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(IVÁN): BUSCANDO A DIOS POR MEDIO DEL SACRIFICIO ALARGADO:

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valarezo

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Nov 24, 2010, 10:53:06 PM11/24/10
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Sábado, 20 de noviembre, año 2010 de Nuestro Salvador Jesucristo,
Guayaquil, Ecuador - Iberoamérica


(Cartas del cielo son escritas por Iván Valarezo)


BUSCANDO A DIOS POR MEDIO DEL SACRIFICIO ALARGADO:

Ezequías, rey de Judá, en su día, oro por todo Israel, especialmente
por los que no se habían purificado de acuerdo a los rituales de la
purificación para presentarse delante de nuestro Padre celestial y de
sus sacrificios de sangre expiatoria prolongada para reconciliación
con Él y el cielo, y así alcanzar el perdón eterno de sus muchos
pecados. Y Ezequías así con sus magistrados sentía el peso del pecado
en su vida por haber abandonado al Dios que les había dado tanto, como
cuando los liberó del cautiverio egipcio y las muchas victorias en
contra de sus enemigos por el camino hacia la tierra prometida, en
donde nacería su eterno sacrificio de sangre expiatoria para perdón y
bendiciones eternas.

Éste es el nacimiento virgen del Mesías de la hija de David, por
embarazo del Espíritu Santo para que nos dé un nacimiento con vida
eterna a todos nosotros, y esto es de recibir en nosotros su carne
sagrada y su sangre expiatoria e infinitamente cumplidora con el
Espíritu Santo de los Diez Mandamientos y el nombre bendito para
bendición eterna. Pues para éste servicio infinitamente sagrado y
lleno de verdad y de justicia para el hombre fue la razón por lo que
nuestro Padre celestial llamó a los hebreos a servirle con fe y
devoción eterna, no en el cautiverio egipcio sino en tierras
especialmente escogidas por él mismo para este gran propósito eternal,
el sacrificio de sangre expiatoria y continua.

Entonces nuestro Padre celestial oyó la oración de Ezequías para
bendecir aquellos que aún no se habían purificado de sus pecados,
porque simplemente no había tiempo para hacerlo así ya que la Fiesta
de la Pascua del SEÑOR estaba a la vuelta de la esquina. Ésta Fiesta
gloriosa de la Pascua, en sí, es la celebración del sacrificio
continuo de la sangre bendita y expiatoria del Rabino Yeshua
jaMashíax, como el Hijo de Dios, el Sumo Sacerdote entre Dios y el
hombre, el verdadero Cordero de Dios con la sangre expiatoria del
perdón y la vida eterna de todas las naciones, empezando por Israel.

Y es precisamente con este gran sacrificio de nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, es por el cual nuestro Padre
celestial puede ser buscado por cualquier hombre, mujer, niño y niña
de todas las familias de las naciones y encontrarlo para perdón,
protección, salud, prosperidad, reconciliación con el paraíso y
bendiciones sin fin de la vida eterna. En verdad, en aquellos días,
los hebreos habían abandonado la adoración al Dios del cielo y de la
tierra, porque los levitas ni los sacerdotes según sus ministerios
alrededor del Templo del Señor no se ocupaban en sus quehaceres sino
en los suyos y de sus familiares únicamente.

Todo Israel había dejado de buscar y de adorar al Dios de Israel y de
las naciones, por lo tanto no había bendición de parte de nuestro
Padre celestial ni de su Rabino Yeshua jaMashíax, para poder escapar
los males terribles de sus enemigos de siempre, como los Sirios, por
ejemplo. En verdad, los hebreos estaban viviendo días terribles y
llenos del espíritu de error de Satanás y de sus mentiras usuales, por
lo cual nuestro Padre celestial no podía impartir sus bendiciones
cotidianas de los poderes sobrenaturales de su Espíritu Santo, para
que vivan en paz y protegidos del mal de sus enemigos comunes.

Realmente, los hebreos estaban llamados a vivir bajo las bendiciones
del sacrificio continuo de la sangre expiatoria de su Rabino Yeshua
jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, para que sus días sean llenos del
Espíritu Santo y de grandes bendiciones a cada hora de sus vidas y de
sus almas vivientes, para testimonio a las naciones de que Él vive y
protege infinitamente. Además, el Templo del SEÑOR estaba tan
abandonado que ya mucho de los levitas y de sus sacerdotes no conocían
lo que realmente es vivir purificado delante de nuestro Padre
celestial y de su Gran Rey Mesías, nuestro Señor y salvador
Jesucristo, quien personalmente los había liberado del cautiverio
eterno con el poder de su sangre expiatoria, salpicada sobre sus
hogares.

Pero Ezequías como Rey hebreo, entonces hizo todo lo que pudo para
reunir a Israel, para que se convirtiesen al Dios de sus padres:
porque el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob los
buscaba para que regresasen a él cuanto antes mejor, dejando atrás
todo el mal conocido en las manos de sus cautivadores. Verdaderamente,
nuestro Padre celestial siempre ha sido el primero en buscar al
hombre, por medio del Espíritu Santo del sacrificio continuo de sangre
expiatoria de su Jesucristo, para que vivan protegidos progresivamente
bajo sus grandes alas de salud y bendición eterna antes que el mismo
hombre lo busque a él, por su propia cuenta, como su Dios eterno, por
ejemplo.

