Lanzamiento de la campaña #TumbaLaMafia de la Red de Acción Política (RAP)
El
texto a continuación fue presentado por Rap a los actores de la
Convergencia por un Mejor País en abril de 2014 cuando era obvio su giro
retrógrado. La deriva posterior fue marcada por la pasividad, el
facilismo y el burocratismo aparatista que posibilitaron las reglas del
juego político tal y como discurren en este momento.
Convergencia: ¿Organización o política?
En
la actualidad circula entre las diferentes organizaciones que pretenden
conformar la Convergencia por un Mejor País, una propuesta de protocolo
para regir inicialmente sus relaciones interorganizacionales. La Red de
Acción Política (RAP), en coherencia con su posición de apoyo a la
Convergencia, valora el esfuerzo desarrollado para la elaboración de la
propuesta, sin embargo, es menester hacer ciertas precisiones.
La crisis del sistema político dominicano
Se
ha escrito mucho respecto de que la actual coyuntura política
dominicana se caracteriza por el control fraudulento que ejerce el
partido de gobierno sobre las instituciones del Estado e incluso de
otros partidos de la oposición, y el uso de los recurso públicos que
hace dicho partido para financiar su proyecto continuista. De igual
forma se hace énfasis en el descontento generalizado en la población
dominicana debido al alto costo de la vida, los niveles de desigualdad y
desempleo, etc., lo cual contrasta con la pasividad y desorganización
de la oposición.
No
obstante lo anterior, lo que muchos de los actores políticos de la
oposición no han reconocido es que nos encontramos frente a una crisis
del sistema político dominicano en su conjunto. La hegemonía del PLD es
un aspecto sintomático de dicha crisis, pero no es su causa. Esta crisis
consiste justamente en que los actores tradicionales de nuestra
política entienden dicha actividad únicamente como una lucha por el
poder que se libra a través de las elecciones. Esta lucha consiste en
organizar estructuras electorales basadas en el clientelismo, las
prebendas y el personalismo para obtener votos en las elecciones. La
democracia representativa dominicana se ha puesto de cabeza, y los
dirigentes políticos, lejos de ir al partido para servir al pueblo, van a
servirse del pueblo.
Lo
anterior conlleva las siguientes consecuencias. En primer lugar, la
política se reduce al momento electoral, lo que implica que desde ese
punto de vista, una vez pasan las elecciones, los triunfadores tienen la
vía libre para hacer cuanto le plazca hasta la próxima contienda
electoral. En este sentido, las elecciones se convierten en una simple
validación de las arbitrariedades de la facción ganadora. Bajo la lógica
del sistema, quien gana las elecciones tenía la razón, quien pierde se
queda con la desazón.
En
segundo lugar, las maquinarias electorales se convierten en el centro
de la vida política, y su financiamiento se convierte en la principal
preocupación de los actores políticos tradicionales. Así, el Estado se
convierte en la principal fuente de financiamiento para las estructuras
electorales de los contendientes, por lo que las diferentes facciones
buscan colonizar los diferentes aparatos estatales para utilizar los
recursos públicos para fomentar el crecimiento de su estructura
clientelista, así como para promover los liderazgos individuales de sus
dirigentes. Los cargos públicos se convierten en un negocio en el que
aún las facciones más pequeñas buscan participar para obtener los
beneficios antes indicados.
En
tercer lugar, la ciudadanía queda reducida únicamente a una fuente de
recursos y votos para mantener las estructuras clientelistas. No hay
relación política entre el gobierno y los gobernados, solo entre el
partido y los electores. Esto implica que cuando pasa el momento
electoral, el gobierno se relaciona con la ciudadanía como un amo frente
a sus siervos. Más aún, los partidos de oposición no son adversarios
políticos, sino enemigos que deben ser neutralizados. La política se
cierra durante los períodos no electorales, para dar paso a la
arbitrariedad del gobernante.
Dado
que el objetivo de la lucha política es el poder, ganar las elecciones y
perpetuarse en el Estado, las instituciones públicas son puestas al
servicio de dicho objetivo. El medio se convierte en un fin en sí mismo,
la razón electoral instrumentalizada, y el Estado y el partido se
confunden pues lo único que importa es el desarrollar las estructuras
electorales para seguir “subidos en el palo”.
