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Miquel Angel Soria

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Dec 30, 2024, 1:30:56 AM12/30/24
to icv-euia_e...@googlegroups.com
El 29 de desembre de 2005 ens deixava Jesús Orta Ruix, més conegut com
Indio Naborí.
Lleeixo a EcuRed (la Wikipèdia cubana):

"Fusión de lo popular y lo culto

La crítica literaria no demoró en reconocerle el mérito de haber
logrado la fusión de lo popular y lo culto, situándolo en el
neopopularismo de la Generación del 27. El poeta de tan humilde origen
no tardó en ensanchar el horizonte de su poesía con el ejercicio de
las más variadas formas clásicas e incluso el versolibrismo, porque,
como ha dicho Martí, cada emoción trae su métrica. Por estos medios su
poética se nos da en tres vertientes: campesina, social y
autobiográfica, la cual ha sido objeto de autorizados reconocimientos.

Su prosa, también reconocida y laureada, abarca diversos temas como
prólogos, ensayos, estudios de tradiciones, folklor, literatura y una
extensa obra periodística. Figura en la mayoría de las antologías
cubanas del siglo XX. Sus poemas han sido traducidos al inglés,
francés, italiano, ruso, checo, chino y yugoslavo. Cuenta con una
extensa obra en la que figuran diez títulos en prosa y catorce
poemarios."
I un poema:

MEDGAR EVERS

Evers, negro de Jackson
con una bala rubia en la mitad del pecho,
malherido azabache,
asesinado ébano,
púroura derramada en la corriente
del Mississipi de los muertos,
hombre martirizado por los hombres,
¡negro!
Negro: color de las angustias,
color acribillado por plomos y desprecios;
en la acuarela del dolor, mezclado
al rojo más violento.
¡Siempre lo negro con lo rojo!
¡Siempre lo rojo con lo negro!






Brasil: tiempos tensos y agitados
Eric Nepomuceno (La Jornada)

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva contempla el final del segundo
año de su tercer mandato consciente de que el país vivió tiempos
tensos y agitados, especialmente en el segundo semestre, que
alcanzaron su auge entre noviembre y diciembre.

También tiene consciencia de que el escenario podrá repetirse, quizá
reforzado, a partir de enero. Por su vez, son varias contradicciones.
La inflación está bajo control, aunque con más fuerza precisamente en
el rubro que provoca mayor desgaste del gobierno junto a la opinión
pública, el sector de alimentos. El desempleo es el menor de los
últimos 25 años.

La economía como un todo creció dentro de lo programado. Mal que bien,
el gobierno logró aprobar en el peor, mayor defensor de intereses
particulares, el más vendible Congreso de la historia, varios
proyectos importantes, pese a las alteraciones sufridas en manos de
diputados que no se venden, se alquilan.

Y sin que no se encuentre una explicación clara y concreta, la
aprobación tanto de Lula da Silva como de su gobierno en la opinión
pública, acorde a sondeos realizados por instituciones respetadas por
analistas y estudiosos, es débil.

Entre los entrevistados que aprueban y los que desaprueban el gobierno
la diferencia viene oscilando entre dos y tres puntos, alrededor de 35
por ciento. Vale recordar que de acuerdo con los mismos institutos,
tal distancia se sitúa dentro del llamado margen de error.

El gran sacudón de los últimos días de 2024 se dividió en dos. Uno, en
la prisión de un general cuatro estrellas, algo inédito en la historia
brasileña, y el otro la disparada del dólar en el mercado cambiario.

Para tener idea del escenario del cambio, el real brasileño fue, de
las 15 principales monedas mundiales, la que más perdió valor frente
al dólar.

El Banco Central trató de contener el desagüe vendiendo borbotones de
dólares. Sólo entre el jueves 19 y el viernes 20, fueron más de 8 mil
millones de dólares despejados en el mercado.

Pero aun así el dólar siguió manteniéndose por encima de la marca de
los seis reales. Se supone que hay fuerte dosis de la más pura
especulación: pero seguramente la falta de confianza relacionada con
2025 también contribuye para el cuadro.

