Construyendo la enfermedad (2)
Construyendo la enfermedad (2)Doc. Deconstruyendo el siglo perdido en Relatividad e Incertidumbre.
El escollo que aparece en cuanto la medicina se piensa a sí misma y cuáles son sus fundamentos, parece trasladarnos a una cuestión que la sobrepasa y de la que es una de sus formas de expresión, puesto que están fundados en una disyunción capital: ¿Es uno o es dos? ¿Es lo mismo o es diferente? ¿El monismo o el dualismo? ¿El creacionismo (son dos: Dios y el mundo creado) o el emergentismo (el Big Bang, como el Uno del que emergió todo)? ¿Cómo relacionar, incluso distinguir, lo mismo de lo diferente? Esta cuestión, que se nos hace patente cuando pensamos en los principios que sostienen el edificio de la teoría y práctica de la medicina, no es otra que la que proviene de campos tan aparentemente alejados del nuestro como la lingüística, donde también se pone de manifiesto la disyuntiva de uno o dos al tratar de definir el significante, y que puede escribirse así “¿S1 --> S2?”: “¿Es uno o es dos?” (Ver Vappereau J-M. ¿Es uno… o, es dos? Expresión acabada de la cuestión previa formulada por Jacques Lacan. Ed. Kliné. Buenos Aires. 1997), o de la lógica, cuando se plantea qué es la verdad. (Ver Kirpke S. Outline of a Theory of Truth. Journal of Philosophie. Vol. 72. No 19, Nov 6, 1975) Kripke(*), cuando aborda el planteamiento de Tarski sobre la teoría de la verdad, también utiliza la distinción entre S1, o extensión de P(x) (predicado monádico) y S2 o negación, o antiextensión, de P(x) (predicado monádico) La necesidad de distinguir entre lo mismo y lo diferente, entre si lo mismo está en lo diferente y viceversa, es una cuestión que es primaria, esencial. Está en el inicio mismo de toda vida humana. Los padres ¿son uno o son dos? Yo, ¿soy yo o soy otro? (la cuestión del sosias, por ejemplo) ¿Soy yo, o soy mi imagen reflejada? (la cuestión del narcisismo, por ejemplo)
Con la presentación del planteamiento de este problema lógico “¿Es uno o es dos?”, que une lo idéntico con lo diferente y que puede ser reducido a la cópula “es falso que…”, el problema filosófico-teológico queda traducido a su forma discursiva “es falso que el monismo es verdadero” y “es falso que el monismo es falso”. Nos encontramos con ello ante un hecho arraigado en el lenguaje y en la tradición cultural y, por ende, en la ciencia que se desprende de ese hecho cultural, fruto de una omisión fundamental en la lógica (Vappereau J-M. II Du Phallus symbolique. Trois essais sur la théorie de la vérité. Clefs de la passe. Argument II: L'amour du tout aujourd'hui. Le mode majeur de l'écriture de la vérité. http://jeanmichel.vappereau.free.fr/Html/4-Textes.htm ) y que, por ser la parte del conocimiento que todo lo sostiene, esa omisión perturba el edificio del entendimiento. Puesta sobre el papel, se concreta en una adecuación formal y una corrección material para el criterio de verdad, tal como lo desarrolló Alfred Tarski (Tarski V, Introduction to Logic: and to the Methodology of Deductive Sciences. Dover Book on Mathematics. 1995) y que desarrollaremos a continuación.
Pero la cuestión filosófico-teológica que nos mantiene divididos entre monismo y dualismo es, para nosotros, una falsa cuestión, puesto que el dualismo introduciría en nuestras teorías fundamentales de la medicina elementos irracionales, como la fe y las creencias, o una noción que, cuanto menos, parece no estar bien resuelta por fuera de la subjetividad, como es el espíritu o lo espiritual. Por nuestra parte, no aceptamos, como algunos médicos han pretendido, introducir lo espiritual como un registro más junto a lo biológico (B), lo psíquico (P) y lo social (S). Incluimos, no obstante, esta percepción del mundo como lo que hemos llamado el “Sinthome”, representado por la letra griega S, y que desarrollaremos más adelante, como aquello que da sentido y anuda topológicamente a los otros tres registros B, P y S.
En cualquier caso, podría ocurrir que la noción de lo espiritual lograra ser escrita en el sentido en que pueden ser escritas las matemáticas y la lógica. Empeño al que he dedicado todo mi esfuerzo para poder escribir en medicina la cuestión histórica y estructural del sujeto. ¿Por qué esa cuestión sutil, inmaterial pero pretendidamente efectiva, debiera poder ser escrita (escrituras formales) como son las cosas materiales y las del pensamiento? En el siguiente mensaje discutiremos esta cuestión al plantearnos la cuestión de la verdad en medicina y en las ciencias.
