Construyendo la enfermedad

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JM Gasulla

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Mar 20, 2016, 9:52:24 PM3/20/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (1)
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Reanudo este espacio para unos pocos, dando la bienvenida a las nuevas incorporaciones y deseándoles que cuanto hemos escrito aquí les resulte provechoso.

Hace tiempo que no nos mantenemos en contacto, fundamentalmente por mi culpa. Me han pasado muchas cosas, tantas, que todavía no soy capaz de asimilarlas todas. El fallecimiento de mi esposa, mi "reclusión" a un lindísimo pueblo del Pirineo Catalán donde he permanecido una buena temporada, hasta que me han tenido que reparar las coronarias, que ya las tenía hechas polvo, la jubilación de algunos de mis mejores amigos que me consta que leían las cosas que iba desarrollando aquí, y una especie de bajón intelectual que me ha mantenido "afuera del mundo". En verdad, todavía no sé si he recuperado lo suficiente de mi estado de ánimo anterior o de mi capacidad intelectual para poder proseguir con la tarea que he llevado a cabo desde hace un montón de años, y que he ido reflejando aquí. En cualquier caso, le debo a mi hermano los cuidados que me prodigó y que ayudaron fundamentalmente a mi lenta recuperación. Si ahora me atrevo a escribir aquí, en gran parte se lo debo a él.

No obstante, durante este tiempo antes de mi intervención, pude escribir una especie de artículo en el que exponía lo que podría llamar "mi pensamiento" en torno a la enfermedad humana. El artículo lo dividí en dos partes con la intención de publicarlo en alguna revista americana o de lengua inglesa. Pedí a dos personas muy queridas por mi que revisaran el texto, tanto en español como en inglés, antes de decidirme a publicarlo. Después, inmediatamente, vino mi operación de coronarias, tras la cual quedé bastante mermado y fatigado intelectualmente, a la par que físicamente. Poco a poco he ido recuperando el tono físico e intelectual, hasta el punto de poder revisar lo que escribí: ¡Intragable! Es un texto imposible. Solo yo lo entiendo cabalmente y eso es imposible de publicar. Si quiero publicar algo, es preciso rehacerlo todo bajo un nuevo planteamiento. Hacerlo más sencillo, comprensible y, sobre todo, disponerlo para que sea útil en la clínica ordinaria, que los médicos que lean esto sepan hacer algo nuevo y el porqué de lo que hacen.

Hago esta introducción al tema porque me parece necesaria. Y, probablemente, porque a pesar de mis lamentos internos, mi talante recalcitrante me empuja a proseguir aunque me parezca una tarea imposible, descabellada, una prédica en el desierto y una banalidad. Incluso me parece haber perdido a quienes me leían críticamente y no me decían nada. Pero aunque efectivamente predique en un desierto intelectualmente estéril o sin lectores, esto me empuja muy a mi pesar, de modo que espero estar aquí en la medida de mis capacidades. Por mi parte, sigo leyendo matemáticas, a algunos psicoanalistas, leyendo física, filosofía, y todo aquello que afecta a mi espíritu. Confieso: aunque hable con libertad del "espíritu", todavía no sé lo que es a pesar de darle muchas vueltas, aunque pueda decir que se trata de un sentimiento y, en consecuencia, tocando las emociones y regido por las leyes de lo imaginario, de lo que es probable que hable, porque creo que os puede interesar mucho saber sobre las leyes de lo imaginario. Así que espero poder estar aquí, porque eso que me empuja a darles vueltas a las cosas, muy a mi pesar, sigue empujándome sin piedad. De hecho, tenía la esperanza de que tras los acontecimientos que he vivido los últimos tres años, más intensamente el último año, yo abandonara y me dedicara a "vegetar" la vida que me quede. Pero no. "Eso" no me deja abandonar. Pero mira, mientras pueda plasmar aquí lo nuevo que voy pensando y aprendiendo, lo seguiré haciendo.

Así que en este hilo voy a tratar de hacer una recopilación de lo que llevo pensado, leído y escrito en apuntes y borradores, sobre la enfermedad humana y ofrecéroslo. De paso, yo me lo saco de encima porque me quema en la cabeza si no lo evacuo escribiendo o hablando sobre ello.

Un saludo a todos, en especial a los recién incorporados.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Mar 21, 2016, 9:49:43 AM3/21/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (2)
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La historia de la medicina ha ido revelando, en sucesivos pasos, dos aspectos irreconciliables que se encuentran presentes en nuestra concepción de la enfermedad. Por un lado, las leyes que rigen y, en consecuencia, constituyen, el fenómeno de la enfermedad y, por otro, algo invisible, intangible y que no obstante está ahí organizándolo todo, esto es, la estructura.

Las leyes, definidas como las relaciones fijas y estables entre regulares, tomaron punto de arranque con Hipócrates al definir la enfermedad como un fenómeno tan natural como cualquier otro fenómeno ocurrido en la naturaleza. Desde entonces, las leyes de la enfermedad descritas por la medicina son leyes naturales y dejan fuera del conocimiento de la misma, cualquier otra posibilidad de estudio y comprensión de las relaciones de la enfermedad con lo que ahora llamaríamos lo psíquico, antaño el alma, puesto que el alma pertenecía a un orden distinto al natural; esto es, el orden divino. Por lo mismo, las matemáticas fueron separadas del conocimiento médico porque, de acuerdo con la concepción que de estos asuntos tenían los griegos, al ser una cuestión intelectual y, en consecuencia, más elevada que la material, también pertenecían al orden divino. 

Sorprende, no obstante, que si toda la Naturaleza era el número (PItágoras y tras él una larga tradición de los físicos) y si el cuerpo humano también era Naturaleza (Hipócrates, Galeno), no se hubiera hecho el esfuerzo de introducir los conocimientos que sobre el cuerpo se tenían, en una "mathesis universalis", esto es, no se hubiera hecho el intento de matematizar la clínica. Hubo que esperar mucho tiempo para que se diera el paso de matematizar los fenómenos patológicos, y se hizo a través de la fisiología, esto es, del conocimiento conjunto de la fisicoquímica biológica. En consecuencia, la medicina es una ciencia que estudia las enfermedades y que contrasta sus enunciados de verdad (los diagnósticos) con dos referentes universales y fundamentales: la anatomía patológica y la fisiopatología. 

Pero si estos son los referentes formales de la patología humana, con los que se valida y verifica la verdad de sus enunciados, el proceso médico se constituye porque, en tanto proceso de captación de la realidad, independientemente de que este proceso (metodología) sea científico, mágico, religioso, o de cualquier otro sistema de comprensión del mundo, se inscribe dentro de una fenomenología. ¿Qué fenomenología? Obviamente, aquí se hacen presentes Kant, Hegel, Hussler, Sartre y Merleau-Ponty fundamentalmente. Y también obviamente, en tanto médicos o psicólogos, conocer a estos autores se impone como una necesidad de la inteligencia. Pero esa misma inteligencia nos ha llevado al lógico americano George S. Peirce y su "phaneroscopia", que no es otra cosa que el nombre que el autor le dio a su fenomenología.

Nos hemos referido en innumerables ocasiones a la phaneroscopia peirceana. No insistiré más aquí, aunque sí que remitiré a un artículo mío publicado en una revista de psiquiatría, al que se puede acceder clicando sobre el enlace --> "El modelo biopsicosocial de enfermedad. ¿Por qué 3, y no 2 o 1?"

Entonces, eso que distinguimos como estructura y que oponemos a leyes naturales, aunque las incluya, es lo que organiza y determina nuestra forma de percibir el mundo y es lo que subyace a cualquier teoría del conocimiento del mundo, sea de la naturaleza que sea. Como hemos desarrollado en este espacio, se trata de las relaciones que existen entre tres registros: lo Real (estructuralismo francés, Lacan) o lo Biológico (George Engel) o la "primeridad" (George Peirce), Lo Imaginario o lo Psicológico o la "segundidad" y lo Simbólico o lo Social o la "terceridad". Esta estructura, formada por los tres registros (Real, Imaginario, Simbólico en Lacan), (Biológico, Psíquico y Social en Engel) y ("primeridad", segundidad" y "terceridad" en Peirce) está presente, no sólo en nuestras mentes, siendo el medio por el que captamos el mundo, sino también en aquello que captamos del mundo para construir nuestra realidad. Así pues, la estructura opera tanto en nuestro "interior" como en el mundo "exterior". 

JM Gasulla

NuevaPiedraRoseta

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Mar 22, 2016, 7:45:27 PM3/22/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (2)
Doctorazo, Sana Convalecencia.
Felicidades al Tu-Ello o Tu-Eso que te lleva a Ti, Juan Manuel, a seguir.
Que sigas mucho mejor y que el interés de los viejos y nuevos te sea Fortín y Combustible en ese Tu-Eso/Ello que nos sigue deleitando de ti.
Un abrazo!
-
José Antonio de Monterrey. 

NuevaPiedraRoseta

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Mar 22, 2016, 7:50:00 PM3/22/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (2)
Doc. Deconstruyendo el siglo perdido en Relatividad e Incertidumbre.
El "Complejo PsicoMatemático" del Número Complejo, plano imaginario, otra realidad, sigue acomplejando a la Physis/Física Pseduo Naturalista que nos Determina.
-
Un Abrazo.

NuevaPiedraRoseta

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Mar 22, 2016, 8:37:09 PM3/22/16
to La enfermedad
Doc.
Desde Mi BioLuminiscientes Tierras.
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Un Abrazo.

JM Gasulla

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Mar 23, 2016, 7:09:32 AM3/23/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (3)
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Leyes y estructura son, pues, los determinantes que delimitan cualquier construcción del concepto de enfermedad (del mensaje 2).

De la tradición tomamos ahora en cuenta el segundo problema que afecta a la construcción del concepto de enfermedad. Se trata del dualismo histórico cuerpo-mente, mente-cerebro, cuerpo-alma, cuya característica fundamental es la de separar dos principios: uno material y tangible y el otro espiritual e intangible. Esta tradición proviene de la concepción del mundo que se tenia en la antigüedad, en especial en la antigua Grecia. Había dos mundos, uno, el material y el otro el de los dioses. Los humanos participábamos de ambas naturalezas: una, a través del cuerpo, indistinguible el mundo material, y la otra, la naturaleza divina, que estaba en comunicación con los dioses y a ellos pertenecía. En la medicina, esta tradición marcó la frontera y, a la vez, la naturaleza de la materia que afectaba al conocimiento médico.

El dualismo de principios persiste en el conocimiento humano hasta bien entrado el método científico. El método científico nace de la mano de dos grandes libros: "Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo", de Galileo Galilei, y "Discurso del método" de René Descartes. Mientras que con el primero se intenta unificar el conocimiento del mundo bajo la égida de la matemática, con el segundo el conocimiento científico del mundo se afianza mediante un método. Uso de las matemáticas como única herramienta conceptual, y la utilización de un método caracterizan la ciencia.

Una cuestión ha sido relevante para los estudiosos de Descartes. Se trata del dualismo que describe en su Discurso. Por un lado, distingue una "res extensa", es decir, aquello que posee extensión, medida, peso, y que es susceptible de ser conocido mediante la aplicación de las matemáticas. Por otro lado, está la "res cogitans", esto es, aquello que carece de lugar, extensión, peso y medida, y que es el pensamiento, sobre cuyo conocimiento no se pueden aplicar las matemáticas. Por demás de las discusiones y estudios a que tal división ha dado lugar, que, trasladadas a la medicina (también a la psicología) han dado pie a la separación de materias (lo "extenso", que se puede medir, es el cuerpo, mientras que lo "cogitans", que no tiene lugar ni extensión, es el psiquismo o, para muchos, el alma o espíritu): la medicina del cuerpo y la medicina del alma. 

Pero en los tiempos recientes, la implantación de un solo principio en medicina vino de la mano de los tres juramentados Helmoltz, Brücke y Du Bois-Reymond y su no menos famoso juramento: [Paul-Laurent Assoun. Introducción a la epistemología freudiana. Siglo XXI Editores. 1981]:  "Hemos adquirido el compromiso solemne de imponer esta verdad, a saber: que solo las fuerzas físicas y químicas, excluyendo cualquier otra, actúan en el organismo. En los casos que estas fuerzas no puedan todavía explicar, hay que dedicarse a descubrir el modo específico o la forma de su acción, utilizando el método fisicomatemático, o bien postular la existencia de otras fuerzas equivalentes en dignidad a las fuerzas fisicoquímicas inherentes a la materia, reducibles a las fuerzas de atracción y repulsión (1842)". Posteriormente, Mario Bunge y Antonio Damasio desprestigiaron el dualismo y afianzaron el monismo en medicina.

Pero ¿y Descartes? Descartes, el diablo a batir por los monistas, habla de la extensión y el pensamiento, y es ahí donde uno, bajo mi punto de vista, ha de fijar su atención si no quiere perderse en una guerra de creencias que no llevan más que a confusión. Efectivamente: hay cosas que se pueden medir (la fisicoquímica y las matemáticas) y otras no: el pensamiento, que no tiene extensión. Pero si examino la cuestión algo más detalladamente, no se trata del dualismo cuerpo-alma, sino de la posibilidad de escribir las leyes que rigen el cuerpo y el pensamiento. Las leyes que rigen el cuerpo son de naturaleza fisicoquímica y, por ello, susceptibles de escritura matemática, mientras que las leyes que rigen el pensamiento no poseen una escritura matemática, sino lógica. Así que nos deshacemos del problema cuerpo-alma, mente-cerebro, y nos atenemos a la forma cómo podemos escribir las leyes que rigen ambos campos, con lo que mantenemos el dualismo (matemáticas por un lado, y lógica por el otro), pero lo unificamos en la escritura, con lo que nos resolvemos monistas. 

En nuestra ayuda van a venir Boole y otros, porque finalmente, va a haber una escritura común para ambos campos: la lógica-matemática. Más recientemente, la lógica resuelta en una topología del sujeto (Lacan-Vappereau), que va a poder unificar en un método de escritura las cuestiones que nos inquietan sobre este tema. 

Nuestro problema es, pues, cómo vamos a poder escribir los fenómenos clínicos y a poder describir el concepto de enfermedad en los términos de la ciencia, incluyendo el dualismo cartesiano reducido a un problema de escritura: matemáticas para la ciencia de lo extenso, lógica para la ciencia del pensamiento. Todo ello reunido en la escritura (teoría de nudos) en una "lógica modificada en una topología del sujeto" (Vappereau)

JM Gasulla

JM Gasulla

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Mar 26, 2016, 9:55:38 AM3/26/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (4)
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En el mensaje 3 he trasladado la disyunción  filosófico-teológica entre monismo y dualismo a un problema de escrituras; es una forma de solucionar el problema y convertir el problema de las creencias en algo más manejable en la teoría. 

El escollo que aparece en cuanto la medicina se piensa a sí misma y cuáles son sus fundamentos, parece trasladarnos a una cuestión que la sobrepasa y de la que es una de sus formas de expresión, puesto que están fundados en una disyunción capital: ¿Es uno o es dos? ¿Es lo mismo o es diferente? ¿El monismo o el dualismo? ¿El creacionismo (son dos: Dios y el mundo creado) o el emergentismo (el Big Bang, como el Uno del que emergió todo)? ¿Cómo relacionar, incluso distinguir, lo mismo de lo diferente? Esta cuestión, que se nos hace patente cuando pensamos en los principios que sostienen el edificio de la teoría y práctica de la medicina, no es otra que la que proviene de campos tan aparentemente alejados del nuestro como la lingüística, donde también se pone de manifiesto la disyuntiva de uno o dos al tratar de definir el significante, y que puede escribirse así “¿S1 --> S2?”: “¿Es uno o es dos?” (Ver Vappereau J-M. ¿Es uno… o, es dos? Expresión acabada de la cuestión previa formulada por Jacques Lacan. Ed. Kliné. Buenos Aires. 1997), o de la lógica, cuando se plantea qué es la verdad. (Ver Kirpke S. Outline of a Theory of Truth. Journal of Philosophie. Vol. 72. No 19, Nov 6, 1975) Kripke(*), cuando aborda el planteamiento de Tarski sobre la teoría de la verdad, también utiliza la distinción entre S1, o extensión de P(x) (predicado monádico) y S2 o negación, o antiextensión, de P(x) (predicado monádico) La necesidad de distinguir entre lo mismo y lo diferente, entre si lo mismo está en lo diferente y viceversa, es una cuestión que es primaria, esencial. Está en el inicio mismo de toda vida humana. Los padres ¿son uno o son dos? Yo, ¿soy yo o soy otro? (la cuestión del sosias, por ejemplo) ¿Soy yo, o soy mi imagen reflejada? (la cuestión del narcisismo, por ejemplo)


Con la presentación del planteamiento de este problema lógico “¿Es uno o es dos?”, que une lo idéntico con lo diferente y que puede ser reducido a la cópula “es falso que…”, el problema filosófico-teológico queda traducido a su forma discursiva “es falso que el monismo es verdadero” y “es falso que el monismo es falso”. Nos encontramos con ello ante un hecho arraigado en el lenguaje y en la tradición cultural y, por ende, en la ciencia que se desprende de ese hecho cultural, fruto de una omisión fundamental en la lógica (Vappereau J-M. II Du Phallus symbolique. Trois essais sur la théorie de la vérité. Clefs de la passe. Argument II: L'amour du tout aujourd'hui. Le mode majeur de l'écriture de la vérité. http://jeanmichel.vappereau.free.fr/Html/4-Textes.htm )   y que, por ser la parte del conocimiento que todo lo sostiene, esa omisión perturba el edificio del entendimiento. Puesta sobre el papel, se concreta en una adecuación formal y una corrección material para el criterio de verdad, tal como lo desarrolló Alfred Tarski (Tarski V,  Introduction to Logic: and to the Methodology of Deductive Sciences. Dover Book on Mathematics. 1995) y que desarrollaremos a continuación.


