Bolívar y la masonería

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Sep 1, 2006, 9:53:22 AM9/1/06
to La Agenda de Jahoel
Bolívar y la Masonería

Un aspecto de la actitud voluntariosa y de curiosidad de Bolívar,
apenas en su inicio de su segunda época de su vida, al cumplir los 22
años de edad y que ha sido utilizada con insistencia por sus enemigos
para denigrar de él y pretender perjudicarlo, fue su decisión de
inscribirse en la logia masónica francesa denominada de San Alejandro
de Escocia, el 27 de diciembre de 1805, en donde comenzó como
Aprendiz; a las dos semanas pasó al grado de Compañero, cuando se
requería por el Reglamento, un mínimo de 5 meses (o 5 tenidas) en el
grado de Aprendiz. Para llegar al grado de Maestro se exigía haber
permanecido 7 meses en el grado de Compañero, a la cual escaló a
principios de enero de 1806, y ya para este último año figuraba como
Maestro, o sea en el tercero de los grados simbólicos de la
masonería. Los lapsos establecidos por el Reglamento podían reducirse
previo el pago de una tasa especial por la dispensa. Su efímera
pasantía por la logia llegó hasta el año 1806, cuando se salió de
ella y más nunca participó en ninguno de sus actos. El mismo
Libertador se lo confirma al Coronel Luis Perú de Lacroix, quien si
era masón, cuya confidencia aparece en su libro el Diario de
Bucaramanga en su relato de fecha 11 de mayo de 1828, así: que
también había tenido él la curiosidad de hacerse iniciar para ver de
cerca lo que eran aquellos misterios, y que en París había sido
recibido de Maestro, pero que aquel grado le había bastado para juzgar
lo ridículo de la tal antigua asociación: que en las Logias había
hallado algunos hombres de mérito, bastante fanáticos, muchos
embusteros y muchos más tontos burlados: que todos los masones parecen
unos niños grandes, jugando con señas, morisquetas, palabras
hebraicas, cintas y cordones: que sin embargo la política y los
intrigantes pueden sacar algún partido de esa sociedad secreta, pero
que en el estado de civilización de Colombia, de fanatismo y de
preocupaciones relígiosas en que están sus pueblos, no era político
valerse de la masonería, porque para hacerse algunos partidarios en
las logias se hubiera atraído el odio y la censura de toda la nación,
movida entonces contra él por el clero y los frailes, que se hubieran
valido de aquel pretexto: que por lo mismo poco podía hacerle ganar la
masonería y mucho hacerle perder en la opinión.

Las relaciones entre la logia y Bolívar fueron a partir de 1807 de
mucha indiferencia, pero después éstas se fueron recrudeciendo hasta
llegar a convertirse en unos profundos enemigos. En este sentido, en
carta que el Libertador le dirige al General Santander el 21 de octubre
de 1825, llegó a tildar a todos los que formaban parte de la misma,
como Malditos y Charlatanes. Posteriormente, el 8 de noviembre de 1828,
el Libertador emitió un decreto prohibiendo su funcionamiento en
Colombia, alegando que las sociedades secretas servían solamente para
preparar los trastornos públicos, turbando la tranquilidad y el orden
establecido; que ocultando ellas todas sus operaciones con el velo del
misterio, hacen presumir fundadamente que no son buenas, ni útiles a
la sociedad. Este decreto fue promulgado 1 mes y 13 días después del
atentado en Bogotá contra Bolívar, en la noche del 25 de septiembre
de 1828, y luego de haberse publicado en el órgano de la logia de esa
ciudad, se encontró una nota que decía: Puede ser que Obando haga con
Sucre lo que nosotros no pudimos hacer con Bolívar. Efectivamente
Sucre fue asesinado a los 20 meses y nueve días después (4 de junio
de 1830) del atentado contra Bolívar, en Berruecos, a 13 leguas al
Norte de Pasto (Colombia), bajo la responsabilidad de personas que
pertenecían a la francmasonería.
Edictos de los gobernadores eclesiásticos de Bogotá:

