Tradiciones y Costumbres Navideñas

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CENTRO ANTI-BLASFEMIA

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Dec 20, 2010, 11:12:02 AM12/20/10
to LA SAGRADA BIBLIA Y LA VIDA CRISTIANA
Tradiciones y Costumbres Navideñas

Lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo el
aspecto exterior, sino su significado interior
Autor: Tere Fernández | Fuente:



Origen de las tradiciones

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente, de
recordar lo que ocurrió en el pasado. Son hechos y obras que se
transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La
palabra tradición viene del latín “traditio” que viene del verbo
“tradere” que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo
que nuestros antepasados nos han entregado.

En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y
costumbres no es sólo el aspecto exterior, sino su significado
interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las
tradiciones y costumbres para así poder vivirlas intensamente. Este es
un modo de evangelizar.

Existen muchas tradiciones y costumbres de la Navidad que nos ayudan a
vivir el espíritu navideño, pero debemos recordar que este espíritu se
encuentra en la meditación del misterio que se celebra.

A continuación, presentaremos algunas de éstas con una pequeña
explicación acerca de su significado y origen:

El árbol de Navidad

Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban
sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el
“divino Idrasil” o el “dios Odín”. A este dios se le rendía culto cada
año, durante el solsticio de invierno, cuando para ellos, se renovaba
la vida. La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de
encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el
sol. En torno a este árbol bailaban y cantaban adorando a su
divinidad.

Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania, derribó el árbol
que representaba al dios Odín y en el mismo lugar plantó un pino,
símbolo del amor perenne de Dios. Lo adornó con manzanas y velas,
dándole un simbolismo cristiano. Las manzanas representaban las
tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las
velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben
los hombres que aceptan a Jesús como Salvador.

Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media. Por medio
de la Conquista española y las migraciones, esta tradición llegó a
América. Poco a poco, la tradición fue evolucionando: se cambiaron las
manzanas por esferas y las velas, por focos que representan la alegría
y la luz que Jesucristo trajo al mundo.

Las esferas, actualmente, simbolizan las oraciones que hacemos durante
el periodo de Adviento. Los colores de las esferas también tienen un
significado simbólico:

azules; oraciones de arrepentimiento

plateadas; de agradecimiento

doradas; de alabanza

rojas; de petición

Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa
la fe que debe guiar nuestras vidas.

También, se suelen poner adornos de diversas figuras en el árbol de
Navidad. Éstos representan las buenas acciones y sacrificios, los
“regalos” que le daremos a Jesús en la Navidad.

Para aprovechar la tradición: Se sugiere adornar el árbol de Navidad a
lo largo de todo el Adviento, explicando a los niños su profundo
simbolismo crisitiano. Los niños elaborarán sus propias esferas (24 a
28, dependiendo de los días que tenga el Adviento) con una oración o
un propósito en cada una. Conforme pasen los días, las irán colgando
en el árbol de Navidad, hasta el día del Nacimiento de Jesús.

Las tarjetas de Navidad

La costumbre de enviar mensajes navideños se originó en las escuelas
inglesas, donde se pedía a los estudiantes que escribieran algo que
tuviera que ver con la temporada navideña, antes de salir de
vacaciones de invierno. Las tarjetas se enviaban por correo a su casa
y así sus padres recibían un mensaje de Navidad.
En 1843, W.E. Dobson y Sir Henry Cole hicieron las primeras tarjetas
de Navidad impresas, con la única intención de poner al alcance del
pueblo inglés las obras de arte que representaban al Nacimiento de
Jesús.
En 1860, Thomas Nast, creador de la imagen de Santa Claus, organizó la
primera venta masiva de tarjetas de Navidad en las que aparecía
impresa la frase “Feliz Navidad”.
Es una costumbre muy bonita, pues a través de las tarjetas se puede
comunicar a todos nuestros seres queridos la alegría que sentimos por
el Nacimiento de Cristo.

Los villancicos

Se dice que el compositor de los primeros villancicos fue el Marqués
de Santillana, que compuso una serie de canciones para celebrar, con
sus tres hijos, el misterio de la Navidad.