Pero la cuestión filosófico-teológica que nos mantiene divididos entre monismo y dualismo es, para nosotros, una falsa cuestión, puesto que el dualismo introduciría en nuestras teorías fundamentales de la medicina elementos irracionales, como la fe y las creencias, o una noción que, cuanto menos, parece no estar bien resuelta por fuera de la subjetividad, como es el espíritu o lo espiritual. Por nuestra parte, no aceptamos, como algunos médicos han pretendido, introducir lo espiritual como un registro más junto a lo biológico (B), lo psíquico (P) y lo social (S). Incluimos, no obstante, esta percepción del mundo como lo que hemos llamado el “Sinthome”, representado por la letra griega S, y que desarrollaremos más adelante, como aquello que da sentido y anuda topológicamente a los otros tres registros B, P y S.


En cualquier caso, podría ocurrir que la noción de lo espiritual lograra ser escrita en el sentido en que pueden ser escritas las matemáticas y la lógica. Empeño al que he dedicado todo mi esfuerzo para poder escribir en medicina la cuestión histórica y estructural del sujeto. ¿Por qué esa cuestión sutil, inmaterial pero pretendidamente efectiva, debiera poder ser escrita (escrituras formales) como son las cosas materiales y las del pensamiento? En el siguiente mensaje discutiremos esta cuestión al plantearnos la cuestión de la verdad en medicina y en las ciencias.


(*) Sobre tan importante análisis de Kripke, hay una versión en español: Saul Kripke. Esbozo de una teoría de la verdad. Cuadernos de Crítica. Universidad Autónoma de México. 1984


JM Gasulla

JM Gasulla

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Mar 27, 2016, 7:29:58 AM3/27/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (5)
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El primer conocimiento que podemos adquirir del mundo es el conocimiento imaginario. Es una función psíquica que padecemos, porque es muy conflictiva, aunque, a su vez, es esencial para nuestra especie. Se construye a partir del encuentro con lo Real (lo en sí y por sí) y lo "coloreamos" de un juicio según nos haya ido la experiencia con ese Real: positivo porque me ha resultado agradable, o negativo porque me ha resultado desagradable; lo incorporo como bueno, o lo expulso como malo. Por otra parte, no podemos asimilar algo, comprenderlo, integrarlo, hasta que no hemos logrado hacernos una imagen afectiva de eso que nos inquieta, y constituir esa imagen, entonces, en referente para sucesivos encuentros con cosas parecidas. Esa función imaginaria fija los elementos del mundo en imágenes afectivas del mismo, construidas según la experiencia que uno ha tenido con el objeto de esa experiencia. Los animales también están sometidos a esa misma función, y les resulta útil para sobrevivir. 

Sin embargo, esa experiencia es, como digo, conflictiva para los humanos, puesto que no lograríamos obtener un conocimiento del mundo a partir de todas las imágenes afectivas que cada uno de los humanos tiene de un objeto de estudio. Además, cuando yo me he hecho una imagen del mundo, que está construida con mi absoluta subjetividad, ¿eso da una imagen "real" del mundo que me interesa? ¿Cómo eliminar el revestimiento afectivo con que he construido un conocimiento de lo Real y convertirlo en un conocimiento de otra clase, que de cuenta de lo Real en sí mismo? 

Aquí entra la función de lo escrito, que resuelve el problema de mi subjetividad en el conocimiento del mundo, y elimina el revestimiento de mi subjetividad. 

Voy a utilizar ejemplos "simplones", pero espero que sean esclarecedores. 

Cuando me hago una idea de un aspecto parcial del mundo, si asumo que mi imaginación sólo me orienta en lo que es bueno o malo para mí y, además, de un modo muy parcial e insuficiente ante lo que ya he considerado que son la complejidad o la realidad de las cosas, lo primero que haré será comprobar si esa idea que me he hecho de una cosa, es una idea de algún aspecto real de la cosa, o sólo es una imaginación mía (positiva o negativa, agradable o desagradable) 

Se ve que estoy reclamando una teoría de la verdad que me ayuda a discernir lo que es real y verdadero de lo que es subjetivo (a veces irreal) o falso. El problema se sitúa en "Ese conocimiento que tengo sobre algo ¿es un conocimiento real y verdadero, o sólo es un conocimiento subjetivo, irreal o falso? ¿Cómo sé yo eso? ¿Qué puedo hacer para saber la verdad de como son las cosas, más allá de mi imaginación y de la relación subjetiva que tenga con ellas?

Entonces, dispongo las cosas de modo que, mediante un experimento, confirme o rechace el conocimiento imaginario que tengo del mundo. En estas condiciones, la definición de verdad es la aristotélica: la correspondencia entre lo que se dice de algo y la realidad de ese algo, la coincidencia entre el dicho y la realidad de los hechos.

Ya vemos que esta definición de la verdad aristotélica no nos deja demasiado satisfechos, puesto que no elimina la posibilidad de que, en la definición de la verdad que incluye o se soporta en la realidad de los hechos, esta realidad de los hechos no deja de ser una construcción imaginaria. Entonces, en cualquier definición realista de la verdad, debe incluirse este aspecto tan esencial, que aquello que distingo como hechos son cosas que yo distingo como hechos, pero no los hechos reales en sí mismos. Me adelanto un poco: el lógico Tarski planteó esta cuestión y dio una solución.

La definición aristotélica de la verdad no presenta demasiadas complicaciones en los procesos ordinarios del pensamiento que sirven para comprender el mundo que nos rodea. Si digo que oigo ruido y ese ruido me hace pensar que está lloviendo, para saber si esa afirmación mía es verdadera no tengo más que ir a comprobar mirando por la ventana a ver si llueve. Es una cuestión que llamamos "empírica": es necesario comprobar que eso que pienso de las cosas son verdaderas y no quedarme únicamente con lo que imagino que son las cosas.

Veremos cómo esta cuestión se complica un poco cuando queremos comprender el mundo de un modo más realista y, sobre todo, menos imaginario. Pero esto lo reanudaré aproximadamente dentro de una semana. Hasta entonces, que la suerte nos acompañe.

JM Gasulla

NuevaPiedraRoseta

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Mar 27, 2016, 1:42:27 PM3/27/16
to La enfermedad
Siguen apareciendo elementos:
http://www.tendencias21.net/El-segundo-cerebro-tambien-condiciona-nuestra-salud_a4124.html
Parece que la percepción puede ser un poco mas compleja, diversa y generar imagenes bioemotivas no solo por lois 5 sentidos y el logos cerebral.
Ojalá sirva.
Un abrazo!

NuevaPiedraRoseta

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Mar 28, 2016, 3:16:08 PM3/28/16
to La enfermedad
No es Hamer ni Fleche, Sellam o Sabbah, menos Corbera.
...
http://guionmental.com/guion.html
...
Otros modos de estructura en el Sinthome.
...
La teoría del Guión Mental se sustenta en bases teóricas precedentes, de las cuales pueden mencionarse algunas tales como: Las Teorías de C. G. Jung, El Análisis Transaccional, La Teoría Guestáltica, La Bioenergética, La Sicolingüística (P.N.L), Fisiopatología Humana. Todas éstas teorías han aportado métodos para explicar la comunicación y la conducta humana, por lo que en la salud y en la enfermedad, han sido fuente y origen para modelos de cambio y de estrategias y técnicas tendientes al bien-estar del ser humano.
"El concepto de Inconsciente colectivo" y de la presencia de "Complejos y de Arquetipos" como fuerzas automáticas en la mente humana Y la distinción entre El Si Mismo y El Ego, debidos a C. G. Jung., dieron la clave para descifrar el misterio del guión". Por su parte, el Análisis Transaccional (A.T.), dió luz para una mayor comprensión en la dinámica íntima del guión en el humano y trajo nuevas herramientas con las cuales modificarlo y cambiarlo, tales como: La descripción de los estados del yo, la teoría de emociones auténticas y sentimientos de tortura, y el seńalar la caricia como fuente insustituible para la energía sicológica.
Las técnicas Guestálticas, que enseńan a trabajar en el fluir de la conciencia; a vivir El Aquí y El Ahora y lograr resolver los conflictos en éste espacio, posibilitan modificar los guiones mentales.
La teoría y los ejercicios de bioenergética han dado claridad y eficacia para integrar los pensamientos y sentimientos entre sí y con los movimientos viscerales.
Los descubrimientos de Sicolingüística (P.N.L.) han abierto la posibilidad de cambiar y transformar los modelos de comunicación y con ello modificar las respuestas orgánicas.
...
Un Abrazo Doc.

JM Gasulla

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Apr 2, 2016, 12:08:08 PM4/2/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (6)
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Respondo a JA Palos (NuevaPiedraRoseta).

Gracias por tus sugerencias. A la primera, se trata de una metáfora del cerebro. ¿A qué llamamos cerebro? Porque si se quiere ir más allá de la metáfora periodística, hay que dar cuenta de lo que se está diciendo y por qué. Entro en materia mediante un ejemplo. Un transistor, un diodo, un chip ¿son una radio? ¿O más bien una radio es un aparato compuesto por diodos, válvulas y actualmente chips? Entonces ¿un cerebro es un ganglio, un núcleo o es algo mucho más complejo que cada estructura particular e individual que lo componen? 

A la segunda sugerencia, todo eso que nombras son estados imaginarios de terapéuticas diversas. No dan cuenta de su naturaleza real ni de su estructura de la verdad. Se trata de estados del conocimiento que se mantienen en una estructura intelectual o científica propia del siglo V antes de Cristo. Lo que lo hace a medias independiente del contenido complejo o simple en el que toman sustento. Esto creo haberlo discutido en otro hilo. Si se quiere reanudar la discusión sobre el tema, yo pediría que lo hiciéramos en aquél lugar "Medicinas imaginarias".

Ahora, si tienes paciencia y sigues leyendo lo que vendrá y aunque esto me tilde de pretencioso, es posible que vayas comprendiendo lo que intento transmitir,

Algunas personas me han pedido directamente si puedo aclarar un poco más lo que cuento en el "mensaje 4" sobre la estructura que, finalmente, se puede escribir así: ¿Es uno... o, es Dos?, S1-->S2. Una persona me ha pedido una copia del libro. Voy a tratar de complacer a medias a tan amables interlocutores. Voy a copiar literalmente un fragmento del libro de Vappereau en el que explica esta cuestión y, de paso, nos va a servir de introducción para el siguiente tema, que es el de la verdad en medicina. 

Considero importante que las personas que van siguiendo esto puedan comprender lo mejor posible lo que escribo, aunque se pierdan. Ya se encontrarán bien. 

Copio a Vappereau en otro mensaje, para aislarlo del resto de lo que vamos haciendo aquí.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 2, 2016, 12:49:48 PM4/2/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (7)
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Espero que se haga sensible que no me estoy inventando nada, ni ninguna medicina ni ninguna terapia, ni nada de nada. Mi ambición es muchísimo más modesta que las que nuestro amigo NuevaPiedraRoseta nos propone. Tomo lo que han escrito o dicho otros (la mayor parte de lo que enseña Vappereau, como Lacan, es verbal, de modo que hay que ir a sus seminarios para aprender mejor) y lo que he aprendido y voy aprendiendo, y hago el ejercicio mental de pensarlo y aplicarlo a la práctica médica. No es más que eso. No invento nada. Sólo aplico un conocimiento sobre otro, para hacer al segundo más inteligible desde el punto de vista del conocimiento humano científico.

Quienes no conocen a Vappereau, decir que es uno de los matemáticos más brillantes en la actualidad. Tuvo la desgracia (o la inmensa suerte) de psicoanalizarse con Lacan y por ello perdió cualquier aspiración a la medalla Fields; pero sus trabajos y su enseñanza son de un valor inestimable. Tampoco cobra ni un céntimo por lo que hace, de modo que carece de cualquier ánimo de lucro. Por lo general, lo que ha escrito lo regala. En su página web cuelga lo que escribe, cuando le parece que ya está a punto de poder ser leído. Hay montones de cosas por ahí sueltas escritas por él. Hay que buscarlo.

Ahora, voy con Vappereau.

Jean-Michel Vappereau. ¿Es uno... o, es Dos? Expresión acabada de la cuestión previa formulada por Jacques Lacan. Ediciones Kliné. 1997. Este librito es la transcripción del seminario oral impartido por Vappereau en Buenos Aires en 1996. En fechas parecidas, esas mismas "lecciones" del seminario las impartió en Barcelona, a las que yo asistí. Entonces, voy a la página 22 de la primera lección, y dice:

"... ¿Qué es esta estructura edípica, narcisista, [se refiere a la estructura que Freud denominó como "complejo de Edipo", donde la palabra "complejo" posee el sentido de "dificultad", algo complicado, compuesto de muchas cosas] que finalmente voy a intentar tratar como una estructura de lenguaje? De lo que se trata es de apreciar correctamente la estructura del Edipo. ¿Qué es lo que Freud nos indica con el Edipo? En primer lugar, es una indicación de método: toma un pequeño modelo. Lacan se preguntaba por qué elegir una tragedia [como modelo] si los asuntos humanos se parecen más bien a una comedia. Por eso les dije que el discurso analítico era un discurso falso pero irrefutable. Porque ustedes se imaginan que es totalmente falso que yo haya querido matar a mi padre y hacer el amor con mi madre. Espero que estén embebidos en esta idea --también para ustedes--, porque efectivamente, es falso. nunca quise matar a mi madre ni acostarme con mi padre (sic) (Risas)... Bueno, eso tampoco (Risas) [Es obvio que se trata de un lapsus. Cuando lo reconoce, él mismo se ríe]

"Sin embargo, es irrefutable, porque puedo hacer todos los esfuerzos del mundo y, si bien nadie podrá demostrarme que quise hacerlo [matar al padre para acostarse con la madre], yo nunca podré demostrar que nunca lo quise hacer. Porque aún si es falso, eso no impide que yo pueda demostrar que es irrefutable. Porque yo no puedo demostrar que nunca lo quise hacer, por lo tanto, no me pueden demostrar que yo lo quise hacer, pero yo tampoco puedo probar que no quise. [Esto, que se parece mucho a un trabalenguas, va a ser la base, el fundamento de razón para plantear cualquier acercamiento al tema de la verdad en medicina y en las medicinas imaginarias. Me parece una cuestión fundamental] Esta es la situación del psicoanálisis. Es una situación bastante, bastante alienante. Es un discurso muy alienante, pero ¡qué podemos decir nosotros! Finalmente, de esta historia del Edipo ya podemos ir comprobando algo: que lo que es traumatizante, eso que deja huella, lo que siempre tiene consecuencias --se toca con lo que el psicoanálisis llama "escena primitiva"-- es que cuando los padres son muy cercanos, siempre es algo preocupante para el niño..."

Sigo en otro mensaje

JM Gasulla

JM Gasulla

unread,
Apr 2, 2016, 4:35:59 PM4/2/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (8)
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Continúo con el texto de Vappereau.

"... Así como, al contrario, cuando los padres se pelean, se destruyen uno a otro, se separan, también eso tiene siempre efctos preocupantes. La pregunta del hijo con respecto a los padres es ¿cómo y por qué están juntos? Bien. La cuestión es que si ellos son Uno, no es una buena solución; si son Dos, si son distintos, tampoco es una buena solución. Entonces, yo diré que la estructura del Edipo es una pregunta que se hace el niño y que le plantea esta cuestión a propósito de sus padres: ¿Acaso "mis padres" es Uno o es Dos? Es así como considero el Edipo. El niño está enfrentado a una pregunta entre la identidad y la diferencia. Es la cuestión crucial.

Est-ce un? ou Est-ce deux?
S1 ----------------S2

[Nota. En francés, la expresión "Est-ce" ("Es" en español) es homófona, se pronuncia igual, suena igual, que la letra S, "es". De ahí la posibilidad de escribir S en vez de Est-ce]

Lacan va a inventar un operador lógico que llama la "involución significante" y que define con las siguientes palabras. Dice que es la cópula que une lo idéntico con lo diferente. Es, por lo tanto, un operador lógico. Se puede decir que el niño, con respecto a los padres, intenta construir este operador lógico tal que, si la solución va del lado del Uno --lo que llamamos la escena primitiva--, no es bueno; y si la solución va del lado del Dos --los padres que se separan--, tampoco es bueno.

""Esta estructura es S1...S2, de tal modo que no sea ni Uno ni Dos, y esto es lo que el doctor Lacan define como la estructura del significante. Está en el principio de la estructura del lenguaje [Esta cuestión, que me parece crucial, debe explicarse lo mejor posible, puesto que la estructura misma del significante, que está en el fundamento del habla humana, es esa: es uno (S1), o es dos (S2) (otro significante que lo significa) En realidad, el complejo de Edipo, lo mismo que el problema monismo-dualismo, mente-cerebro, etc., no es más que la estructura del significante "en acción", esto es, el señalamiento de lo mismo, lo idéntico, y lo diferente, que es el tema que he abordado aquí con la cuestión de los principios en medicina: dualismo versus monismo, y que yo he resuelto de un modo, creo que adecuado y, hasta me atrevería a decirlo, brillante]

"Evidentemente, es un juego de palabras por homofonía, al mismo tiempo gráfica y en francés, pero vamos a poder traducirlo. Él llama la estructura del significante S1 que representa a un sujeto para otro significante S2. Entonces, la estructura del significante está entre S1 y S2 (¿es uno..., o es dos?) Es así como el doctor Lacan escribe la estructura significante que surge de formular la pregunta que está en el centro del Edipo, pero también en el principio del lenguaje: ¿Es uno (S1)... o, es dos (S2)?"

Abandono momentáneamente a Vappereau, pero proseguiré en el punto en el que lo he dejado para introducirnos el la cuestión de la verdad en medicina y en las medicinas imaginarias. 

Así que, resumiendo mi planteamiento: la cuestión de la disputa de principios en medicina, dualistas vs. monistas, es una disputa filosófica, de ideologías. 

