COLOMBIA Y VENEZUELA: ¿UNA RELACIÓN FALLIDA?

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Jul 29, 2010, 10:48:36 AM7/29/10
to Librepensador Santandereano



COLOMBIA Y VENEZUELA: ¿UNA RELACIÓN FALLIDA?

Por HORACIO SERPA Uribe

De nuevo Colombia y Venezuela han encendido las alarmas continentales
ante la posibilidad de que se pase del conflicto diplomático al
militar. Las amenazas de confrontación armada resuenan desde Caracas,
mientras se activan todos los dispositivos regionales y multilaterales
para impedir que en medio del fragor de las acusaciones mutuas a algún
energúmeno se le ocurra encender la llama de la guerra.

En los últimos años los dos países no han podido hallar el camino del
entendimiento. Como en los malos matrimonios, en esta relación no ha
habido espacio para la luna de miel, sino para los malos entendidos y
las recriminaciones permanentes. Una situación agravada por la
enemistad personal de quienes han gobernado las dos naciones hermanas,
dueños de ideologías y personalidades opuestas. Mientras Chávez se
considera la reencarnación de Bolívar y el sucesor natural de Fidel
Castro, el Presidente Uribe ha levantado la bandera de la seguridad
democrática y la lucha antiterrorista y se ha aliado
incondicionalmente con Estados Unidos.

Poco han podido hacer los demás gobernantes de la región para calmar
esa relación fallida. Ni la OEA, ni Unasur y menos Naciones Unidas han
sido capaces de recomponer una relación afectada por la desconfianza y
la enemistad personal de los mandatarios. Son múltiples los epítetos y
descalificaciones personales de lado y lado. La relación de Chávez y
Uribe nunca fue buena. Y ya terminó así. La historia recordará esta
época como un agujero negro en el que dos naciones hermanas decidieron
darse la espalda y golpearse sin compasión afectando las economías,
intereses y, en esencia, a sus pueblos.

La relación bilateral necesita volver al campo de la diplomacia. No es
tiempo de guerras, sino de paz; no es época de cerrar fronteras, sino
de abrirlas a los nuevos mercados; no estamos en la era del
aislacionismo, sino de la integración vital. Nuestros países no pueden
caer en la carrera armamentista cuando los índices de pobreza,
desempleo y atraso son tan vergonzosos. Si compramos tanques de guerra
y no tractores, tendremos un mañana de desesperanza y más miseria. Y
si caemos en la provocación de la guerra, no habrá futuro.

Colombia y Venezuela se necesitan mutuamente y debemos trazar una
política que permita restablecer la confianza, el diálogo y una agenda
común. Sin ceder a ningún tipo de chantajes, ayudados por la comunidad
internacional, asistidos por la buena fe y el espíritu bolivariano,
los dos países podemos volver a los caminos del entendimiento.

Es mayúsculo el reto que tienen en sus manos el Presidente Santos y su
equipo de gobierno: exaltar la diplomacia, abrir nuestra agenda
internacional y mirar más allá de Estados Unidos; integrarnos a
América Latina, Europa, África y Asia; atraer la inversión extranjera
y conquistar nuevos mercados; diversificar nuestros aliados y aplicar
la política del buen vecino, para que nadie sienta que somos una
amenaza a su soberanía. Colombia nunca debe olvidar que somos hermanos
siameses con Venezuela y estamos condenados a convivir en paz.

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