Porque la verdad era que nuestro Padre celestial siempre deseaba
bendecirlos grandemente con los poderes sobrenaturales del Espíritu
Santo de su nombre bendito que habita en perfecta santidad infinita en
el corazón y en la sangre expiatoria de su Rabino Yeshua jaMashíax,
nuestro Señor Jesucristo, para bien eterno de todos los pueblos de la
tierra. Entonces para hacer esta gran obra sobrenatural en todo
Israel, nuestro Padre celestial estaba usando grandemente a un solo
hombre, Ezequías, quien no solamente era rey de Judá sino que también
le servía grandemente al Dios de sus antepasados, para que sus
hermanos regresasen a la adoración justa del fundador de sus vidas
terrenales y celestiales, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax!

Puesto que, era muy necesario para los hebreos regresar a la grey del
SEÑOR cuanto antes mejor, para que sus enemigos no los atacasen ni se
enseñoreasen de ellos para robarles, matarles y destruirles, porque
eran los escogidos del SEÑOR para establecer su sacrificio de sangre
expiatoria para fin del pecado y el comienzo de la vida eterna, en
todo hombre. Sorprendentemente, cuando los hebreos oyeron lo que Dios
estaba haciendo con Ezequías, para hacer que todo Israel regresase al
servicio antiguo del Dios del cielo y la tierra, por medio de su Gran
sacrificio prolongado, Yeshua jaMashíax, entonces muchos se burlaron
de él y de sus magistrados; aparentemente las tinieblas del mundo
pecador los había cegado por completo, para mal eterno.

Pero aunque esto último es verdad, nuestro Padre celestial había
puesto una luz santa en el corazón de un sólo hombre, Ezequías, para
despertar a los demás de todo su pueblo, para que en donde estuviesen,
entonces también despertasen de sus terribles tinieblas mortales para
buscar al Dios de sus vidas, el Rabino Yeshua jaMashíax, ¡nuestro
Señor Jesucristo! Ésta era la salvación personal no solamente de
Ezequías sino también de cada hombre, mujer, niño y niña de Israel,
para buscar a su Dios y fundador de sus nuevas vidas infinitas y así
regresar al paraíso en sus días venideros; la misericordia de Dios le
hablaba a todo Israel, por medio de un sólo hombre, Ezequías, para
regresar al camino santo.

Éste es el camino antiguo de nuestro Padre celestial y de su Espíritu
Santo para bien eterno de todo Israel, en donde nuestro Rabino Yeshua
jaMashíax lo dejó conocer públicamente a Israel y las naciones,
diciendo, como salvador del mundo entero: Yo soy el camino, la verdad
y la vida; nadie puede ver al Padre si no es por mi únicamente. Pues
eran días de Fiesta del SEÑOR, por cuanto todos tenían que regresar al
Dios de sus antepasados, pero sirviéndole grandemente como en los días
de la Pascua del SEÑOR, por ejemplo, porque en estos días postreros se
desamarraría la sangre bendita del salvador de Israel y de las
naciones, nuestro Señor Jesucristo, ¡alcanzado así la vida eterna para
todos!

Ezequías sabía muy bien en su corazón de que Israel tenía que retomar
la purificación y los rituales del sacrificio de los corderos y del
derramamiento de la sangre expiatoria por toda la tierra, para que
Dios mismo se acordase de ellos y los bendijera grandemente, de la
misma manera que había bendecido grandiosamente a sus antepasados, por
ejemplo. Pues esta era la única forma de buscar a Dios y encontrarlo
entre los rituales del derramamiento de la sangre de los corderos
sobre el altar del SEÑOR, para que los pecados les sean perdonados y
borrados para siempre de sus vidas y así volver a vivir la vida de
gloria, paz, protección y de prosperidad continua hacia la felicidad
celestial.

Y cuando los hebreos, aunque no todos, estaban purificados de acuerdo
a las leyes y normas de los rituales del sacrificio y del
derramamiento de la sangre de los corderos, entonces nuestro Padre
celestial no los repelía sino que los ayudaba incondicionalmente, para
que siguiesen siempre por el buen camino de su Rabino Yeshua jaMashíax
y así alcanzar la felicidad celestial. Porque todos los hebreos así
como sus antepasados tenían que cumplir con la verdad y la justicia
infinita de los rituales del sacrificio de la sangre expiatoria del
Rabino Yeshua jaMashíax, para que su sangre santísima no solamente los
cubra y limpie grandemente de sus pecados y hasta librarlos del poder
de sus enemigos, sino también llevarlos a la Jerusalén celestial.

Por eso, era necesario para los hebreos regresar, cuanto antes mejor,
no importando jamás cuanto se habían alejado de su Dios y de su Rabino
Yeshua jaMashíax, nuestro Señor Jesucristo, pero si hacían acción de
fe con la sangre expiatoria del sacrificio duradero entonces nuestro
Padre celestial los aceptaba de todo corazón para que vivan y sean
felices infinitamente. Porque es solamente cubiertos en los poderes
sobrenaturales del Espíritu Santo de la sangre expiatoria del
sacrificio continuo del Rabino Yeshua jaMashíax como el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo, en donde nuestro Padre celestial
no solamente es infinitamente feliz para con el hombre de la tierra,
sino también el hombre mismo reencuentra su felicidad perdida del
paraíso.

Por esta razón, los hebreos estaban llamados formalmente por nuestro
Padre celestial a continuar siendo fiel con los rituales del
sacrificio eterno con el derramamiento de la sangre expiatoria para
perdón de sus pecados y así también de las naciones, para que haya paz
por doquier y así la felicidad celestial florezca grandemente sobre la
tierra, para bien eterno. En otras palabras, todos los hebreos,
empezando por Abram y sus hombres de guerra cenaron de la Mesa del
SEÑOR (del pan y la copa de vino de vida eterna), en las afueras de la
puerta sangrienta de Salem (antigua Jerusalén), entrando así en sus
días en el pacto de vida eterna con Dios para entrar a la Jerusalén
celestial perpetuamente.

