Los protocolos de los sabios de sion

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Sep 7, 2006, 6:07:54 PM9/7/06
to La Agenda de Jahoel
Introduccion

Los protocolos de los sabios de sion es un documento fundamental que
pone en evidencia el plan de dominacion mundial por parte de los
judios. Hubo numerosos debates sobre el origen de este documento.
Varios expertos concuerdan en que fueron creados en 1897, en el primer
congreso sionista celebrado en basilea. Otros afirman que se crearon en
una sesion secreta de sabios judios que se habia efectuado por aquella
epoca. La prensa judia se ha encargado de desmentir esta verdad y hasta
de ridiculizarla. Esta en nosotros ser fieles al legado que nos han
dejado los expertos en el tema. No es cuestion de creer ciegamente,
sino ver y corroborar que la intension del sionismo por dominar al
mundo se repite en todas las epocas y en todos los paises del mundo.
Los protocolos de los sabios de sion estan divididos en 24 partes o
protocolos. Estos hablan por si mismos. Es importante antes conocer el
significado de algunos terminos usados en este documento:

Goim: (singular:goy) palabra hebrea que se usa en forma despectiva para
referirse a los gentiles (los no judios) y que significa ganado.

Sionismo: movimiento mundial para el avance y cuidado de los intereses
politico-economicos de los judios.

Gentiles: (ver goim).

Masoneria: en la actualidad son sociedades secretas que trabajan
misteriosamente en la sombra, empleando toda clase de artimanas
subterraneas. En su mayor parte estas organizaciones estan integradas
por los judios, tanto en la cupula como en sus distintas jerarquias o
grados.

Francmasoneria: organizacion aristocratica dentro de la masoneria, la
cual es rica y poderosa. Esta protegida por los soberanos, y cuyos
miembros son admitidos en la corporacion luego de una iniciacion,
seguida de pruebas morales y fisicas. Esta secta tiene la
discrecionalidad de eliminar secreta o publicamente a quienes no
consideran aptos.
zHAY UNA CONSPIRACIÓN TRAS EL NUEVO ORDEN MUNDIAL?

La invasión de Irak sirve de fondo dramático a la aparición de una
amplia bibliografía sobre la polí­tica norteamericana y, también,
sobre las sospe­chas de que todo lo suce­dido desde el 11de
Septiembre es par­te de un plan coherente para formalizar un orden
mundial imperial.

En "El libro negro de América" (Ediciones B), el periodista Peter
Scowen realiza un documentado informe de la evolución de la política
exterior de EE UU en las últimas dé­cadas, siguiendo sus
in­tervenciones armadas, sus operaciones encubiertas y el desarrollo
de su estra­tegia. El examen llega hasta la nueva fase que se abrió
con el 11 de sep. Es un informe sólido y huye de la especulación para
cen­trarse en los hechos y en su interpretación.

El imperio global,(Ed. La esfera de los libros, 2003), del periodista
Roberto Montoya, se ocupa de la evolución más reciente de la
política exterior de EE UU. Su tema se cir­cunscribe a la actual
ad­ministración Bush, a la doctrina de la «guerra preventiva» y a
su con­texto: .Ios intereses eco­nómicos y geoestratégi­cos de EE
UU. El lector puede apreciar la conti­nuidad de la política de la
superpotencia y su voca­ción hegemónica, así como todo lo que
cambié desde el 11-5.

Precisamente, el hecho de que el atentado contra el World Trade Center
haya sido tan funcional para lanzar la gran ofensiva contra el «Eje
del Mal», ha dado pie a una pre­gunta: zconsintió o inclu­so
decidió dicho atenta­do EE UU?

Esta es La sospecha de Isabel Pisan o (Ed. Bel­lacqva), entre muchos
otros autores. Su libro aborda esta hipótesis, ata cabos sueltos y
pone en evidencia las contradic­ciones internas de la ver­sión
oficial y los indicios que sugieren que elll-S pudo ser, al menos en
cierta medida, un autoa­tentado que proveyera al poder del pretexto
para lanzar su ofensiva La au­tara también se interna en otros
escenarios enig­máticos asociados con su sospecha de gran
conspi­ración, en un itinerario que va desde Oriente Medio y Al Qaeda
a la Trilateral, los Bilderber­gers y la Orden de la Calavera y los
Huesos, pa­sando por Argelia y la matanza del teatro de Moscú.

Especialmente original resulta Extremistas: mis aventuras con los
radica­les, de Jon Ronson (Ed. Planeta, 2003), que relata las
pesquisas de este pe­riodista en el mundo del fanatismo. Ante el
lector desfilan los bilderbegers, las teorías sobre presun­tos
reptiles extraterrestres que controlan el mundo y sus supuestos cultos
sa­tánicos, en un texto en­tretenido que constituye una exploración
del psi­quismo conspiranoico y de la imagen del mundo que sustentan
una figura característica de nuestro tiempo: el terrorista po­tencial
que subayace en el fondo del integrista y del extremista. .

Ver estos vinculos: Los Protocolos de los sabios de Sión: zexistió
una conjura judeo masonica. El blog de las Teorías conspiratorias,
Antiguas creencias y religiones, Esoterismo, Personajes históricos y
su vida oculta.

LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SIÓN

PROTOCOLO XIII


La necesidad del pan de cada día.- Las cuestiones políticas.-Las
cuestiones industriales.- Las casas públicas.- La verdad es una.- Los
grandes problemas.-


La necesidad del pan de cada día hace a los Goim (los Cristianos)
callar, y los convierte en nuestros humildes servidores. Los agentes,
sacados de entre ellos por nuestra prensa, discutirán bajo nuestras
órdenes todo aquello que nos sería molesto publicar directamente en
documentos oficiales, y nosotros, entretanto, aprovechando el ruido
provocado por estas discusiones, tomaremos las medidas que juzguemos
convenientes y las presentaremos al público como un hecho consumado.
Nadie tendrá el atrevimiento de reclamar la anulación de lo que se
haya decidido, tanto más que esto será presentado como un progreso.
La prensa, por otra parte, llamará la atención hacia otras nuevas
cuestiones; ya hemos acostumbrado a los hombres a esto, como sabéis, a
buscar siempre novedades. Algunos imbéciles, creyéndose instrumentos
del DESTINO, se lanzarán sobre estas nuevas cuestiones, en las que no
entienden palabra de lo que intentan discutir. Las cuestiones
políticas no son asequibles a nadie, sino a los que han creado la
misma política y desde hace siglos la vienen dirigiendo. Por aquí
veréis que sondeando la opinión de las multitudes no hacemos más que
facilitar la realización de nuestros designios y podéis notar que
simulamos buscar la aprobación no de nuestras acciones, sino de
nuestras palabras pronunciadas en tal o cual ocasión. continuamente
estamos proclamando que en todas nuestras providencias y disposiciones
no tenemos más norte ni más guía que la esperanza unida a la certeza
de ser útiles al bien común. Para distraer a los hombres demasiado
inquietos de las cuestiones políticas les pondremos delante las
pretendidas nuevas cuestiones industriales. Que desahoguen sus furias
sobre estos nuevos temas. Las masas consentirán en permanecer
inactivas y en descansar de su pretendida actividad política (a que
nosotros mismos las hemos acostumbrado para luchar por medio de sus
intermediarios con los gobiernos de los Cristianos) bajo la condición
de tener nueva ocupación; nosotros les señalaremos casi la misma
dirección política. Con el objeto de que no lleguen a nada por medio
de la reflexión, les distraeremos de pensar en cosas serias por medio
de las diversiones, de los juegos, de los pasatiempos, de las
satisfacciones de las pasiones, de las casas públicas... Muy pronto
propondremos por medio de la prensa concursos de arte, de belleza, de
sport..., de todo. Estas futilezas alejarán definitivamente los
ánimos de ciertas cuestiones en las que nos sería molesto entrar en
lucha con ellas. Los hombres cada día pierden más la costumbre de
pensar por sí mismos y acabarán por hablar haciendo coro a nuestras
ideas, porque seremos los únicos que fijemos rumbos al pensamiento...,
por mediación de personas tales que, ya se comprende, no se creerá
que somos solidarios de ellas. El papel de los utopistas liberales
acabará definitivamente cuando nuestro gobierno sea reconocido. Hasta
entonces nos prestarán un buen servicio. Por eso todavía ahora
seguimos impulsando y estimulando a las inteligencias a inventar toda
clase de teorías fantásticas, nuevas y que dan en llamar
progresistas, porque hemos trastornado la cabeza a esos imbéciles
Cristianos con éxito completo por medio de esa palabreja: PROGRESO, y
no existe entre ellos uno solo que vea que tras de esta palabra se
oculta un error en todos los casos en que se trate de inventos
materiales, pues LA VERDAD ES UNA Y NO SABE NI PUEDE PROGRESAR EL
PROGRESO, COMO UNA IDEA FALSA, SIRVE PARA OSCURECER LA VERDAD A FIN DE
QUE NADIE LA CONOZCA FUERA DE NOSOTROS, LOS ELEGIDOS POR DIOS, LOS
DEPOSITARIOS DE LA VERDAD Cuando llegue nuestro reinado, nuestros
oradores disertarán acerca de los grandes problemas que han conmovido
a la humanidad para traerla finalmente bajo nuestro dominio. ¿Quién
podrá entonces poner en duda que todos esos grandes problemas fueron
planteados por nosotros, siguiendo un plan político que nadie pudo
adivinar ni sospechar siquiera en el transcurso de tantos siglos?

PROTOCOLO XIV


La Religión del porvenir.- La esclavitud futura.- Imposibilidad de
conocer los misterios la Religión del porvenir.- La Pornografía y el
porvenir de la palabra impresa.