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 2, 2016, 10:38:24 PM4/2/16
to la-enf...@googlegroups.com
Construyendo la enfermedad (9)
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Acabo de llegar de París. Todavía estoy bajo sus efectos. Para mí, se trata de una ciudad embrujante. Me seduce. Me estoy planteando ir a vivir a París una larga temporada. Me inspira París. Nada me retiene en ningún sitio. Mis hijos y mis nietos son, no obstante, un asunto importante. Quizás por eso regreso a Barcelona, donde los recuerdos de una vida feliz, hubiera sido como hubiera sido esa vida de haber continuado su curso "ordinario", me reclaman fuertemente de vez en cuando, así como las personas reales que habitan bajo esos recuerdos y son mi vida viva. 

Hasta ahora, hemos planteado algunas cosas muy interesantes en materia del conocimiento médico (de cualquier clase de medicina) que podamos poseer. Soy también consciente de que algunas de las personas que tienen a bien leer esto no están de acuerdo conmigo y que, incluso, se oponen abiertamente en privado a lo que aquí digo, en especial cuando hablo de medicinas imaginarias y me opongo a esa clase de medicinas "no médicas". Tengo para mí que esas personas están sometidas al efecto de lo imaginario, de las medicinas imaginarias, y que no han pensado muy detenidamente en los problemas que nos planteamos aquí en relación a la ciencia de conocer y curar enfermedades. Están, pienso, bajo el efecto de la creencia, de la fe en determinado discurso. Y algunas de esas personas me son muy queridas. Lo lamento.

Pero hay algo que me impulsa a seguir, y no es tanto la fe o la creencia como la razón, el proceso de pensar y razonar del modo más riguroso posible. Este modo no es otro que el de la razón sometida al escrutinio de la verdad y de la falsedad. Y en este punto recuerdo a Karl Popper. Por si hubiera alguien que desconociera quién es Karl Popper, le recuerdo que es el autor que crea escuela del pensamiento desde el siglo XX, en materia de teoría del conocimiento y científico. Su obra más conocida y reconocida, es "La lógica de la investigación científica", pero tiene muchas más. Es un autor de los llamados "importantes". Yo no concibo que alguien que se pretenda "científico", no haya leído críticamente esta obra fundamental, ni que alguien que pretenda hacerle oposición crítica a la ciencia no la haya tan siquiera hojeado. 

Es posible que en algún lugar de este grupo de discusión haya esquematizado los rasgos fundamentales que se pueden desprender de la lectura de Popper. Por si acaso, dejo aquí constancia del cuadro explicativo que resume las ideas básicas de Popper y de la epistemología actual. Lo hago a modo de resumen y recordatorio, aportando, eso sí, lo mío.

Se trata de que es posible entender a Popper cuando concibe el conocimiento humano bajo la perspectiva de cuatro determinantes. Estos determinantes (hago hincapié de que esto es mi forma de comprender a Popper, después de haber leído a Lacan y a Vappereau) son por parejas: VERDADERO-FALSO y REFUTABLE-IRREFUTABLE. Recordemos que el argumento principal de Popper para caracterizar a la ciencia es que ésta es verdadera y refutable, de modo que para que algún enunciado pueda denominarse científico, más allá del experimento, es que pueda disponerse para ser refutado, aunque sea formalmente verdadero porque así lo hacen las matemáticas con las que está construido. 

Pues bien. Tomando apoyo en Vappereau ("Psicoanálisis y ciencia", que añado como archivo adjunto, aunque podéis encontrar aquí "Aula de psicoanálisis" importantísimas obras traducidas, asequibles y gratis de autores fundamentales, entre ellos Vappereau), podemos considerar que, en materia del conocimiento que podamos tener del mundo, partiendo de un análisis pormenorizado de Popper, no podemos más que tener en cuenta en cada momento los cuatro criterios mayores que considera este autor y que he mencionado en el párrafo anterior. No puedo traer hasta aquí la obra de Popper "La lógica de la investigación científica", pero creo que quienes estén interesados irán a comprobar.

Pues bien. Según se desprende de Popper, la ciencia es verdadera, porque se pone a prueba su verdad, y es refutable, puesto que esta es la condición fundamental del pensamiento científico, según el autor. Pero para abreviar y dejar que quienes lean esto puedan hacer su ejercicio mental, doy el siguiente cuadro básico:

CIENCIA:             VERDADERA Y REFUTABLE

METAFÍSICA:        VERDADERA E IRREFUTABLE

PSICOANÁLISIS:    FALSO E IRREFUTABLE

IDEOLOGÍA:         FALSA Y REFUTABLE


Por lo mismo, hemos de admitir que las matemáticas son verdaderas e irrefutables, esto es, mantienen el mismo estatuto "popperiano" que la metafísica, lo que no deja de tener consecuencias para la epistemología científica que se sustenta en Popper. Por así decirlo: "Bueno es saberlo".


Es importante retener este cuadro simple, porque probablemente nos será muy útil, no sólo por lo que se vaya a exponer aquí, sino para regirse en materia epistemológica. 


Continuaré con el texto de Vappereau que he dejado por considerar, y así nos adentraremos en el tercer problema que hay que resolver para construir el concepto de enfermedad. Recuerdo que, hasta ahora, hemos señalado dos: la primera, la distinción entre leyes y estructura; la segunda cuestión fundamental, es la de los principios, que hemos condensado en una cuestión de escritura, dejando de lado definitivamente la discusión metafísica sobre la dualidad mente-cerebro, o mente-cuerpo, etc. Nuestra audacia nos ha llevado a trasladar la cuestión de principios a una cuestión de escritura, entre la escritura de las matemáticas, hecha con letras y números, y la lógica, escrita con dos predicados únicos y fundamentales (verdadero, falso) Finalmente, esta cuestión de los principios, así reducida, nos lleva a una cuestión más básica y estructurante: la estructura misma del significante y del lenguaje humano. El problema con el que nos vamos a enfrentar a continuación es el de la verdad en medicina. No es un problema simple ni fútil. Creo que es trascendental. lo veremos a continuación.                         


JM Gasulla

Psicoanálisis y ciencia.pdf

JM Gasulla

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Apr 5, 2016, 10:45:21 AM4/5/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (10)
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Antes de continuar con ese texto de Vappereau que nos introducirá en la tercera cuestión preliminar para construir un concepto de enfermedad para el siglo XXI (¡menudo nombre me acaba de salir!), responder a un par de cuestiones que han surgido.

La primera cuestión es si puedo aclarar un poco más el paso que doy de la metafísica de principios (dualismo vs. monismo) a la escritura de leyes. El proceso de conocimiento sobre el mundo se obtiene mediante dos conocimientos básicos: el imaginario, que va desde el animismo hasta la religión y que roza la metafísica (recordemos que la metafísica es verdadera e irrefutable), y el conocimiento de la ciencia, que es un conocimiento verdadero pero refutable.

Aclaro un poco. El conocimiento imaginario del mundo desemboca, de últimas, en la metafísica, que es el conocimiento que tiene Aristóteles del mundo y que se mantiene intacto prácticamente hasta el siglo XVI. Este conocimiento es el más acabado, el mejor, de que se dispuso dentro del pensamiento metafísico, cuyas bases reposaban en la sistematización de la lógica. Las matemáticas quedaban por fuera del conocimiento del mundo, porque se consideraban de una condición superior a la del mundo físico. Estábamos bajo la metafísica del movimiento, la física del "ímpetus", lo llamaron los latinos traduciendo a Aristóteles. Hubo excepciones, naturalmente. Y Arquímedes fue el auténtico precursor de la ciencia moderna, al aplicar el conocimiento de las matemáticas al conocimiento y descripción de las leyes del mundo. Con el planteamiento de los principios en medicina como una disyunción entre dualismo o monismo, estamos en una discusión metafísica; por decirlo así, no estamos en "física" (galileana, cartesiana y newtoniana). 

El otro tipo de conocimiento posible del mundo es el científico. ¿Qué es el conocimiento científico del mundo? Pues no es otra cosa que la escritura matemática, formal, de las leyes que rigen el mundo. Pero ¿y la química? ¿Qué matemáticas se aplican en la química? Pues yo recuerdo que una de mis pasiones de chaval era la estequiometría. La química me apasionaba casi tanto como la física, pero en la química, las ecuaciones estequiométricas me resultaban muchísimo más fáciles. ¿Y en biología? Pues puede reducirse a las leyes físicas y químicas que rigen en el mundo físico. ¿Y la medicina? Pues es una biología aplicada, de modo que el conocimiento médico es, fundamentalmente, un conocimiento clínico que domina o dirige, los pasos de la fisicoquímica que regula la vida.

Con respecto a la relación entre la clínica y la fisicoquímica, me viene como asociación el que Einstein calificó como el mayor error de su vida (y no se refería a su relación con su esposa) En 1905 publicó la teoría de la relatividad especial y en 1915 la relatividad general. En esa época, la idea que se tenía del Universo era la de un Universo limitado y estático, más un Cosmos que un Universo, que no iba más allá de la Vía Láctea. En consecuencia, para que las cuentas le salieran bien y no se contradijeran con los datos de que se disponía entonces (un Universo cerrado frente a un universo infinito), Einstein se sacó de la manga una constante que corregía la diferencia entre un Universo estático (el que se creía entonces: la Vía Láctea) y un Universo dinámico (infinito, para conmemorar a Alexandre Koyré), que es el que realmente es. Cuando se descubrió que el Universo era dinámico, que estaba en expansión (Hubble, 1929) y que se extendía de un modo infinito mucho más allá de la Vía Láctea, Einstein tuvo que suprimir aquella constante que se había sacado de la manga y dejar las cosas como le habían salido en los cálculos originales. Ese fue lo que él consideró el gran error de su vida: fiarse de los datos que le decían que el Universo era estático, y corregir la teoría, cuando la teoría era correcta y contradecía las conclusiones que se extraían de los datos con que contaban entonces y que daban la idea de un Universo estático y pequeño (un Cosmos) Más recientemente, aquella constante que Einstein pareció sacarse de la manga se demostró adecuada, ya que estaba dando cuenta de la acción de un fenómeno extraño denominado "materia oscura" y "energía oscura".

Con la anécdota traigo la idea de que cualquier teoría debe contrastarse con los datos que se tienen de la realidad, y que si no se está en eso, se está en lo imaginario, aunque los datos sean parciales, puesto que la ciencia es refutable y una corrección de los datos refuta o confirma la teoría.

Así pues, nuestra aceptación de principios en medicina no puede ser metafísica ya que, aunque esta sea una clase de conocimiento verdadero e irrefutable, nos conduce a errores como el de la física de Aristóteles. Así que abandonamos esa idea metafísica y ontológica del principio dualista y  asumimos el principio monista, que nos lleva a una sola clase de conocimiento, que es el conocimiento que puede escribirse en el lenguaje formal de la lógica y de las matemáticas.

Pero es necesario admitir, con la mayoría de epistemólogos, que en la base, en el fundamento de todo conocimiento está el razonamiento y, en consecuencia, la lógica, puesto que mediante el razonamiento lógico estamos en el discurso de la verdad y no en el de la igualdad, que eso es cosa de las matemáticas, donde lo que da cuenta de la verdad es, precisamente, la igualdad. 

Las matemáticas son un paso más de la lógica; son un paso de lógica, puesto que lo operativo es un predicado distinto al de verdadero o falso que opera en la lógica. En matemáticas opera lo idéntico y lo diferente, la identidad: las fórmulas matemáticas poseen dos términos, uno a cada lado del signo igual =. La diferencia queda excluida en matemáticas frente al predominio absoluto de la identidad. 

Pero en ciencia estamos todavía con un tercer paso, puesto que además de los predicados verdadero-falso que operan en la lógica, y los predicados igualdad-diferencia que operan en matemáticas, reencontramos de nuevo los predicados verdadero-falso que operan en lógica, pero aplicados a la diferencia que hay entre los datos que se obtienen en la teoría matemática y los que se obtienen de haber medido la realidad de determinada manera. Entonces, en ciencia un enunciado es verdadero (lógica) si existe correspondencia entre los datos teóricos (matemáticas) y los datos obtenidos por medición (observación). Es el caso del ejemplo de Einstein. La lógica-matemática arrojaba unos datos que se contradecían con los datos de que se disponía del Universo, con lo que aplicando el principio de que si el cálculo (la teoría) contradice la realidad (los datos que se han obtenido de una determinada manera de la medición directa de la realidad), hay que modificar el cálculo (la teoría en la que se sustenta ese cálculo). En ciencia, pues, los predicados verdadero y falso operan sobre los predicados identidad-diferencia que rigen en matemáticas, pero añadiendo lo que llamaríamos la "congruencia", esto es, la identidad entre los datos obtenidos por el cálculo y los datos obtenidos por la medición de la realidad.

Así pues, si lo que pretendemos para la medicina es un único principio operativo que nos aleje de la metafísica, hemos de dar cuenta de esa diferencia entre dos sistemas distintos pero imbricados en uno: la lógica (el pensamiento dice Descartes, el cogito, del que tenemos que hablar en profundidad) y lo medible, lo extenso, que no solo depende de los instrumentos de medición, sino de la teoría que se tenga sobre lo que se está midiendo, y ahí el ejemplo de Einstein no lo he elegido al azar.

Sigo.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 5, 2016, 11:33:59 AM4/5/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (11)
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La segunda cuestión a la que quiero responder es la relación entre neurociencias y pensamiento. Utilizo deliberadamente "pensamiento" en vez de psicoanálisis o inconsciente, porque eso que llamamos "pensamiento" y que los lógicos identifican con razonamiento o lógica, no es más que un recorte identitario aplicado a un concepto más extenso, que incluye el pensamiento inconsciente. 

Así pues, si los lógicos distinguen entre el pensamiento racional lógico, como aquello que da cuenta de la condición necesaria sobre la verdad, y diferencian la psicología como el pensamiento contingente, que se puede dar de determinada manera o no (esto es Frege), nosotros hemos de tomar el pensamiento como la existencia de ambos pensamientos reunidos en uno, sin diferencias. No creemos que el pensamiento inconsciente sea contingente con relación al pensamiento racional ni a la verdad, sino que es la base, el lugar, en el que se forma el pensamiento racional, eliminándole, por represión, los elementos que implican contradicción.

Pero ¡eh aquí! que con respecto a lo contradictorio hemos visto cuál es su problema: ¿es uno... o, es dos?, esto es, "es falso que el pensamiento inconsciente sea verdadero y es falso que el pensamiento inconsciente sea falso". Estamos ante un operador lógico que desarrollaremos inmediatamente en el siguiente mensaje y que actuará de prólogo a la cuestión de la verdad en medicina. Nos vemos precisados a introducir el pensamiento inconsciente dentro del pensamiento que consideran los lógicos como necesario. Y esta es la cuestión que aporta el psicoanálisis (falso e irrefutable) a la ciencia (verdadera y refutable): un operador lógico que unifica lo idéntico (las matemáticas), con lo diferente (lo falso de la lógica)

Hasta aquí, la discusión que se llevó a cabo entre los lógicos y los psicólogos a principios del siglo XX. La psicología estaba considerada como el estudio del pensamiento humano, y aparecía la necesidad de distinguir entre una clase de pensamiento (el racional) y otra (el irracional) La psicología se las ve con un problema grave, que es cuál es el objeto de su estudio, esto es, aquellos datos con los que contrastar la verdad de sus teorías. Desde la mente hasta la conducta, el objeto de la psicología parece estallado en múltiples fragmentos, y ninguno de esos fragmentos encaja en una totalidad unificadora. No hay un objeto de estudio concreto, objetivo y material, que estudie la psicología. Hay tantos objetos como tendencias o teorías. Por mi parte, no me muevo del estudio del pensamiento, que incluye tanto lo racional como lo irracional.

Entonces, ¿qué relación tiene esto con las neurociencias y el psicoanálisis, que es la cuestión que me planteaba mi interlocutor? Yo, por supuesto, me he interesado vivamente por las neurociencias, además de por la psicología (entender ese galimatías que es la psicología) porque además de en su pensamiento, he indagado en la estructura y fisiología del cerebro en mis pacientes, pero también me he interesado por la filosofía, por la física, por la química, por la fisiopatología, por la biología, por la lingüística, por la lógica, por las matemáticas, por el psicoanálisis, por... No paro.

Cuando seguidamente veamos cómo se construye la estructura de la enfermedad (ya lo hemos visto, pero lo traeré de nuevo, mejorado) mediante topología de nudos, se verá la diferencia entre lo que considero ciencia y neurociencia (la cuestión que traía mi interlocutor giraba en torno a Solms, un catedrático sudafricano que indaga en las relaciones entre psicoanálisis y neurociencias; no olvidemos que, en tanto catedrático, se debe a una producción científica, y esto está plagado de consecuencias que hay que conocer) Estoy en la construcción de la estructura de la enfermedad como concepto científico, y no en las relaciones entre las palabras, el sentido, el significante y el significado, que estudian separadamente neurocientificos y lingüistas, por un lado, y los psicoanalistas por otro, que incluyen lo contingente (el sentido, entre otras cosas) Para los fines que me propongo, las neurociencias quedan incluidas como un apartado que aborda lo Real; y las relaciones entre psicoanálisis y neurociencias, si bien me interesan junto a las demás cosas que ya he dicho, están incluidas en la estructura de la enfermedad que estamos elaborando aquí, que podemos pormenorizar si hay alguien que quiere profundizar.

Dicho eso, espero que quede claro que me interesan, pero menos, las relaciones entre neurociencias y psicoanálisis o neurociencias y pensamiento. He de decir que esta cuestión me ocupó durante bastantes años, en los que yo indagaba en el pensamiento y el cerebro de mis pacientes. Cuando ya aprendí lo que necesitaba, seguí con mi proyecto que, por decirlo así, es más abarcativo, construye un campo de conocimiento más extenso que el saber concreto y limitado sobre las relaciones entre cerebro e inconsciente, y que no deja de ser una aplicación de la dualidad mente-cerebro, alma-cuerpo, etc. a la que nos hemos enfrentado aquí. Pero esa dualidad tiene una respuesta que está más allá de los núcleos cerebrales concretos y de su relación con la corteza cerebral y la formación del lenguaje en las áreas concretas del cerebro y sus relaciones con las emociones. 