Así pues también nuestro Padre celestial deseaba que en los días de
Ezequías, aunque todo Israel había, prácticamente, olvidado a Dios y
las obras grandiosas de sus Gran Rey Mesías, nuestro Señor y salvador
Jesucristo, entonces quería hacerlos que regresen a Él, pero siempre
por medio de los rituales del sacrificio antiguo de la sangre
expiatoria del pacto eterno. Comprobado que éste pacto que nuestro
Padre celestial hizo inicialmente con Abram y sus hombres, por medio
del rey de Salem, Melchisedec, es el mismo pacto de sangre expiatoria
que quita el pecado del mundo, para que todo aquel que cree en su
corazón y así confiesa con sus labios su nombre salvador, entonces
encuentre a su Dios en su vida perpetuamente.

Dado que, es solamente por medio del derramamiento de sangre
expiatoria del Rabino Yeshua jaMashíax, como el Hijo de David o como
Sumo Sacerdote o como el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo, es en donde realmente vamos todos, hebreos y gentiles, a
reencontrarnos con nuestro Dios para jamás volvernos a separar de Él
en la eternidad. Históricamente, los mismos rituales del derramamiento
de la sangre bendita y expiatoria del Rabino Yeshua jaMashíax no
cambio jamás, sino que el hombre, por su pecado, por su maldad, por su
ignorancia, cambia, pero no así nuestro Padre celestial ni menos los
rituales de la purificación por medio de la sangre reparadora del
sacrificio perenne, para salvación eterna de todos nosotros.

En otras palabras, la salvación que nuestro Padre celestial les
entregó a los hebreos para que escapasen del cautiverio egipcio, en
verdad, es el mismo sacrificio de sangre expiatoria y sumamente santa
que le ha estado dando al hombre de toda la tierra desde entonces acá,
para que también se salven de los males terribles y escondidos tras
toda mentira de Satanás. Por ello, todo aquel que busca a Dios,
entonces, lo va a reencontrar entre los rituales de la adoración y
exaltación del nombre santísimo del Rabino Yeshua jaMashíax, porque
todo aquel que cree en su corazón y así invoca con sus labios su
nombre glorioso y antiguo, realmente está invocando los poderes
sobrenaturales del sacrificio duradero de sangre expiatoria y
todopoderosa.

Además, son en estos poderes sobrenaturales del sacrificio de sangre
santa y expiatoria de nuestro Señor Jesucristo, invocados sobre
nuestras almas vivientes, que no solamente nos vamos a reencontrar con
nuestro Padre celestial y su Espíritu Santo en perfecta santidad, sino
que también nos vamos a sanar de tantos males, problemas,
dificultades, enfermedades y hasta muertes terribles también, sin duda
alguna. Por eso, podemos confiar siempre en la sangre bendita del
sacrificio continuo de nuestro Padre celestial y de su Hijo amado,
nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para regresar siempre a nuestra casa
celestial que con justicia nos merecemos, para volver a vivir y gozar
la vida sin jamás parar por nada ni por nadie, eternamente y para
siempre, en toda la eternidad.

En otras palabras, solamente en la unción sobrenatural del Espíritu
Santo de los poderes sobrenaturales del sacrificio continuo de cada
día de nuestro Señor Jesucristo, el cual lo culminó sobre el monte
santo y sobre los linteles de la puerta sangrienta de Jerusalén, es
que realmente vamos a ser felices en la tierra y así también en La
Nueva Jerusalén del cielo. Y cuando la persona es feliz, realmente es
porque no solamente se ha reencontrado con Dios y su Espíritu Santo,
sino que Satanás ya no vive en su carne, ni en su sangre, sino que
ahora Jesucristo vive en él o en ella perpetuamente, para jamás volver
a ser molestado por ninguna mentira malvada, como con Adán y Eva en el
paraíso.

Por todo ello, nuestro Padre celestial siempre es feliz con cada uno
de nosotros, empezando con Adán y Eva en el paraíso o sobre la cima de
la roca eterna en las afueras de la puerta sangrienta de Jerusalén,
crucificados todos nosotros al sacrificio continuo de sangre
expiatoria, para volver a reencontrarnos en esta vida y en la venidera
también. Es decir, que nuestro Padre celestial en su sabiduría
infinita y todopoderosa ya nos tiene, mucho antes de habernos
concebido en su imagen para vivir conforme a su semejanza celestial,
crucificados e injertados a la carne sagrada, huesos inquebrantables,
sangre expiatoria y llena de vida eterna, en la tierra y así también
en el reino angelical para vivir la felicidad eterna infinitamente.

Por lo tanto, es sólo por medio del sacrificio de sangre expiatoria e
infinitamente santa en que nuestro Padre celestial se encuentra cara a
cara con el hombre, la mujer, el niño y la niña de todas las familias
de las naciones, empezando por Israel, por ejemplo, para que haya
perdón y reconciliación eterna en la tierra y el paraíso igualmente.
Porque sin el derramamiento de sangre santa y expiatoria nadie jamás
podrá ver a nuestro Padre celestial, en esta vida ni en la venidera;
por eso es que nuestro Padre celestial ha hecho a su Hijo amado,
nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, nuestro camino y vida para que lo
sigamos siempre de regreso al paraíso para vivir la felicidad eterna
con Él.

