Antes, las bibliotecas eran la culminación de un ecosistema particular, el del libro, ese paralelepípedo que encerraba y ordenaba un discurso sucesivo entre dos cubiertas y demandaba a autores y lectores que adoptaran ciertas convenciones expositivas, intelectuales y estéticas. La biblioteca ordenaba y clasificaba los libros con la voluntad no menos cierta y oculta de normalizar el mundo, de organizar nuestra experiencia y domeñar nuestra atribulada condición humana.
http://www.madrimasd.org/blogs/futurosdellibro/2011/03/04/132975--
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"La información, en lugar de transformar la masa en energía, produce todavía más masa.
La información sólo es valiosa en la medida en que es confiable"
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