Al advenimiento de nuestro reinado no reconoceremos la existencia de
ninguna religión fuera de la de nuestro Dios único, con el que
nuestros destinos están ligados íntimamente, porque somos el Pueblo
Escogido, por el cual este mismo destino está unido a los de todo el
mundo. Por esto tenemos que destruir todas las creencias. Si éstas han
podido dar origen al Ateísmo contemporáneo, este estado transitorio
no perjudica nuestros objetivos, sino que servirá de ejemplo a las
generaciones que oirán nuestras predicaciones sobre la Religión
Mosaica, cuyo sistema estoico y perfectamente concebido nos ha dado por
resultado la conquista de todos los pueblos de la tierra. Haremos ver
así su verdad mística en la que podemos decir descansa toda su fuerza
educadora. Publicaremos entonces en todas las ocasiones artículos en
los que haremos comparación de nuestro benéfico gobierno con los del
pasado. Los errores de los gobiernos de los Cristianos serán pintados
con los más vivos colores. Tanto horror y repugnancia hacia ellos
provocaremos, que los pueblos preferirán el descanso de la esclavitud
a los famosos derechos de la Libertad que por tanto tiempo los trajeron
atormentados y los privaron hasta de los medios necesarios de
subsistencia; que los hicieron ser explotados por una turba de
aventureros, sin poder siquiera saber qué era lo que hacían... Los
cambios inútiles de gobierno, a los que continuamente empujábamos a
los Cristianos, mientras minábamos sus instituciones, dejarán de tal
manera cansados a los pueblos en esta época, que más querrán
soportar cualquier cosa de nuestra parte que correr de nuevo el riesgo
de nuevas agitaciones. Haremos notar especialmente los errores de los
gobernantes que figuran en la historia, que sin haber producido un
verdadero bien a la humanidad, torturaron durante tantos siglos a los
pueblos para correr en pos de ilusorios bienes sociales, sin darse
cuenta de que sus proyectos en vez de mejorar las relaciones de la vida
humana las empeoraban. Nuestros filósofos discutirán todas las
deficiencias de las creencias cristianas; pero nadie jamáspodrá
discutir nuestra religión desde su verdadero punto de vista, porque
nadie la conocerá en su fondo, a excepción de nuestros sabios, que
nunca ni por nada osarán revelar sus secretos. En los pueblos que se
tienen por adelantados, crearemos una literatura obscena, lúbrica,
abominable. La fomentaremos todavía por algún tiempo antes de nuestra
llegada al poder, para hacer resaltar el contraste entre nuestros
discursos y programas y aquellas torpezas y obscenidades. Nuestros
sabios, educados para gobernar a los Cristianos, compondrán discursos,
memorias, proyectos que nos darán el necesario influjo sobre las
inteligencias y nos permitirán encauzar sus actividades hacia las
ideas y conocimientos que queramos imponerles.

PROTOCOLO XV


Golpe de estado mundial en un solo día.- Las sentencias de muerte.- La
futura suerte de los Franc-Masones.- Carácter místico del poder.-
Multiplicación de las logias masónicas.- El gobierno central de los
sabios.- Al asunto Azeff.- La Franc-Masonería, guía de todas las
sociedades secretas.- Importancia del éxito público.- El
colectivismo.- Las víctimas.- Sentencias de muerte de los
Franc-Masones.- Desprestigio de las leyes y de la autoridad.- La
predestinación.- Brevedad y claridad de las leyes del futuro reino.-
Obediencia a la autoridad.- Medidas contra el abuso del poder.-
Crueldad en los castigos.- Límite de edad para los jueces.- El
liberalismo de los jueces y del poder.- El dinero del mundo.-
Absolutismo de la Masonería.- Derecho de Casación.- Aspecto
patriarcal del futuro gobierno.- Deificación del mismo.- El derecho
del más fuerte, derecho único.- El rey de Israel, patriarca del
Mundo.


Cuando al fin comencemos a reinar con la ayuda de golpes de estado
preparados en todas partes para el mismo día, después de la
confesión definitiva de la nulidad de todos los gobiernos existentes
(y para que esto llegue pasará todavía algún tiempo, tal vez un
siglo), impediremos que se conspire contra nosotros. Para ello
condenaremos a muerte a todos aquellos que acojan nuestro advenimiento
al poder con las armas en la mano. Toda creación de una nueva sociedad
secreta, sea la que fuere, será castigada con la pena de muerte. Las
que existen ahora y que nos son conocidas, quedarán igualmente
abolidas, no obstante que nos han servido y tienen aún que servirnos,
y serán desterradas a los continentes más lejanos de Europa. Esta es
la conducta que habremos de seguir con los Franc-Masones Cristianos que
saben demasiado; a los que perdonemos por cualquier razón, los
mantendremos bajo un perpetuo terror del destierro. Promulgaremos una
ley, según la cual, todos los antiguos miembros de sociedades secretas
deberán abandonar a Europa, centro de nuestro gobierno. Las
resoluciones de nuestro gobierno serán definitivas y sin que quepa
apelación contra ellas. En las sociedades cristianas en las que hemos
sembrado tan profundas raíces de discusiones y protestas, no se puede
restablecer el orden, sino por medidas muy severas y que manifiesten un
poder inflexible; es inútil tomar en cuenta el número de víctimas
que caigan en vista del bien que de tales castigos ha de resultar. El
deber de todo gobierno que tiene conciencia de su personalidad y de su
ser es no solamente gozar de los privilegios, sino cumplir los deberes
que como gobierno tiene y procurar el bien común, aunque sea a costa
de enormes sacrificios. Para que un gobierno sea verdaderamente fuerte,
inconmovible, es necesario que haga brillar el prestigio de su poder,
lo que no se obtiene sino por la inflexibilidad majestuosa de su
fuerza, que ha de llevar consigo las señales de la inviolabilidad
mística de la elección divina. Tal era hasta hace poco tiempo la
autocracia rusa, que constituía nuestro único enemigo serio en el
mundo con el Pontificado de la Iglesia Católica. Recordad el ejemplo
de Italia inundada de sangre, que no tocó, sin embargo, un solo
cabello de la cabeza de Sila que tanta de esa sangre había derramado.
Sila, a los ojos del pueblo, era como un Dios por su poder; y, a su
audaz regreso a Italia, ese pueblo martirizado por él, lo deificó, lo
hizo intocable... Así el pueblo no se atreve a tocar a quien ha sabido
hipnotizarlo por su valor y su fuerza de voluntad. Mientras llega el
tiempo de nuestra dominación, crearemos y multiplicaremos las logias
masónicas en todos los países del mundo. atraeremos a ellas a todos
los que son y pueden ser agentes aptos. Estas logias formarán nuestro
principal centro de enseñanzas y el medio mejor de nuestra influencia
y difusión de nuestras actividades. Concentraremos todas esas logias
en un gobierno solamente conocido por nuestros sabios. Las logias
tendrán su representante, detrás del cual quedará oculto el gobierno
de que hablamos, y ese representante será el que dé la palabra de
orden y el programa. Formaremos en esas logias el núcleo de todos los
elementos revolucionarios y liberales. En su composición caben como
elementos todas las clases sociales. Los proyectos políticos más
secretos nos serán conocidos y caerán bajo nuestra dirección aun
antes que aparezcan. En el número de miembros de esas logias estarán
casi todos los agentes de policía nacional e internacional (como
sucedió en el asunto Azeff), pues sus servicios son insustituibles
para nosotros; la policía puede no solamente tomar providencias contra
los recalcitrantes, sino también encubrir y solapar nuestros actos,
crear pretextos de descontento, etc... Los que ingresan en las
sociedades secretas, de ordinario son los ambiciosos, los aventureros,
y en general, hombres ligeros en su mayor parte, con los cuales no
tendremos dificultad para ponernos de acuerdo para la realización de
nuestros proyectos. Si se producen desórdenes, esto será indicio de
que tenemos necesidad de provocarlos para destruir una solidaridad
excesiva. Si surge algún complot en su seno, al que hay que señalar
como verdadero autor no hay que ir a buscarlo sino entre nuestros más
fieles servidores. Es natural que sea alguno de nosotros, pues nadie
más que nosotros manejamos los asuntos de la masonería, porque
sabemos a dónde vamos, conocemos el objetivo final de toda acción,
mientras que los Cristianos nada saben, ni aun del resultado inmediato;
ordinariamente se contentan con un éxito momentáneo de amor propio en
la ejecución de sus planes, sin fijarse siquiera en que esos planes no
se deben a su iniciativa, sino que les fueron sugeridos por nosotros.
Los Cristianos entran en las logias por curiosidad, o si no, con la
esperanza de que ello les sirva para poder obtener un puesto en el
banquete del presupuesto público; algunos, para tener oportunidad de
poder expresar públicamente sus sueños irrealizables que no pasan de
desvaríos; están sedientos de la emoción que produce el éxito, y
acarrean los aplausos, cosas de que nunca nos mostramos parcos ni
avaros. También les proporcionamos éxitos, para aprovecharnos de la
satisfacción que sienten de sí mismos, la que a la vez nos
proporciona la facilidad de que estos hombres acepten nuestras
sugestiones sin recelo ni precaución alguna y enteramente convencidos
de que expresan sus propias ideas y de que son incapaces de apropiarse
las de otros... No podéis imaginaros cómo se puede llevar a los
Cristianos más inteligentes hasta la más inconsciente simplicidad a
condición de dejarlos satisfechos de sí mismos y al mismo tiempo,
cuán fácil es desanimarlos con el más insignificante fracaso, aunque
no sea sino negándoles el aplauso, y lo fácil que es someterlos a la
más servil obediencia a fin de obtener un nuevo éxito... Mientras los
nuestros tienen en poco el éxito con tal que logren realizar sus
designios, los Cristianos están prontos a sacrificar todos sus
proyectos a cambio de un éxito ruidoso.


