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Carta mariana
IX
El robo sacrílego de las coronas de la Virgen y el
Niño en San Nicolás de los Arroyos, Buenos Aires, Argentina, nos ha
golpeado a todos los que tenemos fe cristiana, y aún a otros hombres y
mujeres que tienen la buena voluntad que cantaron los Ángeles en Belén. El
pecado, y más aún el sacrilegio, hace imperiosa la reparación. Más aún si
es público. Porque los ataques a Dios y a su Madre, cuando son públicos
son además de sacrílegos, escandalosos.
El saber que en este grupo de personas a las que envío
estas cartas, muy espaciadamente, debo confesarlo, me motiva a pedirles a
todos hacer desagravio a los Sagrados Corazones de Jesús y de María por
este ultraje cuya noticia ha corrido por el mundo, más aún en nuestra
América.
Lo pido fraternalmente. Cada uno sabrá lo que puede
ofrecer: Misas, Rosarios, otras oraciones, ayunos de comida o de
cigarrillo, de algún gusto particular, o de TV, un ayuno que tendríamos
que hacer todos, porque ese medio y otros similares dejan entrar muchos
pecados en nuestras casas. Podemos hacer también obras buenas en bien de
los demás que reparen la horrenda ofensa que se ha perpetrado. Y podemos,
lo recomiendo vivamente porque nos lo pidió la misma Santísima Virgen,
hacer la Coronación de su Imagen-en la advocación que se prefiera- como
Reina de nuestra familia con una corona grande o chiquita, que podemos
hacerla nosotros mismos (ver www.mariamadrededios.com.ar).
Pero voy a decir, y para eso escribo, que el mejor
desagravio que podemos hacer es el que pidió la Virgen en su Mensaje de
Fátima, cuando dijo que de sus pedidos dependía la paz del mundo: La
consagración de Rusia por el Papa y todos los Obispos y el Ejercicio de
los Primeros Sábados de reparación. El primero no nos corresponde a
nosotros, pero podemos rezar para que se cumpla. El segundo lo podemos
hacer todos, o casi todos. Y trae consigo la promesa de la Virgen de ganar
el Cielo con él. Se trata de que en Cinco Primeros Sábados de mes
consecutivos (así con mayúscula se suelen poner por su importancia) en los
cuales ofrecemos a la Virgen lo que Ella misma pide: Confesión, Comunión,
Rosario, y 15 minutos de meditación sobre los 15 Misterios del Rosario.
Todo acompañándola para desagraviar su Inmaculado
Corazón.
Aclaraciones: La Confesión puede ser hecha 8, 10 o más
días antes o después, pero debe ser ofrecida en desagravio al Corazón de
María, y si uno lo olvida, la intención se puede poner en la
siguiente Confesión. La Comunión debe hacerse el Primer Sábado de mes, y
si hubiera una causa importante que lo impida, se puede hacer el domingo
siguiente, pero con el permiso o Bendición de un sacerdote. El Rosario son
los cinco Misterios que se deseen y la meditación es sobre todos los
Misterios. Todo debe ofrecerse en desagravio al Inmaculado Corazón de la
Madre de Dios.
Ahora bien. Sor Lucía, que recibiera el pedido y la
promesa de la Virgen, preguntó a Nuestro Señor, por orden de su
confesor, el porqué de cinco sábados y no siete como sus Dolores o nueve,
como los Primeros Viernes del Sagrado Corazón. La respuesta de Jesús fue
clara: Porque cinco son las principales ofensas que recibe el Corazón
Inmaculado de mi Madre: las blasfemias a su Maternidad divina, las
blasfemias a u Inmaculada Concepción, las blasfemias a su Virginidad
Perpetua, el alejamiento de los niños de Ella y por fin la destrucción y
profanación de sus altares e
imágenes.
¿Se entiende entonces el por qué de esta carta? Lo
mejor que podemos hacer para desagraviar a Nuestra Señora ofendida con
su Hijo en Argentina, es el Ejercicio de los Primeros Sábados.
Hagámoslo este primer día de diciembre y tratemos de completar los cinco,
que la promesa es grande y los agraviaos a ésta y otras muchas imágenes
suyas lo requieren. Saludos fraternos en Jesús y
María.
Buenos Aires, 1 de diciembre de
2012
Giorgio Sernani
giorgios...@gmail.com
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