Los días 9 y 10 de Abril con Daniel Echeverria-Argentino, amigo y compañero de comunidad, hemos tenido la oportunidad de acompañar a un grupo de 25 jóvenes religiosos de la Salle entre - 25 y 33 años – en busca de otra masculinidad como varones de Iglesia y dedicados en su trabajo a la educación formal y no formal. Por ser varones metidos en estructuras religiosas ha sido muy desafiante deconstruir el modelo hegemónico, visibilizar y sentir las marcas-fisuras, hasta tuve la sensación de sentir cierta entraña impaciente. Salir del calzado con sus imaginarios sagrados de control poder, ley, etc, requiere mucha apertura y seguimiento de lo procesual con la lentitud propia de quién se queda con poca cosa no sólo por las prácticas sociales y construcciones ideológicas, sino en los cuerpos y emociones. Ir aprendiendo a experimentar lo cotidiano y con la construcción que nos hace posicionar políticamente con nuevos significados es un desafío a situarnos liminalmente desde otros lugares, vínculos, educación, experiencia de lo sagrado, etc. No por ser jóvenes se tiene la facilidad de ir integrando las contradicciones internas que el mismo modelo provoca (me gusta y me disgusta) y las invitaciones de hacer alianza desde de otros horizontes creadores de sentido. No llegamos a poder hacer un trabajo sobre la experiencia de lo sagrado, queda para otro encuentro. Constato que los procesos creativos de personas y comunidades, de búsqueda de alternativas sociales diferentes a los modelos impuestos son en la mayoría de los casos muy lentos. Seguimos siendo varones y por mucho tiempo, bajo las medidas impuestas, incluso viviendo paradojas, dolorosas y críticas, de tener marcas que cohabitan con fracturas.
Hay que seguir andando nomás…
Les mando mis abrazos a todos, amigo PERE