Por consiguiente, el que busca a Dios de todo corazón, entonces tiene
que invocar el Espíritu Santo del nombre sagrado y salvador de su Hijo
amado, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, de la misma manera que los
antiguos lo hicieron en sus días para recibir perdón y bendiciones sin
fin. Visto que, el invocar el nombre sagrado de nuestro Señor
Jesucristo con nuestros labios, creyendo en nuestros corazones en el
Espíritu Santo del amor infinito de nuestro Padre celestial, entonces
estamos invocando realmente el sacrificio sempiterno de sangre bendita
del Cordero de Dios para que se presente a favor nuestro delante de
Dios en el cielo, y siempre para bien eterno.

Y estos son rituales muy sagrados que ninguno de nosotros lo podrá
hacer ni menos alcanzar jamás en nuestras vidas pecadoras, más cuando
nuestro Señor Jesucristo actúa delante de nuestro Padre celestial como
nuestro Rabino Yeshua jaMashíax o como nuestro Cordero escogido del
sacrificio de sangre expiatoria, entonces tenemos paz para con Dios
para alcanzar todo lo imposible, sea lo que sea. Porque la verdad es
que todo aquel que cree en su corazón y así confiesa con sus labios el
nombre bendito y todopoderoso del sacrificio de sangre santa y
expiatoria de nuestro Señor Jesucristo, entonces nada le es imposible
en la tierra, ni en el más allá, eternamente y para siempre.

Además, todo lo que se atare en la tierra, entonces será atado en el
cielo, y así también todo lo que se desatare en el cielo será desatado
en la tierra, y todo siempre es hecho por nuestro Padre celestial por
amor a la vida gloriosa de su Hijo Jesucristo en nuestros corazones,
para honra de su nombre bendito. Por ello, sin la invocación del
nombre bendito de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax como el Sumo
Sacerdote de Dios y del hombre de la tierra, entonces la sangre
expiatoria del sacrificio permanente no estará presente jamás sobre el
altar de Dios en el cielo para interceder o mediar por todos nosotros,
para resolver eternamente nuestros problemas, dificultades y
enfermedades, por ejemplo.

Por eso siempre es bueno invocar el nombre santísimo de nuestro Señor
Jesucristo con nuestros labios, creyendo en nuestros corazones que
nuestro Dios es bueno y grande en misericordia y verdad, para que
entonces los poderes sobrenaturales del sacrificio imperecedero tome
efecto en nuestras vidas cada día y para siempre en toda la eternidad
venidera. Dado que, sin las bendiciones del sacrificio continuo de
sangre expiatoria en la tierra y en el reino angelical de nuestro
Rabino Yeshua jaMashíax, entonces nadie podrá jamás ser perdonado de
sus pecados y males o juicios terribles, sino que además no podrá
pisar jamás tierra santa en el paraíso o en La Nueva Jerusalén
gloriosa del cielo, por ejemplo.

Porque todo aquel que puede pisar la tierra santa del reino angelical
como el paraíso o La Nueva Jerusalén celestial, entonces tiene que
haber creído en su corazón e invocado con sus labios el nombre bendito
de su Hijo amado, el cual es el nombre sagrado del sacrificio siempre
presente del cielo de sangre expiatoria para vida eterna de la
humanidad entera. Por ende, todo aquel que busca de Dios en su vida en
estos días, entonces tiene que invocar el Espíritu Santo del
sacrificio siempre presente en el reino angelical y sobre el altar
bendito de nuestro Padre celestial, en donde nuestro Padre celestial
mismo nos ve y cuida por todos nosotros celosamente, por medio de la
sangre expiatoria del pacto eterno.

Y al cielo nuestras oraciones, ruegos, peticiones, intercesiones,
mediaciones y demás van para ser oídas por nuestro Padre celestial y
por su Espíritu Santo para que nuestro Señor Jesucristo, como el fruto
de vida eterna del paraíso, nos bendiga rica y grandemente en todas
las cosas que necesitemos de Dios, para que no nos falte ningún bien
eterno jamás. Además, nuestro Padre celestial concibió al hombre y a
sus retoños en el reino angelical para que no solamente sea su imagen
y viva perpetuamente conforme a su semejanza celestial, sino también
para que viva cada día de su vida rodeado de los favores benditos y
sobrenaturales del sacrificio continuo de la sangre expiatoria para
salud, protección, prosperidad y felicidad eterna.

Porque sin la bendición y los favores benditos del sacrificio continuo
de la sangre expiatoria, entonces el hombre, la mujer, el niño y la
niña de todas las familias de las naciones, empezando por Israel
mismo, no podrán pisar tierra angelical jamás ni menos ver a Dios y a
su glorioso árbol de la vida eterna, ¡nuestro Señor y salvador
Jesucristo! Y todo aquel que no puede pisar la tierra santa del nuevo
reino angelical como La Nueva Jerusalén santa y perfecta del cielo,
por ejemplo, entonces no podrá ser feliz jamás ni menos ver a Dios
cara a cara como sus ángeles y así también nuestro Señor Jesucristo lo
contempla gloriosamente, en todo momento.

Entonces el que no posee el Espíritu Santo del sacrificio siempre
presente de nuestro Rabino Yeshua jaMashíax viviendo en su corazón
como el Cordero de Dios o como su Sumo sacerdote personal entre él o
ella y nuestro Padre celestial, entonces no tiene derecho a ninguna
bendición jamás ni menos a la vida eterna, y su fin será el infierno.
Por esta razón, nuestro Padre celestial ha hecho que cada vez que todo
aquel que invoque con sus labios, creyendo en su corazón, en el nombre
bendito de su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, entonces será
infinitamente purificado de todos los males de su vida para no
solamente ver a Dios sino también vivir la felicidad celestial desde
ya.