(*) Sobre tan importante análisis de Kripke, hay una versión en español: Saul Kripke. Esbozo de una teoría de la verdad. Cuadernos de Crítica. Universidad Autónoma de México. 1984
JM Gasulla
CIENCIA: VERDADERA Y REFUTABLE
METAFÍSICA: VERDADERA E IRREFUTABLE
PSICOANÁLISIS: FALSO E IRREFUTABLE
IDEOLOGÍA: FALSA Y REFUTABLE
Por lo mismo, hemos de admitir que las matemáticas son verdaderas e irrefutables, esto es, mantienen el mismo estatuto "popperiano" que la metafísica, lo que no deja de tener consecuencias para la epistemología científica que se sustenta en Popper. Por así decirlo: "Bueno es saberlo".
Es importante retener este cuadro simple, porque probablemente nos será muy útil, no sólo por lo que se vaya a exponer aquí, sino para regirse en materia epistemológica.
Continuaré con el texto de Vappereau que he dejado por considerar, y así nos adentraremos en el tercer problema que hay que resolver para construir el concepto de enfermedad. Recuerdo que, hasta ahora, hemos señalado dos: la primera, la distinción entre leyes y estructura; la segunda cuestión fundamental, es la de los principios, que hemos condensado en una cuestión de escritura, dejando de lado definitivamente la discusión metafísica sobre la dualidad mente-cerebro, o mente-cuerpo, etc. Nuestra audacia nos ha llevado a trasladar la cuestión de principios a una cuestión de escritura, entre la escritura de las matemáticas, hecha con letras y números, y la lógica, escrita con dos predicados únicos y fundamentales (verdadero, falso) Finalmente, esta cuestión de los principios, así reducida, nos lleva a una cuestión más básica y estructurante: la estructura misma del significante y del lenguaje humano. El problema con el que nos vamos a enfrentar a continuación es el de la verdad en medicina. No es un problema simple ni fútil. Creo que es trascendental. lo veremos a continuación.
JM Gasulla
Nos interesa saber cuál es el fundamento de la verdad en medicina. La intuición primera nos orienta hacia un criterio de verdad de tipo aristotélico, empírico: la verdad en medicina es la correspondencia entre el diagnóstico (el dicho) y la desaparición de los síntomas, las lesiones y las alteraciones fisiopatológicas (los hechos)
En nuestro caso, esta función de la verdad del diagnóstico se desarrolla en tres tiempos a través de una temporalidad lógica, que da paso a la génesis de una posición de sujeto. Esta génesis del sujeto da lugar a tres momentos distintos de la verdad médica, según el esquema lógico desarrollado por Jacques Lacan (Lacan J. Le temps loguique et l’assertion de certitude anticipée. Écrits. Éditions du Seuil. 1966: 197-213)
Primer tiempo o instante de comprensión inmediata. Está regido por un sujeto impersonal “se”, y se genera por un efecto de comprensión instantáneo, en el que todo es un supuesto y cuya fórmula general se expresa como: “se sabe que...”
¿A quién representa este “se”? A nadie y a cualquiera. Este “se” que representa al sujeto es absolutamente impersonal. Hay sujeto, pero no hay persona. “Se sabe que cuando uno se siente enfermo, se va al médico”. ¿Por qué?: porque el médico sabe. Completaremos la frase diciendo: “de sentirse enfermo, se sabe que, el médico sabe”, pues el hecho de acudir, o no, al médico, no le destituye su saber, que siempre está presente y siempre es supuesto, como condición necesaria para que alguien vaya al médico.
En el médico este tiempo se cumple con la mirada: es el instante de mirar lo que le lleva a comprender. Por ejemplo: “Me duele al tragar”, “Abra la boca: tiene una faringitis”, dando por concluido el encuentro o llevándole al segundo tiempo si no ha podido llegar a un diagnóstico en el instante de la mirada.
