Paolo Guerrero le dio a Corinthians el título del Mundial de Clubes al anotar el gol del triunfo ante el Chelsea en la final. (Reuters)
Domingo 2 de diciembre. Guerrero arrancó como titular en el duelo ante
Sao Paulo por el Brasileirao, marcó un gol, pero
tuvo que abandonar el campo a los 41 minutos. El ‘Depredador’ se había golpeado la rodilla derecha y en ese momento tuvo mucho dolor. La preocupación se apoderó del comando técnico y los hinchas del ‘Timao’. Quedaban apenas diez días para el debut en el Mundial.
“Creo que fue un golpe, pero el dolor ha pasado. Ahora, en dos o tres días voy a tratar de estar bien para el primer partido del Mundial”,
dijo Guerrero tras el partido, confiado de que no se trataba de una lesión de gravedad. Pero lo que parecía haber sido un simple golpe terminó siendo una
distensión de ligamento colateral medial de rodilla.
La lesión de Guerrero se convirtió en la principal problemática del equipo. No había otra noticia en referencia al ‘Timao’ que el problema del peruano. Que jugaba, que no jugaba, que no se sabía. De hecho, el técnico
Tite, pese a su esperanza, se vio forzado a entrenar otro sistema de juego muy distinto al que siempre utiliza. Y es que está acostumbrado a jugar con un referente en el área, y Paolo es su único ‘9’. Tite, entonces, decidió que Paolo viaje con el equipo a Japón.
Entre la preocupación y el cambio de sistema, Paolo se dedicó a seguir con minuciosidad los consejos del cuerpo médico del club para recuperarse a tiempo. “Tiene chances muy grandes de jugar”,
dijo Julio Stancati, médico de Corinthians cinco días antes del debut ante Al Ahly. El peruano fue infiltrado y cada vez se sentía mejor. “Ya no siento dolor”, decía cada vez que le preguntaban sobre su lesión.
Al día siguiente, el sábado 8 de diciembre, ya en Japón, Guerrero
recibió el alta médica, contra todo pronóstico.
“Cuando un jugador tiene un objetivo en mente, puede hacerlo todo. Esta no es la primera vez que recibo una infiltración”, comentó el peruano. La duda ya no era duda y Paolo estaba listo para jugar. En seis días se había logrado recuperar de una lesión que tarda a veces hasta 20 días en sanar.
Guerrero jugó,
anotó, fue el héroe de un Corinthians
campeón mundial. Y pensar que una semana antes del debut estaba en duda, lesionado, como terminó tras el partido con Chelsea, pero con las mismas ganas de
festejar desde que llegó a Japón en busca de la gloria, con el galardón de
mejor tercer jugador del certamen e ídolo en Brasil.