Haz una pausa y pon al niño o niña que hay en ti o a los niños, niñas y jovenes que conoces al alcance de un hermoso cuento: "DON CHEPE, MAILO Y NAPOLEÓN"

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carlos arias

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Jul 17, 2025, 10:06:36 AMJul 17
to Alexandra Castrillon Gomez, mesacomunicacionpacifico@googlegroups com, Mesa Comunicación Pacífico, InfoPacifico En RED
DON CHEPE, MAILO Y NAPOLEÓN
Por: Carlos Arturo Arias Castañeda
17 de julio de 2025

Hallábase don chepe en la cocina de su casa colando el café de la mañana, sentíase cabizbajo y melancólico recordando que justamente este día se cumplía un año del fallecimiento de su esposa. Su tristeza profunda tenía todos los síntomas de una pena moral: dolor emocional, amargura, deseo de estar con su ser querido. No sospechaba que eso que él solía llamar “tener el corazón roto” era literalmente lo que le estaba pasando. Sin darse cuenta había empezado a sufrir de una afección cardiaca, su pena y depresión constante habían comprometido su sistema circulatorio. Fue por eso que, de repente, sufrió un accidente cerebrovascular que lo dejó inconsciente, tendido en el piso frente a la estufa.

Despertó súbitamente en la cama de un hospital, sin saber quién lo había conducido hasta allí, al preguntar a la enfermera por su condición y por quién lo llevó, tuvo dos noticias que lo desencajaron: primero, la gravedad de su estado de salud, pues había sufrido un ACV debido a la interrupción momentáneamente del paso de flujo sanguíneo al cerebro y estaba adportas de un paro cardiaco. Segundo, que lo llevaron Mailo y Napoleón, personajes que no tenía ni idea quienes eran. Con esta incógnita paso tres días en la clínica esperando que alguien viniese a verlo, pero nadie lo visitaba porque sus tres hijos se encontraban fuera del país, se habían marchado hace ya mucho tiempo. Finalmente, aparecieron sus retoños, quienes con la excusa de que no podían quedarse a cuidarlo, lo internaron sin su consentimiento en una casa de retiro o ancianato, que pagarían con la misma pensión del viejo, además de alquilar su casa para quedarse con el dinero del arriendo.

Lamentable desenlace para un hombre que había sido un maravilloso padre, que se desvivió para que ellos pudiesen estudiar lo que quisieran y quien pago todos los gastos para que lograsen estar fuera del país, como reza el dicho: “así paga el diablo a quien bien le sirve”. Al llegar don chepe al asilo fue cordialmente recibido por los funcionarios de aquel lugar, lo condujeron a una habitación sencilla, pero cómoda que tenía vista a un inmenso patio donde al parecer sacaban a asolear a los abuelos que allí habitaban. Él prefirió recostarse a asimilar la dura realidad de ser abandonado por sus hijos. Durante el resto del día y toda la noche un achacoso gato se posó sobre el marco de su ventana en aptitud sospechosamente vigilante.

Al día siguiente luego del desayuno, don chepe resignado decidió salir al patio a tomar el sol, se sentó en una mecedora y a su lado se echó un viejo perro color marrón. Después de un rato don José se percató de la presencia de aquel animal y notó que era un Dachshund, conocido popularmente como perro salchicha, su cuerpo era alargado y musculoso, pero sus patas eran cortas y robustas, sabía que es una raza originaria de Alemania criada para la caza, especialmente de tejones (de ahí su nombre, ya que "Dachshund" significa "perro tejón" en alemán) y que eran conocidos por ser inteligentes, curiosos, valientes y leales a su familia, aunque a veces un poco tercos. Se podía notar que este ejemplar estaba entrado en años por su caminar lento y cansado. Un par de personas que pasaron a su lado lo llamaron: “Mailo”, pero el can ni siquiera se inmuto. 

A don chepe le causó curiosidad que tuviese el mismo nombre de uno de los personajes desconocidos que lo habían llevado de su casa al hospital cuando se desmayó. Asunto que aun rondaba su cabeza pues no lograba explicarse ¿cómo supieron de su accidente? y mas aún ¿cómo lograron entrar a su casa cuya puerta estaba con llaves?.

Pasado un tiempo, se unió al descanso el viejo gato de raza Munchkin color café oscuro que había acompañado a don chepe el día y la noche anterior, su cuerpo alargado y patas cortas lo hacían muy parecido al perro salchicha. Se posó sobre Mailo, con un nivel de cansancio que no podía esconder, seguramente por su avanzada vejez que se percibía en su pelo escaso y despelucado. Los habitantes del ancianato no paraban de llamar al sordo gato: ¡Napoleón!, ¡Napoleón!... o decirle ¡pis!, ¡pis!, ¡pis! sin recibir respuesta alguna. Don chepe un poco confundido no podía dar crédito a que este perro y gato se llamaran Mailo y Napoleón como se llamaban quienes lo trasladaron a la clínica cuando sufrió el accidente cardiovascular, esto ya era demasiada casualidad.

