Vamosa desarrollar una breve aclaracin sobre el significado y empleo de diversos conceptos relacionados con el lenguaje literario, que precisaremos mediante ejemplos extrados de las obras de distintos autores, pocas y gneros de la literatura en espaol.
El conocimiento de los recursos literarios resulta de una gran ayuda para comprender el contenido de los textos y disfrutar de ellos en cuanto obras de arte. Puesto que el lenguaje es la materia prima de las obras literarias, la eficacia comunicativa y el valor esttico de stas depende, en gran medida, de la habilidad con que se plasman las ideas a travs de las palabras; es decir, del modo en que las palabras se distribuyen en determinadas estructuras, ya sean sintcticas, morfolgicas o fonticas, y de la forma en que se presenta el pensamiento, ya sea a travs del vocablo preciso o a travs de otros que evocan indirectamente la idea.
Por lo general, los diccionarios y manuales de retrica incluyen los recursos retricos en el apartado del estilo, considerando que su empleo sirve para adornar la expresin verbal. Aunque es cierto que su uso embellece y eleva el registro lingstico comn, debe tenerse presente que estos recursos, utilizados de la manera adecuada, tambin contribuyen a hacer que los textos, literarios o no, resulten ms interesantes, eficaces y persuasivos.
Consiste en sustituir un nombre comn por el nombre propio del individuo que se considera el representante ejemplar de una determinada cualidad. Jorge Manrique afirma de su padre que fue un Alejandro Magno en generosidad, y al to Lucas, por su ingenio, lo describe Pedro Antonio de Alarcn como un Francisco de Quevedo en bruto.
Tambin se puede proceder sustituyendo un nombre propio por el rasgo que define al personaje: en muchos poemas religiosos se nombra a Cristo como el Buen Pastor y en las obras medievales el enemigo es el demonio.
Puede definirse como una metfora continuada o un encadenamiento de metforas. La obra El Criticn, de Baltasar Gracin, est construida sobre la alegora, de tradicin cristiana, que concibe la vida del hombre como una peregrinacin o viaje en la tierra. As, el naufragio de los protagonistas, Andrenio y Critilo, significa su nacimiento, y su llegada a la isla de la inmortalidad, su muerte.
Resulta infrecuente emplear alegoras en el habla, porque es difcil enlazar de modo consistente un conjunto de metforas. Adems, se trata de un procedimiento que se asocia con una intencin didctica. La alegora es, en cambio, frecuente en los textos religiosos, a travs de los cuales se quiere transmitir una enseanza moral o teolgico. Las parbolas del Nuevo Testamento son, por ejemplo, alegoras explicadas (Cristo es el buen pastor y sus seguidores son las ovejas del rebao; los apstoles son pescadores que deben captar con sus redes -sus sermones- a los peces, es decir, los hombres, etc.).
De manera menos rgida, la alegora es la base constructiva de numerosas fbulas morales y polticas de la literatura moderna: en Franz Kafka, la desorientacin e insignificancia que siente el hombre ante la sociedad le transforman en un insecto (La metamorfosis); Miguel de Unamuno expresa el dilema entre la mentira y la verdad de la fe (San Manuel Bueno, mrtir) mediante la leyenda del pueblo sepultado por las aguas; y en varias obras de Antonio Buero Vallejo es fcil percibir resonancias alegricas, como en Historia de una escalera (donde la escalera es un macrocosmos que representa a la sociedad), La ardiente oscuridad y El tragaluz (en las que el argumento gira en torno al significado simblico de la capacidad de visin, la ceguera y la luz), etc.
Es una exageracin. Tomando como punto de partida un concepto real, se magnifica o minimiza mediante su sustitucin por otra idea semejante que, en realidad, no es equivalente en trminos cuantitativos. Podra decirse que es una metfora o una metonimia desproporcionada. Por ejemplo, Francisco de Quevedo dice de los entrometidos que son las lapas de la ambicin y los pulpos de la prosperidad (Sueo de la muerte) y Luis Rosales que cuando se ama / todo el cuerpo termina siendo labio (La casa encendida).
Las hiprboles forman parte importante de las expresiones hechas del castellano: ablandar a las piedras, comer como una boa, estar hecho un elefante, asustarse hasta de la propia sombra, etc. Es frecuente echar mano de este recurso sobre todo con intencin ponderativa, elogiosa, insultante o cmica. As, decimos Menuda mansin! para poner de relieve nuestra admiracin ante la casa de un amigo; Qu burrada!, para subrayar la necedad de alguien; o Era tan delgada que se trag el hueso de una aceituna y pensaron que estaba embarazada, para caricaturizar la delgadez de una mujer.
Hay irona cuando se da a entender algo diferente de lo que se dice. En Doa Perfecta, de Benito Prez Galds, el ingeniero Jos Rey despierta la ira del prroco, don Inocencio, cuando critica el estado de pobreza y atraso de la ciudad, a lo que ste responde con una violenta diatriba contra los que vienen de fuera y se permiten opinar sobre lo que no saben, para concluir irnicamente: Nada, amigo mo, [...] est usted autorizado a todo, incluso para decir que somos poco menos que cafres. Cuando la irona posee un carcter amargo o insultante, se denomina sarcasmo.