El
PLD no empezó este juego, simplemente ha sido más eficiente que los
demás actores políticos en él. Por lo tanto, debemos reconocer no solo
que es muy difícil derrotarle en un juego que ya ha ganado, sino que aún
si se logra, el resultado será la simple sustitución de un grupo por
otro, pero el sistema permanecerá intacto.
Movilización ciudadana y democracia
Ante
esta crisis del sistema político dominicano, surge la necesidad de
cambiar radicalmente la forma de pensar y practicar la política. Esto
empieza por entender dicha actividad más allá de las elecciones, sin que
ello implique abandonar la vía electoral como un mecanismo necesario en
cualquier política democrática. El asunto está en que en el siglo XXI
la democracia implica la entrada en escena de diversos actores políticos
y sociales distintos a los partidos políticos, todos los cuales tienen
un rol importante.
En
este orden de ideas, también es imperioso entender que esos nuevos
actores demandan un rol protagónico en el manejo de los asuntos
públicos, lo cual obliga a sus representantes (función esencial de los
funcionarios y partidos políticos) a ceder espacio en la toma de
decisiones y en su ejecución. La política debe dejar de verse, entonces,
como una actividad puramente electoral, para concebirse como el espacio
donde se discuten y deciden los asuntos comunes de una sociedad.
Ahora
bien, si hemos planteado que el sistema representativo dominicano está
en crisis, ¿cómo podemos superar esa crisis para que la política pueda
seguir su curso natural? La respuesta es la movilización ciudadana por
la democracia.
Frente
a un sistema político cuya lógica conduce a la repetición de prácticas
clientelelares para mantener una dictadura continuista, la ciudadanía
debe negarse a seguir las reglas de un juego perverso. El PLD representa
la crisis del sistema político dominicano, por lo que para enfrentar
dicha crisis es necesario cambiar las reglas del juego impuestas por el
peledeísmo. El primer paso para ello, es tirar por la borda la
gobernabilidad peledeísta a través de la movilización ciudadana.
La
función de las organizaciones políticas no puede ser la de controlar o
acorralar la política, sino la de servir de catalizadores para la
movilización. El gobierno morado ha pretendido excluir a los demás
actores políticos del ejercicio del poder, por lo que la respuesta debe
ser ocupar, a como de lugar, los espacios políticos que nos corresponden
y obligar al gobierno a someterse al juego democrático. Esto solo se
logra con un proceso de movilización ciudadana que lleve al país a un
estado de ingobernabilidad. Cuando un grupo ha secuestrado el Estado y
clausurado la democracia, la gobernabilidad es tiranía, y la
ingobernabilidad representa el resurgimiento la democratización.
La Convergencia como política para la movilización
Si
la Convergencia por un Mejor País se perfila como una estructura
electoral su única fuerza consistirá en la suma de la capacidad
electoral actual de sus integrantes, pero como ya hemos visto, bajo las
reglas del juego actuales, poco importa cual sea el resultado electoral,
el sistema político permanecerá intacto. Ahora bien, si la Convergencia
es concebida como una política para la movilización en contra del
continuismo, entonces tendría reales posibilidades de transformar
nuestra sociedad.
Bajo
el sistema actual, las elecciones no son más que un ritual que busca
legitimar un resultado prefabricado por las estructuras clientelares que
se encargan de aglutinar votos. Por esto, es preciso cambiar las reglas
del juego electoral si queremos tener alguna oportunidad de
transformación social. Este cambio solo puede resultar de un estado de
agitación ciudadana y de ingobernabilidad que obligue al gobierno a
realizar los siguientes cambios:
A) Cambiar a los integrantes de la JCE por personas neutrales y aceptadas por la sociedad;
B)
Modificar la ley electoral para permitir mayor representatividad a los
movimientos locales, sectoriales y pequeños, así como para garantizar la
transparencia y la equidad entre los diferentes actores electorales; y,
C)
Promulgar una ley de partidos que garantice la democracia e
institucionalidad a lo interno de los partidos, el respeto a las
corrientes minoritarias dentro y fuera de los partidos, la existencia de
partidos regionales o locales.