Esta psicología nos facilita notablemente el trabajo de dirigirlos.
Tigres en apariencia, tienen almas de cordero y sus cabezas están
completamente vacías. Les hemos dado como distintivo bufonesco el
sueño o desvarío de la absorción de la individualidad humana por la
unidad simbólica del colectivismo; y ellos no han comprendido, ni

comprenderán en mucho tiempo, que esta bufonada es una violación
evidente de la más importante de las leyes de la naturaleza, que creó
después del primer día de la creación, cada ser distinto de los
demás, precisamente para que su distinción afirmara su
individualidad. El que nosotros hayamos podido inducirlos a aceptar
ciegamente esta necedad ¿no prueba con evidencia palpable hasta qué
punto su inteligencia es inferior a la nuestra? Esta circunstancia es
la principal garantía de nuestros éxitos. ¡Con qué claridad vieron
las cosas nuestros sabios al decir que para llegar a nuestro fin no
debíamos detenernos ante los medios ni contar el número de víctimas
sacrificadas! ¡NOSOTROS NO HEMOS CONTADO A LOS IMBÉCILES CRISTIANOS Y
AUNQUE HAYAMOS SACRIFICADO A MUCHOS DE LOS NUESTROS, HEMOS DADO SOBRE
ESTA TIERRA A NUESTRO PUEBLO UN PODER QUE JAMAS SE HABRÍA ATREVIDO A
SOÑAR! Las víctimas, relativamente pocas de los nuestros, lo han
salvado de su ruina. La muerte es el fin inevitable de todos. Mejor es
acelerar el fin de aquellos que ponen obstáculos a nuestra obra, que
no el de nosotros que somos los que a esa obra hemos dado el ser.î A
los Franc-Masones les damos muerte de manera que nadie, excepto sus
hermanos, ni aun las misma víctimas, pueden sospechar de su
condenación; todos mueren. cuando es necesario, como de una enfermedad
natural... Sabiendo esto, ni la hermandad misma se atreve a protestar.
Estas medidas han desterrado y extirpado de la masonería todo germen
de protesta. A pesar de que a los Cristianos predicamos el liberalismo,
a nuestro pueblo y a nuestros agentes los tenemos bajo una obediencia
absoluta. Gracias a nuestra influencia, la ejecución de las leyes de
los Cristianos ha quedado reducida al mínimum. El prestigio de la ley
está minado por las interpretaciones liberales que nosotros hemos
introducido. En las causas y cuestiones políticas v de principios, los
tribunales deciden como nosotros les ordenamos; ven las cosas a la luz
que nosotros les presentamos. Para todoesto nos servimos, como
intermediarios, de personas con las que nadie cree que tenemos nada de
común; nos servimos de la opinión, de la prensa y de otros medios.
Los senadores mismos y la administración superior aceptan ciegamente
nuestros consejos. La inteligencia netamente animal de los Cristianos
es incapaz de análisis y observación, y más todavía, de prever
hasta dónde puede llegar una cierta manera de presentar las
cuestiones. En esta diferencia de aptitudes que hay entre nosotros y
los Cristianos para pensar, se puede ver claramente el sello de nuestra
elección y la marca de nuestra humanidad. La inteligencia de los
Cristianos es instintiva, animal. Ellos ven, mas no prevén ni inventan
(excepto cosas materiales). Por aquí se ve claramente que la
naturaleza misma nos tiene destinados a dirigir y gobernar el mundo.
Llegado el tiempo que gobernemos abiertamente y que mostremos al pueblo
los beneficios de nuestro gobierno, compraremos todas las
legislaciones: nuestras leyes serán breves, claras, sólidas, sin
comentarios y tales que todos las pueden conocer. La nota sobresaliente
de ellas será la obediencia a las autoridades llevada a un grado sumo.
Entonces desaparecerán todos los abusos como consecuencia de la
responsabilidad de todos, hasta el último, ante la autoridad superior
del representante del poder. Los abusos de autoridad de los
funcionarios inferiores serán castigados con tal severidad, que a
nadie le quedarán deseos de ensayar sus propias fuerzas. Seguiremos
con ojo vigilante cada acto de la administración de que depende el
mecanismo de la máquina de gobierno, pues el libertinaje en el
gobierno produce el libertinaje en todas las clases. Todo caso de
ilegalidad y todo abuso será castigado de manera ejemplar. El
encubrimiento, la complicidad solidaria entre los funcionarios,
desaparecerán con los primeros ejemplos de un castigo riguroso. El
prestigio de nuestro gobierno exige castigos eficaces, es decir,
crueles, por la menor infracción de las leyes. pues toda infracción
es un atentado al alto prestigio de la autoridad. El que resulte
condenado será indefectiblemente castigado por su delito; será como
el soldado caído en el campo de batalla gubernativo, por la autoridad,
los principios y las leyes que no toleran que los intereses privados
especulen con los cargos públicos, ni aun tratándose de los que
guían el carro de la Sociedad. Nuestros jueces sabrán que si buscan
el elogio de una imprudente blandura, violan la ley de la Justicia que
ha sido instituida para ordenar a los hombres por medio del castigo de
los delitos, y no para que el juez haga ostentación de la bondad de su
alma. Es permitido hacer esas manifestaciones de bondad y de estas
cualidades en la vida privada, pero no en el campo de la vida pública,
que es como la base y fundamento de la educación de la vida humana.
Nuestro personal judicial no prestará servicios pasados los cincuenta
años de edad, pues los ancianos son más obstinados en sostener sus
opiniones preconcebidas y están menos dispuestos a obedecer las nuevas
ordenanzas, y en segundo lugar, porque esto nos permitirá más
fácilmente renovar el personal, que así nos será más sumiso: quien
quiera conservar su empleo, deberá obedecer ciegamente para merecer
este favor. Generalmente, nuestros jueces serán escogidos
exclusivamente por nosotros entre aquellos que comprendan que su papel
es el de castigar y aplicar leyes; no el de hacer ostentación de
liberalismo con detrimento del Estado, como lo hacen al presente los
Cristianos. Los cambios de personal servirán también para afirmar la
solidaridad de los colegas y los tendrán a todos más estrechamente
ligados a los intereses del gobierno del que depende su suerte. La
nueva generación de jueces será educada de tal manera que
considerará inadmisibles los abusos que puedan atacar el orden
establecido en las relaciones de nuestros súbditos entre sí. Hoy, los
jueces Cristianos, no teniendo una idea exacta de su deber, se
manifiestan indulgentes con todos los crímenes, porque los actuales
gobernantes, al nombrar para este cargo a los jueces, no tienen cuidado
de inspirarles el sentimiento de ese deber y la conciencia de la labor
que su cargo exige. Así como los animales hacen salir a su prole en
busca de la presa, los Cristianos confían a sus súbditos estos
puestos proporcionándoles una buena renta, sin preocuparse de hacerles
comprender el fin para que tales cargos han sido establecidos. Por eso
los gobiernos se destruyen a sí mismos con sus propias fuerzas y con
los actos de su administración. Saquemos, pues, del resultado ya
conocido de estos actos una lección más para nuestro gobierno.
Desterraremos el liberalismo de todos los cargos importantes de nuestra
administración; de esto dependerá la educación de nuestros
subordinados con relación al orden social. A esos cargos serán
admitidos solamente los que hayan sido educados para ellos por
nosotros. Se nos podrá objetar que el retiro de los funcionarios
ocasionará fuertes gastos al Erario. Respondemos desde luego que
previamente se les proporcionará un empleo particular para
compensarlos del que se les quita en la administración pública; y en
segundo lugar, que estando en manos de nuestro gobierno todo el dinero
del mundo, éste no teme los gastos excesivos. Nuestro absolutismo
será consecuente en todo. Por esta razón nuestra poderosa voluntad
será respetada y ejecutada sin objeción alguna siempre que ordenemos.
No tendrá ella en cuenta murmuraciones ni descontentos; cualquier
rebeldía será reprimida con castigos ejemplares. El derecho de
casación quedará abolido, sin que nadie, sino nosotros, los
gobernantes, pueda recurrir a él, porque no debemos permitir que nazca
en el pueblo la idea de que haya podido dictarse una sentencia injusta
por jueces que han sido nombrados por nosotros. Si algo de esto llegase
alguna vez a suceder, nosotros mismos casaremos la sentencia; pero
aplicando al mismo tiempo al juez un castigo tan ejemplar, por no haber
sabido comprender su deber y su cargo, que semejantes casos no se
repetirán. Una vez más insisto en que nosotros tendremos conocimiento
de todos los pasos de nuestra administración, que basta vigilar para
que el pueblo esté contento de nosotros, porque hay derecho de exigir
a un buen gobierno buenos funcionarios. Nuestro gobierno tendrá, por
su parte, cierta semejanza con una tutela patriarcal o paternal.
Nuestro pueblo y nuestros súbditos verán en él un padre que conoce a
fondo todas las necesidades, todos los actos, todas las relaciones de
sus súbditos entre sí y con el gobierno. Con esto, los súbditos se
penetrarán de tal manera del pensamiento de que es imposible evadir
esta tutela y dirección, si quieren gozar de paz y de tranquilidad,
que reconocerán la autocracia de nuestro gobierno con un respeto que
toque en adoración, principalmente cuando se convenzan de que nuestros
funcionarios no deben al pueblo el cargo que desempeñan y en
desempeñarlo no hacen más que cumplir ciegamente las leyes. Quedarán
contentos nuestros súbditos de que hayamos reglamentado todo en su
vida social, como lo hacen los padres prudentes que quieren educar a
sus hijos en el sentimiento del deber y de la obediencia. Pues, los
pueblos con relación a nuestra política, y sus secretos, son hijos
menores eternamente, como ahora lo son los actuales gobiernos. Como
veis, yo establezco como base de nuestro despotismo el derecho y el
deber: el derecho de exigir el cumplimiento del deber, es el primer
deber de un gobierno, que es un padre para sus súbditos. El tiene el
derecho del más fuerte, y debe usar de él para dirigir a la humanidad
hacia el orden establecido por la naturaleza, hacia la obediencia. En
el mundo todo obedece, excepto el hombre, a lo menos a las
circunstancias, o a su propia naturaleza, o al más fuerte en todo
caso. Seamos, pues, EL MAS FUERTE en atención al bien. Debemos saber
sacrificar sin vacilaciones a los individuos aislados, violadores del
orden establecido, porque hay una gran fuerza educadora en el castigo
ejemplar del mal. Si el rey de Israel pone sobre su frente la corona
que le ofrecerá Europa, él será el patriarca del mundo. Las
víctimas necesariamente sacrificadas por él para que pudiera llegar a
este trono, no igualarán jamás en número, a los sacrificados durante
tantos siglos de locura y de grandezas por la rivalidad de los
príncipes y gobiernos cristianos. Nuestro rey estará en contacto
constante con el pueblo; le dirigirá la palabra desde la tribuna, y la
ya citada oficina central de noticias difundirá simultáneamente su
palabra por todo el mundo.

PROTOCOLO XVI


Las universidades inofensivas.- El Clasicismo sustituido.- La
educación y la profesión.- Reclame de la autoridad del gobierno en
las escuelas.- Abolición de la enseñanza libre.- Las nuevas
teorías.- La independencia del pensamiento.- Enseñanza por imágenes.