El 3 de diciembre de 1814, los Gobernadores eclesiásticos de Bogotá,
lanzaron un edicto contra las tropas del Gobierno General y su Jefe el
Libertador, con el pretexto de que ellos venían a saquear las
iglesias, perseguir los sacerdotes, destruir la religión, violar las
vírgenes y degollar a los hombres y niños, el cual fue interpretado
por Bolívar como una excomunión, que luego fue revocado el 16 de
diciembre del mismo año con otro edicto en el cual argumentaban todo
lo contrario: que Bolívar era un buen y fiel católico. Entre uno y
otro sólo transcurrieron 13 días de diferencia, aduciendo los
Gobernadores del Arzobispado de Santa Fe, haber sido guiados por falsos
informes. En la Nota pasada por Bolívar a los Gobernadores del
Arzobispado, con fecha 15 de diciembre de 1814, les expresa que en el
tal edicto (del 3 de diciembre) se había denigrado de su carácter y
se le había pintado impío e irreligioso, así como autores de muchos
delitos contra las personas y las cosas; pero que jamás ha tomado
-alega el Libertador- las armas sino para libertar y que en medio de
los combates ha confiado siempre en que mi religiosidad contribuyese a
mi fortuna, pero que es injusto abusar así de la credulidad de un
pueblo que tiene tal confianza en sus sacerdotes. El Libertador espera
de ellos procuren reponer su opinión a los ojos de la multitud por
medio de una pastoral digna del ministerio de U.U.S.S. y de la verdad.

Dentro del lapso de los dos edictos, o sea el 9 de diciembre de 1814,
Bolívar, en carta escrita a Juan Jurado, le manifiesta su gran
preocupación por los comentarios desfavorables que circulaban contra
él, diciéndole: Esos cobardes tanto como fanáticos me llaman
irreligioso y me nombran Nerón.

BOLÍVAR MASÓN
Otro de los acontecimientos que se trae contra la religiosidad del
Libertador es su inscripción en la masonería.

En su célebre obra Diario de Bucaramanga, el francés Luis Perú de
Lacroix, que era entonces masón, narra del modo siguiente las
confidencias que, según él, le hizo el Libertador Simón Bolívar, el
domingo 11 de mayo de 1828:

Habló sobre la Masonería, diciendo que también había tenido él la
curiosidad de hacerse iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos
misterios, y que en París había sido recibido Maestro, pero que aquel
grado le había bastado para juzgar lo ridículo de aquella antigua
asociación; en las Logias había hallado algunos hombres de mérito,
bastantes fanáticos, muchos embusteros y muchos más tontos burlados;
que todos los masones parecen a (sic) unos grandes niños, jugando con
señas, morisquetas, palabras hebraicas, cintas y cordones; que sin
embargo la política y los intrigantes pueden sacar algún partido de
aquella sociedad secreta, pero que en el estado de civilización de
Colombia de fanatismo y de preocupaciones religiosas en que están sus
pueblos, no era político valerse de la Masonería, porque para hacerse
algunos partidarios en las Logias se hubiera atraído el odio y la
censura de toda la Nación, movida entonces contra él por el clero y
los frailes, que se hubieran valido de aquel pretexto; que por lo mismo
poco podía hacerle ganar la Masonería, y hacerle perder mucho en la
opinión.

Esta versión contada por Bolívar fue corroborada con la aparición
del Acta mediante la cual consta con su firma autógrafa, su ascenso a
compañero, segundo grado de la Masonería, en la Logia Saint Alexandre
d'Escosse, de París.

A la gloria del Gran Arquitecto del Universo, y el undécimo mes del
año de la Gran Luz 5805 los trabajos de Compañero han sido abiertos
al este por el Respetable Hermano de Latour d'Auvergne, alumbrando el
oeste y el sur de los Respetables Hermanos Thory y Potu: La lectura de
la última plancha trazada ha sido hecha y aprobada, el Venerable ha
propuesto que se eleve al grado de Compañero al Hermano Bolívar
nuevamente iniciado a causa de un próximo viaje que está a punto de
emprender. El parecer de los hermanos habiendo sido unánime por su
admisión y el escrutinio favorable, el Hermano Bolívar ha sido
introducido en el Templo y después de las formalidades necesarias ha
prestado a los pies del Trono la obligación usual, colocado entre los
dos Vigilantes ha sido proclamado Caballero Compañero Masón de la
Respetable Madre Logia Escocesa de San Alejandro de Escocia. Este
trabajo ha sido coronado por un triple Huze y el Hermano, después de
haber dado las gracias, ha ocupado su lugar a la cabeza de la Columna
del Mediodía.

Los trabajos se han cerrado del modo acostumbrado.

