M'avanço, que tinc visita.
Encara que el títol de l'article de David Brooks no tingui res a
veure, aquesta idea del ball m'agrada; em representa el que està
passant a molts llocs d'aquest país amb l'elecció d'alcaldes o
presidents d'autonomia.Un ball que porta a molta gent de cap, des de
grans ciutats a pobles petits -com en el que visc-. El pitjor de tot
és que no sabrem si la parella que triem és d'aquells que et
trepitgen, fins que ja tens els peus fets malbé.
Baile non grato
David Brooks
Trump, líder del partido cuyo símbolo es un elefante, acusa a México
de aprovecharse de Estados Unidos durante décadas, de permitir una
invasión de personas y drogas y que no hay nada de que hablar con sus
contrapartes mexicanas hasta que cumplan sus órdenes.
O sea, el mismo guion con que arrancó su campaña presidencial y que
aparentemente funciona para sus fines político electorales internos.
Esto no tienen nada que ver con los hechos, los datos y los argumentos
sobre una de las relaciones bilaterales más complejas en el mundo.
Una invitación al diálogo para resolver el actual conflicto binacional
tiene un problema de inicio: no hay problema más que el provocado por
Trump a través de su fabricada emergencia nacional en la frontera. O
sea, ¿qué se está negociando, si no existe el problema?
¿Qué es lo que quiere Trump? Primero, nutrir la histeria de sus bases
con fines electorales; segundo, desviar la atención de las
investigaciones sobre su corrupción, sus engaños y encubrimiento y,
tercero, según su propio jefe de gabinete, que México sea su migra,
que incluye aceptar el acuerdo de ser un tercer país seguro.
Ceder ante esto sólo llevará a nuevas exigencias de más concesiones al
ritmo de lo que la Casa Blanca necesite para sus fines electorales, y
el tema de la migración, queda claro, está y estará al centro de la
campaña de relección de Trump. O sea, todo indica que el uso de la
crisis inventada con México empeorará.
La historia, la literatura y la filosofía universales ofrecen ejemplos
de que ceder ante un bully, y peor aún, un bully imperial, abre la
puerta a más y más de lo mismo, un cuento de no acabar.
¿Y qué tal si ya no se coopera con esta Casa Blanca? Esa ha sido
palabra sagrada en la relación bilateral. Pero él es quien no está
cooperando y por lo tanto, tal vez es tiempo de ignorarlo. ¡Uy no!, se
escucha el coro de expertos de ambos lados de la frontera. Pero qué
tal si se le presenta una serie de demandas que él tiene que cumplir
para comprobar que él está cooperando, afirmar que México y otros
países se comprometen a cumplir con sus obligaciones según el derecho
internacional, bajo los acuerdos y los tratados que imperan desde el
ámbito de derechos humanos hasta los derechos del capital y su
comercio, y que se espera lo mismo de Trump. Le corresponde a los
estadunidenses aceptar o no el comportamiento de su presidente,
incluyendo las consecuencias económicas de sus amenazas para su propio
país (economistas, empresarios y políticos de ambos partidos advierten
de que el uso de los aranceles contra México podrían detonar una
recesión en Estados Unidos).
No sería dejar de cooperar con Estados Unidos, con sus empresas,
gobernadores, alcaldes, legisladores respetuosos y diversos sectores
de esta sociedad. Sólo no con el insultador en jefe.
Pero, responde el coro muy experto, eso llevará a cosas peores.
Ofender al pueblo mexicano (y otros), perseguir con violencia a los
migrantes, generar odio peligroso, enjaular a niños y familias, violar
los derechos humanos y civiles de ellos y sus defensores, y hasta
amenazar con fuerza militar en la frontera. ¿Algo peor?
Una de las voces más influyentes entre las filas y apologistas de
Trump, el locutor Tucker Carlson, de Fox News, acaba de declarar que
México es un poder extranjero hostil ante el cual Estados Unidos tiene
que defenderse. Varios asesores de la Casa Blanca están de acuerdo.
¿Estamos en guerra?
¿O será que el autoproclamado genio extremadamente estable sólo
necesita un poco de simpatía y que alguien lo agarre de la manita para
decirle que no se asuste tanto, que ya nos portaremos mejor (bueno,
tantito)? El líder del país más poderoso de la historia insiste en que
otros países se han aprovechado de su país, y que niños y sus padres
huyendo de la pobreza y la violencia son tal amenaza que han tenido
que declarar una emergencia nacional. Pobrecito, tanto miedo.
La cooperación y la diplomacia es una danza, pero es imposible bailar
con los elefantes (por lo menos, éste). Ante la locura, no funciona la
racionalidad. Es hora de nombrarlo persona non grata y dejar de
invitarlo al baile.
* * *
RAÚL ZIBECHI
PERIODISTA
CHINA ABRE GRIETAS EN EUROPA
La guerra por la supremacía global desatada por Donald Trump contra
China, puede estrellarse en Europa. Si así sucediera, y hay varios
indicios que apuntan en esa dirección, Estados Unidos se estaría
distanciando de su más importante aliado en el mundo desde 1945.
Mientras la estrella de Washington parece declinar, la de Beijing
asciende de forma lenta pero implacable.