Con el fin de destruir todas las fuerzas colectivas, excepto las
nuestras, suprimiremos las universidades, primera etapa del
colectivismo, y fundaremos otras con un espíritu nuevo. Sus jefes y
profesores serán preparados secretamente en su labor, por programas de
acción secretos y minuciosos, sin poder apartarse de ellos en ningún
punto. Serán nombrados con especial prudencia y en todo dependerán
del gobierno. Excluiremos de la enseñanza el Derecho Cívico, así
como todo lo demás que tenga relación con las cuestiones políticas.
Estas materias serán enseñadas a unas cuantas decenas de individuos
seleccionados en virtud de sus aptitudes sobresalientes. Las
universidades no deben dejar salir de sus aulas a esos picos de oro
forjadores de constituciones como si compusieran comedias o tragedias y
que se ocupan en cuestiones políticas de las que ni sus padres
comprendieron jamás una palabra. El falso conocimiento que tienen los
hombres de esta materia, las más veces ha dado origen a los utopistas
y a los malos ciudadanos: a vuestra vista está lo que la educación
general de hoy ha hecho de los Cristianos. Hemos tenido necesidad de
inyectar en su educación todos esos principios que tan brillantemente
nos han servido para debilitar su orden social. Pero una vez que nos
hayamos adueñado del poder, proscribiremos de la educación todas las
materias de enseñanza que pueden traer el desorden, y haremos de los
jóvenes, niños obedientes a las autoridades y amantes de los que
gobiernan, como un apoyo y una esperanza de paz y de tranquilidad.
Reemplazaremos el Clasicismo, haciendo otro tanto con el estudio de la
historia antigua que presenta más ejemplos malos que buenos para el
estudio del programa del porvenir. Borraremos de la memoria de los
hombres todos los acontecimientos de los siglos pasados que no nos son
gratos, no conservando sino los que dan a conocer las faltas de los
gobiernos cristianos. La vida práctica, el orden social natural, las
relaciones de los hombres entre sí, la obligación de evitar los malos
ejemplos del egoísmo, que siembran la semilla del mal, y otras
cuestiones semejantes de carácter pedagógico quedarán en la primera
línea del programa del porvenir, en la enseñanza de cada profesión,
que según ella sea, será distinto, y que no generalizará la
enseñanza bajo cualquier pretexto. Esta forma de plantear la cuestión
tiene una importancia particular. Cada clase social debe ser educada
dentro de los límites precisos, de conformidad con el destino y el
trabajo que le son propios. Los genios potentes siempre han sabido y
sabrán deslizarse entre las otras clases; pero dejar entrar en clase
extraña a los que pueden considerarse como valores negativos,
permitirles usurpar el lugar que correspondería a otros por el
nacimiento y la profesión al igual que a esos mismos genios
excepcionales, es una verdadera locura. Vosotros sabéis qué
consecuencias ha tenido para los Cristianos este absurdo manifiesto.
Para que el gobierno tenga el lugar que le corresponde en los corazones
y el ánimo de sus súbditos, es necesario que mientras dure se le
enseñe al pueblo en las escuelas y en las plazas públicas la
importancia del gobierno y cuáles son sus deberes, y en qué cosas su
actividad puede contribuir al bienestar del mismo pueblo. Aboliremos
toda enseñanza libre. Los estudiantes tendrán el derecho de unirse
con sus padres en los establecimientos escolares, como se acostumbra
hacerlo en los clubs y en los días de fiesta, los profesores darán
conferencias, de las llamadas libres, acerca de las relaciones de los
hombres entre sí; sobre las leyes de la imitación; sobre los malos
resultados de la competencia ilimitada; en fin, sobre filosofía de las
nuevas teorías que el mundo todavía no conoce. Haremos de estas
teorías un dogma y nos serviremos de ellas para atraer a los hombres a
nuestra fe. Al terminar la exposición de nuestro programa de acción
en el presente y en lo futuro, os expondré las bases de esas teorías.
En una palabra, sabiendo por la experiencia de muchos siglos, que los
hombres viven y se dirigen por las ideas; que éstas no les son
inculcadas sino por la educación impartida con igual resultado a todas
las edades con procedimientos diferentes, entiéndase bien: nosotros
adoptaremos y nos asimilaremos en provecho nuestro los últimos
resplandores o destellos del pensamiento independiente que desde tiempo
atrás venimos dirigiendo hacia las materias e ideas que nos son
necesarias. El sistema de represión del pensamiento ya está en vigor
en el método llamado Enseñanza por medio de la imagen, que debe
transformar a los Cristianos en animales dóciles, que no piensen, que
necesiten la representación por las imágenes para comprenderlas... En
Francia, uno de nuestros mejores agentes, Bourgeois, ha divulgado el
nuevo programa de educación por medio de la imagen.


PROTOCOLO XVII


El Foro.- Influencia de los sacerdotes cristianos.- La libertad de
conciencia.- El rey de los Judíos, Patriarca y Pontífice.- Medios de
lucha entre la Iglesia existente.- Problemas de la prensa
contemporánea.- Organización de la policía.- La policía
voluntaria.- El espionaje conforme al modelo judío.- Los abusos del
poder.


El Foro ha producido hombres crueles, fríos, testarudos, sin
principios, que se colocan siempre en un terreno impersonal netamente
legal. Se proponen a todo trance la defensa y no el bien social. De
ordinario no rehusan defensa alguna tratando de obtener la más alta
recompensa por su labor y aferrándose a las argucias de la
jurisprudencia: esto es, lo que ha desmoralizado a los tribunales. Por
todo esto, permitiendo esta profesión dentro de ciertos límites,
haremos a sus miembros funcionarios ejecutivos. A los abogados, lo
mismo que a los jueces, se les privará del derecho de comunicarse con
los litigantes: recibirán las causas del tribunal; las estudiarán
según las memorias y los documentos de los relatos judiciales,
defendiendo a sus clientes conforme a los interrogatorios del tribunal,
una vez que esté terminado el esclarecimiento de los hechos. Los
honorarios que percibirán serán independientes de la calidad de la
defensa. De esta manera tendremos un defensa honesta e imparcial,
dirigida no por el interés, sino por la convicción. Esto suprimirá
también la corrupción actual de los asesores, a los que no
consentiremos más que en el caso que aquel que pague sea el que gane
una causa. Hemos tenido buen cuidado de desacreditar la clase de los
sacerdotes cristianos y de desorganizar por este medio su ministerio,
que mucho podría en la actualidad perjudicarnos. Su influencia sobre
los pueblos decrece más cada día. La libertad de conciencia está hoy
proclamada en todas partes. Por lo tanto, sólo algunos años tendremos
que esperar para ver la ruina completa de la religión Cristiana;
lograremos aún más fácilmente la completa extinción de las demás
religiones; pero es demasiado pronto para hablar de ello. Al
clericalismo y a los clericales los meteremos dentro de marcos tan
estrechos, que su influencia será casi nula en relación con la que
tuvieron en épocas pasadas. Pero, cuando los pueblos se echen encima
de ellos asumiremos el papel de defensores para evitar el derramamiento
de sangre. Por esta línea curva, penetraremos dentro de la fortaleza,
y por nada la abandonaremos hasta arruinarla completamente. El rey de
los judíos será el verdadero papa del universo, el patriarca de la
Iglesia internacional.


Pero mientras no hayamos educado a la juventud en las nuevas creencias
de transición, y después en las nuestras, no tocaremos de una manera
manifiesta a las iglesias cristianas existentes; pero lucharemos contra
ellas por medio de la crítica, provocando las disensiones. En general,
nuestra prensa contemporánea revelará los negocios de estado, las
religiones, la ineptitud de los Cristianos, todo ello en términos los
más indecentes para infamarlos de todas maneras, COMO EXCLUSIVAMENTE
SABE HACERLO EL GENIO DE NUESTRA RAZA. Nuestro reinado será la
apología del reinado de Vichnou, que es su símbolo: de nuestras cien
manos cada una tendrá un resorte de la máquina social. Todo lo
veremos sin la ayuda de la policía oficial, que tal como la hemos
formado, en la actualidad no deja a los gobiernos cristianos que vean
todo lo que sería necesario. Conforme a nuestro programa un grupo de
terceras personas vigilará a los demás, y esto no por otro móvil que
el sentimiento del deber y por servir al Estado voluntariamente.
Entonces no se considerará deshonroso servir de espía y delator. sino
algo digno de alabanza y premio; pero las delaciones mal fundadas
serán cruelmente castigadas, para que no haya abusos en este sentido.
Nuestros agentes serán sacados lo mismo de las altas clases sociales
que de las bajas; de la burocracia que se divierte; de entre los
editores, libreros, impresores, dependientes de comercio, obreros,
cocheros, lacayos, etc. Esta policía desprovista de derechos, sin
autorización para obrar por sí misma, y por lo tanto, sin poderes, no
hará otra cosa sino servir de testigo y presentar sus denuncias: la
comprobación de las denuncias y las aprehensiones dependerán de un
grupo de Directores de los asuntos policíacos, las aprehensiones
serán efectuadas por el cuerpo de gendarmes y por la policía
municipal. El que no presente su informe o denuncia de lo que haya
visto u oído, sobre cuestiones políticas, será considerado
igualmente como culpable del delito de encubridor o como cómplice, lo
mismo que si hubiera cometido ambos delitos. Del mismo modo que hoy
nuestros hermanos están obligados bajo su responsabilidad, a denunciar
ante la comunidad a los renegados o a toda persona que emprenda
cualquier acción contraria a esa misma comunidad, así en nuestro
reino universal será obligatorio para todos nuestros súbditos servir
al Estado en esa misma forma. Esta organización destruirá los abusos
de la fuerza, de la corrupción y todo aquello que nuestros consejos y
nuestras teorías de los derechos del hombre han introducido en las
costumbres de los Cristianos. Pero ¿cómo si no hubiéramos podido
obtener que se multiplicaran los motivos de desorden en sus gobiernos?
¿Por qué otros medios más aptos? Ciertamente, uno de los más
importantes son los agentes a cuyo cargo está la conservación y el
restablecimiento del orden. A éstos hay que dejarlos en condiciones de
que puedan manifestar y desarrollar sus malas inclinaciones y
caprichos, de que abusen, en fin, de sus poderes, y al primer Jefe,
aún de que pueda aceptar de vez en cuando sus vasos de vino.


PROTOCOLO XVIII


Medidas de seguridad.- Vigilancia sobre los conspiradores.- Una guardia
invisible es la ruina del poder.- La guardia del rey de los Judíos.-
El prestigio místico del poder.- Prisión a la primera sospecha.