Sin embargo, los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos
por los evangelizadores en el siglo V, con la finalidad de llevar la
Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer.
Sus letras hablaban sobre el Misterio de la Encarnación en lenguaje
popular y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad.

Como se llamaba “villanus” al aldeano, con el tiempo, el nombre cambió
a “villancicos”. Éstos hablan en un tono sensible e ingenioso de los
sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento
de Cristo.
En el siglo XIII, se extienden por todo el mundo junto con los
nacimientos de San Francisco de Asís.

Los villancicos favorecen la participación en la liturgia de Adviento
y de Navidad. Cantar villancicos es un modo de demostrar nuestra
alegría y gratitud a Jesús y escucharlos durante el Adviento ayuda a
la preparación del corazón para el acontecimiento de la Navidad.

San Nicolás

.La imagen de Santa Claus, el viejecito regordete y sonriente que trae
regalos a los niños buenos el día de Navidad, tuvo su origen en la
historia de San Nicolás.

Nicolás nació en una antigua provincia de Asia Menor, en el siglo IV.
La capital, Mira, estaba cerca del mar (hoy, corresponde al sudoeste
de Turquía) y era una sede episcopal. Nicolás fue escogido obispo de
esta sede y ahí se hizo famoso por su extraordinaria piedad. Estuvo
encarcelado por defender su fe durante la persecución de Diocleciano.
Sus reliquias se encuentran en el pueblo de Bari, Italia.

Existen varias leyendas que hablan acerca de la vida de este santo:
Se dice que fue heredero de una gran fortuna, misma que dedicó a
ayudar a los pobres que conocía. Nicolás era feliz ayudando a los
demás, especialmente a los pobres y a los esclavos. Era bueno,
generoso y tenía un gran sentido del humor.
En cierta ocasión, el jefe de la guardia romana de aquella época,
llamado Marco, quería vender como esclavo a un niño muy pequeño
llamado Adrián y Nicolás se lo impidió.

En otra ocasión, Marco quería apoderarse de unas jovencitas si su
padre no le pagaba una deuda. Nicolás se enteró del problema y decidió
ayudarlas. Tomó tres sacos llenos de oro y en la Noche de Navidad, en
plena obscuridad, llegó hasta la casa y arrojó los sacos por la
chimenea, salvando así a las muchachas.

Marco quería acabar con la fe cristiana, mandó quemar todas las
iglesias y a encarcelar a todos los cristianos que no quisieran
renegar de su fe. Así fue como Nicolás fue capturado y encarcelado.
Cuando el emperador Constantino se convirtió a la fe católica, liberó
a todos los cristianos y Nicolás era ya viejo. Cuando salió de la
cárcel, tenía la barba crecida y blanca y llevaba sus ropajes rojos,
que lo distinguían como obispo. Con todo, los largos años de cárcel no
lograron quitarle su bondad y su buen humor.

Los cristianos de Alemania tomaron la historia de los tres sacos de
oro echados por la chimenea el día de Navidad y la imagen de Nicolás
al salir de la cárcel, para entretejer la historia de Santa Claus,
viejecito sonriente y gordinflón, vestido de rojo, que entra por la
chimenea el día de Navidad para dejar regalos a los niños buenos.

El Nombre de Santa Claus viene de la evolución paulatina del nombre de
San Nicolás: St. Nicklauss, St. Nick, St. Klauss, Santa Claus, Santa
Clós.

Para dar un sentido cristiano a la tradición: El ejemplo de San
Nicolás nos enseña a ser generosos, a dar a los que no tienen y a
hacerlo con discreción, con un profundo amor al prójimo. Nos enseña a
estar pendiente de las necesidades de los demás, a salir de nuestro
egoísmo, a ser generosos no sólo con nuestras cosas sino también, con
nuestra persona y nuestro tiempo.

La Navidad es un tiempo propicio para imitar a San Nicolás en sus
virtudes. Cada año, parece como si el espíritu de Nicolás
efectivamente viniera a la tierra y se introdujera a todas las casas
de manera misteriosa (tal vez por la chimenea), influyendo en todas
las personas, que en esta época se muestran más dispuestos que nunca a
dar regalos, desprenderse de lo propio y ayudar a los demás.
Seguramente, San Nicolás ha de sonreír desde el Cielo, al ver cómo la
gente se vuelve generosa y desinteresada, ocultando su identidad
detrás de la imagen exagerada y graciosa de él mismo.