Pues para esto nuestro Padre celestial envió a su Espíritu Santo sobre
toda la tierra, para subyugar a todas las tinieblas de las mentiras
terribles de Satanás y de sus malvados de siempre, para que su Hijo
Jesucristo entre en nuestra vida humana y nos llene de su felicidad
celestial, en la tierra y en el paraíso, para siempre. Porque la
verdad es que cada hombre, mujer, niño y niña de todas las familias de
las naciones necesita ser feliz ya en la tierra y donde sea que viva,
para entonces poder vivir en paz y progresar progresivamente en todo
lo que emprenda en su vida de cada día para bien eterno de su vida y
la de los demás, también.

Entonces cuando nuestro Padre celestial le habla a un sólo hombre, no
solamente será porque lo escogido divinamente desde mucho antes de
crear las cosas, sino porque le desea hablar al corazón de todos los
hombres, mujeres, niños y niñas de las naciones, para que despierten
de las tinieblas de Satán a la luz brillante de su Jesucristo para
salud eterna. Porque las mentiras de Satanás destruyen a la vida del
hombre gradualmente en todas las naciones por su tristeza y pobreza
constante, por los poderes de profundas tinieblas increíbles que
contienen, más las verdades del Espíritu Santo de la vida santísima de
nuestro Señor Jesucristo nos da vida en abundancia para enriquecernos
cada vez más y así hacernos feliz para siempre.

Es decir, también que con Satanás y sus religiones falsas, por
ejemplo, no se encontrara a Dios ni a su Espíritu Santo jamás, más con
nuestro Señor Jesucristo con su verdad, camino y vida santísima
entonces si encontraremos a nuestro Dios rodeado por siempre de sus
huestes angelicales del cielo para bendecirnos grandemente en la
tierra y por toda la eternidad. Por lo tanto, todo aquel que invoca el
nombre bendito de nuestro Señor Jesucristo, entonces no solamente está
siendo bendecido continuamente con la protección divina de la sangre
expiatoria del sacrificio continuo del cielo y la tierra, sino que
también está listo para entrar al reino angelical y vivir a toda hora
por sus ricas bendiciones infinitas y abundantes.

En otras palabras, todo aquel que invoca el nombre bendito de nuestro
Señor Jesucristo como el Hijo de Dios o Sumo Sacerdote entre Dios y él
o ella, entonces su nombre ya está escrito en el libro de la vida como
si ya estuviera viviendo en el reino angelical con nuestro Dios y su
árbol vivo, ¡para salud eterna! Por eso, siempre es bueno creer en el
corazón, confesando con nuestros labios el nombre bendito de nuestro
Señor Jesucristo, porque él mismo y no otro es nuestro sacrificio de
sangre expiatoria y misericordiosa para con cada uno de nosotros, para
reencontrarnos con Él en cada día de nuestras vidas por toda la tierra
y así llenarnos de toda felicidad siempre.

Es decir, que los ángeles de Dios ya no nos ven como perdidos y
rebeldes delante de Dios e indignos para vivir la vida angelical y
eterna, sino que ahora nos ven como unos más en el reino angelical o
nos ven como el mismo Señor Jesucristo, por ejemplo, para que jamás
volvamos a ser atacados por las mentiras de Satanás. Por cuanto, todos
los que son como nuestro Señor Jesucristo delante de nuestro Padre
celestial, dado por sus poderes sobrenaturales del Espíritu Santo del
sacrificio de sangre expiatoria y todopoderosa, entonces ya estamos
llenos de la verdad de Dios y de su Jesucristo, para jamás caer en las
mentiras de Satanás y de sus malvados de siempre, por ejemplo.

Porque así como Satanás mintió en contra de Dios y su Hijo Jesucristo,
así pues también Satanás miente en contra de cada uno de todos los
hijos e hijas de Dios para hacerle daño a la gran obra de nuestro
Padre celestial y de su Espíritu Santo, en la tierra y en el paraíso,
para que la verdad no reine más. Pero la verdad es que aunque Satanás
continúe mintiendo todo lo que pueda con sus ángeles caídos en contra
de Dios y de sus hijos e hijas en todas las familias de las naciones,
entonces los poderes sobrenaturales del sacrificio sempiterno de la
sangre expiatoria los protege y bendice constantemente, para que el
mal de Satanás no triunfe más.

Porque la verdad es que Satanás siempre ha triunfado en contra del
hombre y de los suyos, porque no tiene conocimiento de la verdad santa
y justa entre Dios y nuestro Rabino Yeshua jaMashíax como su Hijo
amado, el Cordero que quita el pecado del mundo entero o como el Sumo
Sacerdote de nuestras vidas en el cielo, por ejemplo. Y todos estos
que no tienen el conocimiento de estas grandes verdades espirituales y
sobrenaturales, entonces son vulnerables a las mentiras y ataques
continuos de Satanás y de sus ángeles caídos que viven en los
corazones y los labios de los malvados de siempre para destruir toda
vida humana, sea quien sea la persona para mal eterno de muchos.

Por eso todo aquel que busca de nuestro Padre celestial y de su gran
reino angelical para seguir viviendo la vida eterna, aún cuando esté
viviendo su vida normal en la tierra y con los suyos, por ejemplo,
entonces tiene que confiar en su corazón y confesar con sus labios el
nombre bendito de su única felicidad celestial, ¡nuestro Señor
Jesucristo! Porque el confesar el nombre santísimo de nuestro Señor
Jesucristo con nuestros corazones y labios, entonces Satanás y sus
tinieblas tienen que huir de nuestras vidas, porque todo nuestro ser
es invadido poderosamente por la luz infinita del Espíritu Santo del
sacrificio permanente de sangre expiatoria y santísima para
protegernos y llenarnos de bendiciones a cada hora y sin cesar jamás.