G. La Tour d'Auvergne
Venerable

Visto por Nos, Orador Thory Potu,
Segundo

De Haupt, 33°
Vigilante

Fl. Vidal

Gran juez del 33º

Es conveniente aclarar que Bartolomé Mitre fue quien reveló este dato
diciendo: ...En esta asociación secreta, ramificada en el ejército y
la Marina, y que en Cádiz solamente, contaba cuarenta iniciados en sus
dos grados, se afilió San Martín, casi al mismo tiempo que Bolívar;
ligándose así por un mismo juramento prestado en el viejo mundo, los
dos futuros Libertadores del Nuevo Mundo, que partiendo de un mismo
centro con idénticos propósitos, elevándose por iguales medios y ti
la misma altura, debían encontrarse más tarde frente á frente en la
mitad de su gloriosa carrera... Y luego, más abajo añade el texto del
juramento adicional con la profesión de fe del dogma republicano. La
fórmula era la siguiente: Nunca reconocerás por gobierno legítimo de
tu Patria sino á aquel que sea elegido por la libre y espontánea
voluntad de los pueblos; y siendo el sistema republicano el más
adaptable al gobierno de las Américas, propenderás por cuantos medios
estén a tus alcances, á que los pueblos se decidan por él.

Posteriormente Jules Mancini repite la tesis de Mitre, con esa
franqueza que caracterizaba a Bolívar, respondió: Sí es verdad, yo
me inscribí en la masonería de París pensando que eso podía
servirme para mis deseos de independencia; pero muy pronto me salí de
ella, porque sólo encontré allí, unos cuantos ilusos, bastante
ignorantes y muchísimos necios que juegan con cintas y símbolos que
ni siquiera conocen.

Monseñor Nicolás Eugenio Navarro Ortega, al comentar el Diario de
Bucaramanga, dice: Algo quizá de mayor calibre dijo el Libertador,
puesto que Perú de Lacroix que nos trasmite el diálogo, hizo la
pregunta en la certeza de que vendría un elogio para la masonería por
parte del Libertador.

Esto es suficiente para explicar de boca del mismo Libertador ese paso
de su vida que muchos quieren aprovechar para hablar en contra de su
fe. Sus detractores y enemigos han querido presentarlo como verdadero
masón, lo cual prueba que no conocen las actividades que desarrolló
en contra de la masonería y el decreto que lanzó para su total
exterminio en Colombia. Allí, las logias cobijaron los más acerbos e
intrigantes enemigos políticos de Bolívar, quienes a su sombra,
desarrollaron actividades subversivas. Bolívar, que descubrió su
pérfido maquiavelismo, tuvo contra ellos las más fuertes expresiones.

En carta al General Santander, suscrita en Potosí el 21 de octubre de
1825, le dice:

Malditos sean los masones y los tales filósofos charlatanes. Estos han
de reunir los dos bellos partidos de cuervos blancos, con cuervos
negros: al primero por quererlo humillar, y al segundo por quererlo
ensalzar. Por los filósofos, masones y cuervos, no he de ir a
Colombia. Por acá no hay nada de esto, y los que haya, serán tratados
como es justo. Soy de usted de corazón. Bolívar.

Aunque nos adelantamos un poco a los últimos años del Libertador,
creo conveniente poner aquí que fueron las logias las que fraguaron
directamente contra la persona del Libertador, el execrable atentado
del 25 de septiembre de 1828 en Bogotá.

En esos mismos días, en un número del órgano de la logia de Bogotá,
salió un comentario que decía textualmente:

Puede ser que Obando haga con Sucre lo que nosotros no pudimos hacer
con Bolívar.

Convencido de que las Logias o Sociedades Secretas fomentaban y
patrocinaban la lucha contra el gobierno, el Libertador dio un Decreto
Ley por el cual acababa con la masonería y las Logias de Colombia. He
aquí esta pieza que por sí sola evidencia a las claras que no
solamente Simón Bolívar no fue masón convencido, sino que se plantó
como el principal y más fuerte enemigo de esa Institución.