Los nacimientos

El Papa San Sixto III, en el siglo V, ya celebraba la Navidad con
algunas representaciones del nacimiento de Cristo que se realizaban en
una gruta semejante a la de Belén que él mismo había mandado construir
en una Iglesia.
Sin embargo, se considera a San Francisco de Asís el fundador de los
Nacimientos quien, en 1223, quiso celebrar una “Noche Buena” en la que
se reviviera el recuerdo de Jesús nacido en Belén.

Para que todos pudieran comprender mejor las condiciones en que
sucedió, puso un Nacimiento en el bosque con personas y animales
vivos. Esta actividad gustó mucho a las personas que asistieron y se
popularizó. Con el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a
sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro.
Esta tradición fue acogida con gran cariño por todo el mundo cristiano
desde el siglo XVI.

Para dar un sentido cristiano a la tradición: Poner un Nacimiento en
casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, lo
pastores, los magos, José y María, puede ser además de una actividad
que fomenta la unión familiar, una imagen que nos ayude a meditar en
el misterio de la Navidad y en las virtudes de cada uno de los
personajes. A través de los sentidos, se eleva nuestro espíritu ante
este gran acontecimiento. El Nacimiento nos invita a reflexionar en el
gran misterio de Dios hecho hombre por amor al hombre.

La flor de Nochebuena

Esta flor es originaria de México. Su nombre náhuatl es “tlazochitl”
que significa “flor que se marchita”. Para los aztecas simbolizaba la
sangre de los sacrificios que los indígenas ofrendaban al sol para
renovar sus fuerzas. Los españoles la bautizaron como flor de
Nochebuena porque florece en diciembre y la utilizaron como símbolo de
las fiestas navideñas.

Las posadas

Las posadas son fiestas que tienen como fin, preparar la Navidad.
Comienzan el día 16 y terminan el día 24 de Diciembre.

Su origen se remonta a los tiempos de la conquista:
Cuando los españoles llegaron a México, los aztecas creían que durante
el solsticio de invierno, el dios Quetzalcóatl (el sol viejo) bajaba a
visitarlos. Cuarenta días antes de la fiesta, compraban los mercaderes
a un esclavo fornido y lo vestían con los atavíos del mismo dios
Quetzalcóatl. Antes de vestirlo, lo purificaban. En la noche, lo
enjaulaban y lo alimentaban muy bien. Salían con él por la ciudad y él
iba cantando y bailando para ser conocido por su semejanza a Dios. Las
mujeres y los niños le ofrecían ofrendas. Nueve días antes de la
fiesta, venían ante él dos viejos muy venerables del templo y se
humillaban ante él en una ceremonia en la que le decían: “Señor,
sabrás que de aquí en nueve días se te acabará este trabajo de bailar
y cantar porque entonces has de morir". El esclavo debía responder:
“que fuese muy en buena hora”.

Llegado el día de la fiesta, a media noche, después de honrarlo con
música e incienso, lo tomaban los sacrificadores y le sacaban el
corazón para ofrecérselo a la luna. En los templos hacían ese día
grandes ceremonias. En dichas ceremonias, dirigidas por los
sacerdotes, se incluían ritos y bailes sagrados representando la
llegada de Quetzalcóatl, así como ofrendas y sacrificios humanos en
honor a él.

Durante el mes de diciembre, no sólo festejaban a Quetzalcóatl, sino
que también celebraban las fiestas en honor a Huitzilopochtli. Estas
duraban veinte días, iniciaban el 6 de diciembre y terminaban el 26
del mismo mes. Eran fiestas solemnes estaban precedidas por 4 días de
ayuno y se coronaba al dios Huitzilopochtli, poniendo banderas en los
árboles frutales. Esto es a lo que llamaban el “levantamiento de
banderas”.