Para que de este modo su nombre no solamente esté escrito en el libro
de la vida con los patriarcas antiguos, sino que será contado también
cada mañana entre los ángeles del reino celestial para que nuestro
Padre celestial le bendiga grandemente a él o a ella junto con cada
uno de sus familiares, para protección y bendición eternamente
gloriosa. Por eso, siempre ha sido bueno buscar a nuestro Padre
celestial por medio de la vida gloriosa e infinitamente santísima de
nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, para no solamente reencontrar a
nuestro Dios y Creador de nuestras vidas eternas, sino también
reencontrar a la vez esa comunión tan santa que enriquece nuestras
vidas grandemente, como nada lo podrá hacer jamás.

Dado que, las bendiciones de nuestro Padre celestial y sus grandes
misericordias son renovadas cada mañana por amor al Espíritu Santo del
sacrificio sempiterno de la sangre bendita y expiatoria de su
Jesucristo, nuestro Rabino Yeshua jaMashíax, que el pecador derramó
sobre los palos cruzados de la puerta de Jerusalén para perdón, salud,
protección, prosperidad, felicidad y bendición eterna de todos
nosotros. Y es en estas bendiciones de nuestro Padre celestial, las
cuales llegan a cada uno de todos nosotros, por nuestros millares, de
todas las razas, familias, linajes, tribus, ciudades y reinos, para
enriquecer nuestras vidas grandemente con su presencia santísima, para
que el mal del enemigo no nos haga más daño, sino sólo sus
misericordias nos mantengan vivos y grandemente bendecidos siempre.

Porque la verdad es que nuestro Padre celestial siempre ve nuestros
pecados y los de los demás también, y se ofende grandemente por ello,
más cuando ve el Espíritu Santo del sacrificio continuo y siempre
presente delante de su presencia gloriosa del cielo, entonces nos
perdona y nos ve con gran amor, concediéndonos así profundas
misericordias para que seamos felices enormemente. En otras palabras,
nuestro Padre celestial renueva sus misericordias cada mañana sobre
nuestras vidas, porque él está siempre viendo todo lo que sucede, y
siempre los pecados del mundo entero le ofenden grandemente, más
cuando ve el sacrificio santísimo de su Hijo amado sobre la cima del
monte santo de Jerusalén, entonces nos perdona y nos concede grandes
misericordias infinitas.

Y son estas misericordias infinitas de nuestro Padre celestial,
gracias a la presencia constante del sacrificio de nuestro Señor
Jesucristo y de su sangre expiatoria, en que realmente cada uno de
nosotros puede reencontrar a nuestro Dios en su vida siempre contento
y más no enojado por nuestros pecados; aquí es cuando Dios mismo nos
bendice grandemente pase lo que pase. Así es, nuestro Padre celestial
tiene poder para perdonarnos y bendecirnos grandemente con muchas
cosas muy difíciles para nosotros humanamente obtenerlas o
sobrellevarlas, más él por su misericordias renovadas cada mañana en
nuestras vidas nos las concede una a una y sin cesar, para que sigamos
siendo felices delante de su presencia santísima, por amor al nombre
de su Hijo Jesucristo.

Porque la verdad es que cada uno de nosotros vive en este mundo
rodeado de estrellas y constelaciones hostiles a nuestra vida humana,
en donde toda vida es totalmente imposible, más nosotros vivimos
redimidos gloriosamente entre todos estos mundos extremos en calores y
heladas increíbles, gracias a su gran misericordia que nuestro Dios
siente por su Hijo Jesucristo en nuestras almas vivientes. En otras
palabras, cada perdón y bendición de protección y salud eterna para
que nuestras almas siempre prosperen a pesar de todo en nuestro
derredor y de las amenazas mentirosas de Satanás, pues será siempre
por amor al Espíritu Santo del sacrificio continuo de sangre
expiatoria de su Hijo Jesucristo en nuestros corazones y en nuestros
labios, por ejemplo.

Porque así como salimos de Él, en el día que nos concibe en su imagen
y conforme a su semejanza celestial, por ello somos tal cual como su
Hijo amado de pies a cabeza para sólo amarnos infinitamente; es más,
ninguno de nosotros es menos para nuestro Dios, porque nos ve en la
misma piel, sangre viva de su Jesucristo para siempre. Por eso,
nuestro Padre celestial nos ama grandemente aun mucho más que sus
ángeles más gloriosos de su reino angelical y, además, Él es capaz de
hacer cualquier cosa con tal de redimirnos para gloria y honra
infinita de su nombre muy santo, en el paraíso, en la tierra y hasta
aún en el más allá también.

Porque para nuestro Padre celestial nada es imposible en esta vida ni
en la venidera también, por lo tanto podemos confiar en su gran amor
que Él siente por cada uno de nosotros desde siempre para perdonarnos
nuestras debilidades y así bendecirnos grandemente con sus más ricas
bendiciones de sus misericordias antiguas e infinitamente
todopoderosas. Y así como Ezequías reencontró a Dios en los días de la
Fiesta de la Pascua del SEÑOR, pues también nosotros podemos
reencontrar a nuestro Padre celestial en nuestros días de vida por
toda la tierra para llenarnos grandemente del Espíritu Santo de su
nombre bendito y de sus mandamientos infinitamente glorificados en la
vida de su Jesucristo, ¡para salvación eterna!

