Algunas cuestiones al margen (5)==========================
Cuando en el año 1994 leí un librito de Carlos Corral titulado "El razonamiento médico" (Carlos Corral Corral. El razonamiento médico. Ediciones Diaz de Santos. 1994) me entusiasmé, porque por primera vez leía a un médico tratando de formalizar el proceso mental clínico. Sin embargo, cuanto más he profundizado en los estudios sobre la lógica, más he comprendido que lo que Carlos Corral escribió era un esbozo, apenas esbozado, de una formalización clínica.
De la introducción de este libro (página 5), extraigo este fragmento: "... el desarrollo de la lógica clínica intenta buscar soluciones a dos problemas. El primero está en relación con la informática y los procesos de simulación automática de los procesos clínicos. Parece claro que, si intentamos simular, por medio de programas informáticos, nuestros mecanismos de diagnóstico y de decisión clínicos, deberemos dilucidar primero cuáles son estos mecanismos y cómo funcionan. El segundo problema es el que surge cuando se intenta mejorar la enseñanza de los procesos básicos de razonamiento clínico y de toma de decisiones a los estudiantes. Si queremos enseñarles los fundamentos de estos procesos, deberemos, primero, investigar en qué consisten".
Ese era, pues, el propósito de su investigación, pero en ese propósito echo de menos lo que sería la investigación clínica puramente formal, esto es, sin ninguna finalidad práctica inmediata, y sí con múltiples aplicaciones. Mi proceso de investigación no ha ido en esa dirección práctica, as sino en el de estudiar los fundamentos que hacen válida la medicina y racional el procedimiento lógico del diagnóstico, pero con la condición de introducir en él al sujeto. Hay quienes no se han cansado de repetirme que si investigo en esa línea, lo haga con fines prácticos, de modo que proporcione reglas prácticas de resolución de problemas. Nunca he seguido ese camino. No he tenido nunca la vista ni la intención puestas en la construcción de un recetario o de un vademecum, o de un manual de uso y buenas costumbres médicas.
El librito de Corral explica una serie dispersa de procedimientos racionales, matemáticos algunos, lógicos otros, con pretensión de ser el fundamento del razonamiento médico. No hay una teoría unitaria en eso, si no aspectos teóricos que explicarían ciertos procedimientos, pero sin estar integrados en un gran todo teórico. Es decir: ese razonamiento médico carece de fundamento lógico. En la página 105 y siguientes, hay un intento de formalización lógica, pero se queda en un vistazo de la lógica a vuelo de pájaro. Abro un paréntesis. Un amigo me ha enviado un mensaje a propósito de esta entrada, diciéndome que no sabía que la justificación de la estadística está en la lógica ("... que la estadística es un intento de solución matemática del problema de la inducción mediante la probabilidad") dice mi amigo. Por decirlo así, la estadística es un método matemático que se aplica al cálculo de la probabilidad, pero ¿por qué nos hemos de creer los datos de la estadística y hacer con ellos un conocimiento científico? La estadística, por decirlo así, es el problema de la inducción, esto es, el conocimiento del mundo a partir de lo empírico, de ir del caso a la formulación de una ley general, de contar frecuencias y relaciones entre acontecimientos que no se sabe de qué manera están relacionados, solo que, al parecer (y esta es la clave: al parecer, esto es, una clave subjetiva), están tan correlacionados que algunos sostienen que esa fuerte correlación es de causa-efecto o causalista. Es el conocido problema de la tuberculosis: la correlación entre tuberculosis y la presencia del bacilo de Koch es del 100%, ya que no hay tuberculosis sin la presencia del bacilo, lo que iría a favor de que la causa de la enfermedad es la presencia del bacilo (esto es equivalente a "Todos los cisnes son blancos"); sin embargo ¿cómo se explica que se detecte la presencia del dicho bacilo y la persona no haya desarrollado la enfermedad (lo que equivale a decir: "No todos los cisnes son blancos, porque los cisnes australianos son negros")? Se dice entonces que la presencia del bacilo es una causa necesaria, pero no es suficiente, de modo que por el lado de la estadística no obtenemos la razón de la enfermedad, más que de un modo incompleto.
El problema a resolver con la estadística es el problema de la inducción, pero yo sostengo que la lógica es la madre, el fundamento, de cualquier conocimiento, de modo que apelando a esta primacía de la lógica sobre cualquier otro procedimiento o método, la estadística sería tanto un método surgido de la lógica inductiva como su medio de solución porque al final, como diría Carnap, con los datos estadísticos se reconstruye el campo que se quiere explorar, se habla de ese campo. Sostener esto me costó una buena pelea dialéctica con una psicóloga asturiana, que me puso a caldo por afirmar que la lógica es la madre de todas las ciencias. Pero el problema dela inducción está muy lejos de estar resuelto mediante el cálculo de probabilidades, y baste tener en cuenta las críticas a Carnap para comprenderlo, siendo, con todo y con eso, no obstante, un aspecto válido del conocimiento, pero en el que ir con tiento. Tendremos que considerar la probabilidad como conocimiento válido, desde otro aspecto que a los clínicos nos puede interesar más, y es el propósito al que voy llevando esta entrada: al estudio de la posibilidad y de la lógica difusa o borrosa.