Ahora
bien, para articular un estado de movilización ciudadana que pueda
lograr esos cambios, es necesario poder vincular las diferentes luchas
sectoriales y reivindicativas, de los diversos movimientos e identidades
políticas y sociales. Más aún, se requiere poder contar con una
verdadera red de alianzas que pueda trabajar en cada frente local o
nacional, general o sectorial, contrarrestando la política del poder
hegemónico en cada caso. Esto no puede lograrlo una estructura
tradicional que cuya toma de decisiones depende de un aparato central.
Para movilizar a la República Dominicana del siglo XXI la Convergencia
debe actuar como una red neuronal, en la cual las diferentes partes, si
bien se mantienen en constante contacto retransmitiéndose información,
actúan autónomamente en su ámbito de especialización.
En
este sentido, la Convergencia debe entenderse como una política para la
movilización, la cual puede ser asumida autónomamente por distintas
organizaciones y grupos. En otras palabras, la Convergencia puede y debe
acordar las líneas estratégicas de movilización y luego, cada una de
sus partes debe encargarse de aplicar, como mejor pueda, dichas líneas.
El punto está en que el objetivo sea la movilización.
No
nos cabe duda de que en la Convergencia que hay claridad en el respeto a
la autonomía de las organizaciones participantes. Pero no parece
haberla en le caso de entender la Convergencia como una política para la
movilización. Lo que esto significa es que lo primero que debemos hacer
las organizaciones que empujamos este esfuerzo es propuestas concretas
al pueblo para la movilización, en torno a las demandas populares y
posibles formas de enfrentar dichas demandas. La articulación de la
Convergencia debe darse a partir de esas movilizaciones y no al revés.
Sólo
un pueblo movilizado y en actitud rebelde frente al poder hegemónico
puede imponerse a la estructura clientelista que sostiene al PLD.
Asimismo, es solo a partir de ese proceso de movilización que pueden
surgir los liderazgos que podrían sustentar una campaña electoral contra
el partido de gobierno en el 2016 y los puntos específicos que pueden
constituir una plataforma para un posible gobierno de la Convergencia.
Los liderazgos no se improvisan, ni se imponen, sino que se construyen
en la lucha política. Una de las razones por las que ha sido imposible
derrotar al PLD es precisamente porque tanto las candidaturas como los
programas de gobierno de la oposición han surgido del ejercicio
abstracto en una mesa de trabajo del partido proponente, y no de un
ejercicio práctico de intercambio y lucha política codo a codo con el
electorado.
Por
lo tanto, nuestra propuesta es que, sin perjuicio de los aspectos
institucionales, la Convergencia sea asumida primero que todo como una
política para la movilización y las organizaciones que estamos envueltas
en este esfuerzo nos enfoquemos en hacer propuestas concretas para
dicha movilización con miras a socavar las bases de la gobernabilidad
peledeísta, que son el fraude, el robo y el abuso de las funciones
públicas.
SANTO
DOMINGO, República Dominicana.- Uno de los movimientos fundadores de la
Convergencia por un Mejor País, la Red de Acción Política (RAP),
consideró esta tarde que la alianza de la que forman parte sucumbe a una
“visión retrógrada” de la sociedad dominicana.
La
corta reseña publicado en el órgano de comunicación de RAP asevera que
“la pasividad, el facilismo y el burocratismo aparatista posibilitaron
las reglas del juego político tal y como discurren en este momento”.
Con
el objetivo de aclarar algunas interrogantes, Acento.com.do conversó
con Anselmo Muñiz, dirigente de RAP, sobre la situación presente y
futura de estos movimientos en la Convergencia.
¿Cuál es la relación de la Red de Acción Política con la Convergencia y qué motivó la publicación que recien hicieron?
Lo
primero es que RAP es uno de los fundadores de la Convergencia. Y es
importante aclarar que no nos hemos salido, ni nos hemos peleado con la
Convergencia, ni con nadie allí.
El
documento que publicamos es para fijar nuestra posición frente a lo que
entendemos es el inmovilismo de toda la oposición. Y entendemos que
desde la Convergencia debemos dar ejemplo y romper con ese
inmovilismo. Lo que buscamos con el documento publicado hoy en la
revista Nuestro Tiempo es plantear la necesidad de combinar el esfuerzo
electoral con la movilización ciudadana. No podemos caer en la trampa de
aceptar la Junta Central Electoral (JCE) y el Tribunal Superior
Electoral (TSE) del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), porque no
hay confianza en esas instituciones.
