Sobre el sentido (4)
Junto al sentido, cuya complejidad pretendo abordar, tendremos también que considerar otros conceptos que van con él: el sin-sentido, el contra-sentido y el au-sentido.
Sin-sentido es lo opuesto al sentido. Decimos que algo es un sin-sentido cuando no lo podemos significar o, mejor aún, cuando no lo podemos integrar en nuestro sistema común de comprensión y de adquisición o construcción de sentido (sentidificación o sentidificar lo llamo yo a eso). Sin-sentido es cuando comprendemos las palabras con las que el dicho está construido, están bien engranadas o articuladas (sintaxis) entre sí y poseen significado, pero no significación. Con esto nos hemos introducido en un punto difícil, porque he distinguido entre significado y significación. Significación es el acto de significar y significado es el sentido que tienen las palabras. Significado (y significación) y sentido, son palabras que se remiten la una a la otra de un modo circular. Pero demos un pasito más: el sentido es anterior a cualquier emisión de lenguaje, es anterior al significado de las palabras, antes bien, es el sentido el que hace la significación, puesto que el significado, lo que significan la palabras según el diccionario, pretenden es transmitir un sentido que hay en quien habla y que el que escucha debe compartir. Esta es la dimensión social del lenguaje, de la que necesariamente vamos a tener que hablar, porque afecta a los principios fundamentales de la medicina.
Tenemos en nuestro interior, probablemente en las capas más internas de la corteza cerebral, repartido por todo el córtex y en conexión sincrónica con los núcleos de materia gris profundos, un impulso, una necesidad de expresar una "nebulosa", una cosa todavía amorfa pero que pugna por encontrar la forma adecuada para ser dicha. A esa nebulosa, a esa cosa todavía amorfa que es anterior a cualquier palabra o dicho, a eso le llamamos también "sentido" o "proto-pensamiento". El sentido, entonces, activa las áreas cerebrales motoras del lenguaje y mediante un mecanismo de competición entre las formaciones silábicas, se construye una palabra que representa el sentido en un significado.

Fig. 1: Esquema organizativo de una columna cortical con las 6 capas, con forma de columnas exagonales verticales.
Esta palabra así construida por competición silábica, es decir, que se construye según un modelo estadístico según el cual las sílabas compiten con otras para formar la palabra silábicamente correcta y gana la que es mayoritaria en la composición de una palabra concreta, se forma en cualquier zona de la corteza, agrupadas conceptualmente por "mapas semánticos" (por ejemplo, campos semánticos de significación perteneciente a un determinado grupo como las palabras familia, piso, apartamento, escuela, casa, hijos, etc. se agrupan en un área del córtex determinada, distinta a las de Broca y Wernicke y al área correspondiente al campo semántico formado, por ejemplo, por las palabras nieve, frío, congelación, viento, etc.) repartidos por toda la corteza y coordinados por los núcleos talámicos y otros, como los núcleos amigdalinos. Finalmente, las palabras formadas en las distintas áreas corticales según su pertenencia a un campo semántico determinado, son articuladas sintácticamente con otras "enlazadas" emocionalmente por la amígdala, en la región de Broca, donde adquieren la estructura de una oración y un esquema motor determinado.

Fig. 2: Activación cortical al pensar.
Cómo se construye el sentido, anterior a la construcción lingüística en nuestro cerebro, es difícil de explorar. Intervienen las pulsiones, los recuerdos, las emociones, la historia individual y los deseos, en la formación del sentido. El sentido es un resultado final de la activación de un complejo de estructuras cerebrales y sus representantes electrofisiológicos, dirigidos e impulsados por un anhelo.
Estas cosas sobre el sentido y la construcción semántica y sintáctica en áreas más o menos especializadas del cerebro lo sabemos desde los estudios clásicos de Broca y Wernicke: mientras que la comprensión, captación del sentido de las palabras, se mantenía intacta en los pacientes estudiados por ellos, lo que parecía alterado era la construcción semántica, mientras que lo que se quería comunicar, el sentido, permanecía intacto (afasias de Broca y de Wernicke)

Fig. 3:D inámica cortical de formación de palabras a partir de la competición estadística de sílabas en las columnas corticales exagonales, que según el esquema interpretativo, se hacen equivalentes a las notas de un piano. Una serie de "disparos" simultáneos de sílabas, determina cuál es la más frecuente en una palabra determinada y "sale" la más frecuente.
Pero si desde el punto de vista neurofisiológico es difícil comprender el sentido, más complejo es todavía comprender el sin-sentido. Desde mi punto de vista ¿cómo es posible que frases u oraciones semánticamente bien construidas, carezcan de sentido? Aquí, la más famosa de estas frases construida por Noam Chomsky: "Colorless green ideas sleep furiously" ("Ideas verdes incoloras duermen furiosamente") Parece un hecho que construir esa frase requiere un sentido anterior a su construcción sintáctica. Desde luego, exige un propósito por parte de quien la inventa: construir una frase sin sentido, un sin-sentido. Así que el "misterio" de las frases sin sentido, o al menos esta frase, radica en la deformación del sentido, anterior al sin-sentido. Es la construcción sintáctica y semántica la que aparece alterada en el sin-sentido. Cada una de las palabras que componen la oración, tiene un significado perfectamente discernible, es decir, denotan un sentido anterior a su pronunciamiento. Pero ahora, es su construcción articulada la que genera el sin-sentido: es un contra-sentido que las cosas verdes sean incoloras, porque por "definición", una cosa verde es una cosa que dispone de la cualidad del color, de modo que no puede ser incolora.
El contra-sentido es, pues, lo antagónico, lo que no puede ser, mientras el sin-sentido es lo que encierra en su seno un contra-sentido, una o varias contradicciones antagónicas u opuestas, en una misma oración en articulación sintáctica correcta con otras palabras.
Poco a poco vamos adquiriendo alguna comprensión sobre esta complejidad. Sabemos del sentido por sus opuestos: sin-sentido y contra-sentido. Es al menos esta la tesis de Deleuze cuando estudia la lógica del sentido a partir de los sinsentidos que se encuentran en las paradojas. Es un ejercicio además de ilustrativo, divertido. Por decirlo así, el autor estrella de Deleuze es, en un principio (porque empieza con él y las vicisitudes de Alicia en el país de las maravillas o a través del espejo), uno de los más conocidos generadores de sin-sentidos: Lewis Carroll.
Me detengo momentáneamente aquí.
JM Gasulla