En el gran templo, ponían el estandarte del dios y le rendían culto.
El pueblo se congregaba en los patios de los templos, iluminados por
enormes fogatas para esperar la llegada del solsticio de invierno. El
24 de diciembre, por la noche y al día siguiente, 25 de diciembre,
había fiestas en todas las casas. Se ofrecía a los invitados una rica
comida y unas estatuas pequeñas de pasta llamada “tzoatl”.

Los misioneros españoles, que llegaron a México a finales del siglo
XVI, aprovecharon estas costumbres religiosas para introducir entre
los indígenas el espíritu evangélico. Así, transformaron las fiestas
aztecas en fiestas cristianas, para que sirvieran como preparación
para recibir a Jesús en su corazón el día de Navidad.

En 1587, el superior del convento de San Agustín de Acolman, Fray
Diego de Soria, obtuvo del Papa Sixto V, un permiso que autorizaba en
la nueva España la celebración de las "Misas de Aguinaldos", del 16 al
24 de diciembre. En estas Misas, se intercalaban pasajes y escenas de
la Navidad. Para hacerlas más atractivas y amenas, se les agregaron
luces de bengala, cohetes y villancicos. Posteriormente, la piñata.

En San Agustín de Acolman, con los misioneros agustinos, fue donde
tuvieron origen las posadas. Los misioneros convocaban al pueblo al
atrio de las iglesias y conventos y ahí rezaban una novena. Se
iniciaba con el rezo del Santo Rosario, acompañado de cantos y
representaciones basadas en el Evangelio, como recordatorio de la
espera del Niño y del peregrinar de José y María de Nazaret a Belén
para empadronarse. Las posadas se llevaban a cabo los nueve días
previos a la Navidad, que puede simbolizar los nueve meses de espera
de María. Al terminar, los monjes repartían a los asistentes fruta y
dulces que simbolizaban las gracias que recibían aquellos que
aceptaban la doctrina de Jesús.

Esta costumbre, con el tiempo se comenzó a realizar en barrios y
luego, pasaron a formar parte de la vida familiar. Según la tradición,
una Posada comienza con el rezo del Rosario y el canto de las
letanías. Durante el canto, los asistentes forman dos filas que
terminan con 2 ó 4 niños que llevan a la Santísima Virgen y a San
José, llamados "peregrinos", que van a Belén. Al terminar las
letanías, se dividen en dos grupos: uno entra a la casa y otro pide
posada, imitando a San José y la Santísima Virgen cuando llegaron a
Belén. Los peregrinos reciben acogida por parte del grupo que se
encuentra en el interior. Luego de esto, siguen los alegres
villancicos y termina la fiesta rompiendo piñatas y distribuyendo los
"aguinaldos".


Versos para pedir posada:






Significado de la tradición:

Preparar con alegría y oración nuestro corazón para la venida de
Jesucristo. Recordar y vivir los momentos que pasaron José y María
antes del nacimiento de Jesús.

Las piñatas y los aguinaldos

Las piñatas tienen su origen en China, donde en primavera, al inicio
del año chino, se llevaba a cabo una ceremonia en la cual los chinos
elaboraban con papel la figura de un buey, la cubrían con papeles de
colores y le colgaban algunos adornos con motivos agrícolas.

Los colores de la figura simbolizaban las condiciones en que se
desarrollaría el año con respecto a la agricultura. Se rellenaban con
cinco clases de semillas que caían cuando los mandarines le pegaban a
la piñata con varas de diferentes colores. Cuando ya estaba vacía, se
quemaba y la gente trataba de obtener parte de las cenizas
considerando que daba buena suerte para todo el año.

Al pasar esta costumbre a Europa, en Italia la utilizaron para las
fiestas de Cuaresma, dándole un sentido religioso:

La piñata está hecha con una olla de barro cubierta con papel de
colores brillantes y representa al demonio, que suele presentar al mal
como algo llamativo para que cautive al hombre y caiga en la
tentación.

La piñata clásica tiene siete picos que representan a los siete
pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y
pereza.

El hombre que le pega a la piñata representa la fe que debe ser ciega,
por eso lleva una venda en los ojos. Con la ayuda de Dios, se destruye
al mal y así se descubren los frutos que hay dentro de la piñata y se
dejan caer las gracias de Dios.

