SIEMBRA DE TERRORISTAS

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SIEMBRA DE TERRORISTAS
Carlos Cordero

Desde hace tiempo los responsables del Departamento de Estado de los
Estados Unidos vienen tratando de “sembrar” terroristas en México como
una forma, muy burda por cierto, de justificar la presencia de sus,
esas sí, agencias terroristas en nuestro país (CIA, DEA y FBI). Es una
estrategia que les ha dado muy buenos resultados en otras partes del
mundo y que pretenden replicar en territorio nacional.
Así queda claro con el más reciente chisme que se traen algunos
periodistas donde se señala que un supuesto “terrorista somalí” tenía
el propósito de “atentar” contra la Embajada de Estados Unidos en
México. Algo igual, aseguran los guionistas de esa taranovela, a lo
que otro “terrorista islámico” (ciudadano y vecino del propio Estados
Unidos), pretendía recientemente contra la Embajada de Arabia Saudita
en Washington. ¡Qué casualidad! ¡Hágame usted el favor!
Tratando de dar verosimilitud a su embuste, que ocurrió en 2010, las
agencias terroristas ya citadas (CIA, DEA y FBI) pusieron al individuo
(de nombre musulmán, por supuesto: Amed Salim), el Corán (el libro
sagrado de los musulmanes) y una caja de veladoras y parafina (los
supuestos explosivos) en una casa de huéspedes “cerca” de la Embajada
de Estados Unidos en el Distrito Federal. Y luego la DEA denunció todo
lo que ellos mismos habían armado, sorprendiendo la buena fe de las
autoridades mexicanas y haciendo que la Marina de México realizara
todo un operativo para detener al supuesto terrorista.
Enseguida quisieron hacer un escandalo mediático que en ese momento no
prendió y que ahora desean reavivar, para hacer creíble el reciente y
nuevo montaje sobre “terrorismo islámico en México”. De este modo, esa
gente del Departamento de Estado demuestra que es malísima en
Geografía e Historia y también piensa que los ciudadanos son todos
descerebrados y creerán tan primitiva y fantasiosa historia. No es la
primera ocasión que lo hacen y los pueblos del mundo ya les conocen
muchas de esas.
Por eso, si vuelve usted a escuchar cuentos sobre “los terroristas
islámicos y sus amigos, los narcos mexicanos”, tenga presente que le
quieren tomar el pelo. ¡Y envíelos derechito a dónde usted ya sabe! A
quién o quiénes lo digan y a sus voceros.

ALGUNOS ANTECEDENTES

El Departamento de Estado de los Estados Unidos es una fuente
inagotable de mentira y perversidad. Debido a que únicamente
representa los intereses de las grandes transnacionales y bancos cuya
sede está en ese país (Wall Street), los empleados mas importantes de
esa “institución” del Gobierno norteamericano y sus tenebrosas
dependencias operativas (CIA, DEA y FBI) siempre andan en busca de
causar desestabilización política, económica y social en aquellas
naciones donde existan recursos energéticos y materias primas que
saquear o mercados que invadir y piratear. Si fueron capaces de
realizar atentados contra su propio pueblo con la intención de
aterrorizarlo, someterlo, quitarle libertades políticas e impedir una
rebelión contra el sistema (11 de septiembre de 2001), ¡imagine usted
si no se atreverán a todo contra los demás pueblo del mundo!
La forma “presentable” que tiene el Departamento de Estado para
agredir abierta y públicamente a otras naciones es promover la falsa
democracia del dinero, la corrupción y los partidos políticos, que le
permite dividir y hacer pelear a los pueblos donde pretende intervenir
y saquear. También promueve a su conveniencia los falsos “derechos
humanos” como una forma de doblegar a gobiernos renuentes al dominio
de las transnacionales y bancos de Estados Unidos y Europa Occidental.
Pero igualmente utilizan otras formas todavía más perversas y
retorcidas.
Entre estas se hallan la promoción de una lucha mundial contra “la
delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico”, como nos enteramos
todos los días en los gigantescos medios de comunicación que el propio
Departamento de Estado controla y cuyas consecuencias padecen los
países cuyos gobernantes se prestan a ello o han caído bajo control de
la CIA, la DEA o el FBI. Este es el caso de varias naciones de Oriente
Medio, África, Sudamérica y, desafortunadamente, México.
Es de este modo que el Departamento de Estado pudo imponer aquí una
guerra sucia contra el pueblo de México (disfrazada de “guerra
antinarco, anticrimen y antiterrorismo”), la cual ya costó más de 50
mil muertos desde que Felipe Calderón Hinojosa, su títere político, la
inició en 2006.
Como ya quedó claro, la intención del Departamento de Estado, desde
que pudo imponer al PAN en la Presidencia de la República
(precisamente con su instrumento de dominio favorito: la falsa
democracia del dinero, la corrupción y los partidos políticos), es
sumir a nuestro país en el caos y la violencia generalizada mediante
ese plan terrorista denominado “Iniciativa Mérida”.
Lo que lógicamente, jamás conseguirán.