El último número de Annals of the New York Academy of Sciences [October 2011 Volume 1234 Perspectives on the Self, Conversations on identity and Consciousness (Pages 1-175) doi: 10.1111/nyas.2011.1234.issue-1/issuetoc ] está dedicado a un debate en torno a las perspectivas actuales sobre el conocimiento y teorización del "Yo" a la luz de los resultados de las investigaciones que provienen de las neurociencias, y una revisión de los distintos puntos de vista sobre el "Yo" que se tienen desde la ciencia, la filosofía, las psicologías y las religiones.
Tema arduo y quizás difícil, por cuando aborda aspectos todavía controvertidos en la época actual, en especial en los EEUU porque en Europa no parece que la cuestión despierte las tensiones que genera allá, al menos en el ámbito científico.
El tema central que, a mi parecer, subyace a los debates, puede ser el conocimiento del "Yo" y la posibilidad que desde la ciencia se pueda prescindir de una entidad espiritual como soporte del yo. En el fondo, me parece, es el efecto de una cuestión de fe y el debate entre ciencia y religión.
Pero independientemente de los debates teóricos y las posturas enfrentadas por cuestiones de fe o de escuela filosófica o psicológica, es cierto que hemos de tener una idea definida sobre la estructura de la personalidad humana y en particular, una noción o algún partido tomado sobre la noción del "Yo". Qué es el "Yo" y qué teoría del "Yo" es la nuestra, o la mía, con la que me manejo, es algo que hay que tener claro.
En el número de Octubre de la publicación de la Academia de Ciencias de New York que he citado hay una veintena de artículos, a cuál más interesante. Los tengo todos, de modo que si alguien quisiera alguno, con pedírmelo se lo envío por correo electrónico. Cito dos en particular: "The self in the Cartesian brain" (páginas 100-103) y "What is the self?" (páginas 121-123)
Naturalmente que cualquiera puede decir que eso es filosofía, que con eso no se va a ninguna parte, que no sirve para nada, que el yo no existe, y que no se sabe para qué se querría una teoría sobre el Yo en la teoría y la práctica de la medicina. Eso es lícito decirlo y sostenerlo, aunque no demasiado en firme, no obstante. Pero del mismo modo que se puede decir eso, se puede pensar lo contrario y caer en la cuenta que sin una teoría sobre qué es un ser humano y qué es ese yo que está en nuestra cultura, esa unidad que nombramos con nombres propios, no se sabe lo que se hace más allá de aplicar una técnica.
Si un médico adopta para sí el papel de técnico, será su elección, pero si además de aplicar una técnica, piensa sobre su profesión, tarde o temprano se topará con estos temas. Yo pienso que es mejor abordarlos que no hacerlo y, en consecuencia, nos veremos obligados a saber qué es el yo, qué papel juega en los procesos patológicos, qué importancia tiene, cuál es la estructura psíquica del ser humano, cómo se estructura o se organiza, nuestro pensamiento y el de los demás. No en balde la Academia de Ciencias de Nueva York le dedica todo un número de su publicación. Se trata de comprender qué papel juega el yo en la ciencia en general y en la ciencia médica en particular.
JM Gasulla
En el primer artículo de los que he citado como preferidos, "The self in the Cartesian brain" (páginas 100-103 del volumen 1234 de los Annals de la New York Academy of Sciences y que adjunto a este mensaje como Archivo adjunto), el autor, Shaun Gallagher, profesor de filosofía de la universidad de Memphis (EEUU) y de la universidad de Hertfordshire (UK), se sorprende de que tras unos 370 años después de Descartes, todavía se esté discutiendo sobre su pensamiento y sobre la viveza y frescura con que se mantiene la división fundamental de principios entre lo material y lo espiritual, llamado por muchos "el dualismo cartesiano" que consiste, básicamente, en una división de principios: alma-cuerpo, mente-cerebro, pensamiento-funciones neurofisiológicas, espíritu-genética.
Gallagher se centra en la sexta de las Meditaciones Metafísicas de Descartes, "De la existencia de las cosas materiales y de la real distinción entre el alma y el cuerpo del hombre", acaso menos conocida y debatida que la segunda meditación, en la que Descartes dio fundamento a su famosísimo "cogito". Para poder entender el pensamiento de Descartes sin equívoco, lo mejor será hacerse con un ejemplar bilingüe (latín-francés) de las meditaciones de Flammarion, tal como lo publicó el propio Descartes en ambas lenguas (Descartes. Méditations métaphysiques. Flammarion. 1992. ISBN: 2-08-070328-5)
Si, como dice Shaun Gallagher, Descartes se le representa en lucha contra su propio pensamiento, siendo que estoy completamente de acuerdo con Gallagher en que la hipótesis de la existencia de Dios no es algo con lo que luche la ciencia, yo he tomado partido y me he decantado porque, más que analizar el problema alma-cuerpo en Descartes, que es una cuestión que afecta a la fe, abordarlo como el problema entre la extensión y el pensamiento, que es propiamente el que, a mi entender, nos afecta por nuestra adscripción al discurso científico. No hago, pues, ni una crítica ni un análisis del artículo de Gallagher. Quien esté interesado podrá hacerse su propio juicio al leerlo. Más bien utilizo a Gallagher como pre-texto para abordar la cuestión del Yo según mi propio análisis.
Según entiendo yo los planteamientos de Descartes, hay pensamientos referidos al mundo que pueden ser tratados o, mejor dicho, representados, mediante la medida (peso, volumen, longitud, temperatura) y las geometrías (sistema de coordenadas cartesianas, álgebra lineal, álgebra analítica, geometría proyectiva, topología, etc.) y otros pensamientos, en cambio, que carecen de extensión y, en consecuencia, de medida y geometría. Pero esto se refiere al sistema de la ciencia que inauguró de este modo Descartes, dando cuenta de esas dos clases de pensamientos, de los que uno de ellos (lo que carece de propiedades extensas) quedaría excluido del ámbito del conocimiento y del manejo de la ciencia. De acuerdo con esa escisión de las representaciones, el "yo" no sería pasible de conocimiento científico. Nos interesa pues, conocer el fundamento de esa teoría del "yo" o del "alma", y esta teoría se encuentra en la segunda meditación, en la que se postula como "cogitans" y, en consecuencia, como "res cogitans", esto es, como una cosa que piensa, sin extensión, puro pensamiento y, en consecuencia, el "yo", en Descartes y en buena parte de las concepciones teóricas del mundo moderno, descansan sobre esa noción inmaterial de un yo pensante en el ser humano, distinto de un hipotético yo animal.
Así que el problema que se nos plantea en relación al dualismo cartesiano frente al monismo es el de dejar establecido por qué sistema teórico nos decantamos en nuestra teoría sobre la enfermedad del ser humano.
Traigo este esquema de H, Misiak, pero que yo tomo de A. Haynal y W. Pasini. Manual de medicina psicosomática. Toray-Masson. Edición española. 1980, que resume fantásticamente bien el problema monismo-dualismo tanto en filosofía como en ciencia, psicología y religión.
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JM Gasulla