Cuando sea necesario aumentar las medidas de precaución por medio de
la policía (que tanto desprestigian a los gobiernos), simularemos
desórdenes y manifestaciones de descontento valiéndonos para ello de
buenos oradores. Las personas que efectivamente alimenten sentimientos
contrarios a nosotros, se unirán a aquellos que van desempeñando el
papel que nosotros les hemos encomendado. Esto nos dará pie para
autorizar pesquisas, cacheos y vigilancias especiales, para las que nos
valdremos, como agentes, de los servidores que hayamos entresacado de
la policía de los Cristianos. Como la mayoría de los conspiradores lo
son por amor al arte, y por fanfarronada, no les causa remos daño
alguno mientras no lleguen a vías de hecho; lo único que haremos
será tenerlos bien vigilados. No hay que olvidar que el prestigio del
poder se menoscaba si con frecuencia se descubren conspiraciones; esto
implica una confesión de la impotencia del gobierno, o lo que es
todavía peor, de la injusticia de su propia causa. Vosotros no
ignoráis que el prestigio de los reyes y gobernantes cristianos lo
hemos destruido nosotros por medio de frecuentes atentados cometidos
por nuestros agentes, que no son sino estúpidos borregos de nuestro
rebaño; es cosa agradable impulsar al crimen por medio de unas cuantas
frasecillas de sabor liberal, con un tinte político. Obligaremos a los
gobernantes a reconocer su impotencia por las medidas de seguridad que
se verán obligados a tomar manifiestamente, y por este medio,
aminoraremos el prestigio. Nuestro gobierno será custodiado por una
guardia secreta, que casi nadie advertirá, porque no admitimos ni
siquiera la idea de que puedaexistir un partido o facción contrarios,
que no esté en condiciones de combatir y que tuviera que cuidarse de
ellos. Si admitimos esta idea, como lo hacen todavía los Cristianos,
habríamos firmado una sentencia de muerte, si no la del soberano
mismo, la de su dinastía en un porvenir no lejano. Según las
apariencias rigurosamente observadas, nuestro gobierno no se servirá
del poder sino para bien del pueblo, y no para provecho personal ni de
su dinastía. Así, guardando esta conducta honrada y decorosa, su
poder será honrado y respetado y defendido por sus mismos súbditos;
se le adorará bajo la idea de que el bienestar de cada uno de los
súbditos depende del orden y de la economía social... Cuidar al rey
de una manera manifiesta y visible sería reconocer la debilidad de la
organización del gobierno. Nuestro rey, cuando se encuentre en medio
de sus súbditos, estará siempre rodeado de una multitud de hombres y
mujeres que parecerán curiosos que ocupan las primeras filas cerca de
él, por mera casualidad, y que detendrán las filas de los demás,
como para evitar el desorden. Esto será un ejemplo de moderación. Si
entre la multitud hubiere algún pretendiente que se empeñe en hacer
llegar al soberano su petición, esforzándose por abrirse paso a
través del pueblo, los que se encuentren en las primeras filas
deberán tomar la solicitud del peticionario de sus manos y a su vista
hacerlo llegar a las del soberano, para que todos sepan que llegó a su
destino y para que al mismo tiempo comprendan que hay un control, algo
que impide que cualquiera pueda llegar hasta él. Con la institución
de una guardia oficial desaparece el prestigio místico del poder.
Cualquier hombre dotado de cierta audacia se cree dueño del poder, el
faccioso no desconoce su fuerza y acecha la ocasión de acometer
cualquier atentado contra el poder. Cosa muy distinta decimos a los
Cristianos en nuestro discurso. pero bien vemos cuáles han sido las
consecuencias de las precauciones manifiestas y visibles. Arrestaremos
a los criminales a la primera sospecha más o menos fundada: el temor
de padecer un error, no debe ser motivo para darles facilidades de
huida a individuos sospechosos de un delito o de un crimen político,
crímenes y delitos para los que no tendremos consideración y debemos
ser despiadados. Si se puede, forzando un poco el sentido de las cosas,
aceptar el examen de motivos en los crímenes ordinarios, no puede
haber excusa ninguna para tolerar que alguien se ocupe en cuestiones
políticas que nadie, fuera del gobierno, puede entender. Ni aun todos
los gobiernos actuales son capaces de entender la verdadera política.


PROTOCOLO XIX


El derecho de petición y de iniciativa.- Los Partidos.- Los crímenes
políticos juzgados por los tribunales.- Publicidad para los crímenes
políticos.


Si no admitimos que nadie se ocupe directamente en política, en
cambio, estimularemos todo informe o toda iniciativa que invite al
gobierno a mejorar la condición del pueblo; lo que nos dará
oportunidad de ver los defectos o fantasías e ilusiones de nuestros
súbditos, a los que responderemos o con la ejecución del proyecto de
que se trate, o con una refutación sensata que ponga de manifiesto la
capacidad de sus autores. Los partidos no son otra cosa que el ladrido
de un perrito contra un elefante. Para un gobierno bien organizado, no
desde el punto de vista policial, sino social, el perrillo ladra al
elefante porque ignora el lugar que le corresponde y su valor. Basta
demostrar con un buen ejemplo la importancia de cada uno, para que los
perrillos dejen de ladrar y se dediquen a menear el rabo tan pronto
como ven a los elefantes. Para despojar al crimen político del
prestigio y la aureola del valor, llevaremos a los acusados por estos
delitos al banquillo de los delincuentes vulgares, lo mismo que se
lleva al ladrón, al asesino y a cualquier criminal despreciable.
Entonces la opinión pública confundirá en su interior esta
categoría de criminales políticos en la ignominia y vergüenza de los
demás, y los castigará con igual menosprecio y repugnancia. Nos hemos
propuesto, y creo que lo conseguiremos, impedir a los Cristianos el que
puedan ellos combatir los crímenes políticos de esta manera. Con este
propósito, por medio de la prensa, en discursos públicos y por los
manuales de historia escritos conforme a nuestras miras, hemos hecho LA
PUBLICIDAD DEL MARTIRIO, lo que será aceptado por los facciosos a
causa del bien común. Tal reclamo ha aumentado los contingentes de
liberales y a miles de Cristianos los ha alistado en nuestro ejército.

PROTOCOLO XX


El programa financiero. - El impuesto progresivo.- Percepción
progresiva por sellos o

estampillas.- Depósito de papeles, valores y estancamiento del dinero.
- Inspección.- Abolición de la representación.- Estancamiento de
capitales.- Emisión de dinero.- El cambio del oro.- El cambio del
costo del trabajo o de jornal.- Los presupuestos.- Los empréstitos del
Estado.- La serie de papel a uno por ciento de interés.- Los papeles
industriales.- Los gobernantes de los Cristianos.- Los favoritos.- Los
agentes de los Franc-Masones.