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 5, 2016, 8:20:17 PM4/5/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (12)
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Esto, me gustaría, va a ser una aclaración a los dos últimos mensaje (10 y 11) Advierto que esto es cosecha mía, de modo que no hay más responsable que yo sobre las ideas que siguen.

La idea que intento transmitir es que, en primer lugar, como "la madre" de todo conocimiento racional (ahora no recuerdo quién fue que la bautizó así; lo tengo en la punta de la lengua, pero no sale. Si lo recuerdo, doy la referencia) está la lógica. La lógica no es más que el pasar de cualquier oración, predicado o enunciado (no entro aquí en la discusión que introdujo Quine, en diferenciar entre oración y proposición; y aunque tome partido a su favor, no entro en la discusión aquí, por ahora) por el cedazo de dos predicados aislados de todos los demás: la verdad o la falsedad. Eso caracteriza a la lógica, al pensamiento racional, en exclusiva.

Las matemáticas aplican esos dos predicados lógicos sobre dos predicados que le son esenciales: la identidad y la diferencia. Las matemáticas sólo aceptan como válidos o verdaderos los predicados de identidad y rechazan los predicados que marcan lo diferente. Eso caracteriza a las matemáticas y las diferencia de la lógica, esto es, que se aplican los predicados de verdad o falsedad sobre dos predicados nuevos: lo igual y lo diferente, quedando excluido lo diferente.

La ciencia utiliza los predicados de verdadero-falso de la lógica, más (+) los predicados de identidad y diferencia de las matemáticas, sobre los predicados de congruencia e incongruencia aplicados sobre los datos de la experiencia empírica y los datos de la teoría matemática. Así pues, la ciencia se caracteriza porque los predicados verdad-falsedad de la lógica, aplicados a los predicados de identidad y diferencia, recaen sobre otros dos predicados: lo congruente y lo incongruente.

Así que la ciencia utiliza los predicados de la lógica, los predicados de las matemáticas y los predicados de la congruencia, conjuntamente, a la vez.

Es científico, según yo, aquello que utiliza los tres sistemas de predicados sobre sus enunciados empíricos. En la ciencia, teoría y comprobación empírica son lo que yo llamaría los argumentos de fundamento. Ningún conocimiento humano se puede pretender científico si no cumple esos criterios lógicos, matemáticos y de congruencia. Esos son mis fundamentos, un poco distintos a los de Popper, pero tan válidos como los suyos y sin entrar en conflicto con ellos. Advierto que Popper sólo habla de la lógica de la investigación científica, y deja de lado los predicados de verdad y falsedad, para examinar los de refutabilidad o irrefutabilidad, es decir, los predicados de identidad y congruencia (esto último no lo dice Popper; lo digo yo y eso que digo tiene exactamente el mismo valor que lo que dice Popper. Y si no, no hay más que ir a comprobar).

En medicina, o en cualquier práctica curativa-medicinal, sólo serán válidos los enunciados que cumplan esos tres criterios que he señalado: lógicos, matemáticos y de congruencia. Es por eso que llamo "medicinas imaginarias" a aquellas que no cumplen esos tres criterios. Lo que incluye a la medicina hipocrática-occidental hasta el siglo XIX.

No sé si me he extendido demasiado o he promovido la confusión, más que la claridad, entre quienes leen esto. Mi intención ha sido la de aclarar conceptos a partir de la reducción de nuestro pensamiento en torno a la lógica, las matemáticas y la ciencia, a sus razones irreductibles, a la mínima diferencia entre esos tres discursos, siendo los ítems que he invocado, los mínimos para poder distinguir entre sí esas doctrinas y usos de la razón.

¿He aclarado o he creado más confusión?

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 6, 2016, 2:21:30 PM4/6/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (13)
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Retomo a Vappereau (en español se pronuncia Vaperó) en donde lo dejamos al hablar de ese conflicto, que es la estructura misma del significante, según Lacan, y que nos lo encontramos por todas partes así que uno mire "fino". Antes, recordar que, para mí, la lógica es un análisis del discurso (enunciados o proposiciones), que utiliza dos predicados, verdadero o falso; la matemática es un análisis del pensamiento que utiliza cuatro predicados (verdadero o falso, igual o diferente) y la ciencia es un análisis del discurso de la realidad que utiliza seis predicados (verdadero o falso, igual o diferente, congruente o incongruente)

Esta introducción al tema de la verdad en medicina reproduciendo a Vappereau nos va a venir de perlas. Espero que más adelante se vea la razón

A continuación de donde lo dejé, en la página 23 del librito "¿Es uno... o, es dos?", en el "mensaje 8", dice:

"Les voy a comentar eso mismo refiriéndome a Jakobson [lingüista estructuralista ruso]. Tomemos la fórmula de Lacan que dice: "No hay metalenguaje". ¿Qué quiere decir? No es Lacan  quien hace el comentario que voy a hacer a su afirmación de que no hay metalenguaje. ¿Qué dice Jakobson? Lo dice dos veces en dos artículos distintos. En particular en el artículo sobre las afasias (no se puede practicar el psicoanálisis sin haber leído este artículo sobre las afasias) Se trata del artículo que está en castellano en los "Fundamentos del lenguaje" (publicado por Ciencia Nueva), que escribe con Morris Halle: "La afasia como problema lingüístico".

¿Qué dice Jakobson? Dice que los lógicos han inventado una noción muy interesante, que los lógicos nos han enseñado a hablar de metalenguaje. El lenguaje humano, el lenguaje hablado por los mamíferos verticales, no es una cualidad sin más, no es un código. Es lo que no entiende la mayoría por fuera del freudismo y por fuera de la enseñanza de Lacan. Sin embargo, Jakobson lo entiende y lo dice muy bien: "Hay lenguaje, contrariamente al código, y hay necesariamente metalenguaje". Y les anticipo que no es contradictorio con lo que dice Lacan [Lacan dice que no hay metalenguaje, aunque veremos de qué manera hay que matizarlo]

Jakobson dice que hay necesariamente metalenguaje. Estoy seguro de que alguien habla una lengua cuando un interlocutor quiere detenerlo y le hace una pregunta, por ejemplo: "¿Qué quiere decir usted?" Y el que habla puede volver sobre lo que dijo comentándolo, puede decir lo que dijo anteriormente, transformándolo [Aquí nos ha ocurrido con dos intervenciones que me han hecho volver sobre lo que digo y darle una vuelta más: todo lo que digo para aclarar lo que he dicho, es metalenguaje, pero a la vez, no deja de ser el mismo lenguaje]. Estamos seguros de que es una lengua cuando el que habla puede ser interrumpido y puede comentar lo que dijo antes, retomarlo como un objeto y hablar sobre eso para comentar lo que dijo antes. Entonces, en la estructura del lenguaje hay necesariamente metalenguaje. Pero Jakobson agrega (lo formidable en esta historia) que aquél que va a comentar lo que acaba de decir lo va a hacer en la misma lengua, por ejemplo yo, que hablo en francés, cuando comente lo que acaba de decir a partir de vuestras preguntas, también lo voy a hacer en francés. No hay un lenguaje por fuera de mi lengua que sea necesario para que comente mi lengua.. Se puede comentar el francés con la lengua francesa y el español con la lengua española. Por consiguiente, Jakobson no sale fuera de la lengua para ejercer esta posibilidad del metalenguaje, por lo tanto, lo formidable en la lengua, lo que define la estructura del lenguaje es que "hay metalenguaje pero no es un metalenguaje; necesariamente no hay metalenguaje"

Abro un breve paréntesis aquí. Esta cuestión es crucial en cuanto nos planteamos el estatuto de la verdad en medicina: ¿qué es verdad en medicina? Y tendremos que averiguar qué clase de pregunta es esa, si es una pregunta lógica, metafísica, o qué clase de pregunta sobre la verdad es esa. Esta cuestión aparece planteada por el polaco Alfred Tarski y su teoría semántica de la verdad, autor que hay que conocer necesariamente.

Ahora, sigo con Vappereau.

"Se trata de un problema lógico que nos sitúa en la misma posición que la del niño respecto de sus padres. Para mí, en lengua francesa: "Est-ce Un (S1) ou est-ce Deux (S2?" Pues siempre puedo comentar lo que dije, parafrasearlo, hacer consideraciones, comentarios, decirlo de otra manera [esto son criterios que caracterizan al metalenguaje] y puedo hacer todo esto permaneciendo en la misma lengua. Entonces, para ser coherentes, tendremos que decir:

Necesariamente hay metalenguaje
y
necesariamente no hay metalenguaje.

Es una contradicción lógica, una contradicción en los términos, es un discurso inconsistente; y en un discurso inconsistente se puede decir cualquier cosa.

Ahora bien. Les digo que el discurso analítico no es inconsistente [y este es mi punto de partida lógico para lo que estoy haciendo aquí]. Yo he construido una lógica matemática para poder demostrar que, efectivamente. se puede escribir de manera consistente la situación en la que nos encontramos frente a nuestros padres o frente a nuestra lengua. Entonces, para ser precisos, la manera de formular, de bien decir esa situación es:

Es falso que hay metalenguaje, porque también dije que yo no salía de mi lengua para comentarla, y es falso que no hay metalenguaje. Es normal que sea falso que no hay metalenguaje porque recientemente dije que era necesario que lo hubiera.

Entonces, puedo escribir [este es el meollo del asunto: cómo escribir estas cosas; es la importancia de lo escrito, en la que vengo insistiendo desde hace tiempo] las cosas de esta manera:

S: "Hay metalenguajeØ : es falso ; ~ : no; Ù : y; « : Si, y solo si; Ŝ : "No hay metalenguaje"

Ø Ù Ø ~ S ) « Ŝ

Si tengo una frase S que dice "hay metalenguaje", puedo decir lo siguiente: es falso (una negación) que haya metalenguaje y es falso que no haya (una segunda negación) metalenguaje. Y en mi lógica se trata las dos veces (es falso que) de la misma negación clásica. Y aquí hay otra negación (~ ) que leo "no". No hay metalenguaje (No il n'y a pas metalengage) [En francés debiera decirse correctamente: Il n'y a pas de metalengage. La negación es "pas", que actúa negando sobre "metalenguaje", pero al poner la negación No al inicio de la frase, es toda la frase la que está negada, y no solamente "metalenguaje"] Esta estructura es perfectamente translingüística y he mostrado que esto equivale lógicamente a una tercera negación que escribo con una barra sobre una letra, aquí la S [aquí la he sustituido por ^, porque no dispongo de esa negación escrita sobre la letra] y es en este punto que Lacan dice: No hay metalenguaje. Se puede construir el tipo de negación que utiliza Lacan cuando afirma "no hay metalenguaje", y lo podemos entender como lo comenta Jakobson: es falso que no hay metalenguaje, hay necesariamente metalenguaje, y no hay metalenguaje porque no hay salida del lenguaje.

Quiere decir que lo que el niño busca cuando está frente a sus padres, frente a su lengua, tiene que sostenerlo con sus teorías sexuales infantiles, incluso si, en un momento dado, se encuentra con el complejo de castración. Porque si entro en estos cálculos lócigos, en un momento dado del cálculo encuentro que hay un efecto de trivialización de esa lógica. Y esta lógica, diferente de la lógica clásica, de repente se transforma en lógica clásica. Esto produce un efecto que pretende que algo  se borre, exactamente como en la historia del padre de la horda en "Tótem y tabú" [se refiere a la obra de Freud que lleva ese nombre, donde instaura el mito del padre]. Es algo del crimen primordial [matar al padre para quedarse con la madre, pero en Tótem y tabú, están los hermanos que han contribuido a matar al padre primordial, poseedor de todos los bienes, de la madre y de las demás mujeres, y los hermanos, al contribuir a matar al padre, también quieren lo mismo: los bienes de goce (concepto que no utilizan Freud ni los antropólogos, a la madre y a todas las mujeres, esto es, a las hermanas. Entonces, se instaura la ley al regular el acceso a las mujeres. Es el principio mítico del patriarcado]"

Acabo con esto la copia del fragmento del librito de Vappereau.

Hecho este preámbulo, seguimos con la cuestión de la verdad en medicina, y veremos qué estatuto posee.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 10, 2016, 1:10:34 PM4/10/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (14)
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Antes de seguir, resolver algunas cuestiones que van surgiendo. Una es que por qué el psicoanálisis y no la psicología congnitivo-conductual, por ejemplo. Yo apenas abordo la psicología, porque no es mi campo específico ni constituye mi interés. Pero se reparará en que no hablo del psicoanálisis así, en general. Me refiero a autores concretos y a citas concretas. Ignorar al psicoanálisis, hoy en día, es hacerse el loco o insistir en ser ignorante, porque eso es algo que está en la cultura, como está el Big Bang y las teorías de los mundos paralelos o la física cuántica y tutti quanti. Pero, ya digo: no tomo del psicoanálisis cualquier cosa, sino aquello que posee el rigor del pensamiento lógico matemático, tal como lo introdujera Lacan. Y, pespués, porque me parece mucho más rigurosos los planteamientos de Lacan, o de Vappereau, que los cognitivos-conductuales o los de cualquier otra tendencia en psicología, porque transcurren en divagaciones que no concretan el objeto de estudio con el que contrastar la verdad de sus enunciados.

Otra cuestión es que si "es falso que...", entonces no hay nada verdadero. Pues eso es falso, porque junto a "es falso que sea verdadero", está "es falso que no sea verdadero". Entonces ¿Con qué nos quedamos? Porque de esta manera introducimos la banalidad más absoluta en la lógica y cualquier cosa puede ser cualquier cosa, porque si utilizamos la conectiva "es falso que...", la verdad queda en nada. Para mi, se trata de introducir la lógica subjetiva, la que reposa en lo inconsciente, en el discurso común. Después, la lógica clásica (la razón pura), se encarga de "filtrar", y abandona, o deja caer, los enunciados o proposiciones que son ambiguas o falsas. Nuestra razón es verdadera porque "reprime" lo que pueda ser contradictorio, a pesar de que la contradicción exista. Pero hay una variedad enorme de soluciones a la negación "es falso que...". No hay una única solución. Sobre estos mismos planteamientos, la física cuántica sufre de la ambigüedad existente en el pensamiento. Algo parecido ocurre en lógica con la lógica "fuzzy", lo que lleva consigo la existencia de una matemática "fuzzy" que utiliza lo borroso, las distintas escalas de valores posibles, etc. Cada solución es tan válida como cualquier otra, salvo que produce efectos distintos. La teoría de los multiversos es un buen ejemplo de esto, pero no digamos la física cuántica y relativista en su conjunto. ¡Es la estructura del pensamiento! Es el problema que aparece en la clínica psicoanalítica clásica: mientras los padres están juntos, son un (los padres), pero cuando se separan, eso da muchísimos problemas, que se resuelven de forma individual y singular.

Vamos a la teoría de la verdad en medicina, o a la teoría de la verdad en general.

Divido el estudio de la verdad en medicina en tres apartados, que los iré desarrollando progresivamente. El primer apartado es

1.- La construcción asertiva de la verdad y la génesis del sujeto en medicina.


Nos interesa saber cuál es el fundamento de la verdad en medicina. La intuición primera nos orienta hacia un criterio de verdad de tipo aristotélico, empírico: la verdad en medicina es la correspondencia entre el diagnóstico (el dicho) y la desaparición de los síntomas, las lesiones y las alteraciones fisiopatológicas (los hechos)


En nuestro caso, esta función de la verdad del diagnóstico se desarrolla en tres tiempos a través de una temporalidad lógica, que da paso a la génesis de una posición de sujeto. Esta génesis del sujeto da lugar a tres momentos distintos de la verdad médica, según el esquema lógico desarrollado por Jacques Lacan (Lacan J. Le temps loguique et l’assertion de certitude anticipée. Écrits. Éditions du Seuil. 1966: 197-213)


Primer tiempo o instante de comprensión inmediata. Está regido por un sujeto impersonal “se”, y se genera por un efecto de comprensión instantáneo, en el que todo es un supuesto y cuya fórmula general se expresa como: “se sabe que...”


¿A quién representa este “se”? A nadie y a cualquiera. Este “se” que representa al sujeto es absolutamente impersonal. Hay sujeto, pero no hay persona. “Se sabe que cuando uno se siente enfermo, se va al médico”. ¿Por qué?: porque el médico sabe. Completaremos la frase diciendo: “de sentirse enfermo, se sabe que, el médico sabe”, pues el hecho de acudir, o no, al médico, no le destituye su saber, que siempre está presente y siempre es supuesto, como condición necesaria para que alguien vaya al médico.


En el médico este tiempo se cumple con la mirada: es el instante de mirar lo que le lleva a comprender. Por ejemplo: “Me duele al tragar”, “Abra la boca: tiene una faringitis”, dando por concluido el encuentro o llevándole al segundo tiempo si no ha podido llegar a un diagnóstico en el instante de la mirada.


Segundo tiempo o tiempo para comprender. Está regido por un sujeto indefinido recíproco, que se manifiesta como la desinencia “-se”. Es el tiempo de deshacer los supuestos y de reconocer-se mutuamente médico y enfermo. El diálogo clínico pone fin al primer tiempo pues, en el instante que el médico pregunta, no puede ser por otra razón que la de no saber; necesita un tiempo para comprender tras constatar la insuficiencia de la mirada. En este tiempo, a través de las preguntas que hace, y en tanto se advierte que el saber del médico no es inmediato, el enfermo comienza a saber más cosas de sí, poniendo en relación hechos que, quizás, para él eran contingencias, reconociéndo-se. Pero también el médico se reconoce como médico por su saber, a través del diálogo. El diálogo clínico, en suma, es un reconocer-se subjetivamente del uno a través del otro y, a la par que cumple con una función objetivante, desarrollan un segundo tiempo de la verdad en medicina. En este tiempo el sujeto ha designado, al menos, a dos personas. Es un sujeto colectivo, social, pues al contrario que en el primer tiempo, el reconocimiento afecta por igual al médico y al enfermo, que se representan por el mismo sujeto indefinido recíproco, manifiesto en el hablar-se, escuchar-se a sí mismo y al otro. Concluye este tiempo, sin pasar al tercero, regresando al primero, por un nuevo instante de comprensión inmediata.