Simón Bolívar, Libertador, Presidente, etc. Habiendo acreditado la
experiencia, tanto en Colombia como en otras naciones, que las
sociedades secretas sirven especialmente para preparar los trastornos
públicos turbando la tranquilidad pública y el orden establecido; que
ocultando ellas todas sus operaciones con el velo del misterio, hacen
presumir fundadamente que no son buenas, ni útiles a la sociedad, y
por lo mismo excitan sospechas y alarman a todos aquellos que ignoran
los objetos de que se ocupan; oído el dictamen del Consejo de
Ministros,

Decreto:

Artículo 1º: Se prohíben en Colombia todas las sociedades o
confraternidades secretas, sea cual fuere la denominación de cada una.
Artículo 2°: Los Gobernadores de las Provincias, por sí y por medio
de los Jefes de Policía de los Cantones, disolverán e impedirán las
reuniones de las sociedades secretas, averiguando cuidadosamente si
existen algunas en sus respectivas provincias.
Artículo 3°: Cualquiera que diere o arrendare su casa o local para
una sociedad secreta incurrirá en la multa de 200 pesos, y cada uno de
los que concurran, en la de 100 pesos por la primera y segunda vez; por
la tercera y demás será doble la multa; los que no pudieren
satisfacer la multa sufrirán por la primera y segunda vez dos meses de
prisión, y por la tercera y demás será doble la pena.

Parágrafo 1°: Los Gobernadores y Jefes de Policía aplicarán la pena
a los contraventores haciéndolo breve y sumariamente, sin que ninguno
pueda alegar fuero Cero en contrario.

Parágrafo 2°: Las multas se destinan para gastos de policía, bajo la
Dirección de los Gobernadores de las Provincias.
El Ministro Secretario de Estado del Despacho del Interior queda
encargado de la ejecución de este decreto.

Dado en Bogotá a 8 de noviembre de 1828.
Simón Bolívar. .


Además de Simón Rodríguez, también Francisco de Miranda influye en
el Libertador con sus ideas; es bueno recordar que El Precursor durante
toda su vida se presentó como católico romano y que quiso que fueran
bautizados en esta religión sus dos hijos. Por ésta su profesión de
fe católica no se le pudo nombrar Oficial del Ejército Británico;
así lo declaró una vez Williams Pitt, y el mismo Miranda lo recuerda
en carta del 8 de septiembre de 1791.

No obstante su admiración por las Leyes y Costumbres Anglosajonas,
Miranda rechazó con energía las señales de intolerancia protestantes
con que tropezó alguna vez en los Estados Unidos. Así llamó en su
diario Bárbaro Ignorante al Pastor Presbiteriano J. Murrac, que pedía
a Dios la extirpación de las demás confesiones cristianas y llamó
tonto a un Predicador de King Chapell de Boston, de nombre Friedman,
que se atrevió a decir en el púlpito que la Trinidad era un absurdo y
que el Credo de San Atanasio era apócrifo.

El Precursor invocaba frecuentemente a la Divina Providencia, árbitro
supremo de las cosas humanas, guardaba entre sus libros la Biblia
políglota de Arias Montano. Se consoló en su prisión de La Carraca
con la lectura del Nuevo Testamento, insistió siempre con Pitt y sus
Ministros en que la ayuda inglesa a la Independencia de su Colombia no
había de provocar detrimento a la conservación en ella de la
Religión Católica Romana.

El 8 de julio de 1811, en Caracas, todas las personas mayores de 15
años debían hacer el siguiente juramento como prueba de su adhesión,
reconocimiento y fidelidad a la Soberanía y Gobierno, ante las
autoridades respectivas:

¿Juráis a Dios y a los Santos Evangelios que estáis tocando,
reconocer la Soberanía y absoluta Independencia, que el Orden de la
Divina Providencia ha restituido a las Provincias Unidas de Venezuela
libres y exentas para siempre de toda sumisión y dependencia de la
Monarquía española, y de cualquier corporación o jefe que la
represente en adelante. Obedecer y respetar los Magistrados
constituidos y que se constituyan, y las leyes que fuesen
legítimamente sancionadas y promulgadas. Oponernos a recibir cualquier
otra dominación, y defender con vuestra persona y con todas vuestras
fuerzas los Estados de la Confederación Venezolana, y conservar y
mantener pura e ilesa la Santa Religión Católica, Apostólica Romana
única y exclusiva en estos países y defender el Misterio de la
Concepción Inmaculada de la Virgen María Nuestra Señora?.

Claro que parte del juramento no fue inspirado por Miranda, pero si él
no lo hizo, al menos lo permitió. Sin embargo, esta medalla del
Precursor católico también tiene su reverso.

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