En situaciones cotidianas es muy habitual mostrar irona para expresar de modo indirecto una opinin negativa o el rechazo de algo; as ocurre, por ejemplo, cuando ante la negativa a ayudar en la realizacin de una tarea se contesta con un Muchas gracias! o cuando para censurar una accin se dice Me parece muy bonito. Normalmente, el contexto deja suficientemente claro que no se deben entender literalmente estas palabras. No obstante, se ha de tener cuidado porque si el interlocutor no capta el sentido irnico puede originarse un malentendido.
El esquema ms habitual es A es B: El sol es un globo de fuego, / la luna es disco morado (Antonio Machado). En otras ocasiones, se puede omitir el trmino real (metfora pura); entonces, la metfora puede ser ms difcil de desentraar, a menos que el contexto lo facilite, como ocurre cuando Antonio Gamoneda menciona la lengua roja para aludir a la luz que se recorta en el horizonte contra la oscuridad de la noche al comienzo del amanecer.
Se basan en la metonimia multitud de expresiones usadas para designar la realidad: Pngame un vino (por 'un vaso de vino'), Tiene tres cabezas de ganado (por 'tres vacas'), Tiene una buena cabeza (por 'es inteligente'), etc.
La metonimia es un recurso que se emplea tambin con frecuencia en la publicidad para vender un objeto que se asocia con un concepto valorado positivamente por el consumidor: Ha llegado la primavera a El Corte Ingls (por 'la ropa de la temporada de primavera'), Majrica: el lujo a su alcance (por 'las perlas'), Una noche Flex (por 'una noche de descanso'), Cuerpos Danone (por 'estilizados, sanos y perfectos'). Lo mismo ocurre en muchos anuncios en los que se nos quiere hacer creer que determinados objetos (coches, cigarrillos, comida preparada, etc.) tienen una vinculacin metonmica con conceptos como 'la vida familiar' o 'la felicidad', porque son parte, continente o causa de ellos.
Es la transposicin de un concepto que pertenece a un determinado mbito sensorial a un objeto que pertenece a un mbito sensorial diferente, de modo que se asignan olores a elementos que normalmente se perciben a travs de la vista, sonidos a otros que se asocian al olfato, etc. Es un recurso muy frecuente en la poesa modernista, en la que se revaloriza la percepcin sensorial: Rubn Daro ama al sol sonoro y Antonio Machado califica el viento de rojizo.
Es una repeticin de carcter fnico, es decir, de una misma consonante o vocal, o de vocales o consonantes pertenecientes a un mismo grupo (de abertura media [e, o]; fricativas [s, z, j ...], dentales [t, d], labiales [m, b], etc.). Cuando la repeticin se produce al final del verso se habla de rima.
Con frecuencia el sonido que se repite evoca el significado de las palabras en las que se produce la repeticin o de otras palabras prximas: un susurro de abejas que sonaba (Garcilaso de la Vega, gloga III), un no s qu que quedan balbuciendo (San Juan de la Cruz, Cntico espiritual). Nos encontramos entonces ante una aliteracin onomatopyica.
La aliteracin, como otros recursos basados en la repeticin, ayuda a que los enunciados puedan memorizarse con mayor facilidad, por lo que se usa mucho en refranes (Da menos el duro que el desnudo) y, hoy, en lemas propagandsticos (Puntuales sin purgantes, en un anuncio de laxantes).
Es la repeticin de una palabra o grupo de palabras al comienzo de un verso o de una frase: todas visten un vestido, / todas calzan un calzar, / todas comen a una mesa, / todas coman de un pan (Romance de doa Alda). Es figura muy usada en la oratoria, porque es fcil ir improvisando elementos para aadirlos tras la anfora y porque de esta manera se hace hincapi en una determinada idea.
La epfora es la repeticin de una o varias palabras al final de un verso o una frase: Del que te alaba ms de cuanto es verdad, non te asegures de te denostar ms de cuanto es verdad (Don Juan Manuel, Conde Lucanor). Es recurso menos habitual que el anterior.
Consiste en enlazar enunciados mediante la repeticin al comienzo de un verso o una frase del ltimo elemento del verso o frase anteriores: ... los rayos de la luna / descubrieron sus adargas; / las adargas avisaron / a las mudas atalayas, / las atalayas a los fuegos, / los fuegos a las campanas (Luis de Gngora).
Aunque la gradacin es un recurso meramente formal, puede aprovecharse para expresar contenidos en orden ascendente o descendente de intensidad. De esta manera se pueden lograr efectos patticos y persuasivos muy interesantes; vase, por ejemplo, el siguiente razonamiento: A pesar de que los libros son caros, su valor es inestimable. En los libros estn encerrados el saber y los conocimientos necesarios para la vida. Ese saber y esos conocimientos permiten acceder a una profesin, al tiempo que fomentan las aficiones intelectuales. El desempeo de una profesin es la base para llevar una vida plena y econmicamente independiente; y las aficiones, por su parte, enriquecen la personalidad, incrementando el nivel de realizacin personal.
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