Segundo tiempo o tiempo para comprender. Está regido por un sujeto indefinido recíproco, que se manifiesta como la desinencia “-se”. Es el tiempo de deshacer los supuestos y de reconocer-se mutuamente médico y enfermo. El diálogo clínico pone fin al primer tiempo pues, en el instante que el médico pregunta, no puede ser por otra razón que la de no saber; necesita un tiempo para comprender tras constatar la insuficiencia de la mirada. En este tiempo, a través de las preguntas que hace, y en tanto se advierte que el saber del médico no es inmediato, el enfermo comienza a saber más cosas de sí, poniendo en relación hechos que, quizás, para él eran contingencias, reconociéndo-se. Pero también el médico se reconoce como médico por su saber, a través del diálogo. El diálogo clínico, en suma, es un reconocer-se subjetivamente del uno a través del otro y, a la par que cumple con una función objetivante, desarrollan un segundo tiempo de la verdad en medicina. En este tiempo el sujeto ha designado, al menos, a dos personas. Es un sujeto colectivo, social, pues al contrario que en el primer tiempo, el reconocimiento afecta por igual al médico y al enfermo, que se representan por el mismo sujeto indefinido recíproco, manifiesto en el hablar-se, escuchar-se a sí mismo y al otro. Concluye este tiempo, sin pasar al tercero, regresando al primero, por un nuevo instante de comprensión inmediata.
El tercer tiempo, que llamaré momento de concluir, está regido por la aparición del pronombre personal que representa a un sujeto asertivo.
En este tiempo el sujeto distingue separadamente a cada persona, mediante la deixis pronominal: un pronombre representativo del sujeto para el médico y otro para el enfermo. Habrá, pues, dos sujetos: uno, el sujeto del enunciado diagnóstico, que dirá: “Tu padeces la enfermedad X”; este enunciado dará lugar a un segundo sujeto, que llamaré sujeto asertivo, quién finalmente afirmará sobre sí mismo: “Yo padezco la enfermedad X”.
El juicio diagnóstico solo puede ser asumido por un único sujeto, mientras que el otro, el médico, queda determinado en el momento del diagnóstico que enuncia “Tú padeces la enfermedad X”. Solo “Yo” (es decir, un “yo” pronominal que representa a un sujeto asertivo) puede asumir, en el discurso, padecer la enfermedad X.
En estos tres tiempos de objetivación de la verdad en medicina, se han generado tres posiciones distintas de sujeto: sujeto impersonal, sujeto recíproco y sujeto pronominal, y la función que ha dado paso a cada una de ellas ha sido por la suspensión del juicio en un momento de duda, acuciados por la prisa en medicina que se genera por la necesidad de llegar a un diagnóstico cierto. La posición final, la de sujeto personal, da lugar a un sujeto alienado en el diagnóstico, puesto que desconoce por completo el proceso del diagnóstico y su significación, aunque lo dote de sentido. Este sujeto es el sujeto del Sinthome, S.
Desde el planteamiento de la verdad que debe aplicarse a la medicina, esta debe responder a una formulación tipo T (Tarski V, Introduction to Logic: and to the Methodology of Deductive Sciences. Dover Book on Mathematics. 1995), que se pretende como necesaria y que debe escribirse formalmente como F(a) siendo (a) el sujeto gramatical que hace verdadera la función F. Porque, sin lugar a dudas, la función F, “el diagnóstico”, puede ser verdadero o falso. Afirmamos el diagnóstico mediante la expresión de tipo T: “’el diagnóstico’ es verdadero, si, y solo si, ‘el diagnóstico es verdadero’ esto es, si mediante el uso de un metalenguaje aseveramos que el diagnóstico es verdadero.
Ambos enunciados están separados mediante el bicondicional lógico ("si, y sólo si": <-->) que, brevemente, indica en qué momento se produce la sustracción fundamental en la lógica, que es su condición de verdad, es decir, en el momento en el que sólo se hace prevalecer el enunciado “’el diagnóstico’ es verdadero” omitiendo su condición de verdad, que es ‘si el diagnóstico es verdadero’, punto en el que radica toda la dificultad en medicina, puesto que ¿qué es lo que hace verdadero al diagnóstico?
En consecuencia, el enunciado |”el diagnóstico” es verdadero| debe escribirse formalmente como F(a), siendo (a) = ‘el diagnóstico es verdadero’, predicado que hace verdadero al sujeto convertido aquí en función F “el diagnóstico”, (Ver Frege G. Was ist eine Funktion? Festschrift Ludwing Boltsmann gewidmet zum sechzigsten Geburtstage 20 Februar 104. Leipzig: Barth. Trnaslated as Wath Is a Function? By Geach PT. In Frege 1952) donde la condición de empleo de este predicado de verdad puede escribirse con más precisión así: F(a) <--> D(d); esto es, “el diagnóstico” es verdadero sí, y solo si, ‘el diagnóstico es verdadero’, siendo a el nombre del enunciado D(d) Mediante sustitución, la fórmula completa puede escribirse así: F(D(d)) <--> D(d)
La adecuación formal de la verdad nos parece importante tenerla en cuenta, porque incluye necesariamente el desarrollo de los metalenguajes en medicina, que pasamos a estudiar a continuación.