Porque la verdad es que así como Ezequías con los hebreos reencontró a
Dios por medio de los rituales de las Fiestas de la Pascua del SEÑOR,
así pues nosotros también podemos reencontrar a nuestro Padre
celestial en cada día de nuestras vidas por toda la tierra, porque el
sacrificio de sangre expiatoria no cambia jamás para bien eterno de
todos nosotros. En nuestros días, buscando a nuestro Padre celestial
por medio del Espíritu Santo del sacrificio de sangre expiatoria sobre
el altar de Dios en la tierra y en el cielo, lo reencontraremos en
donde siempre nos ha esperado en perfecta santidad infinita, para
jamás volvernos a separar de Él y de su amor infinito, eternamente y
para siempre.


El amor (Espíritu Santo) de nuestro Padre celestial y de su Jesucristo
es contigo.


¡Cultura y paz para todos, hoy y siempre!


Dígale al Señor, nuestro Padre celestial, de todo corazón, en el
nombre del Señor Jesucristo: Nuestras almas te aman, Señor. Nuestras
almas te adoran, Padre nuestro. Nuestras almas te rinden gloria y
honra a tu nombre y obra santa y sobrenatural, en la tierra y en el
cielo, también, para siempre, Padre celestial, en el nombre de tu Hijo
amado, nuestro Señor Jesucristo.

LAS MALDICIONES BIBLICAS, para los que obran maldad día y noche,
(Deuteronomio 27: 15-26):

"'¡Maldito el hombre que haga un ídolo tallado o una imagen de
fundición, obra de mano de tallador (lo cual es transgresión a la Ley
perfecta de nuestro Padre celestial), y la tenga en un lugar secreto!'
Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que le reste importancia a su padre o a su madre!' Y
todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que cambie de lugar los limites de propiedad de su
prójimo!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que desvié al ciego de su camino!' Y todo el pueblo
dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que falsee el derecho del extranjero, del huérfano y de
la viuda!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque
descubre la desnudes de su padre!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que tenga contacto sexual con cualquier animal!' Y todo
el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija
de su madre!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que se acueste con su suegra!' Y todo el pueblo dirá:
'¡Amén!'

"'¡Maldito el que a escondidas y a traición hiera de muerte a su
semejante, sin causa alguna!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que acepte soborno para matar a un inocente, sin causa
alguna!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

"'¡Maldito el que no cumpla las palabras de esta ley, poniéndolas por
obra en su diario vivir en la tierra!' Y todo el pueblo dirá: '¡Amén!'

LOS ÍDOLOS SON UNA OFENSA / AFRENTA A LA LEY PERFECTA DE DIOS

Es por eso que los ídolos han sido desde siempre: un tropiezo a la
verdad y al poder de Dios en tu vida. Un tropiezo eterno, para que la
omnipotencia de Dios no obre en tu vida, de acuerdo a la voluntad
perfecta del Padre celestial y de su Espíritu Eterno. Pero todo esto
tiene un fin en tu vida, en ésta misma hora crucial de tu vida. Has de
pensar quizá que el fin de todos los males de los ídolos termine,
cuando llegues al fin de tus días. Pero esto no es verdad. Los ídolos
con sus espíritus inmundos te seguirán atormentando día y noche entre
las llamas ardientes del fuego del infierno, por haber desobedecido a
la Ley viviente de Dios. En verdad, el fin de todos estos males está
aquí contigo, en el día de hoy. Y éste es el Señor Jesucristo. Cree en
Él, en espíritu y en verdad. Usando siempre tu fe en Él, escaparas los
males, enfermedades y los tormentos eternos de la presencia terrible
de los ídolos y de sus huestes de espíritus infernales en tu vida y en
la vida de cada uno de los tuyos también, para la eternidad del nuevo
reino de Dios. Porque en el reino de Dios su Ley santa es de día en
día honrada y exaltada en gran manera, por todas las huestes de sus
ángeles santos. Y tú con los tuyos, mi estimado hermano, mi estimada
hermana, has sido creado para honrar y exaltar cada letra, cada
palabra, cada oración, cada tilde, cada categoría de bendición
terrenal y celestial, cada honor, cada dignidad, cada señorío, cada
majestad, cada poder, cada decoro, y cada vida humana y celestial con
todas de sus muchas y ricas bendiciones de la tierra, del día de hoy y
de la tierra santa del más allá, también, en el reino de Dios y de su
Hijo amado, ¡el Señor Jesucristo!, ¡El Todopoderoso de Israel y de las
naciones!

SÓLO ÉSTA LEY (SIN ROMPERLA) ES LA LEY VIVIENTE DE DIOS

Esta es la única ley santa de Dios y del Señor Jesucristo en tu
corazón, para bendecirte, para darte vida y vida en abundancia, en la
tierra y en el cielo para siempre. Y te ha venido diciendo así, desde
los días de la antigüedad, desde los lugares muy altos y santos del
reino de los cielos:

PRIMER MANDAMIENTO: "No tendrás otros dioses delante de mí".

SEGUNO MANDAMIENTO: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas ni les rendirás
culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la
maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la
cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia
por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos".

TERCER MANDAMIENTO: "No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios,
porque Él no dará por inocente al que tome su nombre en vano".

CUARTO MANDAMIENTO: "Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será
sábado para Jehová tu Dios. No harás en ese día obra alguna, ni tú, ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el
forastero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días Jehová
hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos, y
reposó en el séptimo día. Por eso Jehová bendijo el día del sábado y
lo santificó".

QUINTO MANDAMIENTO: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días
se prolonguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da".

SEXTO MANDAMIENTO: "No cometerás homicidio".

SEPTIMO MANDAMIENTO: "No cometerás adulterio".

OCTAVO MANDAMIENTO: "No robarás".

NOVENO MANDAMIENTO: "No darás falso testimonio en contra de tu
prójimo".

DECIMO MANDAMIENTO: "No codiciarás la casa de tu prójimo; no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo".