El palo con que se le pega a la piñata representa a la fuerza de la
virtud que rompe con los falsos y engañosos deleites del mundo. Las
virtudes que hay que cultivar para vencer los pecados capitales son:
contra la soberbia, la humildad; contra la avaricia, la magnanimidad;
contra la ira, la paciencia; contra la envidia, la generosidad; contra
la lujuria, la castidad; contra la gula, la templanza; contra la
pereza, la diligencia.

El relleno de la piñata es símbolo del amor de Dios porque al romper
con el mal, se obtienen los bienes anhelados; es símbolo de esperanza
porque todos ven hacia arriba, con los ojos puestos en el cielo que es
de donde vendrá el premio celestial

De Italia, la costumbre de romper piñatas en Cuaresma llegó a España y
los españoles organizaron una fiesta el primer domingo de cuaresma. a
la que llamaron “Baile de la piñata”. Romper la piñata al inicio de la
Cuaresma, simbolizaba el deseo de acabar con el mal en la propia vida,
la conversión del corazón para volver a Dios y recibir los bienes
eternos.

A principios del siglo XVI, esta tradición era desconocida en América.
Sin embargo, en México, los indios mayas, que gustaban mucho del
deporte, tenían un juego en el que trataban de romper con los ojos
vendados una olla de barro llena de chocolate que se balanceaba
detenida de una cuerda. A los frailes evangelizadores se les ocurrió
que serviría de catequesis el dar un sentido religioso al juego de la
olla, enseñándoles el significado religioso de las piñatas y
promoviendo que se rompieran durante el tiempo de adviento como un
complemento a las fiestas de las posadas y con el mismo sentido de
conversión que le daban los europeos.

Los aguinaldos son bolsitas o canastas con dulces y galletas que se
entregan a las personas que, por su edad o por su salud, no pueden
acercarse a recoger los dulces y las frutas de las piñatas. La idea de
que nadie se quede sin recibir los beneficios de la piñata y sin
participar de la alegría de la fiesta.

Las pastorelas

En el siglo XVI, en Italia, Torcuato Taso dio a conocer el género
teatral “fábula pastoril” que era una pastorela o villancico
escenificado. La palabra pastorela viene del italiano “pastorella”,
que en español significa pastorcilla.

En México, los mayas y los aztecas, hacían representaciones dramáticas
de diferente tipos: cacerías, hombres disfrazados de animales,
curaciones importantes, etc. Estas representaciones tenían un carácter
religioso y se llevaban a cabo frente a los templos de sus dioses. Los
misioneros aprovecharon las inquietudes teatrales y religiosas del
pueblo para evangelizarlos, suplantando poco a poco sus ritos paganos
por las pastorelas.

El inicio formal de las pastorelas, según algunos historiadores, fue
en 1527 en Cuernavaca con “La comedia de los reyes”. En 1530, se
escenificó “La Natividad Gozosa de nuestro Salvador”. Poco a poco, se
comenzó a escenificar el peregrinar de José y de la virgen María y se
fueron incorporando las aventuras de los pastores y las tentaciones
que lograron vencer para llegar a Jesús. En las pastorelas se ve
claramente la lucha entre el bien y el mal.

Las pastorelas son una bellísima, tierna e ingenua representación
escénica, de marco festivo y alegre, que refiere acontecimientos
previos a la venida de Jesús y termina con el esplendor inocente del
pesebre y la adoración de los pastores. En ésta se mezclan personajes
divinos y humanos donde el destino eterno de los hombres ocupa el
papel central de la trama. Los personajes centrales son Dios, la
Virgen y los pastores que acuden a adorar al niño Jesús en la gruta de
Belén. Las pastorelas son jocosas y alegres, presentan al diablo
ridiculizándolo y terminan siempre con su derrota, con el triunfo del
bien sobre el mal. Se trata de despertar en los oyentes los más nobles
sentimientos de amor, dando una moraleja y un mensaje de tipo
religioso donde se exalta la fe cristiana.
Presentación de una Pastorela en cuatro cuadros


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