El tercer tiempo, que llamaré momento de concluir, está regido por la aparición del pronombre personal que representa a un sujeto asertivo.


En este tiempo el sujeto distingue separadamente a cada persona, mediante la deixis pronominal: un pronombre representativo del sujeto para el médico y otro para el enfermo. Habrá, pues, dos sujetos: uno, el sujeto del enunciado diagnóstico, que dirá: “Tu padeces la enfermedad X”; este enunciado dará lugar a un segundo sujeto, que llamaré sujeto asertivo, quién finalmente afirmará sobre sí mismo: “Yo padezco la enfermedad X”.


El juicio diagnóstico solo puede ser asumido por un único sujeto, mientras que el otro, el médico, queda determinado en el momento del diagnóstico que enuncia “Tú padeces la enfermedad X”. Solo “Yo” (es decir, un “yo” pronominal que representa a un sujeto asertivo) puede asumir, en el discurso, padecer la enfermedad X.


En estos tres tiempos de objetivación de la verdad en medicina, se han generado tres posiciones distintas de sujeto: sujeto impersonal, sujeto recíproco y sujeto pronominal, y la función que ha dado paso a cada una de ellas ha sido por la suspensión del juicio en un momento de duda, acuciados por la prisa en medicina que se genera por la necesidad de llegar a un diagnóstico cierto. La posición final, la de sujeto personal, da lugar a un sujeto alienado en el diagnóstico, puesto que desconoce por completo el proceso del diagnóstico y su significación, aunque lo dote de sentido. Este sujeto es el sujeto del Sinthome, S.


JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 15, 2016, 7:44:30 AM4/15/16
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Construyendo la enfermedad (15)
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Antes de proseguir construyendo el concepto de enfermedad, unas aclaraciones sobre el pensamiento, la razón y la lógica. Quizás esto resulte hasta ahora algo confuso y convenga aclararlo. 

Yo entiendo estas cosas del siguiente modo y, además de irme muy bien, es el esquema mental que sigo. Distingo entre pensamiento, razonamiento y lógica. En primer lugar está el pensamiento. Tomo por pensamiento de un modo muy extenso como lo que podríamos considerar el resultado de la actividad del lóbulo frontal y de las áreas prefrontales, relacionándolo con el fascículo unciforme que pone en conexión el lóbulo temporal con el frontal y es responsable de la capacidad emocional-afectiva, cognitiva y conductual. El pensamiento tiene contenidos como imágenes, emociones, palabras y sentimientos; incluye pensamientos inconscientes y conscientes, sueños y fantasías. Razonar o razonamiento, como sinónimo de pensar, es el trabajo dirigido del pensamiento para formar ideas o juicios, ordenando y relacionando ideas para llegar a una conclusión. La lógica es el análisis del razonamiento para obtener la verdad o la falsedad de las ideas o pensamientos obtenidos mediante la razón.

Así pues, tenemos: la actividad más amplia y, a la vez, inconcreta, que es el pensamiento. Cuando el pensamiento se focaliza en una idea para formar un juicio, a eso se llama razonar. El razonamiento puede dar lugar a dos sistemas diferentes: el argumental o dialéctica y el formal, o lógica. El argumental es la retórica, la dialéctica y la sofística y utiliza los criterios de argumento válido y falacia. Falacia es cuando el argumento y la conclusión se han construido de un modo erróneo, sin solidez y sin rigor; y cuando el razonamiento, como procedimiento para formar juicios, se somete a la criba y cálculo de la verdad, se llama lógica. 

Hecha esta aclaración, se comprobará que no he utilizado las palabras "pensamiento", "razón" o "lógica", como sinónimos o de un modo indiferente.

Nos interesa la lógica, porque es el sistema que poseemos para reconocer la verdad o falsedad de nuestras ideas o razonamientos; pero también nos interesa la retórica, porque la enfermedad, el pensamiento y la razón están construidos mediante el lenguaje. A veces, el estudio de la lógica resulta árido, de ahí que pocos se apliquen en él. 

Recordemos que hay dos grandes sistemas lógicos tradicionales: el aristotélico y el estoica. El primero se ciñe estrictamente a los predicados de verdad y falsedad, mientras que el segundo incluye en la construcción de la verdad lo que los estoicos llamaron los "incorporales", esto es, el vacío, el lugar, el tiempo y lo expresable. El estudio de los incorporales va a tener una importancia capital para comprender lo psicosomático, para comprender las relaciones entre el lenguaje y el cuerpo. A nuestro modo de ver, el cuerpo es un incorporal. Pero sobre esto hay que hablar.

Junto a la lógica tradicional, está la Lógica Canónica Clásica o LCC caracterizada por cumplir una serie de principios fundamentales y a su vez se divide en dos grandes grupos: LCC Intensional,o en la Intensión: Lógica de orden 0 (de enunciados, de proposiciones) y Lógica de orden n (de predicados monádicos [orden 1], diádicos [orden 2], triádicos [orden 3], etc.); LCC Extensional o en la Extensión: Lógica de clases y lógica de relaciones. Es la lógica más común.

Siguen las Lógicas Clásicas no canónicas, que complementan a la LCC modalizándola: Lógica Modal Alética, Lógica Deóntica, Lógica Epistémica, Lógica Temporal y los modos de la verdad que uno pueda considerar.

Están las Lógicas no Clásicas o Divergentes, que se caracterizan porque no cumplen alguno de los principios fundamentales que caracterizan a la LCC: Lógica Multivalente, Lógica Trivalente, Lógica Borrosa, Fuzzy o Difusa.

A continuación, están las Lógicas Inconsistentes o Incompletas no Triviales, como: Lógica no-reflexiva, Lógica Paraconsistente, Lógica Paracompleta o Intuicionista.

Finalmente, está la Metalógica, que es el estudio de un sistema matemático o lógico y de sus reglas.

La LCC, que es, junto a la lógica modal, la de uso más corriente, se caracteriza porque se construye en base a cinco principios: 
Principio de bivalencia: Un enunciado o proposición solo puede ser verdadero o falso (V o F)
Principio de identidad: Una cosa es igual a sí misma y no puede ser diferente de sí misma. A = A
Principio de no contradicción: No pueden ser verdaderos a la vez lo afirmado y lo negado ~ (A Ù ~A) que se lee: no (A y noA)
Principio del tercero excluido: O A o noA, pero no ambos a la vez: sólo pueden haber dos términos de una misma proposición. A Ú ~A
Principio de involución: dos negaciones consecutivas hacen una afirmación: ~~A = A y se lee, nonoA es igual a A.

Y seis leyes, que sólo enumero: Leyes de Morgan, Ley de Contraposición, Ley del Modus Ponens, Ley del Modus Tollens, Ley del Modus Barbara, Leyes distributivas.

Este es el esquema general formal en el que me muevo y que utilizo en lo que escribo aquí desde hace un tiempo. 

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 17, 2016, 7:57:39 AM4/17/16
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Construyendo la enfermedad (16)
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En el mensaje anterior ("mensaje 15"), he "pintado" el mapa por el que va a circular el concepto de verdad que vamos a tener en medicina. Pero este concepto no es cualquiera,

Hay una larga tradición histórica en torno al concepto de verdad. Clásicamente, y hasta Kant, el concepto de verdad era una adaptación medieval del aristotélico: "un enunciado es verdadero cuando lo que significa y dice coincide con la cosa sobre la que enuncia algo" (M. Heidegger. De la esencia de la verdad. Herder Editorial 2007. Edición e-book: 2012) que traduce la expresión escolástica latina: "veritas est adaequatio rei et intellectus" ("la verdad es la adecuación entre la cosa y el intelecto", que sellaba la noción de que, finalmente, la verdad de las cosas estaba en las cosas mismas que el intelecto trataba de descubrir, porque ellas traducían la Creación divina: el intelecto descubría la verdad que se encontraba en las cosas creadas por Dios) No obstante, y por razones religiosas, pasó a la historia esa noción latina sobre el concepto de verdad en Aristóteles, éste fue mucho más preciso en el enunciado que definía la verdad: "Decir de lo que no es que es, o de lo que es que no es, es falso, y decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero." Como se podrá apreciar, la definición de Aristóteles es mucho más precisa y exacta que la que adoptaron los escolásticos. Pero el conocido seminario que impartió Heidegger en Friburgo en el curso 1931-32, cuya recopilación constituye el texto del libro que he citado anteriormente, le dio una considerable vuelta al concepto de verdad, por decirlo así "más allá de Kant" y acabando con ello la filosofía occidental basada en la pregunta sobre el ser. En esencia, la verdad es un proceso de desvelamiento (a-letheia en griego) La verdad está en el intelecto y desvela la cosa, la convierte en ente y en "dasein". No entro en absoluto a comentar el curso de Heidegger, sólo a indicar que si alguien quiere comprender cuál es la esencia de la verdad, debe leer necesariamente este libro.

Pero, antes de seguir, me asalta de nuevo una pregunta de mi "amigo lector invisible": ¿Pero por qué te traes tanto lío con esto de la lógica y de las matemáticas, con todo este rollo de la verdad y tal? ¿No basta con decir que las cosas son así, y ya está? Bueno: decir que las cosas son así, ya es una forma de "desvelar" el objeto y convertirlo en "dasein", en ente. Bromas aparte, es que como cualquiera, y yo soy cualquiera, mi captación del mundo es, en primer lugar, imaginaria, esto es, según me dictan mis fantasmas y fantasías: imagino cosas sobre lo que es el mundo, pero casi siempre, lo que imagino es falso; así que, en la definición de Aristóteles, pienso y digo cosas que no son (decir de lo que no es que es). ¿Cómo saber si cuando pienso algo del mundo, no es otra cosa que mis fantasmas y fantasías lo que estoy percibiendo, y la realidad (sinónimo de verdad) del mundo me está por siempre vetada? Pues sólo puedo garantizarme de mi propio pensamiento y de que cuando pienso según un método lógico y matemático, mis fantasías quedan fuera del método. Esto es Descartes. 

Sin embargo, esta relación con el método lógico matemático que dejó por siempre asentada René Descartes en su "Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias", finalmente no va a dejar plenamente satisfechos a los lógicos, pues el análisis que realizó Alfred Tarski sobre la verdad en lógica en su conocida y capital obra " La concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica" de 1944, el concepto de verdad formal no se pude aplicar según la tradición medieval, sino que es preciso considerarla necesariamente bajo dos aspectos: su adecuación formal y su corrección material.

Vamos a la

Adecuación formal de la verdad

Muy condensadamente y traducido a un lenguaje muy común, pero comprensible: si decimos que algo es verdad, hay que decir en qué condiciones decimos que eso es verdad. El ejemplo al que recurrió Tarski es archiconocido: "la nieve es blanca es verdadero si, y sólo si, la nieve es blanca es verdadero". No entro en absoluto en la discusión y en todo el trabajo que conlleva comprender y llegar a una conclusión semejante. Básicamente, a la estructura de este tipo de oraciones, que adecuan la verdad de un modo formal a la idea que se tiene de verdad, se llama oraciones o estructuras en T (de Tarski) Ahora vamos a complicar un poco las cosas. No es para fastidiar a nadie; es para justificar formalmente el concepto de verdad en medicina.

Desde el planteamiento de la verdad que debe aplicarse a la medicina, esta debe responder a una formulación tipo T (Tarski V,  Introduction to Logic: and to the Methodology of Deductive Sciences. Dover Book on Mathematics. 1995), que se pretende como necesaria y que debe escribirse formalmente como F(a) siendo (a) el sujeto gramatical que hace verdadera la función F. Porque, sin lugar a dudas, la función F, “el diagnóstico”, puede ser verdadero o falso. Afirmamos el diagnóstico mediante la expresión de tipo T: “’el diagnóstico’ es verdadero, si, y solo si, ‘el diagnóstico es verdadero’ esto es, si mediante el uso de un metalenguaje aseveramos que el diagnóstico es verdadero.


Ambos enunciados están separados mediante el bicondicional lógico ("si, y sólo si": <-->) que, brevemente, indica en qué momento se produce la sustracción fundamental en la lógica, que es su condición de verdad, es decir, en el momento en el que sólo se hace prevalecer el enunciado “’el diagnóstico’ es verdadero” omitiendo su condición de verdad, que es ‘si el diagnóstico es verdadero’, punto en el que radica toda la dificultad en medicina, puesto que ¿qué es lo que hace verdadero al diagnóstico?


En consecuencia, el enunciado |”el diagnóstico” es verdadero| debe escribirse formalmente como F(a), siendo (a) = ‘el diagnóstico es verdadero’, predicado que hace verdadero al sujeto convertido aquí en función F “el diagnóstico”, (Ver Frege G. Was ist eine Funktion? Festschrift Ludwing Boltsmann gewidmet zum sechzigsten Geburtstage 20 Februar 104. Leipzig: Barth. Trnaslated as Wath Is a Function? By Geach PT. In Frege 1952) donde la condición de empleo de este predicado de verdad puede escribirse con más precisión así: F(a) <--> D(d); esto es, “el diagnóstico” es verdadero sí, y solo si, ‘el diagnóstico es verdadero’, siendo a el nombre del enunciado D(d) Mediante sustitución, la fórmula completa puede escribirse así: F(D(d)) <--> D(d)


La adecuación formal de la verdad nos parece importante tenerla en cuenta, porque incluye necesariamente el desarrollo de los metalenguajes en medicina, que pasamos a estudiar a continuación.


JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 17, 2016, 4:01:09 PM4/17/16
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Construyendo la enfermedad (17)
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La adecuación formal de la verdad que he señalado en el anterior mensaje quiere decir que el uso del predicado de verdad en lógica debe ajustarse a las condiciones en las que la verdad va a ser verdadera. Para aclarar quizás un poquitín más esto de la adecuación formal, vamos brevemente con el ejemplo de Tarski: "(La nieve es blanca es verdadero" si, y sólo si, "'la nieve es blanca' es verdadero") Lo mismo vale para "la nieve es verde es verdadero, si, y solo si, |la nieve es verde| es verdadero. Pero que la nieve sea blanca, verde o de colores como el arco iris, no hace verdadero el enunciado "la nieve es blanca", si no que precisa decirse en qué condiciones el enunciado es verdadero. No se trata de ir a comprobar si la nieve es blanca o verde (eso sería una comprobación empírica, que está fuera de lugar aquí), sino de decir bajo qué condiciones de enunciación (¡ya me salió la palabreja!) ese enunciado es verdadero. Recordemos que "enunciado" es lo que se dice efectivamente, y "enunciación", el acto en el que se dice ese enunciado, incluyendo las condiciones subjetivas, objetivas e inconscientes. Por ejemplo, no es verdadero si afirmamos que la nieve es verde es verdadero si, y solo si, la nieve es blanca es verdadero. Es una falsedad de dicho, no de hecho. Insisto: estamos en lógica y el hecho no nos importa, sólo el dicho.

El ejemplo de la nieve lo aplicamos al diagnóstico médico: "El diagnóstico médico es verdadero, si, y sólo si 'el diagnóstico médico' es verdadero" Si decimos "El diagnóstico médico es verdadero, si, y sólo sí, 'el diagnóstico médico' es falso", entonces el diagnóstico es falso.

Vale. Pero ¿cuándo es verdadero o falso el diagnóstico médico? Pues con la adecuación formal de la verdad no hacemos más que decir lo que podría llamarse "una obviedad", pero que por el hecho de saltarse esta obviedad, nos olvidamos de las condiciones de subjetividad (enunciación, el decir, lo inconsciente, etc.) bajo las cuales un enunciado es verdadero, porque si, por ejemplo, aplicamos la adecuación formal de la verdad a un diagnóstico en curanderismo, donde la adecuación formal de la verdad, según el criterio médico occidental, el curanderismo es falso si, y sólo si, el curanderismo es falso según el discurso médico (que es el que fija las condiciones de verdad del diagnóstico), pero es verdadero según las condiciones de verdad del curanderismo.

¿Quizás un poco complicado?

Vamos ahora a la 

Corrección material de la verdad

Según Tarski, todavía es preciso someter el criterio de verdad en lógica a una corrección material que, como será fácil intuir, no es más que la necesidad de incluir el metalenguaje en el que los enunciados de cualquier clase son verdaderos. ¿Qué es un metalenguaje? Alfredo Deaño, en su Introducción a la lógica formal (Alianza Editorial. Varias ediciones, de 1974 a 1992 e ignoro si han habido más ediciones del libro) Dice Alfredo Deaño (p. 23):

"'Un famoso poeta es menos inventor que descubridor', dijo Averroes, escribe José Luis Borges"

Dice Hipólito en su obra Refutatio omnium haereseum: "La frase 'el bien y el mal son uno' fue escrita por Heráclito"

Es verdad que Valle-Inclán ha escrito: "A bordo de la Dalila, lo recuerdo con orgullo, asesiné a Roberto Yones".

Sigo en otro mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 17, 2016, 5:14:58 PM4/17/16
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Construyendo la enfermedad (18)
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Continuo con Alfredo Deaño:

"¿Qué tienen en común las tres afirmaciones que acabamos de hacer? Ciertamente, ni el más empedernido defensor de la idea de que todo está relacionado con todo se atrevería a decir que los tres textos hablan del mismo asunto, o que en ellos se menciona a las mismas personas. Y, pese a ello, es innegable que tienen algo en común (además de su artificiosidad). <lo que tienen en común es que en todos ellos se da lo que pudiéramos llamar una "estratificación del lenguaje"; en todos ellos cabe observar la presencia de distintos planos del lenguaje. En efecto. Hay, en primer lugar, en cada uno de ellos, una frase --'Un famoso poeta es menos inventor que descubridor', 'El bien y el mal son uno', 'A bordo de la Dalila, lo recuerdo con orgullo, asesiné a sir Robereto Yones', respectivamente-- que se refiere o pretende referirse, a la realidad extralingüística, al mundo. Encontramos, en segundo término, unas expresiones --'dijo Averroes', 'fue escrita por Heráclito' y 'Valle-Inclán ha escrito'-- que no se refieren a una realidad ajena al lenguaje --el mal,. los poetas, sir Roberto Yones --, sino a las frases antes citadas. Son, pues, expresiones. No hablan del mundo, sino de algo que se ha dicho acerca del mundo. Y están, por último, otras tres oraciones --'escribe Jorge Luis Borges', 'dice Hipólito' y 'es verdad'-- que se refieren, no a los objetos, ni siquiera a las expresiones antes mencionadas, que se refieren a los objetos, sino a las expresiones que se refieren a las expresiones que se refieren a los objetos. Así, en el caso del tercer ejemplo, no decimos que sea verdad que Valle-Inclán asesinó a sir Roberto Yones, sino que es verdad que dice que lo hizo.

