
en la eternidad, eternamente y para siempre. Por esta razón, nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax, cómo el Hijo de Dios, les decía a sus
discípulos de aquellos días y de siempre: denle de comer y beber a las
multitudes, para que ninguno muera jamás de hambre y sed en esta vida
y en la venidera del nuevo reino angelical de nuestro Padre celestial
y de sus huestes angelicales.

Por eso, ésta es la oración que tiene poderes y autoridades
sobrenaturales para glorificar el nombre santísimo de nuestro Padre
celestial, para que nos bendiga el pan cotidiano, nos libere de
nuestros pecados y de la muerte segura del mal eterno, para llenarnos
al fin de salud, porque sólo de Él es el reino, el poder y la gloria
eterna. Por eso, no esperen más y comiencen a comer y beber del fruto
de la vida de nuestro Padre celestial, el cual Él mismo nos los
concede en la vida y sangre santísima de su Rabino Yeshua jaMashíax,
para que nuestros corazones, cuerpos y espíritu humano sean llenos de
todas las cosas que necesitemos cada día y con grandes abundancias
también.

Comamos y bebamos de nuestro fruto del árbol de la vida eterna,
nuestro Señor Jesucristo, levantado desde los árboles cruzados de Adán
y Eva sobre la cima del monte santo de Jerusalén, en Israel, para
perdón y regresar a la vida eterna desde ya. Porque de otra manera, si
no comemos y bebemos de las manos de nuestro Padre celestial su fruto
de vida eterna, el cual Él mismo se lo brinda inicialmente a Adán y a
Eva sobre todo lo alto del paraíso, entonces moriremos con toda
seguridad para descender al fin al mal eterno del infierno, para no
ver la vida eterna jamás.

Por ello, en estos días, Él mismo le brinda, de igual modo, a cada uno
de nosotros de todas las razas, familias, linajes, pueblos, ciudades y
reinos de la tierra, para escapar el pecado y su muerte eterna en el
infierno, para por fin levantarnos al paraíso. Pero, esta vez nos
levantaremos a la vida eterna del paraíso con la misma vida gloriosa
de pies a cabeza de su Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro Señor
Jesucristo, para no morir jamás, sino sólo para vivir la felicidad
infinita, amando y sirviendo por siempre a nuestro Padre celestial y a
su nombre santísimo, por los siglos de los siglos. ¡Amén!!

El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre celestial y de su Jesucristo
es contigo.


¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre!


Dígale al Señor, nuestro Padre celestial, de todo corazón, en el
nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras
almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y
honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el
cielo, también, para siempre, Padre celestial, en el nombre de tu Hijo
amado, nuestro Señor Jesucristo.

LAS MALDICIONES BIBLICAS, para los que obran maldad día y noche,
(Deuteronomio 27: 15-26):

“‘¡Maldito el hombre que haga un ídolo tallado o una imagen de
fundición, obra de mano de tallador (lo cual es transgresión a la Ley
perfecta de nuestro Padre celestial), y la tenga en un lugar secreto!’
Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que le reste importancia a su padre o a su madre!’ Y
todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que cambie de lugar los limites de propiedad de su
prójimo!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que desvié al ciego de su camino!’ Y todo el pueblo
dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que falsee el derecho del extranjero, del huérfano y de
la viuda!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque
descubre la desnudes de su padre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que tenga contacto sexual con cualquier animal!’ Y todo
el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija
de su madre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que se acueste con su suegra!’ Y todo el pueblo dirá:
‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que a escondidas y a traición hiera de muerte a su
semejante, sin causa alguna!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que acepte soborno para matar a un inocente, sin causa
alguna!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

“‘¡Maldito el que no cumpla las palabras de esta ley, poniéndolas por
obra en su diario vivir en la tierra!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS

Es por eso que los ídolos han sido desde siempre: un tropiezo a la
verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la
omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad
perfecta del Padre celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto
tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de
pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine,
cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos
con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre
las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a
la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está
aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en
Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los
males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible
de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en
la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo
reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en
día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus
ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada
hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada
palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición
terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada
majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con
todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y
de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su
Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las
naciones!

SÓLO ÉSTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS

Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu
corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la
tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde
los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del
reino de los cielos:

PRIMER MANDAMIENTO: “No tendrás otros dioses delante de mí”.

SEGUNO MANDAMIENTO: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás
culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la
maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la
cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia
por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

TERCER MANDAMIENTO: “No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios,
porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano”.

CUARTO MANDAMIENTO: “Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será
sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el
forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová
hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y
reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y
lo santificó”.

QUINTO MANDAMIENTO: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días
se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da”.

SEXTO MANDAMIENTO: “No cometerás homicidio”.

SEPTIMO MANDAMIENTO: “No cometerás adulterio”.

OCTAVO MANDAMIENTO: “No robarás”.

NOVENO MANDAMIENTO: “No darás falso testimonio en contra de tu
prójimo”.

DECIMO MANDAMIENTO: “No codiciarás la casa de tu prójimo; no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo”.

Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y déshazte de todos estos
males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos,
también. Hazlo así y sin más demora alguna, por amor a la Ley santa de
Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos
desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú
no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los
tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de
todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días
de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy.
Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que
sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada
una de sus muchas familias, por toda la tierra.

Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor
Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos
juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia
santa del Padre celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras
almas:

ORACIÓN DEL PERDÓN

Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de
tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu hijo amado. Venga tu
reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por todos los siglos. Amén.

Porque sí perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial
también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y
la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ”.
Juan 14:

NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR.

¡CONFÍA EN JESÚS HOY!

MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE.

YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS
TUYOS, EN EL DÍA DE HOY.

- Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y
su MUERTE.

Dispónte a dejar el pecado (arrepiéntete):

Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer
día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu
vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA.

QUIZÁS TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL
SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un
pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su
SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi
pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi
SALVADOR.

¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____?

¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____?

Sí tu respuesta fue Sí, entonces esto es solo el principio de una
nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora:

Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios,
orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El
ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en
un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema
autoridad. Habla de Cristo a los demás.

Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros
cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de
Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su
palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en
gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata
a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con
frecuencia, para ver que clase de libros están a tu disposición, para
que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios.

Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que
te goces en la verdad del Padre celestial y de su Hijo amado y así
comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre.

El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de
Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es
la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la
tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras
almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: “Vivan
tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y
tranquilidad en tus palacios, Jerusalén”. Por causa de mis hermanos y
de mis amigos, diré yo: “Haya paz en ti, siempre Jerusalén”. Por causa
de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra:
imploraré por tu bien, por siempre.

El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de
Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que
respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso!
Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de
todo corazón, con su voz tiene que rendirle el hombre: gloria y loor
al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y
como siempre, para la eternidad.


http://www.supercadenacristiana.com/listen/player-wm.asp?playertype=wm%20%20///


http://www.unored.com/streams/radiovisioncristiana.asx


http://radioalerta.com

0 new messages