Pues bien. Hablaba del librito de Carlos Corral y de que en la página 105 y siguientes, introduce un subcapítulo titulado "La incertidumbre de la hipótesis", con un subtítulo no menos atractivo: "El carácter lógico hipotético del diagnóstico. La abducción según Peirce" que considero muy esclarecedor. Y dice el autor:
"... el razonamiento taxonómico [o clasificador] tiene la siguiente forma:
a) Todos los sujetos con las propiedades x, y, z, tienen la enfermedad A
b) Este sujeto tiene las propiedades x, y, z
c) Este sujeto tiene la enfermedad A
Del mismo modo, cuando hablamos de las hipótesis diagnósticas de tipo explicativo, hablamos de:
a) Un componente o ley general del explanans. Por ejemplo, los enfermos con hepatitis aguda tienen las transaminasas altas
b) Un componente circunstancial del explanans. Este enfermo tiene las transaminasas altas.
c) El enunciado explanandum, consecuencia lógica de las dos anteriores: este enfermo tiene una hepatitis aguda.
Este tipo de inferencia lógica, que se ha utilizado en el planteamiento del diagnóstico, tanto taxonómico [clasificador] como explicativo, corresponde a lo que Peirce denominó abducción, razonar hacia atrás o inferencia hipotética.
Peirce distinguió tres tipos de inferencia lógica: la deducción, la inducción y la abducción.
La inferencia deductiva tendría, para Peirce, la siguiente forma:
-- Los enfermos con hepatitis aguda tienen las transaminasas altas (A)
-- Este enfermo tiene una hepatitis (B)
-- Este enfermo tiene las transaminasas altas. (C)
La inferencia inductiva tendría la siguiente forma:
-- Este enfermo tiene una hepatitis aguda (B)
-- Este enfermo tiene las transaminasas altas (C)
-- Los enfermos con hepatitis aguda tienen las transaminasas altas (A)
La inferencia abductiva tendría, según Peirce, esta otra forma:
-- Los enfermos con hepatitis aguda tienen las transaminasas elevadas (A)
-- Este enfermo tiene las transaminasas altas (C)
-- (Este enfermo tiene una hepatitis aguda (B)
La inferencia abductiva, según la expone Peirce, tiene pues la misma estructura que el razonamiento que hemos utilizado al formular los diagnósticos taxonómicos y explicativos.
La abducción, para Peirce, es ujn proceso lógico para formular hipótesis, y es una operación lógica de las tres a las que nos hemos referido "que introduce alguna idea nueva". La deducción, dice, prueba algo que tiene que ser. La inducción muestra que algo es actualmente operativo, la abducción sugiere meramente que algo puede ser. Por medio de la abducción sugerimos hipótesis que han de ser posteriormente constatadas; del mismo modo, mediante el razonamiento diagnóstico sugerimos hipótesis que han de ser también corroboradas o "falsadas""
Si ahora por nuestra cuenta, tomamos este esquema de Corral y le aplicamos las figuras lógicas que hemos explicado en el mensaje (4), en la primera, la deductiva, tenemos: Premisa mayor: "Todos los enfermos con hepatitis tienen las transaminasas altas" --> Universal afirmativa (A); Premisa menor: "Este enfermo tiene una hepatitis" --> Particular afirmativo (I); Conclusión: "Este enfermo tiene las transaminasas elevadas" --> Particular afirmativa (I). Ese silogismo tiene la forma de razonamiento valido de la primera figura DARII.
Vamos a la lógica inductiva: Premisa mayor: "Este enfermo tiene una hepatitis aguda" --> Particular afirmativa (I); premisa menor: "Este enfermo tiene las transaminasas altas" --> Particular afirmativa (I); conclusión: "Los enfermos con hepatitis aguda tienen las transaminasas altas" --> Universal afirmativa (A). Si buscamos ahora en el cuadro de figuras de razonamiento válido en el mensaje (4), no hay ninguna figura que responda a la estructura IIA. En la tercera figura, DIMASIS, así como en la cuarta figura, DIMATIS, comienzan por particular afirmativa, pero para que sea válida, la premisa menor ha de contener una Universal afirmativa (A), que no es el caso en el ejemplo de Corral. De lo que se infiere que la lógica inductiva sólo es válida cuando en el proceso de inferencia lógica, la premisa mayor es, en consecuencia inductiva, una Particular afirmativa, la premisa menor una Universal afirmativa, y la conclusión una Particular afirmativa. Como se ve, es precisa una Universal afirmativa en la premisa menor, nada fácil de conseguir, por otra parte. Sería muy diferente si en el proceso deductivo, la premisa menor hubiera sido una universal afirmativa, tipo "Todos los enfermos con hepatitis tienen las transaminasas altas", es decir, colocaríamos la conclusión como premisa menor, y como conclusión una Particular afirmativa: "Este enfermo tiene una hepatitis", pero entonces ya no estaríamos examinando un caso de la inducción, sino en la deducción.
En el siguiente mensaje examinaremos esta cuestión desde otro punto de vista, el de la probabilidad, no sin antes habernos introducido brevemente en Peirce, que es uno de esos autores que cito con frecuencia.
JM Gasulla.