¿Puede hacer un poco de historia sobre la fundación de la Convergencia y sus principales propósitos?
La
Convergencia se empezó a gestar desde mediados de 2013 cuando grupos
que hoy la forman -y otros que al final decidieron no participar-,
retomaron una propuesta de unidad de Ciudadanos por la Democracia. Esta
propuesta de unidad venía desde antes de las elecciones de 2012.
Entre
estos grupos se encuentra la Corriente Mayoritaria del Partido
Revolucionario Dominicano (PRD) que hoy es el Partido Revolucionario
Moderno (PRM). Recordemos que la división del PRD empezó tras las
elecciones del 2012, cuando Miguel Vargas Maldonado saboteó la
candidatura de Hipólito Mejía. Luego de eso empezó el problema legal que
terminó con la expulsión de Hipólito, Geanilda Vásquez, etc., por parte
de Miguel Vargas. En ese momento, Luis Abinader, Hipólito y otros
formaron lo que llamaron Corriente Mayoritaria del PRD y trataron de
recuperar el control del partido blanco por vía legal. Sin embargo, el
Tribunal Superior Electoral (TSE) les emitió 23 sentencias en contra y
terminaron por formar un partido nuevo. Cuando la Convergencia se formó
el 25 de agosto del 2013, el PRM era todavía la Corriente Mayoritaria
del PRD, pero la división ya estaba consumada desde el 2012. Yo diría
que la división del PRD es uno de los factores que catalizó la
Convergencia, porque los perredeistas (ahora perremeístas) entendieron
que el PLD estaba dispuesto a usar su control del aparato judicial para
romperlos desde dentro y quitarles la franquicia, tal como lo hizo.
Desde
el comienzo la Convergencia se planteó como un espacio para construir
un frente opositor que pudiera desplazar al PLD del Estado que diera
paso a una transición democrática en República Dominicana. Ciudadanos
por la Democracia y RAP han planteado que la Convergencia debía ser el
punto de encuentro entre partidos políticos de todo el espectro y
movimientos sociales y ciudadanos.
¿Podría compartirme el documento de la propuesta de unidad de Ciudadanos por la Democracia?
No es algo que se planteara en un documento. Si no que se trató de contactos verbales con dirigentes de varias organizaciones.
¿Considera que el PRM ha llevado a la Convergencia hacia esa visión retrógrada de la sociedad?
No.
El problema no es el PRM. Es la forma tradicional de hacer política en
este país. Lo que queremos es hacer reflexionar a los compañeros del
PRM, las demás organizaciones de la Convergencia, e incluso las
organizaciones opositoras que no están en ese bloque, sobre el hecho de
que no podemos caer en la trampa del PLD que consiste en plantear las
elecciones al margen de la movilización ciudadana, con unos árbitros
controlados por el partido de gobierno y además, desarticulados.
Queremos
llamar la atención al hecho de que la unidad es posible, a través de la
movilización ciudadana y a través de la articulación de un programa
político mínimo que registre las principales demandas de la
ciudadanía. Lo que no queremos es que la Convergencia y la oposición en
general se crea que la política se reduce a sumar siglas y repartirse el
Estado como hace el gobierno de Danilo Medina para sustentar su
proyecto reeleccionista. La política debe reconectarse con la ciudadanía
y sus demandas y sobre todo, las candidaturas de la oposición deben
reflejar los intereses de la ciudadanía.
En
días recientes Alex Mundaray del Movimiento Ciudadano + RD se pronunció
contra la manera en que el PRM se comporta con las candidaturas
ciudadanas…
Sí.
Hemos tenido diferencias con el PRM en el proceso de conformación de la
lista de candidaturas de la Convergencia. Pero eso es normal en todo
proceso de unidad.
En respuesta a esto, Ciudadano + está convocado al Encuentro Ciudadano: para superar la derrota programada este
domingo. En el descriptivo del evento dice: “nuestro compromiso es la
defensa radical de la democracia, y más cuando nuestros “aliados”
parecen jugar con eso”. El movimiento en que milita, RAP, ¿participará
del encuentro?
