Estaban unos compadres del campo de visita en la ciudad. De repente les
empezó a dar hambre, ya que eran aproximadamente las tres de la tarde; así
que comenzaron a buscar un restaurante en donde comer. Entonces, encontraron
un lugar llamado: "Pida con Poesía y se les atenderá con Cortesía". Los
compadres decidieron entrar al lugar y comer ahí. Se sentaron en una mesa y
comenzaron a hablarle a los meseros, pero éstos no les hacían caso. Pasó un
mesero a su lado y los compadres decían:
- Mesero, mesero...
Y no les hacía caso. Pasó otro mesero y los compadres:
- ¡¡Mesero, mesero...!!
Y ellos sin obtener respuesta alguna. Los compadres, ya furiosos al sentirse
desplazados por ser del campo, y a punto de abandonar el lugar cuando de
pronto entran al Restaurante un señor ya grande con una jovencita y se
sientan en una mesa junto a los compadres. El señor alza la mano y grita:
- ¡¡¡Lero, Lero... señor mesero...!!!
El mesero llega:
- A sus órdenes ilustre caballero... aquí está su mesero... que los atiende
con esmero...
El señor le dice:
- Para mi sobrina... cuyo nombre es Josefina... traiga un caldo de
gallina... y para mí, que me llamo José... traiga una taza de café...
(¡¡¡Hay güey!!!, ni Amado Nervo, García Márquez o cualquier otro lo hubiese
rimado como el caballero del chiste).
El mesero apunta la orden y se retira. Los compadres asombrados, entienden
de qué se trata el asunto, y después de un momento de ponerse de acuerdo,
deciden poner en práctica lo escuchado.
- Lero, lero... ¡¡¡mesero culero...!!!
El mesero se acerca encabronado...
- Quién va a ordenar primero... pinche ranchero...
- Para mi compadre, una carne asada... hijo de la chingada... y para mí,
unos huevos con jamón... ¡¡¡regrandísimo cabrón...!!!
- ¿¿¿Con ensalada... hijos de la chingada...???
- Sí, pero sin vinagre... ¡¡¡hijo de tu puta madre...!!!