China consiguió integrar a Italia a la Ruta de la Seda, su mayor y más
potente proyecto global, que pretende conectar Asia, Medio Oriente y
Europa con una inmensa red de infraestructuras. En medio de una
prolongada carencia de financiación, Italia necesitaba incorporase al
proyecto chino que le otorga un respiro y promete proyectos e
inversiones. Para China, en tanto, el acuerdo con Italia es un triunfo
geopolítico al tratarse del primer país del G-7 en sumarse a su
proyecto estrella, a la vez que los puertos italianos son una baza
para lubricar el comercio y el transporte de mercancías.
El segundo dato surge de la encuesta realizada por Commerzbank entre
empresarios alemanes, quienes creen que China es un socio comercial
mucho más fiable que los Estados Unidos y Gran Bretaña. Más de dos
tercios (68%) de las empresas con una presencia física en Estados
Unidos y el 64 por ciento de los exportadores a ese mercado, temen que
la política exterior y comercial de Washington tenga un impacto
negativo en sus negocios (
https://bit.ly/2QyoFvG).
Constata la encuesta que de las 115 empresas alemanas que están
considerando la transferencia de sus instalaciones al extranjero, el
31% pueden llevarlas a China, en tanto, sólo el 9% consideran la
posibilidad de hacerlo hacia Estados Unidos.
Se trata de las opiniones de los gerentes de primer nivel de las dos
mil principales empresas de Alemania, país que se ha convertido en el
mayor socio comercial de China. Esos altos mandos del mundo
empresarial, consideran que China es más fiable que la superpotencia,
ya que sus políticas son más predecibles que las del errático Trump.
En la actual guerra comercial, los alemanas consideran que el papel de
China es defensivo, mientras culpan a Trump del conflicto.
El tercer dato surge de una parte del empresariado español. El
consejero delegado de Telefónica, Ángel Vilá, señaló en una entrevista
a Xinhua que el informe sobre perspectivas económicas de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no
ha detectado ninguna brecha de seguridad en sus proveedores
tecnológicos, entre los que se encuentra Huawei. Telefónica tiene
fuerte presencia en América del Sur, donde Huawei marcha a la cabeza
en varios países, y ambas empresas son aliadas en la implantación de
5G en el mercado español.
«Estamos listos para actuar y para proponer a las instituciones
multilaterales, como la UE, pruebas de campo comunes con el fin de
asegurar que la tecnología es segura y no está vinculada a otro tipo
de disputas comerciales que pueden generar daños colaterales en
desarrollo tecnológico», dijo el ejecutivo a la agencia china
(
https://bit.ly/2I8NOJk).
Es evidente que la presión de Estados Unidos sobre Europa para que
elija entre una alianza con el país asiático y mantener la tradicional
alianza con Washington, recién comienza y habrá de incrementarse en
los próximos años. Sin embargo, a diferencia de situaciones
anteriores, los países de la Unión Europea no están reaccionando en
bloque a favor de la política de Trump. Es posible incluso que la
agresividad del presidente estadounidense consiga efectos contrarios a
los buscados.
Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, sostiene
que este año el país asiático superará por primera vez a Estados
Unidos en el registro mundial de patentes. Con 4 millones de
ingenieros trabajando en el sector tecnológico, «la competitividad de
China en materia de inteligencia artificial, manufactura inteligente,
robótica, vehículos eléctricos, parece imparable. En muchos ámbitos
lleva años de adelanto con respeto al Occidente desarrollado. La que
era fábrica del mundo hasta hace poco tiempo, representa hoy la gran
plataforma de innovación global» (
https://bit.ly/2YX9Llk).
Es evidente que la guerra comercial en curso provocará profundos daños
a China, que tiene además importantes vulnerabilidades económicas y
políticas. Pero está en una situación mejor que la de su principal
competidor. Como bien recuerda Ríos, China es hoy el primer socio
comercial de 120 economías del mundo, en tanto Estados Unidos tiene
déficit comercial con 102 países.
Más importante aún es que para buena parte de los países en los cinco
continentes, las relaciones con China son un alivio en un mundo cruel
para las naciones más débiles que son sofocadas por las políticas de
las instituciones financieras internacionales. Así sucede en África y
en América del Sur, donde incluso los gobiernos conservadores como los
de Chile y Perú se han sumado a la Ruta de la Seda, que les promete
condiciones financieras y comerciales mejores que las que ofrecen las
agencias occidentales bajo tutela de Washington.
Pero hay algo más, de extrema importancia. La población china y sus
autoridades no están dispuestas a doblegarse a las presiones
occidentales. Nadie en China ha olvidado las humillaciones a las que
fue sometida la nación: las guerras del opio en el siglo XIX y la
invasión japonesa en el XX, que pusieron a la vieja civilización de
rodillas. Un desastre nacional que solo comenzó a enderezarse con la
revolución encabezada por Mao Zedong desde 1949.
No es ninguna casualidad que el presidente Xi Jinping haya
reivindicado, en plena crisis con el gobierno Trump, la necesidad de
recuperar el espíritu de la Larga Marcha, la mayor gesta
político-militar del partido comunista. Xi realizó un acto de homenaje
en el sitio donde se inició la marcha, en la provincia de Jiangxi. El
mensaje no puede ser más claro: estamos dispuestos a hacer los
sacrificios necesarios, como en el pasado, para seguir adelante y
salvaguardar la dignidad de la nación.