JM Gasulla
Construyendo la enfermedad (1)=========================Reanudo este espacio para unos pocos, dando la bienvenida a las nuevas incorporaciones y deseándoles que cuanto hemos escrito aquí les resulte provechoso.Hace tiempo que no nos mantenemos en contacto, fundamentalmente por mi culpa. Me han pasado muchas cosas, tantas, que todavía no soy capaz de asimilarlas todas. El fallecimiento de mi esposa, mi "reclusión" a un lindísimo pueblo del Pirineo Catalán donde he permanecido una buena temporada, hasta que me han tenido que reparar las coronarias, que ya las tenía hechas polvo, la jubilación de algunos de mis mejores amigos que me consta que leían las cosas que iba desarrollando aquí, y una especie de bajón intelectual que me ha mantenido "afuera del mundo". En verdad, todavía no sé si he recuperado lo suficiente de mi estado de ánimo anterior o de mi capacidad intelectual para poder proseguir con la tarea que he llevado a cabo desde hace un montón de años, y que he ido reflejando aquí. En cualquier caso, le debo a mi hermano los cuidados que me prodigó y que ayudaron fundamentalmente a mi lenta recuperación. Si ahora me atrevo a escribir aquí, en gran parte se lo debo a él.No obstante, durante este tiempo antes de mi intervención, pude escribir una especie de artículo en el que exponía lo que podría llamar "mi pensamiento" en torno a la enfermedad humana. El artículo lo dividí en dos partes con la intención de publicarlo en alguna revista americana o de lengua inglesa. Pedí a dos personas muy queridas por mi que revisaran el texto, tanto en español como en inglés, antes de decidirme a publicarlo. Después, inmediatamente, vino mi operación de coronarias, tras la cual quedé bastante mermado y fatigado intelectualmente, a la par que físicamente. Poco a poco he ido recuperando el tono físico e intelectual, hasta el punto de poder revisar lo que escribí: ¡Intragable! Es un texto imposible. Solo yo lo entiendo cabalmente y eso es imposible de publicar. Si quiero publicar algo, es preciso rehacerlo todo bajo un nuevo planteamiento. Hacerlo más sencillo, comprensible y, sobre todo, disponerlo para que sea útil en la clínica ordinaria, que los médicos que lean esto sepan hacer algo nuevo y el porqué de lo que hacen.Hago esta introducción al tema porque me parece necesaria. Y, probablemente, porque a pesar de mis lamentos internos, mi talante recalcitrante me empuja a proseguir aunque me parezca una tarea imposible, descabellada, una prédica en el desierto y una banalidad. Incluso me parece haber perdido a quienes me leían críticamente y no me decían nada. Pero aunque efectivamente predique en un desierto intelectualmente estéril o sin lectores, esto me empuja muy a mi pesar, de modo que espero estar aquí en la medida de mis capacidades. Por mi parte, sigo leyendo matemáticas, a algunos psicoanalistas, leyendo física, filosofía, y todo aquello que afecta a mi espíritu. Confieso: aunque hable con libertad del "espíritu", todavía no sé lo que es a pesar de darle muchas vueltas, aunque pueda decir que se trata de un sentimiento y, en consecuencia, tocando las emociones y regido por las leyes de lo imaginario, de lo que es probable que hable, porque creo que os puede interesar mucho saber sobre las leyes de lo imaginario. Así que espero poder estar aquí, porque eso que me empuja a darles vueltas a las cosas, muy a mi pesar, sigue empujándome sin piedad. De hecho, tenía la esperanza de que tras los acontecimientos que he vivido los últimos tres años, más intensamente el último año, yo abandonara y me dedicara a "vegetar" la vida que me quede. Pero no. "Eso" no me deja abandonar. Pero mira, mientras pueda plasmar aquí lo nuevo que voy pensando y aprendiendo, lo seguiré haciendo.Así que en este hilo voy a tratar de hacer una recopilación de lo que llevo pensado, leído y escrito en apuntes y borradores, sobre la enfermedad humana y ofrecéroslo. De paso, yo me lo saco de encima porque me quema en la cabeza si no lo evacuo escribiendo o hablando sobre ello.Un saludo a todos, en especial a los recién incorporados.JM Gasulla