Hablaremos hoy del programa financiero, que he reservado para final de
mi informe como el punto más difícil, culminante y decisivo de
nuestros planes. Al tratar este punto, os recordaré lo que ya se dijo
en otra ocasión: que el conjunto de nuestros actos se resuelve por una
cuestión de cifras. Llegado el tiempo de nuestra dominación, nuestro
gobierno, por su propia seguridad y conservación, evitará a toda
costa sobrecargar a las masas populares con impuestos y no olvidará
que su papel es el de padre y protector del pueblo. Pero, como la
organización de un gobierno tiene un costo elevado, es necesario
encontrar los medios adecuados para sostenerlo. Para esto es preciso ir
buscando con todo cuidado el equilibrio financiero. En nuestro gobierno
el rey tendrá el goce aparente de la propiedad legal de todo cuanto
hay en su Estado (lo que es fácil ejecutar) y podrá, por lo tanto,
recurrir a la confiscación de cualquier suma de dinero que juzgue
necesaria para regularizar la circulación de moneda en su Estado. Por
donde se ve que las contribuciones deberán consistir principalmente en
un impuesto progresivo sobrela propiedad. De esta suerte, los impuestos
serán aumentados sin molestia y sin arruinar, en una proporción de
tanto por ciento en relación a la propiedad, y a lo que cada cual
posea. Los ricos tendrán que comprender que su deber es poner a la
disposición del Estado una parte de sus sobrantes, ya que él les da
garantías y seguridadessobre el resto y el derecho de una ganancia
honesta, y digo ganancia honesta, porque el control de la propiedad
suprimirá todo robo legal. Esta reforma social debe venir de arriba y
su tiempo ha llegado ya, pues se necesita como garantía de paz. La
contribución que se exige a un pobre diablo es una semilla de
revolución y es perjudicial para el Estado que pierde un provecho de
consideración por ir en pos de ruines ingresos y beneficios. Sin tener
esto en cuenta, todavía hay algo más: el impuesto a los capitalistas
disminuirá el acrecentamiento de riquezas en manos de particulares, en
las que han estado concentradas actualmente por nosotros, para
contrarrestar la fuerzade los gobiernos de los Cristianos, a saber, las
finanzas del Estado. Un impuesto progresivo producirá una renta mejor
que el impuesto proporcional de la actualidad, que no nos sirve sino
para provocar agitaciones y descontento entre los pueblos cristianos.
La fuerza que debe servir de base a nuestro rey ha de ser el equilibrio
y estabilidad de la paz. Es necesario que los capitalistas sacrifiquen
una pequeña parte de sus rentas para asegurar el funcionamiento de la
máquina del gobierno. Las necesidades del Estado, ellos son los que
deben cubrirlas, pues sus riquezas les permiten hacerlo sin grave
molestia. Esta medida destruirá el odio del pobre contra el rico, en
el que aquél verá una fuerza financiera Útil al Estado, sostén de
la paz y prosperidad, porque no podrá menos de ver que es el rico el
que sufraga los gastos necesarios para obtener estos bienes. Para que
los contribuyentes de la clase pensante no reciban mayor disgusto por
estos impuestos, se les dará cuenta del destino de esas sumas,
exceptuando las que se distribuyan para las necesidades del trono y de
las instituciones administrativas. La persona reinante no tendrá
propiedad personal, puesto que todo lo que es del reino es de él, y
habría una contradicción entre una y otra cosa: los recursos
personales anularían el derecho de propiedad sobre las posesiones de
todos. Los parientes de la persona real, excepto sus herederos, a
quienes sostendrá el Estado, deben colocarse como servidores del mismo
o trabajar para adquirir el derecho de propiedad: el privilegio de
pertenecer a la familia real no debe servirles de pretexto para saquear
el Tesoro público. La adquisición de una propiedad, la aceptación de
una herencia, serán gravadas con un derecho progresivo de sellos o
estampillas. La transmisión de una propiedad en dinero o de otra
manera no declarada necesariamente nominal, será afectada de un
impuesto de tanto por ciento, a cargo del anterior propietario desde el
día de la transmisión hasta el día en que el fraude sea descubierto.
Los títulos de traslación de dominio deberán ser presentados cada
semana al fisco del lugar donde radique la propiedad, con la
designación del nombre y apellidos de la familia y de los domicilios
del nuevo y antiguo propietario. Este registro no se exigirá sino
cuando se trate de excedentes de una determinada cantidad: los gastos
ordinarios de compraventa de artículos necesarios, no serán gravados
más que con un derecho mínimo por cada unidad. ¡Calculad cuánto
sobrepasarán los productos de estas impuestos a las actuales rentas de
los estados cristianos!. La caja de fondo del Estado deberá guardar
cierto capital de reserva, y todo el sobrante de este capital deberá
ser puesto en circulación. Con las reservas se organizarán trabajos
públicos. Como éstos son pagados de los recursos del Estado, de allí
provendrá que la clase obrera se sentirá fuertemente adherida a los
intereses del Estado y a las personas reinantes. Una parte de esas
reservas también se destinará al pago de primas por inventos y
producción de artículos. Entonces, sobre esas cantidades fijadas y
determinadas, ya no es necesario guardar una sola moneda en las cajas
del Estado, pues el dinero se ha hecho para circular y todo
estancamiento de dinero repercute en forma perjudicial sobre el
funcionamiento del mecanismo del Estado; la falta de lubricación puede
entorpecer la marcha normal de ese mecanismo. La situación de una
parte del dinero en valores en papel ha producido justamente tal
estancamiento. Las consecuencias de este hecho se han dejado sentir
bastante. Tendremos también un tribunal de cuentas, en el que el
gobierno, en cualquier tiempo, tendrá a su disposición el estado
detallado de los ingresos y pagos de la nación, excepto el
correspondiente al mes en curso no terminado y el del mes precedente,
no expedido aún. El único individuo que no tiene interés en saquear
las cajas del Estado es su dueño, el gobernante. Por esto su control
hará imposibles las pérdidas, las filtraciones y los desfalcos. La
representación que roba un tiempo precioso a los gobernantes en
recepciones y otros actos que exige la etiqueta, será suprimida, para
que tenga tiempo para otros asuntos a fin de reflexionar sobre ellos y
dominarlos. Su poder no quedará a merced de los favoritos que rodean
el trono para darle mayor pompa y esplendor, pero que atienden más a
sus propios intereses que a los del Estado. Las crisis económicas
entre los Cristianos han sido promovidas por nosotros con el único fin
de retirar la moneda de la circulación. Capitales enormes quedaban
estancados sustrayendo la plata y el oro de los Estados, que se veían
obligados a dirigirse a estos mismos que sustraían esos capitales para
obtener oro y plata. estos empréstitos gravaban las finanzas de las
naciones por el pago de los intereses, los que esclavizaban al capital.
La concentración de la industria en manos de los capitalistas que han
dado muerte a la pequeña industria ha absorbido todas las fuerzas del
pueblo y al mismo tiempo las del Estado. La emisión de moneda
actualmente no está en general en proporción con el consumo por
cabeza, y no puede, por lo mismo, satisfacer todas las necesidades de
los obreros. La emisión de moneda debe estar en relación con el
aumento de población, y es necesario que se tome en consideración a
los niños, que consumen y cuestan desde que nacen. La revisión de la
acuñación de moneda es una cuestión esencial para el mundo entero.
Vosotros sabéis que el patrón oro fue perjudicial para los Estados
que lo adoptaron, pues éste no puede dar abasto al consumo o gasto de
moneda de plata, mucho menos, cuando nosotros retiramos de la
circulación la mayor cantidad posible de oro. Debemos introducir una
moneda creada sobre el trabajo, que sea de papel o de madera. Haremos
una emisión de plata de acuerdo con las necesidades normales de cada
individuo, aumentando esta cantidad a cada nacimiento y disminuyéndola
a cada defunción. Todo departamento, todo distrito llevará sus
cuentas con este objeto. Y para que no haya demoras en este envío de
moneda argentífera para las necesidades del Estado, las cantidades y
la fecha de su remisión deberán fijarse por medio de un decreto del
gobierno, con lo que quedará anulada la protección del Ministerio de
Hacienda, que no podrá favorecer a una región con perjuicio de otras.
Estas reformas que proyectamos, las presentaremos de manera que no
provoquen alarma. Demostraremos la necesidad que hay de ellas como
consecuencia del fango en que han caído los desórdenes de los
Cristianos en materia hacendaria. El primer desorden, diremos, consiste
en que empiezan por establecer un simple presupuesto que va aumentando
año por año; por esta sencilla razón se formula el presupuesto hasta
la mitad del año; después se pide un presupuesto reformado que en
tres meses es derrochado y todo acaba con un presupuesto de
liquidación, y como el presupuesto del año siguiente es votado con
arreglo al total del presupuesto general, y el déficit normal anual es
de 50 por 100, el presupuesto anual se triplica cada diez años. Merced
a estos procedimientos aceptados por la inconsciencia de los Estados
cristianos, sus cajas se encuentran siempre vacías. Los empréstitos
subsiguientes devoran el resto y llevan esos gobiernos a la bancarrota.
Todo empréstito demuestra la debilidad del Estado y la incomprensión
de sus derechos. Los empréstitos, como la espada de Damocles, están
amenazando sobre la cabeza de los gobiernos, que en vez de tomar los
que son únicamente necesarios de entre sus propios súbditos, mediante
un impuesto provisional, acuden como mendigos con la mano extendida a
implorar limosna a nuestros banqueros. Los empréstitos exteriores son
las sanguijuelas que nunca pueden ya despegarse del cuerpo del Estado y
que están chupando, si no caen por sí solas o si el Estado no las
arroja radicalmente. Pero los Estados cristianos, lejos de
arrancárselas, siguen aplicándoselas, aunque tengan que perecer a
consecuencia de estas sangrías voluntarias. En realidad, ¿qué es por
otra parte lo que representa un empréstito, especialmente si éste es
exterior? El empréstito es la emisión de letras de cambio del
gobierno conteniendo una obligación a cierto interés proporcional al
monto del capital por el que se hace el empréstito. Si el empréstito
está tasado al 50 por 100, en veinte años el Estado ha pagado sin
utilidad ninguna un interés igual al empréstito; en cuarenta años,
una suma doble; a los setenta, una triple, y la deuda queda siempre sin
amortizar. Por aquí se verá que bajo la forma de un empréstito
individual, el Estado toma hasta los últimos céntimos del pobre,
invirtiéndolos en pagar a los ricos extranjeros de los que ha tomado
prestado el dinero, en vez de ir acumulando sus riquezas para sus
necesidades, sin pagar intereses. Si los empréstitos son interiores,
los Cristianos no hacen otra cosa que traspasar el dinero de la bolsa
del pobre a la caja de los ricos. Pero una vez que nosotros nos hemos
ganado a las personas que nos eran necesarias para hacer que los
emprésitos se traspasaran al exterior, todas las riquezas de los
Estados pasaron a nuestras capas y todos los Cristianos quedaron
reducidos a pagarnos este tributo de vasallaje. Si la ligereza de los
gobernantes cristianos, en lo relativo a los negocios de Estado, si la
corrupción de los ministros, o la ignorancia en materia hacendaria de
otros gobiernos han abrumado a sus pueblos de deudas que no pueden
reembolsar a nuestras cajas, debéis saber que esto también nos ha
costado mucho dinero y grandes esfuerzos... Nosotros no permitiremos el
estancamiento de la moneda, y así no habrá obligaciones sobre el
Estado a excepción de una serie de obligaciones al 1 por 100, a fin de
que el pago de intereses no entregue el poder del Estado a las
sanguijuelas que lo chupan. El derecho de emisión de valores quedará
reservado exclusivamente a las compañías industriales que pagarán
sin dificultad los intereses con sus utilidades; mientras que el Estado
no saca ningún provecho del dinero que se le presta, aunque el
préstamo sea para gastar y no para hacer inversión alguna con él.
Los papeles industriales serán comprados por el mismo gobierno,
transformándose así de recaudador de impuestos en prestamista por
cálculo. Esta providencia hará cesar el estancamiento del dinero, el
parasitismo y la prensa que nos eran útiles, mientras los Cristianos
eran independientes; pero que no son deseables una vez establecido
nuestro gobierno. ¡Es evidente qué escasos de reflexión son los
cerebros puramente animales de los Cristianos! Nos tomaban empréstitos
con interés, sin reflexionar que debieran haber tomado ese dinero, aun
con mayor interés, de las cajas de sus Estados para pagarnos a
nosotros. ¿Qué cosa había más fácil que tomar el dinero que
necesitaban de sus contribuyentes? Esto demuestra la absoluta
superioridad de nuestra inteligencia que supo presentarles el negocio
de los empréstitos bajo el aspecto de que eran ventajosos para ellos.
Los cálculos que nosotros presentamos, esclarecidos a su tiempo con la
enseñanza de la experiencia de muchos siglos, que los estados
cristianos nos han dado en la materia, se distinguirán por su claridad
y certeza, y demostrarán a todos hasta la evidencia la utilidad de
nuestras reformas e innovaciones. Pondrán fin a los abusos, merced a
los que hemos tenido bajo nuestro poder a los Cristianos, abusos que ya
no podrán admitirse en nuestro gobierno. Estableceremos también
nuestro sistema de contabilidad, por el que ni el más insignificante
funcionario podrá distraer de su objeto la más pequeña suma, sin que
ello sea advertido, ni aun darle siquiera otro destino del que tiene
indicado siempre en nuestro plan de acción. Es imposible gobernar sin
un plan definido. Hasta los héroes, que siguen un camino determinado
pero sin ciertas reservas, al fin perecen en él. Los gobernantes
cristianos, a los que en otras ocasiones hemos aconsejado que se
distrajeran de los negocios de Estado, por medio de las recepciones
diplomáticas y de etiqueta y demás diversiones, no eran más que
biombos y pantallas tras de los cuales actuaba nuestro gobierno. Los
informes de los favoritos que los reemplazaban en el despacho de los
negocios les eran suministrados por nuestros agentes y dejaban siempre
satisfechas sus obtusas inteligencias con las promesas para el porvenir
de economías y mejoramientos. Pero economías ¿de qué?, ¿de nuevos
empréstitos?. Esto hubieran podido preguntar y no lo preguntaban a
aquellos que leían nuestras cuentas y nuestros proyectos. Bien sabéis
hasta dónde los ha conducido semejante apatía y a qué desbarajuste
económico han llegado, a cambio de la admirable actividad de sus
pueblos.


PROTOCOLO XXI


Los empréstitos interiores.- .El pasivo y los impuestos.- Las
conversiones.- Cajas de ahorro y la renta.- Impresión de la Bolsa de
valores públicos.- Tasación de valores industriales.


