Urubamba en el Perú, Fontainebleau en Francia, Tepoztlán Morelos en México, Al-Qurnah en el Valle de los Reyes Egipto
entre otros, comparten un mismo secreto, un código de acceso dejado para estos tiempos por los habitantes del cuarto Sol, de la cuarta humanidad.
De manera similar una isla en el ocenano pacífico, en el archipiélago Juan Fernandez frente a las costas de Chile
guarda memorias de aquella extinta humanidad.
Pero su escala revela claramente que no fue dejada para este ciclo por los mayas como dicen, sino que como se plasma en la piedra del Sol, el códice iniciatico elaborado por Tecpatl, fue elaborada por una extinta humanidad. Una que, como ahora nosotros, en su momento, completó su ciclo.