Tal desconfianza tiene por base esencialmente qué hará el presidente
electo de Estados Unidos, Donald Trump a partir de la Casa Blanca. Si
cumple la promesa de expulsar residentes ilegales y tasar
exportaciones de varios países, Brasil entre ellos, el cuadro se hará
más feo.

El otro sacudón en el escenario se dio con la prisión del general
cuatro estrellas, aunque retirado, Walter Braga Netto.

Su nombre estaba en la lista junto con otros 36 sospechosos de tramar
un golpe de Estado. Entre ellos otro general retirado, ya detenido, y
el desequilibrado ultraderechista Jair Bolsonaro, durante cuyo
gobierno Braga Netto fue ministro de Defensa. Además, participó, como
candidato a vicepresidente, del intento de Bolsonaro mantenerse en la
presidencia.

Sobran indicios de que el ex presidente Bolsonaro está cada vez más
cerca de la prisión. Quizá por eso el silencio sepulcral frente a la
prisión de su amigo.

Braga Netto, es verdad, disfruta de ventajas. Está preso en una sala
con televisión y aire acondicionado y recibe la misma comida que los
demás oficiales del cuartel en el que está detenido.

Pero hay una amarga ironía: él ya fue comandante de ese mismo cuartel
en Río. Del comando a la sala transformada en cárcel ha sido un viaje
bastante corto.

* * *
LOS BALCANES Y LA ENERGÍA
Una historia albanesa
Enric Juliana (Penínsulas)