Agregaremos a lo que tratamos en la reunión precedente una
explicación detallada de los empréstitos interiores. Sobre el
empréstito interior nada nos queda por decir, sino que ellos llenaron
nuestras arcas con el dinero de las naciones cristianas; pero para
nuestro gobierno ya no habrá ningún extranjero, supuesto que todo el
mundo será nuestro dominio, y por lo tanto, nada habrá que sea
extraño a nuestro gobierno. La corrupción de los administradores y la
desidia de los gobernantes las hemos aprovechado para recibir sumas
dobles, triples y aun mayores, prestando a los gobiernos cristianos
más de lo que sus Estados necesitan. ¿Quién podría decir cosa igual
respecto de nosotros? Por esto voy a exponer detalladamente el punto
relativo a los empréstitos interiores. Cuando se lanza un empréstito,
los Estados abren una suscripción para la compra de las obligaciones o
bonos del mismo. Para que estas obligaciones estén al alcance de todas
las fortunas, se emiten cupones de 100 a 1.000 pesetas; al mismo tiempo
se hace una rebaja a los primeros suscriptores. Al día siguiente hay
un alza de precio artificial, motivada, según dicen, por el exceso de
demanda de los bonos, pues todo el mundo se echa a buscarlos. Pocos
días después se corre la voz de que las cajas del tesoro están
atestadas de dinero y no se sabe ya dónde guardarlo (¿por qué, pues,
seguir tomándolo?). La suscripción excede muchas veces la emisión
del empréstito: ¡tan grande es la confianza que hay en las letras de
cambio del gobierno! Pero cuando la comedia ha terminado, nos
encontramos delante de un pasivo que acaba de contraerse, pasivo
demasiado gravoso.


Para el pago de los intereses es necesario recurrir a nuevos
empréstitos que no absorben sino que aumentan la deuda principal. Una
vez agotado el crédito, se necesita recurrir a nuevos impuestos, y
éstos sirven no para cubrir el empréstito, es decir la deuda
contraída, sino sólo para pagar los intereses del mismo. Resultando
que estos impuestos son un pasivo empleado en cubrir el pasivo
anterior...Viene después el tiempo de las conversiones que disminuyen
solamente el pago de (o mejor dicho el monto) los intereses, pero sin
amortizar la deuda, conversiones que, además, no pueden hacerse sin el
consentimiento de los que cubrieron el empréstito, o sea los
prestamistas. Al anunciarse una conversión, se ofrece devolver el
dinero a los que no estén dispuestos a aceptarla. Si todos expresan su
deseo de recobrar su dinero, el gobierno queda preso en sus propias
redes y se encuentra imposibilitado de cumplir su oferta.


Afortunadamente, los súbditos de los gobiernos cristianos, poco
versados en negocios financieros, siempre han optado por sufrir la
pérdida consiguiente a la baja de interés mejor que correr el riesgo
de nuevas inversiones de su dinero, con lo que muchas veces han dado a
los gobiernos las facilidades necesarias para poder descargarse de un
pasivo de muchos millones.


En la actualidad, con las deudas exteriores, los Cristianos no piensan
en hacer nada semejante, sabiendo, como saben, que nosotros exigiremos
todo nuestro dinero. Así una bancarrota manifiesta demostrará a las
naciones la falta absoluta de unión entre los intereses de los pueblos
y los gobiernos. Reclamo toda vuestra atención sobre este hecho y los
que a continuación mencionaré. Hoy todos los empréstitos interiores
están consolidados por las deudas llamadas flotantes, esto es, por
deudas cuyo pago es más o menos cercano. Estas deudas están
constituidas por el dinero colocado en las cajas de ahorro y en las
cajas de reserva. Como estos fondos quedan por largo tiempo en manos de
los gobiernos, se evaporan en el pago de intereses de los empréstitos
exteriores, y en su lugar entra en las cajas una suma equivalente de
depósito de la renta. Estos últimos son los que tapan los agujeros de
las cajas del Estado entre los Cristianos. Cuando nosotros lleguemos al
poder, ocupando el trono del mundo, todos estos agujeros en la hacienda
y las finanzas quedarán cubiertos, sin que quede de ellos ni el
recuerdo, pues no es cosa que convenga a nuestros intereses;
suprimiremos igualmente las Bolsas de Fondos Públicos, pues no
consentiremos que el prestigio de nuestro poder se resienta por la
fluctuación de precios de nuestros valores. Estos serán declarados
por ley al precio de su valor completo sin fluctuación posible (el
alza trae consigo la baja y así es como desde el principio de nuestra
campaña hemos jugado nosotros con los valores de los Cristianos).
Sustituiremos las Bolsas por grandes establecimientos de crédito
especial cuyo objeto será tasar o cotizar los valores industriales
según las miras del gobierno. Estos establecimientos estarán en
condiciones de lanzar sobre el mercado quinientos millones de valores
industriales por día. De esta manera todas las empresas industriales
quedarán bajo nuestra dependencia. ¡Ya podéis imaginar el poder que
conquistaremos por este medio!.


PROTOCOLO XXII


El secreto del porvenir.- El mal secular base del bien futuro.- La
aureola del poder y su adoración mística.


Con todo lo que hasta hoy llevo expuesto me he esforzado para mostraros
el secreto de los acontecimientos pasados y presentes: ellos anuncian
un porvenir próximo ya a realizarse. Os mostré el secreto de nuestras
relaciones con los Cristianos y el de nuestras operaciones financieras.
Poco queda que decir sobre este particular. Tenemos en nuestras manos
la más grande fuerza moderna: el oro; podemos en dos días retirar
nuestros depósitos en la proporción y cantidad que sea de nuestro
agrado. ¿Será, pues, necesario todavía demostrar que nuestro
gobierno está predestinado por Dios? Lo que no podremos probar por
medio de esta enorme riqueza es que todo el mal que nos hemos visto
obligados a causar durante tantos siglos ha servido finalmente al
verdadero bien, a poner todo en orden... ¡He aquí la confusión de
nociones de bien y de mal! El orden se restablecerá, en parte, por
medio de la violencia, pero se restablecerá al fin. Sabemos probar que
somos bienhechores de la humanidad; nosotros que hemos hecho al mundo
torturado el verdadero bien de darle la libertad al individuo, que
podrá gozar de descanso; la paz, la dignidad en las relaciones, a
condición, entiéndase bien, de observar las leyes establecidas por
nosotros. Explicaremos de paso que la libertad no es el libertinaje ni
el derecho a la licencia; ni tampoco consiste la dignidad ni la fuerza,
en el derecho de cada uno a proclamar principios subversivos y
destructores, como el derecho de libertad de conciencia, de igualdad y
otros semejantes, ni en modo alguno tampoco el derecho del individuo
consiste en excitarse a sí mismo o excitar a otros haciendo alarde de
talentos oratorios en asambleas tumultuosas. La verdadera libertad
consiste en la inviolabilidad de la persona que observa honrada y
exactamente todas las leyes de la vida en común; la dignidad en la
conciencia de sus derechos y juntamente de sus deberes y de los
derechos de que carece, y no sólo en el desarrollo ilusorio y
fantástico del tema de su YO. Nuestro poder será glorioso porque
será pujante; porque gobernará y dirigirá y no irá remolcado, por
decirlo así, por líderes y oradores de los que a gritos lanzan
palabras huecas y carentes de sentido que enfáticamente llaman grandes
principios, y que no son otra cosa en realidad sino utopías. Nuestro
poder será el árbitro del orden, que es el único que hace la
felicidad de los pueblos, y de los hombres.


PROTOCOLO XXIII


Reducción de la producción de artículos de lujo.- La pequeña
industria.- La huelga.- Prohibición de la embriaguez.- Condenación a
muerte de la sociedad antigua y su resurrección en su nueva forma.- El
elegido de Dios.


Para que los pueblos se acostumbren a la obediencia es necesario que se
acostumbren a la modestia y disminuir, por consiguiente, los objetos de
lujo disminuyendo su producción. Restableceremos la pequeña industria
que dará el golpe a los capitales particulares de los fabricantes.
Esto es aún necesario, porque los grandes industriales dirigen
todavía, muchas veces sin saberlo, es cierto, el espíritu de las
masas contra el gobierno. Un pueblo que fomenta las pequeñas
industrias no sabe de huelgas; sino que vive apegado al orden
establecido, y por lo mismo, también a la fuerza del poder. La huelga
es algo muy perjudicial para un gobierno. Para nosotros su papel
terminará tan pronto como el poder esté en nuestras manos. La
embriaguez será igualmente prohibida por la ley y castigada como un
crimen de lesa humanidad, pues los hombres que se embriagan se
transforman en brutos bajo la influencia del alcohol.


Los súbditos, lo repito una vez más, no obedecen ciegamente sino a
una mano firme, completamente independiente de ellos en la que ven una
espada para defenderlos y una defensa contra las calamidades sociales.
¿Qué necesidad tienen los súbditos de ver en su soberano un alma
angelical? Lo que importa que vean en él es la personificación de la
fuerza y del poder.


El soberano que sustituya a los Gobiernos actuales que han venido
arrastrando su existencia en medio de sociedades desmoralizadas por
nosotros y que han arruinado aun el mismo poder de origen divino, y en
cuyo seno. por todos lados se levanta el fuego de la anarquía; este
soberano, antes que nada, tendrá que extinguir esta llama devoradora.
He aquí la razón que le obligará a condenar a muerte esas
sociedades: tendrá que ahogarlas en sangre para hacerlas luego
resucitar bajo la forma de un ejército bien organizado que sepa luchar
y combatir conscientemente contra toda infección que pudiera invadir
el organismo del Estado. Este elegido de Dios es nombrado de lo alto
para sujetar las fuerzas locas y desatinadas movidas por el instinto,
no por la razón, por la bestialidad y no por la parte noble de la
humanidad. Esas fuerzas triunfan ahora, roban, cometen toda clase de
atentados, toda suerte de violencias, bajo el pretexto de la libertad y
de los derechos. Ellas han destruido todo orden en la sociedad para
levantar sobre estas ruinas el trono del rey de Israel; pero su papel
terminará en el momento en que ese rey ascienda a su trono. Entonces
hay que alejarlas de su camino en el que no debe quedar el menor
obstáculo.


Entonces podremos decir a los pueblos: Dad gracias a Dios y prosternaos
delante del que lleva en su frente el sello de la predestinación hacia
la que Dios mismo ha guiado su estrella para que nadie, excepto ese
predestinado, pueda libraros de todas las fuerzas y de todos los males?