Sí.
RAP es parte del proyecto C+. También es parte del proyecto Ciudadanos
por la democracia, Dominicanos por el Orgullo Nacional, Ciudadanía
Responsable de Mao, La Colmena, líderes LGBT, Fundación por la Defensa
de la Vida (COVIDA) y Ahora/Now, una organización de dominicanos en
Nueva York.
¿Qué
resultados desean obtener de ese encuentro? ¿Existe la posibilidad de
que RAP y Ciudadano + desee retirarse de la Convergencia?
En
ese encuentro vamos a plantear al país nuestra posición en torno a la
coyuntura política actual. En particular vamos a reflexionar sobre el
futuro de nuestras candidaturas y queremos plantear algunas ideas para
la ampliación del frente opositor. Entendemos que toda la oposición debe
reflexionar críticamente sobre nuestros aciertos y errores, porque de
lo contrario nuestro país se enfrenta a la consolidación del proyecto
conservador del PLD. En cuanto a retirarnos de la Convergencia, no creo
que es a eso que vamos. Nosotros estamos convencidos de que la
dispersión de la oposición es uno de los factores que fortalece al PLD.
Nuestro propósito no es pelearnos con amigos y aliados. El problema
político fundamental de este momento es el gobierno del PLD, que se ha
dedicado a enriquecer sus dirigentes con los recursos del Estado, ha
sido incapaz de enfrentar la inseguridad ciudadana y ha profundizado la
desigualdad económica, el subempleo y la exclusión. Entonces no podemos
empezar a pelear en la oposición porque eso no nos llevará más que a la
derrota.
Para
nosotros, este país está gobernado por una Mafia, solo un gran frente
opositor puede sacar esa mafia del Estado. Pero para eso ese frente
opositor debe organizar y movilizar a la ciudadanía en torno a la agenda
que la propia ciudadanía le ponga. Esa es la síntesis de nuestro
planteamiento.
¿Qué
pasará si el PRM u otros movimientos dentro de la Convergencia siguen
en la senda de lo tradicional y de ese pensamiento retrógrada que
critican?
Bueno,
lo que les hemos planteado es que ese camino va llevar a la derrota de
toda la oposición. No es solo el PRM el que está en el camino retrógrada
y tradicional. Los llamados partidos y movimientos progresistas están
haciendo lo mismo que siempre han hecho que es marginarse o aislarse. El
PRM tiene que entender que sólo no llega a ningún sitio, pero tampoco
llegamos a ningún sitio los demás por nuestra cuenta. El encuentro del
domingo tiene como objetivo demostrar que sí se puede hacer el puente
entre los actores políticos y la ciudadanía, y que ese puente es la
movilización.
Puede
ser que nuestras reflexiones caigan en oídos sordos, pero entonces nos
tocará ser más creativos para ver cómo las hacemos llegar. Lo que no
podemos es caer en el derrotismo. Desde el gobierno se ha querido vender
la idea de que la oposición es incapaz de unirse y de que es un
fracaso. Y no podemos permitir que sea el gobierno el que nos defina. Lo
único que ha fracasado aquí es la gestión gubernamental de Danilo, que
ha tenido que recurrir a mentiras y manipulaciones para poder decir que
ha logrado algo.
En la actualidad, ¿quiénes forman parte de la Convergencia?
Cuando
se empezó a hablar de la Convergencia, ya estaban todos los que están
hoy. Nadie se ha salido de la Convergencia. Estos son la Red de Acción
Política (RAP), Ciudadanos por la Democracia, La Multitud, Dominicanos
por el Orgullo Nacional (DON), Partido Humanista Dominicano, Partido
Revolucionario Moderno (PRM), el Frente Amplio y el Foro Renovador.
Además, el PRM ha llegado a un acuerdo son Dominicanos por el Cambio
(DxC) que de alguna forma u otra lo pone cerca al bloque de la
Convergencia.
http://acento.com.do/2015/actualidad/8286664-rap-la-convergencia-fue-tragada-por-una-vision-retrograda-de-la-sociedad/
el 9/26/2015 08:31:00 a. m.