Conocí a Agron Dine durante mi segundo viaje a Albania. Febrero de
1999. Había empezado una nueva guerra balcánica, la guerra de Kosovo,
y aumentaba sin cesar la llegada de refugiados albano-kosovares a
Italia, país en el que entonces trabajaba como corresponsal de La
Vanguardia. Propuse un reportaje sobre el canal de Otranto, la ruta
más corta entre Albania e Italia, y tomé el tren del sur junto con el
fotógrafo Ivo Saglietti, viejo amigo del que conservo un gran
recuerdo.
Viajamos hasta la localidad de Otranto, muy al sur de la Apulia,
visitamos el centro de refugiados, subimos a una embarcación de la
Guardia de Finanzas encargada de la vigilancia costera, y asistimos a
la llegada de una lancha de contrabandistas albaneses con refugiados a
bordo. La persecución fue prudente. La nave militar italiana dibujaba
círculos en el mar y desplegaba una red, intentando que esta bloquease
las hélices de la veloz lancha albanesa. El piloto italiano evitaba
giros bruscos que pudiesen provocar el naufragio de la otra
embarcación. Eran otros tiempos, imperaban otras formas y otros
lenguajes. Ningún político se ganaba la vida en Italia cerrando
puertos e insultando a los extranjeros. Eso vendría veinticinco años
después. La aventura terminó con un grupo de refugiados a bordo,
entre ellos una señora de unos ochenta años, que los ‘skafisti’, los
contrabandistas albaneses, habían abandonado velozmente en unas rocas
de la costa. Campesinos del Kosovo.
Al día siguiente embarcamos en una vieja nave rumbo a Vlorë (Valona en
italiano), el puerto albanés más cercano, punto de partida de los
contrabandistas. Doce horas de travesía para recorrer 60 millas
náuticas. Llegamos a primera hora de la mañana a una ciudad envuelta
en la niebla, que parecía devastada por un vendaval sin árboles
caídos. Pedestales vacíos, suciedad, abandono y decenas de coches
robados en Italia, sin matrícula, en manos de adolescentes
embravecidos. Albania había estallado. La delirante autarquía
socialista de Enver Hoxha se había transformado en un sórdido caos.
Llovía y nos guarecimos en un portal. Al cabo de unos minutos apareció
un vecino del inmueble. Intercambiamos unas palabras en italiano, un
italiano gestual y telegráfico, y nos invitó a subir a su casa. Me
llamo Agron Dine, nací en Tirana en 1948, soy artista pintor, he
dirigido la escuela de Bellas Artes de Vlorë y en estos momentos no sé
donde estoy. Quería un país más libre y hoy tengo miedo a que mis dos
hijos salgan solos de casa. Esta es ahora una ciudad peligrosa.
Agron nos presentó a su esposa Miranda, que había dirigido la única
fábrica de lámparas existente en Albania hasta su cierre. Ella hablaba
un italiano más articulado, aprendido de las emisiones de la RAI, que
podían escuchar, pero no ver, debido a las constantes interferencias.
Largas tarde del domingo escuchando ‘Domenica In’, el programa estelar
del primer canal de la RAI, sin ver el rostro de Pippo Baudo, leyenda
de la cultura popular italiana en los años ochenta antes de los
teléfonos móviles. La cultura popular democristiana: casa, familia,
letras del Tesoro, Aldo Moro que estás en los cielos, Giulio Andreotti
que habrás pactado una corta estancia en el infierno, el festival de
San Remo y variedades el domingo por la tarde. Una Italia cantada.
Agron y Miranda también soñaban con un país cantado. Llevaban años
oyendo canciones lejanas y aún no habían podido desentrañar todo su
significado. Agron nos contó que en los años setenta, cuando estudiaba
Bellas Artes en Tirana, había formado parte de una breve generación de
jóvenes albaneses que se habían dejado crecer el pelo, siguiendo una
onda de la que apenas tenían noticias. Fueron castigados. El
estudiante Agron Dine tenía otra mancha en el expediente: su padre
había sido partisano, pero su madre descendía de una familia de
kulakis. Su abuelo había sido propietario agrario, kulaki, en ruso.
Por lo tanto, el nieto era sospechoso de egoísmo pequeño burgués. Le
enviaron al sur, a impartir clases en Vlorë, lejos de Tirana. La
conversación se fue animando y nos explicó que un cuadro suyo, en el
que dos soldados dialogan con una campesina, había sido premiado
durante el mandato de Ramiz Alia, sucesor de Hoxha, el Gorbachov
albanés, camaleónico dirigente de una apertura controlada. Dos
soldados hablan con una mujer del pueblo en una calle que acaba de
cambiar de nombre. La vieja placa ha sido arrojada al suelo: calle
Mussolini. La nueva dice: calle de la Conferencia de Paz. El cuadro se
titulaba. “Los tiempos están cambiando”.
Los tiempos cambiaron y Agron Dine y su familia se vieron empujados a
emigrar a Grecia. Le perdí la pista durante años hasta que un día puse
su nombre en Facebook y apareció una cuenta que le identificaba. Las
redes sociales nos enfrentan y también nos acercan. Había regresado a
Vlorë, regentaba una galería de arte y su obra había recorrido