PROTOCOLO XXIV


Consolidación de la estirpe del rey David.- Preparación del rey.-
Exclusión de los herederos directos.- El rey y sus tres mentores. - El
rey-destino. - Intachabilidad de costumbres exteriores del rey de los
israelitas. Pasaremos ahora a tratar de los medios de asegurar las
raíces dinásticas del rey.


En esta obra nos guiarán los mismos principios que hasta ahora nos han
suministrado nuestros sabios para la dirección de todos los negocios
mundiales. Dirigiremos el pensamiento de toda la humanidad. Muchos
miembros de la estirpe de David prepararán los reyes y sus herederos,
escogiendo estos últimos, no según el derecho hereditario, sino
teniendo en consideración sus cualidades sobresalientes; los
iniciarán en los más ocultos secretos de la política; en los planes
de gobierno, siempre bajo la condición de que nadie llegue a penetrar
esos secretos. El objeto de esta manera de proceder es que todo el
mundo sepa que el gobierno no puede ser puesto en otras manos sino en
las de aquellos que están iniciados en los misterios del arte de
gobernar. Sólo a estas personas se les enseñará la aplicación de
los planes políticos, las enseñanzas de la experiencia de los siglos;
todas nuestras observaciones sobre las leyes político-económicas y
sobre ciencias sociales ; en una palabra, todo el espíritu de estas
leyes que la naturaleza misma ha establecido como infalible para
normalizar por ellas las relaciones de los hombres. Muchas veces los
herederos directos serán excluidos del trono, si en el tiempo de sus
estudios dan pruebas de ligereza, de dulzura de carácter y de otras de
esas cualidades o defectos que son perjudiciales en el poder y que
hacen ineptos a los hombres para gobernar y dañan la actuación propia
de un jefe de Estado. Sólo a estas personas se les enseñará la
aplicación de los fines firme e inflexiblemente, hasta cruelmente, si
es necesario, y recibirán de manos de nuestros sabios las riendas del
poder. En caso de alguna enfermedad que pudiera ser causa del
debilitamiento de la voluntad, los reyes deberán, conforme a la ley,
abdicar en otras manos que sean capaces de sostener con la firmeza
necesaria las riendas del gobierno. Los planes de acción del rey,
planes inmediatos que haya de trazar por razones imperativas de
inmediata necesidad, sus planes más remotos todos quedarán ignorados
aun de aquellos que se le asignen como primeros consejeros. Sólo el
rey y sus tres mentores conocerán lo por venir. En la persona del rey,
dueño de sí mismo y de la humanidad, gracias a una voluntad
inquebrantable, todos creerán ver el destino con sus caminos
desconocidos. Nadie sabrá qué es lo que el rey pretende como objeto
de sus mandatos, y así tampoco nadie se atreverá a atravesársele en
un camino que es para todos desconocido. Es necesario sobreentender que
la inteligencia del soberano ha de corresponder al plan de gobierno que
tiene encomendado. Por esto es que no subirá al trono sino después de
haber dado pruebas satisfactorias de su capacidad a nuestros sabios de
que ya hemos hablado. Para que el pueblo conozca y ame a su soberano,
es necesario que trate al pueblo y se comunique con él en los lugares
públicos. Esto producirá la unión necesaria entre las dos fuerzas
que hasta hoy nosotros hemos conservado distanciadas por el mutuo
terror. Este terror nos era absolutamente necesario en otro tiempo,
para que estas dos fuerzas, separadamente, cayeran bajo nuestro poder e
influencia. El rey de Israel no debe estar bajo el dominio de sus
pasiones, especialmente bajo el de la voluptuosidad, ni debe, por
alguna flaqueza de su carácter, dar lugar a que sus instintos animales
se sobrepongan a su razón. La sensualidad obra de manera demasiado
nociva sobre las facultades intelectuales y la clarividencia de las
cosas, inclinándose hacia el lado peor y más bestial de la actividad
humana. La columna de la humanidad en la persona de la semilla santa de
David, debe sacrificar a su pueblo y por su bien, todos sus gustos
personales. Nuestro soberano tiene que ser de una irreprochabilidad
ejemplar. La fuerza ciega del pueblo no puede quedar un solo día sin
tener quien la dirija, y el nuevo poder no hace otra cosa sino
reemplazar al anterior debilitado por el Liberalismo. En nuestros
días, el poder del oro ha reemplazado al poder de los gobiernos
liberales. Hubo un tiempo en que la fe gobernaba. La idea de libertad
es irrealizable, porque nadie hay que sepa usar de ella en su justa
medida. Basta dejar al pueblo que por algún tiempo se gobierne a sí
mismo, para que inmediatamente esta autonomía degenere en libertinaje.
Surgen al punto las discusiones, que se transforman luego en lucos de
buenos sentimientos. Por esta razón hay que esperar mejores resultados
cuando se gobierna a los hombres por medio de la violencia y el terror,
que cuando se trata de gobernarles por medio de las discusiones
académicas. Todo hombre aspira al poder; cada uno quisiera convertirse
en dictador; si esto fuera posible al mismo tiempo, muy poco faltaría
para que no estuvieran todos prontos a sacrificar el bien de los
demás, a trueque de conseguir cada uno su propio provecho. ¿Qué es,
pues, lo que ha reprimido hasta ahora a esa bestia feroz que se llama
hombre? ¿Qué es lo que ha podido dirigirle hasta el presente? Al
iniciarse el orden social, el hombre se ha sometido a la fuerza bruta y
ciega; más tarde, a la Ley, que no es más que esa misma fuerza, pero
disfrazada. De donde yo saco la conclusión que, según la Ley Natural,
el derecho radica en la fuerza. La Libertad Política es una idea y no
un hecho. Se necesita saber aplicar esta idea cuando es necesario
atraer las masas populares a un partido con el cebo de una idea, si ese
partido ha resuelto aplastar al contrario que se halla en el poder.
Este problema resulta de fácil solución si el adversario se mantiene
en el poder en virtud de la idea de libertad, de eso que se llama
Liberalismo, y sacrifica un poco de su fuerza en obsequio de esa idea:
Libertad. Y he aquí por dónde ha de llegar el triunfo de nuestra
teoría: una vez que se aflojan las riendas del poder, inmediatamente
son recogidas por otras manos, en virtud del instinto de conservación,
porque la fuerza ciega del pueblo no puede quedar un solo día sin
tener quien la dirija, y el nuevo poder no hace otra cosa sino
reemplazar al anterior debilitado por el Liberalismo. En nuestros
días, el poder del oro ha reemplazado al poder de los gobiernos
liberales. Hubo un tiempo en que la fe gobernaba. La idea de libertad
es irrealizable, porque nadie hay que sepa usar de ella en su justa
medida. Basta dejar al pueblo que por algún tiempo se gobierne a sí
mismo, para que inmediatamente esta autonomía degenere en libertinaje.
Surgen al punto las discusiones, que se transforman luego en
lucepararán los reyes y sus herederos, escogiendo estos últimos, no
según el derecho hereditario, sino teniendo en consideración sus
cualidades sobresalientes; los iniciarán en los más ocultos secretos
de la política; en los planes de gobierno, siempre bajo la condición
de que nadie llegue a penetrar esos secretos. El objeto de esta manera
de proceder es que todo el mundo sepa que el gobierno no puede ser
puesto en otras manos sino en las de aquellos que están iniciados en
los misterios del arte de gobernar. Sólo a estas personas se les
enseñará la aplicación de los planes políticos, las enseñanzas de
la experiencia de los siglos; todas nuestras observaciones sobre las
leyes político-económicas y sobre ciencias sociales ; en una palabra,
todo el espíritu de estas leyes que la naturaleza misma ha establecido
como infalible para normalizar por ellas las relaciones de los hombres.
Muchas veces los herederos directos serán excluidos del trono, si en
el tiempo de sus estudios dan pruebas de ligereza, de dulzura de
carácter y de otras de esas cualidades o defectos que son
perjudiciales en el poder y que hacen ineptos a los hombres para
gobernar y dañan la actuación propia de un jefe de Estado. Sólo a
estas personas se les enseñará la aplicación de los fines firme e
inflexiblemente, hasta cruelmente, si es necesario, y recibirán de
manos de nuestros sabios las riendas del poder. En caso de alguna
enfermedad que pudiera ser causa del debilitamiento de la voluntad, los
reyes deberán, conforme a la ley, abdicar en otras manos que sean
capaces de sostener con la firmeza necesaria las riendas del gobierno.
Los planes de acción del rey, planes inmediatos que haya de trazar por
razones imperativas de inmediata necesidad, sus planes más remotos
todos quedarán ignorados aun de aquellos que se le asignen como
primeros consejeros. Sólo el rey y sus tres mentores conoceránlo por
venir. En la persona del rey, dueño de sí mismo y de la humanidad,
gracias a una voluntad inquebrantable, todos creerán ver el destino
con sus caminos desconocidos. Nadie sabrá qué es lo que el rey
pretende como objeto de sus mandatos, y así tampoco nadie se atreverá
a atravesársele en un camino que es para todos desconocido. Es
necesario sobreentender que la inteligencia del soberano ha de
corresponder al plan de gobierno que tiene encomendado.

Por esto es que no subirá al trono sino después de haber dado pruebas
satisfactorias de su capacidad a nuestros sabios de que ya hemos
hablado. Para que el pueblo conozca y ame a su soberano, es necesario
que trate al pueblo y se comunique con él en los lugares públicos.
Esto producirá la unión necesaria entre las dos fuerzas que hasta hoy
nosotros hemos conservado distanciadas por el mutuo terror. Este terror
nos era absolutamente necesario en otro tiempo, para que estas dos
fuerzas, separadamente, cayeran bajo nuestro poder e influencia. El rey
de Israel no debe estar bajo el dominio de sus pasiones, especialmente
bajo el de la voluptuosidad, ni debe, por alguna flaqueza de su
carácter, dar lugar a que sus instintos animales se sobrepongan a su
razón. La sensualidad obra de manera demasiado nociva sobre las
facultades intelectuales y la clarividencia de las cosas, inclinándose
hacia el lado peor y más bestial de la actividad humana. La columna de
la humanidad en la persona de la semilla santa de David, debe
sacrificar a su pueblo y por su bien, todos sus gustos personales.
Nuestro soberano tiene que ser de una irreprochabilidad ejemplar.


Firmado por El grado 33 de los Sabios de Sión


Q33NY = Q33NY

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