Anexo a la presente; y en éste sitio en la Web, se comparte interesante exposición acerca de La Verdadera Meditación; de I. K. Taimni, quien sucintamente nos plantea lo siguiente: La importancia del conocimiento de sí; para que mediante la constante y verdadera meditación, nos acostumbrarnos a enfocar la atención de la mente en la luz interior del Espíritu (Átmico, Búdico y Humano o el Alma), a objeto de que dicha luz interpenetre los cuerpos (Mental concreto, emocional o astral y físico [Etérico y denso]), los cure, los purifique y espiritualice; amén de que nos ayude a pensar, sentir y proceder con consciencia (Quintaesencia extraída por el Espíritu Humano o el Alma, de los conocimientos adquiridos por la superación de experiencias en todas las vidas o encarnaciones). La verdadera meditación no sólo consiste en acogerse en un sitio apropiado y armónico para meditar; también incluye estudiar, trabajar, recrearse o realizar los quehaceres diarios con consciencia; lo que colateralmente ayuda al desarrollo de las ideas (Del Espíritu Humano o el Alma), la imaginación y el amor (Del Espíritu Búdico) y la voluntad (Del Espíritu Átmico).
Cordiales saludos:
Jorge E. Morales H.
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LA VIDA EN LA TIERRA
PREGUNTA Nro.1
Si somos espíritus puros y parte de un Dios omnisciente ¿Por qué fue necesario que hiciéramos este largo peregrinaje de pecados y dolores a través de la materia?
Respuesta: Al principio de la manifestación, Dios
diferencia dentro de Sí Mismo una multitud de inteligencias espirituales
potenciales, como las chispas que emite un fuego. Esas inteligencias
espirituales eran; pues, llamas o fuegos potenciales, pero no eran aún llamas, porque,
aunque dotadas con la omniconciencia de Dios. Carecían de la conciencia de sí
mismas; siendo potencialmente omnipotentes como Dios, les faltaba el poder
dinámico utilizable en cualquier momento, de acuerdo con su voluntad. Y con
objeto de que se pudieran desarrollar esas cualidades, fue indispensable que
pasaran por la materia. Por lo tanto; durante la involución, cada chispa divina
fue encerrada en varios vehículos de suficiente densidad como para cerrar el
mundo a su conciencia. Entonces; el Espíritu interno, no pudiendo estar más en
contacto con lo externo, se vuelve y se encuentra a sí mismo. Con la conciencia
de sí, empieza la lucha del Espíritu para libertarse de su prisión y; durante la
evolución, los diversos vehículos que el Espíritu posee, se espiritualizan
convirtiéndose en Alma. Así que; al final de la manifestación, el Espíritu no
sólo habrá obtenido la conciencia de sí mismo, sino también poder anímico. Hay
cierta tendencia en muchas personas a creer que todo lo que es; es el resultado
de algo anterior, no dejando así lugar alguno para algo original. Los que
estudian la vida, hablan solamente de involución y evolución; los que estudian
la forma; es decir, los científicos modernos, se relacionan con la evolución
solamente. Pero los más adelantados de entre ellos, están empezando ahora a
encontrar otro factor, que han llamado epigénesis. Ya en 1757; Gaspar Wolff,
emitió su Theorea Generationis, en la que se muestra que, en el desarrollo del
óvulo, hay una serie de nuevas formaciones, no determinadas por lo ya efectuado.
Y Haeckel; endosando esa obra, dice que en nuestros días no está justificado
llamar "teoría" a la epigénesis, porque es un hecho que puede demostrarse en el
caso de las formas inferiores, cuyos cambios son rápidos, lo que puede
observarse por medio del microscopio. Desde que se le dio la mente al humano,
ese impulso creador original; la epigénesis, es lo que ha sido la causa de todo
nuestro desenvolvimiento. Ciertamente, construimos sobre lo que ya ha sido
creado, pero hay además algo nuevo, debido a la actividad del Espíritu. Y es en
esa forma que nos convertimos en creadores, porque si sólo imitáramos lo que ya
ha sido hecho por Dios o por los Ángeles, no nos sería nunca posible
convertirnos en inteligencias creadoras: Seríamos simples imitadores. Y aún
cuando cometamos errores; puede decirse que, muy frecuentemente, aprendemos
mucho más de nuestros errores que de nuestros éxitos. El pecado y el sufrimiento
de los que habla el preguntante; son meramente el resultado de los errores que
hacemos, y su impresión en nuestra conciencia nos obliga a obrar en otros
sentidos que encontramos son buenos; es decir, que están en armonía con la
Naturaleza. Así que este mundo, es una escuela de desenvolvimiento y no un valle
de lágrimas en el que hubiéramos sido colocados por un caprichoso
Dios.
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