En los tres ejemplos propuestos hay, pues, un nivel de lenguaje --al que llamaremos nivel L0 (ele cero)-- en el que estamos refiriéndonos a objetos; a objetos no lingüísticos. Otro nivel, el L1, en el que no se habla de objetos, sino de expresiones del nivel L0. Y un tercer nivel, el L2, en el que hacemos referencia a expresiones del nivel L1. En esquema:


(Perdón por haberlo copiado, pero me resulta más fácil copiarlo que construirlo)

Es fácil ver que la serie de niveles podría prolongarse indefinidamente: nivel L3, nivel L4... Ln. Cabría, en efecto, decir, por ejemplo: "afirma Alfredo Deaño que Jorge Luis Borges escribe que Averroes dijo que un poeta es menos inventor que descubridor. Etc.

En rigor, por respecto a un determinado nivel de lenguaje --el L2, por ejemplo, todos los niveles inferiores --en este caso L0 y L1-- se consideran como un único nivel. [subrayo porque conviene recordar este aspecto al que se refiere Deaño, de que los niveles inferiores a L2, pueden considerarse L0 con respecto a L2; lo mismo que los niveles inferiores a L3 (L2, L1, L0), pueden considerarse L0, etc.]

Pues bien: al lenguaje que empleamos para hablar acerca de otro lenguaje le llamamos "metalenguaje" de este último. Y a este último le llamamos "lenguaje objeto" por respecto al anterior"

Hasta aquí, Alfredo Deaño.

Creo que está perfectamente explicado qué es un metalenguaje: un lenguaje que tiene como objeto explicar, aclarar, al dicho primero, que es el lenguaje objeto o L0. Y que hay tantos niveles de metalenguaje como se quiera, tal como muestra Deaño. 

Entonces, la segunda corrección que debe aplicarse al concepto de verdad es, según Tarski, el dicho, enunciado, oración, etc., en el que se explican las condiciones en las que la verdad es verdadera en un dicho determinado, esto es, el metalenguaje.

Adecuación formal y corrección material son las dos condiciones necesarias en las que la verdad debe circular por el "plano" que describí en el "mensaje 15", en medicina. 

Puesto que en los mensajes anteriores he indicado las condiciones de la adecuación formal de la verdad en medicina sobre el diagnóstico médico, ahora debo explicar la corrección material de esa verdad en los distintos niveles de metalenguaje en medicina, que explico el los siguientes mensajes.

Lo que va a seguir lo desarrollé en diciembre del año 2011 en un hilo que titulé "Ética, bioética y comités de ética asistencial", de modo que será sobre aquél escrito (así que hay que volver a leerlo, si se quiere seguir esto) que iré desarrollando.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 24, 2016, 3:20:21 PM4/24/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (19)
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En el "mensaje (16)" he abordado la cuestión de la verdad en medicina a partir del archiconocido artículo de Alfred Tarski "The semantic conception of truth and the fondations of semantics" (La concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica) publicado originalmente en "Philosophy and Phenomenological Research, 4 (1944) pp. 341-376. Después, reimpreso en diversas publicaciones, traducido a diversos idiomas (en primer lugar al italiano) y discutido en numerosas ocasiones. Tras explicar brevemente el contenido de ese artículo fundamental, tarea a la que me he aplicado desde el mensaje 16, comentaremos el estudio de uno de sus comentaristas, Saul Kripke.

He dudado entre seguir con la corrección material de la verdad en medicina, o dar un pequeño rodeo para citar más ampliamente a Tarski. No sé hasta qué punto estas formalidades le interesan aquí a mucha gente (valga esto último como eufemismo) Pero puesto que creo que no hay ninguna prisa en seguir, sino que, más bien, me someto a una exigencia de fundamentar de un modo lo más riguroso posible, acudiendo siempre que sea posible a la transmisión de los textos que cito, me he decidido a dar ese pequeño rodeo por Tarski, porque es posible que deje las cosas más claras que lo que yo he interpretado de él, favoreciendo así, por otra parte, la interpretación que cada cual pueda hacer del texto. Y que en esto también pretendo ser fiel a mí mismo, siguiendo mi máxima de no conocer a un autor por terceros, sino acudiendo directamente al original. Puesto que esto puede encerrar algunas veces alguna dificultad para obtener algún texto, o que alguna persona no quiera buscar o adquirir las obras citadas, traigo aquí el texto de Tarski en los aspectos en los que me baso para desarrollar aquí la cuestión de la verdad en medicina. 

Tarski, en el artículo al que hago mención y en el parágrafo 3 "El sentido del término 'Verdad'" expone unas cuantas definiciones de verdad, incluyendo la suya, "Una proposición es verdadera si designa un estado de cosas existentes" [como se ve, es una definición ontológica], añade: "Sin embargo, todas estas formulaciones [de la verdad] pueden conducir a diversos malentendidos, pues ninguna es suficientemente precisa y clara, aunque esto es menos aplicable a la fórmula aristotélica [Decir de lo que es que no es o de lo que no es que es, es falso, mientras que decir de lo que es que es y de lo que no es que no es, es verdadero]. En cualquier caso, ninguna puede ser considerada como una definición satisfactoria de la definición de verdad. En consecuencia, nos incumbe buscar una expresión más precisa de nuestras intuiciones.

4. UN CRITERIO DE LA ADECUACIÓN MATERIAL DE LA DEFINICIÓN [DE VERDAD]

Comencemos por un ejemplo concreto. Tomemos la proposición "la nieve es blanca". Nos preguntamos bajo qué condiciones esta proposición es verdadera o falsa [Como se ve, estas cuestiones sólo atañen a quienes son capaces de hacerse preguntas acerca de sus propios prejuicios] Parece clara que si nos basamos en la concepción clásica de la verdad, diremos que la proposición es verdadera si la nieve es blanca, y falsa si la nieve no es blanca. En consecuencia, si nuestra definición  de la verdad debe estar en conformidad con nuestra concepción de esta, esto debe implicar la equivalencia siguiente:

La proposición "la nieve es blanca" es verdadera si y solamente si la nieve es blanca.

JM Gasulla

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Apr 24, 2016, 4:30:33 PM4/24/16
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Construyendo la enfermedad (20)
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Pido disculpas. No era mi intención haber acabado el anterior mensaje donde ha quedado. Se comprobará que tan siquiera está firmado. He tocado una cosa que no debía y, ¡zas! se ha publicado sin tan siquiera haberlo revisado. Sigo con Tarski donde lo he dejado.

La proposición "la nieve es blanca" es verdadera si y solamente si la nieve es blanca.

Permítanme hacer notar que la expresión "la nieve es blanca" está entrecomillada a la izquierda del signo de equivalencia [... si y solamente si...] y a la derecha está sin entrecomillar. A la derecha, pues, tenemos la proposición misma y a la izquierda el nombre de esta proposición. Utilizando la terminología lógica medieval, también podemos decir que la expresión "la nieve es blanca" está tomada como supositio formalis (suposición formal) y a la derecha como supositio materialis (suposición material). Apenas es necesario explicar cuál es la razón por la que tenemos que tener a la izquierda del signo de equivalencia el nombre de la proposición y no la proposición misma. En primer lugar, desde el punto de vista de los gramáticos de nuestra lengua [inglés en el caso], una expresión que tiene la forma de 'X es verdadero' no devendrá una proposición si reemplazamos la 'X' por una proposición o por alguna otra cosa que no sea un nombre, puesto que únicamente un sustantivo o una expresión que reemplace la función de un sustantivo, puede ser el sujeto de una proposición. En segundo lugar, las convenciones más fundamentales que reglan el uso de cualquier lenguaje exigen que en cada expresión que enunciemos acerca de un objeto, sea empleado el nombre de este y no el objeto mismo. En consecuencia, si deseamos decir algo acerca de una proposición, por ejemplo que es verdadera, debemos emplear su nombre y no esta misma.

... Vamos a generalizar la manera de proceder empleada anteriormente. Consideremos cualquier proposición. La reemplazaremos por la letra 'p'. Formamos el nombre de esta proposición y la reemplazamos por una letra, digamos 'X'. Ahora nos preguntamos cuál es la relación lógica entre estas dos proposiciones 'X es verdadero' y 'p'. Es claro que, desde el punto de vista de nuestra concepción de la verdad, ambas son equivalentes. En otros términos, la siguiente equivalencia es válida:

(T) X es verdadero si y solamente si p

Llamaremos "equivalencia de forma (T)" a cada equivalencia de este tipo (con una proposición de nuestra lengua a la que se puede atribuir el calificativo "verdadero" en el lugar de 'p', y el nombre de la proposición indicada en el lugar de 'X')

Ahora podemos plantear de manera precisa las condiciones bajo las cuales consideramos el uso y la definición del término "verdadero" de tal manera que todas las equivalencias de la forma (T) puedan ser afirmadas y llamaremos adecuada a una definición de la verdad tal que todas sus equivalencias provengan de esta [expresiones en forma de T]

Es preciso subrayar que ni la expresión (T) misma (la cual no es una proposición, sino únicamente un esquema de proposición) ni ninguna expresión concreta proveniente de (T) pueden ser consideradas como una definición de la verdad... La definición general debe ser, en cierto sentido, una conjunción lógica de todas estas definiciones parciales.

Esto último requiere algunos comentarios. Un lenguaje puede admitir la construcción de un número infinito de proposiciones. Entonces, el número de definiciones parciales de la verdad sería igualmente infinito. Es por ello que, a fin de dar a nuestra observación un sentido preciso, deberíamos explicar lo que significa la expresión "una conjunción lógica de un número infinito de proposiciones", pero esto nos metería demasiado en los problemas técnicos de la lógica moderna."

Abandono momentáneamente el texto de Tarski y comentamos brevemente.

Mediante expresiones de la forma T (elimino los paréntesis) obtenemos, no una definición de la verdad, sino una condición bajo la cual el término "verdad" o "verdadero" deben ser utilizados para que una proposición cualquiera pueda ser tomada como verdadera. Y esto es así para poder sortear el obstáculo que implica la imposibilidad de tener una definición única de la verdad. Aprovecho aquí para un apunte: es por esta razón que Lacan asevera en diversas ocasiones quela verdad no puede ser dicha más que a medias, esto es, cuando se incluyen las condiciones bajo las cuales una proposición es verdadera.

Todo esto es con respecto a la adecuación material. Continuaré con lo que dice Tarski acerca de la corrección material de la verdad porque estamos interesados en comprender por qué la medicina occidental es verdadera mientra que lo demás es falso e interesados también en formalizar y asentar el conocimiento médico como un conocimiento científico en sí mismo, con una base real.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 25, 2016, 8:23:03 PM4/25/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (21)
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En el mensaje anterior hemos visto lo que dice Tarski acerca de la adecuación formal de la verdad allá donde esta quiera aplicarse. Se trata de que cualquier enunciado que se refiera a la verdad de algo, ha de tener la estructura en T: "X es verdadero si y solamente 'p'". Vamos a reemplazar 'X' por el nombre que nos interesa (Ya se ha justificado que X solo puede ser un nombre, un sustantivo o una oración que haga las veces de un sustantivo) X= "'el diagnóstico médico' y 'p' = el diagnóstico médico es verdadero. Aplicamos el esquema T a esta proposición, y tenemos "La proposición 'El diagnóstico médico es verdadero' es verdadera si y solamente si el diagnóstico médico es verdadero". 

Hecha esta adecuación formal de la verdad, vamos a su "corrección material", tal como habíamos iniciado en el "mensaje (17)". 

Tarski introduce la cuestión del lenguaje y del metalenguaje, a la que me he referido en los mensajes 17 y 18. Y dice:

"9. LENGUAJE OBJETO Y METALENGUAJE.

Puesto que hemos convenido no emplear lenguajes semánticamente cerrados [Por ejemplo en los lenguajes formales, en los que su semántica no depende de la sintaxis, como en los lenguajes naturales, sino que Tarski va a utilizar lenguajes comunes porque es casi imposible distinguir entre lenguajes cerrados y lenguajes naturales en ciencia], no nos queda más que usar dos lenguajes diferentes para discutir la definición de la verdad y, de manera más general, cualquier problema del dominio de la semántica. El primero de esos lenguajes es aquél del que estamos hablando y que es el objeto de toda la discusión. La definición de la verdad que buscamos concierne a las proposiciones de ese lenguaje. El segundo [lenguaje] es el lenguaje en el que hablamos del primer lenguaje y con cuyos términos queremos construir la definición de la verdad para el primer lenguaje. Llamamos al primer lenguaje "lenguaje-objeto" y al segundo "metalenguaje".

Es preciso destacar que los términos "lenguaje-objeto" [suprimo la cursiva y en adelante el guión para facilitar el tecleado] y "metalenguaje" no tienen más que un sentido relativo [En esta exposición que sigue Lacan concentra su "no hay metalenguaje"]. Si por ejemplo nos interesamos en la noción de verdad que se aplica a las proposiciones, no de nuestro original lenguaje objeto, sino de su metalenguaje, este deviene automáticamente el lenguaje objeto de nuestra discusión. Y con el fin de definir la verdad para ese lenguaje, debemos construir un nuevo metalenguaje, un metalenguaje de grado superior, por así decir. De este modo, llegamos a una jerarquía de lenguajes.

[Nótese que es una jerarquía "artificial", puesto que nada está jerarquizado en ningún sitio, salvo cuando se trata de explicitar el concepto de verdad en una proposición dada. Todo, absolutamente todo, es lenguaje "común", regido por las mismas leyes semánticas y de sintácticas. Por una pura conveniencia, decimos que el metalenguaje es de un grado "superior" al del lenguaje objeto, pero en realidad en nada se distinguen ni en su semántica ni en su sintaxis. En este punto también insiste Vappereau y yo tras Lacan y Vappereau]

Sigue Tarski: "El vocabulario del metalenguaje está determinado, de un modo muy extenso, por las condiciones previamente establecidas en las que puede ser considerada una definición de la verdad como materialmente adecuada. Esta definición, como podemos recordar, debe implicar a cualquiera de las equivalencias de la forma T:

(T)           X es verdadero si y solamente si p

La definición y todas las equivalencias implicadas deben estar formuladas en el metalenguaje. Por otra parte, el símbolo 'p'  en T, reemplaza a cualquier proposición de nuestro lenguaje objeto. De lo que se sigue que cualquier proposición del lenguaje objeto debe pertenecer también al metalenguaje. Dicho de otra manera: el metalenguaje debe contener al lenguaje objeto como una de sus partes [El destacado es mío].  Esto es, en todo caso, necesario para la prueba de la adecuación de la definición, incluso si la definición puede ser ocasionalmente formulada en un metalenguaje menos comprensible que no satisface a esta exigencia.

La exigencia en cuestión puede ser ocasionalmente modificada, pues es suficiente con suponer que el lenguaje objeto puede ser traducido al metalenguaje...

... Por otra parte, el símbolo 'X' en (T) representa el nombre de la proposición sustituida mediante 'p', Así, vemos que el metalenguaje debe ser lo suficientemente rico como para permitir la construcción de un nombre para cada proposición del lenguaje objeto

[El fuerte destacado del párrafo precedente es mío. Y lo destaco fuertemente porque este es el argumento que me ha permitido sostener, desde hace unos cuantos años, que el signo clínico es el metalenguaje del síntoma, traduciendo también, de esta manera, el concepto de Foucault sobre el síntoma en su obra "El nacimiento de la clínica", cuando dice que es la sagacidad del médico lo que transforma el síntoma en signo. Con Tarski damos un paso que sobrepasa a Foucault y decimos que, más que la sagacidad del médico, se trata de una cuestión que está en la estructura del lenguaje y, en consecuencia, en la mente del médico, por ser un ser hablante, más que en su sagacidad: la transformación del síntoma en signo es una cuestión de la estructura del lenguaje, y no de la sagacidad de ningún médico. Acaso, la sagacidad del médico (Hipócrates en este caso) no es otra que la de saber leer el síntoma mediante un metalenguaje adecuado.]

Sigue Tarski: "es deseable que el metalenguaje no contenga ningún  término indefinido, con excepción de aquellos que indican las observaciones precedentes, es decir, con excepción de los términos del lenguaje objeto, términos que tienen que ver con la forma de las expresiones del lenguaje objeto que son empleados para la construcción de los nombres de las expresiones, así como los términos lógicos. En particular, queremos que los términos semánticos (relativos al lenguaje objeto) no sean introducidos en el metalenguaje más que como medio de definiciones. [el subrayado es de Tarski] Pues bien. Si este postulado es satisfecho, la definición de la verdad o de cualquier otro concepto semántico "completará" [en entrecomillado es mío] lo que nosotros esperamos intuitivamente de cualquier definición. Esto quiere decir que explicará el sentido del término definido mediante otros términos cuyos sentido es claro y unívoco..."

Todo lo vertido por Tarski en este párrafo me dio pie, en su momento hace ya más de quice o veinte años, a dar el paso de tomar el lenguaje de los síntomas como el lenguaje objeto del que los signos clínicos son su metalenguaje. No se trata entonces, de la sinonimia entre síntoma y signo, puesto que al final, según Laín Entralgo, los síntomas devendrán objetivos para el médico convirtiéndolos en signos clínicos. Se trata de que el médico construye un metalenguaje sobre los síntomas, como el primer paso para su comprensión. 