De un momento a otro y sin saber cómo, don José empezó a escuchar diáfanamente una conversación entre aquellos animales. Mailo dijo: menos mal doña Magnolia nos mandó a tiempo donde don chepe sino otro gallo cantaría, extrañamente Magnolia era el nombre de la fallecida esposa de aquel abuelo. Napoleón respondió: siquiera el patrón nos dejó bajar, sino chepe sería historia y prosiguió, ahora el problema es saber cuándo vamos a subir. Aquel hombre perturbado decidió no escuchar más y salió raudo hacia su habitación, sin embargo, la curiosidad lo carcomía. Se preguntaba ¿estaré desquiciado?, ¿será que el golpe en la cabeza que me di en la cocina me dio el poder de escuchar y entender a los animales?, ¿estaré muerto?, ¿si no estoy loco, como hicieron un perro y un gato para llevarme al hospital?, ¿qué son realmente?, ¿si yo entiendo lo que ellos dicen, ellos me entenderán si yo les hablo?, ¿en verdad mi esposa Magnolia los envió para auxiliarme?, ¿Quién es el patrón?, con esas inquietudes decidió esperar el siguiente día. 

Al rayar el alba se propuso salir de todas sus dudas, desayunó en un santiamén y corrió al patio donde ya se encontraba Mailo echado al lado de la mecedora. Sigilosamente se sentó y agachó su espalda tanto como pudo con la intención de poner su cara lo mas cerca posible del animal, para susurrarle y así evitar que lo creyeran loco al verlo tratar de hablar con un perro. Le dijo: ¿Mailo puedes entenderme, me escuchas?, el can levantó levemente su cabeza y mirándolo de reojo le respondió: ¡pues claro!. Don chepe anonadado por la situación decidió seguirle hablando. ¿Mailo te envió mi esposa?, si, respondió, ella sabía que tu sistema circulatorio colapsaría en cualquier momento y pidió permiso al jefe para que pudiésemos venir a acompañarte en caso de que algún accidente ocurriera, pero casi llegamos tarde.

Acercose Napoleón al notar la conversa y después de que Mailo terminó su explicación, replicó en un acento costeñol: ¡aja viejo chepe¡, ¿si supieras?, vinimos a ayudarte y ahora no sabemos cuándo vamos a volver  al lugar de donde  venimos, ¡estamos jodidos!, no podemos calcular cuánto tiempo nos tocará acompañarte, así que pórtate bonito. Aquel abuelo, aunque perturbado entendió la gravedad de la situación y pasó de sentirse agradecido con aquellos animales a sentirse responsable de ellos. Cada día los cuidaba con afán, los mimaba y hasta les permitía dormir en su cuarto, siempre con el deseo de preguntarles ¿quiénes eran en realidad?, ¿de dónde venían? y ¿a quién le decían patrón o jefe?, aunque lo intuía prefería evitar el tema por físico miedo de confirmar su sospecha.

Una tarde donde ya no hubo tema para conversar, Don chepe saco fuerzas y preguntó ¿ustedes quienes son?, Mailo sin titubeos respondió: soy el arcángel Miguel conocido como el "Príncipe de la milicia celestial" o el "Guerrero de Dios", y se me asocia con la protección, la valentía y la lucha contra el mal. Napoleón tomó la palabra y dijo: yo soy el arcángel Rafael conocido como el “médico de Dios”, tu esposa me imploró que viniese a ayudarte porque me dedico a la sanación física y espiritual.  Con estas respuestas tan concretas ya no había necesidad de saber de dónde venían, ni a quién llamaban patrón, las dudas ahora eran ¿por qué no tenían forma humana, sino de animales?, ¿por qué se notaban tan viejos y cansados? y ¿cómo era que no sabían cuándo regresar al paraíso?

Ya tocado el tema, nuestro buen abuelo hizo esas peguntas y las respuestas fueron igual de precisas. Mailo mencionó que no tomaban forma humana porque al transmutarse en un ser físico partes de ellos se dividían en todos los seres de esa especie y al volver a su forma espiritual de arcángel era muy complicado que retornaran las partes que se introducían en las personas, mientras que con los otros animales no había problema. En ese sentido era mucho más conveniente convertirse en un animal cercano a los humanos para pasar desapercibidos y retornar a su estado natural mas fácilmente. Con respecto a por qué se notaban tan viejos y cansados Napoleón o arcángel Rafael dijo que en el paraíso no pasaba el tiempo así que se conservaban igual que cuando fueron creados, pero al llegar a la tierra si pesaban sobre ellos todos los años, así que aquí eran tan viejos como los mares, los arboles o el universo. Por último, San Miguel o el buen Mailo, le contestó a don chepe que solo podían regresar al cielo cuando hubiesen cumplido la misión para la que fueron enviados, en este caso acompañarlo hasta el día de su último suspiro.

Luego de esta conversación el buen don José comprendió por que todos los perros tienen algo de protectores y los gatos de cuidadores. Vivió el resto de sus días sin ninguna enfermedad. Finalmente, el desgaste natural de los años cumplió su tarea de permitirle acostarse a dormir un día y no despertar jamás. Esa noche su alma se desprendió de su cuerpo, al igual que los espíritus de Mailo y Napoleón convertidos en Miguel y Rafael quienes lo condujeron hasta la presencia del altísimo para posteriormente llevarlo a los brazos de su amada Magnolia en el paraíso donde perviven unidos felices, para la toda la eternidad. 

! Colorín colorado, ese cuento se ha acabado ¡



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