Entrégale tu atención al Espíritu de Dios y deshazte de todos estos
males en tu hogar, en tu vida y en la vida de cada uno de los tuyos,
también. Hazlo así y sin más demora alguna, por amor a la Ley santa de
Dios, en la vida de cada uno de los tuyos. Porque ciertamente ellos
desean ser libres de sus ídolos y de sus imágenes de talla, aunque tú
no lo veas así, en ésta hora crucial para tu vida y la vida de los
tuyos, también. Y tú tienes el poder, para ayudarlos a ser libres de
todos estos males, de los cuales han llegado a ellos, desde los días
de la antigüedad, para seguir destruyendo sus vidas, en el día de hoy.
Y Dios no desea continuar viendo estos males en sus vidas, sino que
sólo Él desea ver vida y vida en abundancia, en cada nación y en cada
una de sus muchas familias, por toda la tierra.

Esto es muy importante: Oremos junto, en el nombre del Señor
Jesucristo. Vamos todos a orar juntos, por unos momentos. Y digamos
juntos la siguiente oración de Jesucristo delante de la presencia
santa del Padre celestial, nuestro Dios y salvador de todas nuestras
almas:

ORACIÓN DEL PERDÓN

Padre nuestro que estás en los cielos: santificada sea la memoria de
tu nombre que mora dentro de Jesucristo, tu Hijo amado. Venga tu
reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el
poder y la gloria por todos los siglos. Amén.

Porque sí perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial
también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Por lo tanto, el Señor Jesús dijo, "Yo soy el CAMINO, y la VERDAD, y
la VIDA ETERNA; nadie PUEDE VENIR al PADRE SANTO, sino es POR MÍ".
Juan 14:

NADIE MÁS TE PUEDE SALVAR.

¡CONFÍA EN JESÚS HOY!

MAÑANA QUIZAS SEA DEMASIADO TARDE.

YA MAÑANA ES DEMASIADO TARDE PARA MUCHOS, QUE NO LO SEA PARA TI Y LOS
TUYOS, EN EL DÍA DE HOY.

- Reconoce que eres PECADOR en necesidad, de ser SALVO de éste MUNDO y
su MUERTE.

Disponte a dejar el pecado (arrepiéntete):

Cree que Jesucristo murió por ti, fue sepultado y resucito al tercer
día por el Poder Sagrado del Espíritu Santo y deja que entré en tu
vida y sea tu ÚNICO SALVADOR Y SEÑOR EN TU VIDA.

QUIZÁS TE PREGUNTES HOY: ¿QUE ORAR? O ¿CÓMO ORAR? O ¿QUÉ DECIRLE AL
SEÑOR SANTO EN ORACIÓN? -HAS LO SIGUIENTE, y di: Dios mío, soy un
pecador y necesito tu perdón. Creo que Jesucristo ha derramado su
SANGRE PRECIOSA y ha muerto por mi pecado. Estoy dispuesto a dejar mi
pecado. Invito a Cristo a venir a mi corazón y a mi vida, como mi
SALVADOR.

¿Aceptaste a Jesús, como tu Salvador? ¿Sí _____? O ¿No _____?

¿Fecha? ¿Sí ____? O ¿No _____?

Sí tu respuesta fue Sí, entonces esto es solo el principio de una
nueva maravillosa vida en Cristo. Ahora:

Lee la Biblia cada día para conocer mejor a Cristo. Habla con Dios,
orando todos los días en el nombre de JESÚS. Bautízate en AGUA y en El
ESPÍRITU SANTO DE DIOS, adora, reúnete y sirve con otros cristianos en
un Templo donde Cristo es predicado y la Biblia es la suprema
autoridad. Habla de Cristo a los demás.

Recibe ayuda para crecer como un nuevo cristiano. Lee libros
cristianos que los hermanos Pentecostés o pastores del evangelio de
Jesús te recomienden leer y te ayuden a entender más de Jesús y de su
palabra sagrada, la Biblia. Libros cristianos están disponibles en
gran cantidad en diferentes temas, en tu librería cristiana inmediata
a tu barrio, entonces visita a las librerías cristianas con
frecuencia, para ver qué clase de libros están a tu disposición, para
que te ayuden a estudiar y entender las verdades de Dios.

Te doy las gracias por leer mí libro que he escrito para ti, para que
te goces en la verdad del Padre celestial y de su Hijo amado y así
comiences a crecer en Él, desde el día de hoy y para siempre.

El salmo 122, en la Santa Biblia, nos llama a pedir por la paz de
Jerusalén día a día y sin cesar, en nuestras oraciones. Porque ésta es
la tierra, desde donde Dios lanzo hacia todos los continentes de la
tierra: todas nuestras bendiciones y salvación eterna de nuestras
almas vivientes. Y nos dice Dios mismo, en su Espíritu Eterno: "Vivan
tranquilos los que te aman. Haya paz dentro de tus murallas y
tranquilidad en tus palacios, Jerusalén". Por causa de mis hermanos y
de mis amigos, diré yo: "Haya paz en ti, siempre Jerusalén". Por causa
de la casa de Jehová nuestro Dios, en el cielo y en la tierra:
imploraré por tu bien, por siempre.

El libro de los salmos 150, en la Santa Biblia, declara el Espíritu de
Dios a toda la humanidad, diciéndole y asegurándole: - Qué todo lo que
respira, alabe el nombre de Jehová de los Ejércitos, ¡el Todopoderoso!
Y esto es, de toda letra, de toda palabra, de todo instrumento y de
todo corazón, con su voz tiene que rendirle el hombre: gloria y loor
al nombre santo de Dios, en la tierra y en las alturas, como antes y
como siempre, para la eternidad.


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