diversas exposiciones de pintura albanesa en Estados Unidos y Europa.
El presidente de la República de Albania le condecoró en 2012. Agron
Dine había logrado sobrevivir al torbellino de los Balcanes.
Conseguí contactar con él por teléfono. Fue una conversación
telegráfica y entrecortada. Recordaba nuestro fugaz encuentro, me dijo
que había estado enfermo y agradeció la llamada. Creo que aquel día
fui un fantasma del pasado. He vuelto a buscar en Facebook y su cuenta
ya no está. Hoy tendría 76 años. Se pueden encontrar en internet
diversas menciones a su obra. Un joven pintor del realismo socialista
enviado a una ciudad del sur porque su fidelidad no estaba del todo
asegurada. Recuerdo su mirada incisiva. Recuerdo que fumaba sin parar.
Recuerdo los cuadros que nos mostró en su casa: el realismo socialista
se había transformado en un expresionismo mitológico; el caos se había
apoderado del país y él pintaba una Albania homérica, fuerzas antiguas
en busca de un nuevo orden. Después se reconcilió con el paisaje.
Hoy, Albania, país con 2,7 millones de habitantes, aspira a formar
parte de la Unión Europea, sus playas se están convirtiendo en un
atractivo destino turístico, Italia les sigue mirando como si fuesen
su colonia, y acaban de prohibir Tik Tok durante un año para proteger
a los menores. No puede afirmarse categóricamente que el contrabando y
sus negocios anexos hayan desaparecido. Albania es un país
interesante, que muestra la furia de la geografía cuando las montañas
hacen política. Todo en Albania tiende al hermetismo, empezando por su
idioma, una rama muy específica del frondoso árbol indo-europeo.
Albania es un país que se puede cerrar fácilmente, puesto que está
rodeado de altas montañas. Basta con vigilar bien la costa. Es lo que
hizo Enver Hoxha, ordenando la construcción de miles de búnkers a lo
largo del litoral. Hoxha rompió primero con la URSS, cuando Nikita
Jruschov denunció los crímenes de Stalin en 1956, y veinte años
después rompió con la República Popular China, cuando Mao Zedong y
Zhou Enlai empezaron a juguetear con Richard Nixon y Henry Kissinger.
Hoxha se había formado en París. Su ideal era la vida tranquila de una
capital de provincias francesa.
Recuerdo otra escena de aquel viaje a Vlöre. Agron Dine nos propuso
comer en el puerto, donde tenía conocidos que nos podían hablar de los
‘skafisti’. Se sentó con nosotros un tipo que parecía bastante
enterado de lo que se cocía en la ciudad. Cuando un orden se desmorona
pronto surgen guías que saben orientarse en medio del caos. Su primer
consejo fue que a las siete de la tarde nos fuésemos al hotel y no
saliésemos de noche, puesto que la ciudad se había vuelto peligrosa y
podía haber tiroteos. Entre vasos de rakia, el aguardiente de los
Balcanes, aquel hombre no nos desveló ningún secreto sobre los
contrabandistas, pero si nos contó que Vlorë figuraba en el mapa de
los corredores. Nos lo dijo muy seriamente. Aquel mapa mental le
impresionaba. Aquella gris ciudad portuaria en la que ninguna estatua
se mantenía en pie figuraba en un mapa del futuro. “Hay un corredor
muy importante que puede pasar por Vlorë”. No entendí nada.
Al regresar a Italia encontré referencias a los futuros corredores
energéticos de los Balcanes en la revista Limes, una publicación
geopolítica de gran calidad. La Europa del Este era objeto de una
profunda reorganización política, económica y social y se estaban
dibujando los futuros gasoductos. Lo acabé de entender años más tarde
viendo un mapa del gasoducto Transadriático, importante conducción
inaugurada en mayo del 2020 que transporta gas de los yacimientos de
Bakú, en Azerbaiyán, hasta Italia, pasando por Turquía, Grecia y
Albania. Me fijé bien en el recorrido y el gasoducto discurre a muy
pocos kilómetros de Vlorë, para atravesar el mar Adriático mediante
una conducción submarina. Vi entonces la importancia del canal de
Otranto, puente entre Roma y Bizancio, camino de Jerusalén para los
cruzados, punto de cierre del Adriático, la distancia más corta entre
las turbinas de la industria europea y los tubos que pueden conectar
con los yacimientos del Cáucaso y Oriente Medio.
He recordado aquella conversación en el puerto de Vlorë después de
leer que la vertiginosa caída de Bashar El Asad puede facilitar la
construcción de un gasoducto que permita transportar gas natural de
Qatar a Europa a través de Siria, Turquía y Albania. Al parecer, El
Asad mantenía paralizado ese proyecto. Dos días después de publicarse
esa noticia, Donald Trump amenazaba a Europa con fuertes aranceles si
en un futuro no le compra más gas natural licuado a Estados Unidos.
Vivimos una época en la que ni siquiera las conspiraciones siguen una
lógica perfecta. Todo es expresionista, como un cuadro desesperado de
Agron Dine.
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