Todo esto lo he explicado ya en numerosas ocasiones. Sin embargo, nunca hasta ahora había dado cuenta de dónde provenía la justificación de lo que decía; o sea, qué demonios había leído yo para poder pensar y decir lo que decía. No lo hacía porque me parecía excesivo dar el rodeo por Tarski que estamos dando ahora. Antes bien, me limitaba a dar mis referencias bibliográficas pensando (¡Mira tú qué estupidez más loca!) que quien estuviera interesado de verdad en comprender algo de todo esto, iría a las fuentes que citaba. Pues bien: ahora reproduzco las fuentes en las que he "mamado". Dicho lo cual, me detengo aquí para dar paso a un nuevo mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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May 17, 2016, 3:49:41 PM5/17/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (22)
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Reanudo esta exposición-discusión tras una pausa.

Estamos analizando la cuestión de la verdad en medicina. Hasta ahora, no hemos discutido más que un aspecto muy parcial de la cuestión, precisamente aquella que hace referencia a los aspectos formales (lógicos) señalados por Tarski, autor al que le hemos dado cierta relevancia exponiendo la adecuación formal de la verdad y su corrección material. Con respecto a esta última, nos habíamos adentrado en los metalenguajes y las teorías que se construyen con dichos metalenguajes en cada nivel y que jerarquizan el conocimiento médico. Esta cuestión ya la habíamos tratado en el año 2011, en el hilo que titulé "Ética, bioética y comités de ética asistencial" al que también me referí en el mensaje (18). Con todo ello no pretendemos otra cosa que la de ser rigurosos en nuestro pensamiento, y no permitirnos las explicaciones fantaseadas a las que estamos tan acostumbrados, tanto entre los propios médicos, como, lo más habitual, entre las medicinas imaginarias y demás.

Como comentario al margen, decir que lo más frecuente, cuando un enfermo se queja, es darle una explicación. Esta explicación habitualmente es una fantasía, una invención sin más fundamento que el ideario fantasmático de quien la da. Si, por ejemplo, te acaban de operar de algo y te quejas de un dolor o una molestia relacionada con la intervención, es muy probable te den una explicación absolutamente peregrina y, sobre todo, falsa. Tu te quedas contento, porque te han dado una explicación que, sin más rodeos, trata de calmarte (efecto este, encuadrado en el concepto de "transferencia" al que algún día le tendremos que dedicar un espacio de desarrollo y discusión suficiente) Sin embargo, la actitud médica más honesta es confesar que uno no sabe, o permanecer en silencio mientras el paciente da más explicaciones sobre si mismo, es decir, se le permite desplegar las teorías T0 construidas con su lenguaje objeto L0, de sus síntomas. Cuando el médico fija al paciente en una transferencia de saber, las cosas suelen estar bajo el influjo de un aprieto. Es mucho mejor el médico, o el sanitario, mantenga la transferencia en su lugar adecuado. Cierro comentario al margen.

Recordemos que esta jerarquía de sistemas de lenguajes formales, o metalenguajes en medicina, construidos a partir del lenguaje objeto L0T0, que son los síntomas y las teorías que se construyen con ese lenguaje (la subjetividad del enfermo), yo la establecía del siguiente modo:


L3T3: Teorías y modelos explicativos lógico-matemáticos, biopsicosociales, etc. de la enfermedad
L2T2: Diversos modelos explicativos de enfermedades, por órganos, por agentes, etc.
L1T1: agrupación de signos que definen enfermedades y conjuntos sindrómicos
L0T0: Los síntomas y las teorías del paciente sobre esos síntomas

Todo ello da cuenta de que el proceso médico es un proceso semántico, en el que se trata de significar ciertos elementos significantes llamados síntomas. Los síntomas no pueden ni deben confundirse con los signos. Los signos son ya un proceso elaborado de significación; pero lo esencial, el punto de partida de la medicina, son esos elementos significantes que son los síntomas, que carecen de significado y que se significan siguiendo un método determinado, que es el método clínico-médico, apenas modificado desde Hipócrates (Ver Pedro Laín Entralgo, La medicina hipocrática)

Con el desarrollo de los metalenguajes en medicina, creo haber dado cumplida cuenta de la corrección formal y la adecuación material de la verdad, y ahora, acaso, convendría analizar la crítica que hizo Saul Kripke a Alfred Tarski en una conferencia que se encuentra publicada en los Cuadernos de Crítica por el Instituto de Investigaciones Filosóficas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1984. Kripke demuestra que la verdad afirmada en un nivel de metalenguaje se mantiene en cualquier nivel de metalenguaje, de modo que, dicho de modo vulgar, basta afirmar una verdad en un cierto nivel de lenguaje para que esa verdad lo sea en cualquiera de los otros niveles, lo que haría que los metalenguajes no sean necesarios para garantizar la verdad del lenguaje objeto. Y esto es notablemente importante, puesto que no es necesario afirmar en cada ocasión que aquello que se dice sobre la enfermedad en cualquiera de los niveles de metalenguaje, es verdadero en cualquiera de los otros niveles, inferior o superior, siempre que el enunciado de esa verdad no se modifique, tal como habíamos visto en el dicho de Tarski, destacado por él en el mensaje anterior "el metalenguaje debe contener al lenguaje objeto como una de sus partes". De lo cual se deduce que si la verdad es un enunciado dicho en un cierto nivel, ese enunciado de verdad es verdadero en todos los demás. 

Si uno es lo suficientemente quisquilloso, cae en la cuenta de que ese criterio de verdad no se cumple en cada ocasión con respecto a la relación entre L0T0 y L1T1. La verdad supuesta que el paciente enuncia sobre sí mismo, esto es, las teorías T0 que desarrollan a partir de L0, son desmentidas habitualmente por el médico en los niveles superiores de metalenguaje. No obstante que el desarrollo de Tarski y la valiosísima crítica de Kripke son ciertas, ¿qué es lo que falla en relación a la verdad en medicina, tal como lo he expuesto aquí, y que, sin embargo, no falla con el desarrollo lógico de la ciencia? Es necesario analizar detenidamente este punto.

Pero lo que hemos visto hasta ahora, desde el punto de vista de la construcción semántica del proceso clínico en torno al criterio de verdad en medicina es, condensándolo mucho, una concepción ontológica de la verdad. Pero hay otra concepción de la verdad que no es ontológica y que llamaríamos, siguiendo a Barbara Cassim en El efecto sofístico Fondo de Cultura Económica 2008, logológica. Es por esa vía logológica por donde va a discurrir nuestro análisis, aunque no todo se completará así.

He de confesar en este punto, que si me he demorado tanto en reanudar esta exposición-discusión, ha sido, en primer lugar, porque he estado viajando (viajo mucho) pero, sobre todo, porque he aprovechado para leer más detenidamente una serie de libros sobre el tema, incluyendo a este libro que acabo de citar de Barbara Cassim sobre la sofística. Así que ahora refiero la bibliografía que he consultado o leído más detenidamente: 1: Parménides, de Heidegger. Con respecto a Parménides, hay diversas traducciones, además de la edición comentada de Heidegger que he citado: El tomo 1 de la colección de Gredos Filósofos Presocráticos 1, donde se encuentra Parménides de Elea, y la inestimable traducción de Parménides de Elea de Agustín García Calvo, editorial Lucina Lecturas presocráticas 1; De la esencia de la verdad de Martin Heidegger, editorial Herder 2012 (libro electrónico); LÓGICA: la pregunta por la verdad, de Martin Heidegger, Alianza Ensayo. Segunda reimpresión, 2015; Principios metafísicos de la lógica, de Martin Heidegger. Editorial Sintesis. Tercera edición, 2007.

Cualquiera de estos libros es cautivador. Fundamentalmente Heidegger, autor al que se le atribuye el fin de la filosofía consistente en la pregunta por el Ser, cuyo desarrollo ha durado algo más de 25 siglos de pensamiento occidental. Pero si alguno de ellos me ha causado un profundo impacto ha sido, sin la menor duda, el libro de Barbara Cassim, "El efecto sofístico" y el esmerado, profundo y a la vez delicado estudio que hace sobre la "logología" por oposición a la "ontología". Me ha permitido pensar la sofística sin los prejuicios occidentales que provienen de Aristóteles. En el próximo mensaje desarrollaré condensadamente las consecuencias que la logología tiene para la medicina. Si hubiera de definir el efecto de ese desarrollo, sólo se me ocurriría decir ¡Fantástico!

Lo vemos a continuación.

JM Gasulla

JM Gasulla

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May 18, 2016, 7:19:27 AM5/18/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (23)
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Decía en el mensaje anterior, que la cuestión de la verdad en medicina se presenta bajo dos aspectos muy diferentes: un aspecto "ontológico" (onto: perteneciente al ser, al ente; lógico-a: admite dos definiciones:  1 Parte de la filosofía que estudia las formas y principios generales que rigen el conocimiento y el pensamiento humano, considerado puramente en sí mismo, sin referencia a los objetos; 2 Método o razonamiento en el que las ideas o la sucesión de los hechos se manifiestan o se desarrollan de forma coherente y sin que haya contradicciones entre ellas. Ontológico: lógica que trata del ser) y un aspecto apenas conocido, porque proviene de la sofística, que llamamos "logológico" con Barbara Cassin, esto es, una lógica del logos, del habla en cuanto meditada y razonada (retórica, poética, psicoanálisis), o del pensamiento.

Decía que el conocimiento de la verdad en cuanto logología proviene de los sofistas y este aspecto ha sido rescatado por diversos autores, en especial Heidegger, pero fundamentalmente por Barbara Cassin en El efecto sofístico Fondo de Cultura Económica 2008.

Dice la autora: "Del conjunto de los diálogos de Platón se desprende la figura ahora tradicional de la sofística, desacreditada en todos los planos. En el plano ontológico: el sofista no se ocupa del ser y, en cambio, se refugia en el no-ser y el accidente. En el plano lógico: no busca la verdad ni el rigor dialéctico, sino únicamente la opinión, la coherencia aparente, la persuasión y la victoria en la justa oratoria [se trata, en suma, de la retórica, reactivada por Charles Perelman y el grupo belga Mu y de lo que Schopenhauer llamará la "dialéctica erística, o el arte de tener razón"] En el plano ético, pedagógico y político: no tiene en vista la sabiduría  y la virtud, ni para el individuo ni para la ciudad, sino el poder personal y el dinero. E incluso en el plano literario, porque las figuras de su estilo no son otra cosa que las ampulosidades de un vacío enciclopédico. Si la sofística se mide con la vara del ser y la verdad, es preciso condenarla como seudofilosofía: filosofía de las apariencias, apariencia de filosofía."

Con estos antecedentes, puros prejuicios platónicos y posteriormente aristotélicos que perviven intactos durante siglos (tendríamos que examinar el porqué eso ocurrió de tal modo, y tenemos algunas respuestas) ¿quién, en su sano juicio, emprende el estudio de la sofística y la pondera? Antes bien, si las voces más autorizadas desde la antigüedad, como Platón y Aristóteles, están tan en contra de la sofística, esta se desprecia y se manda al sótano del conocimiento humano como un error. Sin embargo, Heidegger, en su "Parménides", describe una copertenencia entre el ser, el decir y el pensar que constituye el espacio de lo que por los siglos de los siglos se llamará "ontología". A esto dice Cassin: "Ahora bien, textos [sofísticos] en mano, mi primera conmoción filosófica sería el hecho de que la sofística fue, en todos los sentidos, refractaria a esa percepción realmente grandiosa. En el Tratado del no ser, Gorgias, algunas décadas después del Poema [Este texto bajo la forma literaria de poema, se opone a la grandilocuencia y dogmatismo del "texto dogmático" o "tratado" que él mismo escribió y que supone "decir" y "generar" mediante el discurso, aquello que no era ni estaba], la cuestión es una relación muy distinta entre el ser y el decir. Gorgias pone de manifiesto que el poema también es, ante todo, sépalo o no, quiéralo o no, una performance discursiva: lejos de estar encargado de decir una donación originaria, algún "es" o "hay" [El Tratado "ontológico" dice lo que es y lo que hay], produce realmente su objeto, aun en la sintaxis de sus frases y por ella. De manera radicalmente crítica con respecto a la ontología, el ser no es lo desvelado por la palabra [aletheia] sino lo creado por el discurso, "efecto" del poema, así como el héroe "Ulises" es un efecto de la Odisea. Si la filosofía quiere reducir la sofística al silencio, es sin duda porque, a la inversa, la sofística produce la filosofía como un hecho de lenguaje. Propongo denominar logología, con un término tomado de Novalis, esta percepción de la ontología del discurso, esa insistencia en la autonomía performativa del lenguaje y en el efecto producido por él. "

Resumidamente, la autora da cuenta de lo que los pragmáticos y estructuralistas, con Austin, Searle, Barthes, Lacan, sostienen sobre la performatividad del discurso, esto es, que es el habla, los llamados actos de lenguaje, que son por ello hechos de lenguaje [aquí introduciríamos a Wittgenstein], son los que crean la realidad, y no que la realidad esté ahí lista para ser "desvelada" o "descubierta" mediante el lenguaje. 

¿Qué importancia tiene esto sobre lo que venimos discurriendo de la verdad en medicina, si hasta ahora hemos tomado la verdad como "estando ahí" debiendo ser desvelada al aplicar una correspondencia entre los síntomas que relata el paciente y los signos que traducen al lenguaje médico el hipotético farfulleo sin sentido de los síntomas como L0T0, si ahora sostenemos que la verdad, lejos de ser algo dado que deba "descubrirse", es algo que se construye? Pues ya había señalado en el mensaje anterior, que había un "hiato" entre la verdad enunciada en el lenguaje L0 y sus correspondientes teorías T0, y el desmentido que en numerosas ocasiones realiza el médico sobre esa verdad con su "logología" tomada como falsa con respecto a la verdad ontológica que sostiene el médico sobre el L0T0 en los L1T1 y sucesivos metalenguajes. Pero entonces ¿es que los enfermos están locos y no saben lo que dicen? ¿Qué clase de verdad es la que enuncia el paciente, acaso sin saberlo, en su L0T0? La verdad que subyace no es la ontológica, no es "desvelada", sino construida en el propio decir del paciente. Esa es la verdad en medicina y a la que vamos a tener que dedicarle algún espacio para esclarecerlo.

Si la verdad en medicina se encuentra en L0T0 tanto como en L1T1,... LnTn, siguiendo a Kripke debe hacerse la hipótesis de que se encuentra  intacta e idéntica a sí misma en cada uno de los metalenguajes posibles, pero producida como un dicho, no desvelada como estando ahí; es decir, tanto en el dicho como en el decir del paciente. El estar ahí de la verdad médica, que se hace radicar en el signo clínico y en el constructo de la enfermedad, no radica en un saber de antemano (el signo clínico, que es un saber médico), sino que la verdad se construye por medio de la performatividad del lenguaje. Y es en este punto en el que debemos detenernos para examinarlo un poco más atentamente.

Continúo en otro mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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May 19, 2016, 3:08:23 PM5/19/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (24)
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Quizás se haya percibido la conmoción que me produjo el "¡Eureka!" que me recorrió todo el cuerpo por dentro cuando leí esos párrafos de Bárbara Cassin que he citado en el mensaje anterior. Había, en el complejo desarrollo teórico en el que me he enfrascado desde hace unos cuantos años, un "salto" no explicado de un modo suficiente. Se trata del sujeto y de su "elisión" o supresión por la medicina. Desde que abrí este espacio, pronto, dentro de unos días, hará 11 años, el día 27 de mayo de 2005, y que desde von Weizsäcker (Patosofía. Editorial Zorzal. 2005), pasando por Pedro Laín Entralgo, había un movimiento para restituirlo en el discurso médico pero que, según Jean Clavreul, a la par que Jacques Lacan, sostenían que eso era imposible. ¿Por qué es imposible restituir al sujeto en medicina aunque, sin embargo, es necesario contar con él? No había un hilo de razón en el procedimiento deductivo que llevara por el camino del acierto. El proceso de razonamiento se interrumpía en un punto dado, sin posibilidad de retorno y sin posibilidad de proseguir: un impasse. Hasta el momento presente, no había una razón suficiente que explique el porqué de esa elisión ni el modo de restituirlo en el lugar del que fue expulsado. Todo suena a metáfora, a poética, pero no a razonamiento.

Hemos visto que el proceso médico sigue un método lógico en el que, decimos, se excluye al sujeto. Se excluye en el momento en el que los síntomas, que son puros significantes, se significan por el médico (recordemos el dispositivo de "La puerta del consultorio médico"); desde ese momento, no hay un sujeto que pueda personarse en los signos puesto que, para poder ubicar al sujeto en el discurso, son precisos dos significantes ("Un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante y, a su vez, un sujeto es lo representado entre dos significantes", dice Lacan) y en este caso, el de la medicina, no se trata de significantes, sino de signos. Los signos no pertenecen a nadie y cualquiera los puede utilizar sin que, por ello, se signifique en ellos ("Un signo es lo que representa algo para alguien que sabe leerlo" mientras que "un significante es lo que representa algo para alguien", dice Lacan). A partir de esta exclusión lógica del sujeto mediante la transformación de los síntomas en signos, se trata de la lógica como cálculo y como procedimiento regido por el predicado de verdad. Además, el procedimiento médico consiste en la transformación semántica de los síntomas en signos según un método histórico. Este método requiere de la jerarquización de los distintos metalenguajes que justifican y explican el reconocimiento de la verdad en medicina en los metalenguajes inferiores, al modo que Tarski. Y el autor lo explicita claramente (página 280 op. cit.): "Es deseable que el metalenguaje no contenga ningún término indefinido exceptuando aquellos que indican las citas precedentes, esto es, con excepción de los términos del lenguaje objeto." Esta cita justifica la relación entre síntoma, como L0, y signo, como L1, pues mediante la transformación de los síntomas (L0) en signos (L1), se pretende eliminar la ambigüedad que aquellos representan y, con ello, al sujeto como veremos seguidamente. 

