F. Nietzsche
Este monte constituye todo el encanto del pasaje que domina, lo que le da prestigio: al haberlo constatado cientos de veces, nos encontramos en un estado de ánimo tan poco razonable y a la vez tan llenos de agradecimiento hacia el monte que ejerce esa seducción que lo tenemos por el elemento más seductor del paisaje –de este modo, lo escalamos y quedamos decepcionados. De repente, todo el monte con todo el paisaje que rodea, por debajo de nosotros, parecen perder su encanto; habíamos olvidado que muchas grandezas, como muchas bondades, pedían que se les mirase a distancia y sobre todo desde abajo, no desde lo alto, –solo así producen efecto. Tal vez conozcas a personas de tu alrededor que no pueden considerarse a sí mismas más que a cierta distancia para sentirse simplemente aceptables, atractivas o capaces de dar fuerzas; hay que desaconsejarles que se conozcan a sí mismas.