Todo iría sobre ruedas, es decir, el método clínico-semántico funciona de maravilla, hasta que aparece un grave escollo en el proceso. Este escollo preside esta página como mensaje de bienvenida: "¿Cómo puede estar médicamente sano alguien que se siente profundamente enfermo e incluso al borde mismo de la muerte? La enfermedad humana es sorprendente y no puede limitarse únicamente a las funciones biológicas que la determinan, porque la biología es tan determinante como la función de la lengua que lo habita y lo conforma. En esta página tratamos sobre estas y otras cuestiones relacionadas en torno a la enfermedad humana." Por citarlo ya, el escollo aparece cuando el método semántico de significación de los síntomas no permite identificar su referente. Esto son los que he llamado SIM (Síntomas Insignificables Médicamente. A este asunto creo haberle dedicado la atención necesaria --> "Una aproximación conceptual a los síntomas inexplicables médicamente (SIM)") Los SIM persisten como elementos médicamente insignificables y, en tanto su imposibilidad de ser transformados en signos, el método médico, que es un método ontológico, lógico deductivo, carece de efecto. Decir que los SIM son algo psicológico, o que se resuelven mediante un método psicológico cognitivo-conductual o de la clase que sea, es no haber comprendido una palabra de su naturaleza y, en consecuencia, errar En consecuencia, es preciso cambiar de concepción y adoptar un punto de vista logológico, esto es, que analice el habla del paciente en tanto acontecimiento meditado y razonado, esto es, el análisis del pensamiento mediante la retórica y el psicoanálisis y olvidarse de la psicología en este aspecto: no es un problema de psicología, sino de significación: un problema semántico. Ello nos obliga a reconsiderar la episteme ontológica (teoría del saber sobre el ser de las cosas) y quedar abiertos a lo que mi amigo Carlos Bermejo llama "deciteme" (teoría del decir), esto es, una teoría del decir (deciteme) junto a una teoría del saber (episteme)

Pero caeríamos pronto en la tentación de ceñir el método logológico a los SIM y, con ello, pasárselo a un supuesto especialista, como hacemos con cualquier problema médico que exceda nuestro saber especializado. Desde luego, los SIM sólo pueden resolverse mediante la logología. Pero es que, además de que los síntomas sólo tienen una parte médicamente significable, al ser lenguaje humano pertenecen por entero a la logología y a la "decitemología": son elementos significantes. Es por ahí por donde el sujeto entra en medicina: por la logologia (retórica, poética, psicoanálisis) y la deciteme (teoría del decir), ya que eso es imposible mediante la lógica común y la episteme (teoría del saber).

Estamos ante un acontecimiento histórico, si se quiere. Se trata de tener en cuenta, junto a la epistemología y la lógica ontológica clásicas del conocimiento platónico-aristotélico occidental, la logología y la decitemología, más propia de los sofistas y de los estoicos. Los médicos, si queremos ser éticamente consecuentes con aquello que implica nuestra ciencia y nuestra práctica, no podemos prescindir de aquello que ahora sabemos que construye el concepto de enfermedad que sustentamos. Esto es necesario que se enseñe en las facultades de medicina, que se les enseñe a los médicos: su trabajo está incompleto si no saben una palabra de todo esto. En ese caso, los médicos se comportan como brutos, como analfabetos e ignorantes, y maltratan a sus pacientes porque, aunque se quieran muy "humanos" y/o muy "simpáticos", no saben ni una palabra de lo que en verdad hacen.

En el próximo mensaje acabaré este hilo para abrir uno nuevo con la puesta en lenguaje matemático, topológico, todas estas cuestiones.

JM Gasulla

P.D.: ¿Os resulta todo esto denso y oscuro? ¿Puede seguirse o, por el contrario, ya hace rato que te perdiste y acaso lees por "militancia"? ¿No te gustaría poder aclarar todo esto y ponerlo en un lenguaje más común?

julian cuarenta y siete

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May 19, 2016, 11:29:21 PM5/19/16
to la-enf...@googlegroups.com

"Un capricho para complementar"

JM Gasulla

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May 25, 2016, 7:49:46 AM5/25/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (25)
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Apreciado Julián, creo que a veces mis arrebatos de entusiasmo me llevan más lejos de lo que después yo aceptaría en mi. Hay cientos de miles de médicos en el mundo que no saben ni una palabra de todo esto, y tampoco pasa demasiada cosa. ¿O no?

José Antonio Palos, te agradezco micho la información que aportas. Pero así como hay telepredicadores de una religión o una creencia cualquiera, o telepredicadores de una teoría pseudocientífica ad hoc, también hay telepredicadores científicos, todos ellos debidamente patrocinados y promocionados por alguna firma comercial. Por mas´que digan alguna verdad, no es ese el camino que yo sigo, en absoluto. La teleprédica está muy bien como medio de divulgación, pero no es más que eso: divulgación. Para mí, y para este espacio conmigo, me muestro muchísimo más exigente. Un abrazo.

Sigo, porque algunas personas me han pedido que, efectivamente, haga un resumen de lo publicado. 

El título de este hilo de discusión es "Construyendo la enfermedad". En el año 1983 leí un libro que me causó cierta impresión, porque, por primera vez, alguien abordaba la enfermedad como un constructo: Grmeck, M.D.: Les maladies a l’aube de la civilitation occidental. [Las enfermedades al alba de la civilización occidentalParis.  Payot. 1983. En este libro, el autor dice: La enfermedad en general, e incluso todas las enfermedades en particular, son conceptos que no se desprenden inmediatamente como tales de nuestra experiencia. Son modelos explicativos de la realidad, y no elementos constitutivos de esta. [...] Brevemente, las enfermedades no existen verdaderamente mas que en el mundo de las ideas. Interpretan una realidad empírica compleja y supone, pues, cierta filosofía médica, un sistema de referencias patológicas. Así, por ejemplo, si el hombre que sufre, tose, escupe sangre y adelgaza, si el bacilo que se instala en su organismo, y si las lesiones características de los pulmones existen en el sentido fuerte del término, no ocurre lo mismo para la tuberculosis, cuya existencia está ligada a una estructura conceptual bien articulada, a una ideología particular 

Este comentario acaso incita, a las mentes inquietas, una serie de preguntas o cuestiones a indagar: Si la enfermedad no es algo en sí mismo, sino el efecto de un discurso, lo cual, entre otras cosas, explica el porqué de tantas "medicinas", sino que se construye a partir de los lineamientos concretos de cualquier discurso sobre ella, ¿bajo qué, vamos a llamarlo así, "axiomas" se construye la concreta teoría sobre la enfermedad que practicamos? Es decir ¿sobre qué principios se sostiene el edificio teórico, y por supuesto práctico, ético y moral, de la medicina occidental hipocrática? ¿Y las "otras medicinas", las que yo llamo "medicinas imaginarias"? ¿Bajo qué principios o, por decirlo también así, axiomas o presupuestos básicos, se construye el concepto de enfermedad que justifica su práctica?

Así que la primera cuestión que se plantea cuando uno se pregunta sobre cómo está construido aquello que practica, es la de los principios. ¿Qué son los principios? Podemos decir que "los principios" suelen tener una connotación ética: se dice un hombre o una mujer de principios. Pero también, sin menoscabo, una connotación sobre los fundamentos y otra sobre los orígenes. Nos interesan las tres. Pero me pareció más propedéutico referirme a las ideas, a la ideología, que está en el fundamento de la medicina. De ahí que retomé, en primer lugar, la cuestión de los principios y una discusión entre monistas y dualistas, esto es, entre quienes defienden la necesidad de un solo principio (los monistas) y los que defienden la necesidad de dos principios (los dualistas) Mentes formidables han discutido sobre este asunto en uno y otro bando. Ser monista implica aceptar como único principio el material, mientras que ser dualista implica la necesidad de incluir dos principios, uno material y otro que necesariamente no es espiritual o inmaterial como el alma. Por mi parte, defiendo la existencia de dos principios, pero en vez de referirme a su causa material, me refiero a su causa formal: aquello que se puede escribir en el lenguaje de las matemáticas o de la física-química matemática (res extensa), como distinto a aquello que solo se puede escribir en el lenguaje de la lógica (res cogitans). La cuestión quedó zanjada, pues, como una cuestión entre leyes y estructura.

Sigo en sucesivos mensajes, pero que son este mismo, solo que lo fracciono para facilitar la lectura, o eso me creo yo.

JM Gasulla

JM Gasulla

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May 25, 2016, 9:10:35 AM5/25/16
to La enfermedad
Construyendo la enfermedad (25 b)
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El siguiente paso que di, en esa construcción del concepto de enfermedad que voy haciendo, fue introducir qué elementos de razón, esto es, bajo qué condiciones lógicas, los enunciados médicos que son los diagnósticos, son verdaderos. Aquí ha sido preciso examinar una teoría de la verdad "actualizada", y para ello nos hemos introducido en las condiciones que los lógicos consideran imprescindibles para asegurarse la verdad de los enunciados. Aquí el guía fue Tarski y su teoría semántica de la verdad. Vimos que era necesario considerar dos condicionantes para la verdad en medicina: su adecuación formal y su corrección material. En el segundo caso, tuvimos que construir un sistema jerárquico en sucesivos metalenguajes para garantizar la verdad en medicina, pero encontramos un obstáculo serio: la verdad en el lenguaje objeto médico (los síntomas), no se corresponde idéntica a sí misma en los diversos metalenguajes. Esto ocurre porque la medicina precisa hacer una traducción (se trata de una semántica) de los síntomas en signos. 

La traducción de los síntomas del lenguaje objeto de la medicina en signos clínicos, nos introduce de inmediato en una cuestión, no ya semántica, sino ontológica. Se trata, pues, de las condiciones en las que la verdad "existe" en medicina, y esta es una cuestión crucial. Hasta el momento presente, no solo he defendido la existencia de dos principios, sino que he descrito que el principio inmaterial es el habla, el pensamiento, las leyes que lo rigen y, de últimas, el habla en acto en el seno de una sociedad determinada. Sin menoscabo de que el acto social de hablar nos introduzca en una pragmática de la lengua, con Austin y Searle en cabeza, me vi llevado a examinar muy en profundidad esta cuestión. Y examiné ciertos textos de Heidegger sobre la metafísica de la verdad y de la lógica, de los presocráticos y sofistas como Parménides, Gorgias y otros. Este estudio me guió hasta un texto de Barbara Cassin en el que se demuestra que, más allá de los prejuicios fálicos, patriarcales y, por ende, jerárquicos, que yo puedo atribuir a los clásicos Sócrates, Platón y Aristóteles y tras ellos a toda la tradición cultural y científica en occidente, los sofistas introdujeron una alternativa al pensamiento sobre el ser que fue reprimida mediante la descalificación ad hominem: mientras que los filósofos ontológicos (los clásicos) consideran que la verdad está ahí y el lenguaje "descubre" esa verdad ontológica que siempre ha estado y está ahí, para los sofistas la verdad es una construcción del lenguaje que se va generando a medida que se habla (los sofistas eran oradores y maestros del habla, del logos).

En Cassin se encuentra el argumento de fundamento para sostener los dos principios que inauguran el examen de la construcción del concepto de enfermedad en occidente. Pero estos dos conceptos, el ontológico y el logológico, son inmiscibles y, sin embargo, no puede ser el uno sin el otro. La concepción ontológica presupone el saber como garantía de verdad. En este sistema, lo más importante es el saber, puesto que el saber da cuenta del ser de las cosas. Es por eso que la medicina es un saber acumulativo: un saber sobre el signo. Sin embargo, nada enturbiaría este panorama de no ser porque, en medicina, aparecen las paradojas, los sin sentidos, esto es, los SIM (síntomas insignificables médicamente, según mi versión) Pero no solo los SIM, sino, en general, las llamadas patologías psiquiátricas. Son trastornos donde lo fundamental son las perturbaciones del pensamiento, esto es, en el lenguaje como formador de la realidad humana. Los animales no padecen esta clase de patologías, porque carecen de un lenguaje simbólico o, al menos, eso pienso yo ahora. 

Un apunte final. ¿Y qué lógica es la que conviene a la logología? Pues la retórica y la pragmática, entre otras, mientras que la lógica clásica conviene a la ontología.

Finalmente, el examen de la construcción de la enfermedad nos ha abierto la posibilidad de intentar conjugar los dos sistemas, el ontológico y el logológico, mediante una escritura adecuada. Esta escritura es la topológica, y a ella nos dirigiremos en el siguiente hilo de discusión.

Si alguna persona quiere un resumen diferente, o más aclaratorio, o lo que sea, por favor, que lo pida. Pero para ello me serían de gran utilidad sus preguntas y cuestionamientos.

JM Gasulla

julian cuarenta y siete

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Nov 1, 2016, 11:56:46 PM11/1/16
to La enfermedad
Doctor, el enlace de "El modelo biopsicosocial de enfermedad. ¿Por qué 3, y no 2 o 1? esta averiado, podría facilitarme el texto. Nuevamente retomo la lectura de todo "Construyendo la enfermedad". Un abrazo y espero que todo ande bien para usted y los suyos.

El domingo, 20 de marzo de 2016, 20:52:24 (UTC-5), JM Gasulla escribió:
Construyendo la enfermedad (1)
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Reanudo este espacio para unos pocos, dando la bienvenida a las nuevas incorporaciones y deseándoles que cuanto hemos escrito aquí les resulte provechoso.

Hace tiempo que no nos mantenemos en contacto, fundamentalmente por mi culpa. Me han pasado muchas cosas, tantas, que todavía no soy capaz de asimilarlas todas. El fallecimiento de mi esposa, mi "reclusión" a un lindísimo pueblo del Pirineo Catalán donde he permanecido una buena temporada, hasta que me han tenido que reparar las coronarias, que ya las tenía hechas polvo, la jubilación de algunos de mis mejores amigos que me consta que leían las cosas que iba desarrollando aquí, y una especie de bajón intelectual que me ha mantenido "afuera del mundo". En verdad, todavía no sé si he recuperado lo suficiente de mi estado de ánimo anterior o de mi capacidad intelectual para poder proseguir con la tarea que he llevado a cabo desde hace un montón de años, y que he ido reflejando aquí. En cualquier caso, le debo a mi hermano los cuidados que me prodigó y que ayudaron fundamentalmente a mi lenta recuperación. Si ahora me atrevo a escribir aquí, en gran parte se lo debo a él.

No obstante, durante este tiempo antes de mi intervención, pude escribir una especie de artículo en el que exponía lo que podría llamar "mi pensamiento" en torno a la enfermedad humana. El artículo lo dividí en dos partes con la intención de publicarlo en alguna revista americana o de lengua inglesa. Pedí a dos personas muy queridas por mi que revisaran el texto, tanto en español como en inglés, antes de decidirme a publicarlo. Después, inmediatamente, vino mi operación de coronarias, tras la cual quedé bastante mermado y fatigado intelectualmente, a la par que físicamente. Poco a poco he ido recuperando el tono físico e intelectual, hasta el punto de poder revisar lo que escribí: ¡Intragable! Es un texto imposible. Solo yo lo entiendo cabalmente y eso es imposible de publicar. Si quiero publicar algo, es preciso rehacerlo todo bajo un nuevo planteamiento. Hacerlo más sencillo, comprensible y, sobre todo, disponerlo para que sea útil en la clínica ordinaria, que los médicos que lean esto sepan hacer algo nuevo y el porqué de lo que hacen.

Hago esta introducción al tema porque me parece necesaria. Y, probablemente, porque a pesar de mis lamentos internos, mi talante recalcitrante me empuja a proseguir aunque me parezca una tarea imposible, descabellada, una prédica en el desierto y una banalidad. Incluso me parece haber perdido a quienes me leían críticamente y no me decían nada. Pero aunque efectivamente predique en un desierto intelectualmente estéril o sin lectores, esto me empuja muy a mi pesar, de modo que espero estar aquí en la medida de mis capacidades. Por mi parte, sigo leyendo matemáticas, a algunos psicoanalistas, leyendo física, filosofía, y todo aquello que afecta a mi espíritu. Confieso: aunque hable con libertad del "espíritu", todavía no sé lo que es a pesar de darle muchas vueltas, aunque pueda decir que se trata de un sentimiento y, en consecuencia, tocando las emociones y regido por las leyes de lo imaginario, de lo que es probable que hable, porque creo que os puede interesar mucho saber sobre las leyes de lo imaginario. Así que espero poder estar aquí, porque eso que me empuja a darles vueltas a las cosas, muy a mi pesar, sigue empujándome sin piedad. De hecho, tenía la esperanza de que tras los acontecimientos que he vivido los últimos tres años, más intensamente el último año, yo abandonara y me dedicara a "vegetar" la vida que me quede. Pero no. "Eso" no me deja abandonar. Pero mira, mientras pueda plasmar aquí lo nuevo que voy pensando y aprendiendo, lo seguiré haciendo.

Así que en este hilo voy a tratar de hacer una recopilación de lo que llevo pensado, leído y escrito en apuntes y borradores, sobre la enfermedad humana y ofrecéroslo. De paso, yo me lo saco de encima porque me quema en la cabeza si no lo evacuo escribiendo o hablando sobre ello.

Un saludo a todos, en especial a los recién incorporados.

JM Gasulla

JM Gasulla

unread,
Feb 6, 2019, 3:30:55 PM2/6/19
to La enfermedad

Apreciado Julián.

Acabo de ver este mensaje suyo al revisar el estado precario de salud de esta página. Dos años y medio de retraso. ¡No está mal! Le iba a rogar disculpas por el retraso, pero me parece que eso sería excesivo ¿no?

Le envío una copia del articulo que me solicitaba. Espero que le sea de alguna utilidad.

Quedo a su entera disposición para cuanto precise y yo pueda satisfacer.

Lamentando profundamente la tardanza, reciba un afectuoso saludo.

JM Gasulla
El modelo biopsicosocial de enfermedad, 1, 2 o 3.doc
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